Crítica a los Críticos
V. La engañadora crítica sofista

Flavio Cocho Gil


Presentación

Libros

* Metapocatástasis de Civilización
- La Revolución Francesa y sus Falsificaciones
- Tópicos Eclécticos
- Crítica a los Críticos
- Biografía de un Psicópata

Artículos

- La Revolución Cultural y la enseñanza e investigación en las ciencias naturales

en PDF 135 kb

Descarga el
artículo (135 kb)

- Sembravientos

Novedades anteriores

i.- ago-sept 03
ii- jul-ago 03
iii- jun-jul 03


Mensajes

i- 15.jul.05


Hará unos veinticinco siglos en la antigua Grecia de las ciudades-Estado empezó a crearse a partir de los comerciantes de esos días una incipiente burguesía que no se consolidó históricamente porque los tiempos esclavistas de entonces no eran propicios para ello... pero, en su momento, este sector social tuvo ambiciones de gobierno para lo cual necesitaba conocimientos de la política de aquellos días y, por tanto, de "retórica"... el "hablar bien" ya se consideraba desviadamente entonces sinónimo de buen gobierno. En este caldo de cultivo social surge entonces la filosofía sofista siendo, al parecer, su iniciador y mayor exponente Protágoras. Pero, ¿qué eran los sofistas? En primer lugar, se cree que fueron los primeros filósofos griegos que cobraron dinero por sus lecciones, esencialmente de retórica, impartidas como entrenamiento del nuevo sector emergente que hemos mencionado para ir aprendiendo "el arte de gobernar". En segundo lugar, el "método sofista" consistía en enseñar a argumentar en contra de lo que afirmaba el "opositor", fuera lo que fuera, incluso empleando argumentos falaces... No se trata de descubrir verdades sino de vencer en la discusión. Enseñar, diríamos en nuestros días, a ser "abogados del diablo", ser capaces de demostrar que lo blanco es negro, o viceversa, con argumentos ilusorios si es preciso. Por lo anterior, es que uno de los orígenes históricos de la demagogia estuvo en esta escuela sofista ...de la que incluso Sócrates, aun si sólo muy a medias, también fue un exponente. Sin embargo, históricamente también se ha pretendido que en el sofismo estuvo el mérito de enseñar a pensar y razonar críticamente sin aceptar de antemano dogma alguno ...y como su método es el contradecir, incluso se ha pretendido que allí tuvo su origen, uno de ellos, la dialéctica. A mí esto último me parece "un argumento sofista para defender al propio sofismo" toda vez que, por ejemplo, un abismo hay entre "argumentar como sea que el blanco es negro" y tratar de inquirir si realmente en lo que analizamos "existe tanto el blanco como el negro y su síntesis da como nuevo resultado cualitativamente diferente los grises y claroscuros", lo que se ajustaría a una concepción dialéctica. El "abogado del diablo" es pues un demagogo ...y es el que yo traté conscientemente de ser, sofistamente, al escribir "un fragmento inédito de La Divina Comedia".

Cuando yo hago decir a "mi Virgilio" que "la comprensión es altanería [...] que finalmente resulta pecado de soberbia", o bien que "la tolerancia es debilidad con el pecado [...] corrupción de lo más íntimo", o aún que "la virtud [...] resulta entonces suprema egolatría", no sólo estoy haciendo una apología del delito sino que estoy argumentando su pretensa validez con argumentos sofistas. Y esto porque finalmente tratar de comprender a los demás implica creer que no siempre llevamos la razón, y eso es antítesis de toda soberbia que, por serlo, sola a sí misma considera y ensalza. También porque tolerar a los demás, si bien a veces es concesión interesada para de ellos lograr algo, también muchas veces implica sacrificio generoso en aras de la felicidad de los demás... pues si no, no existiría la auténtica amistad y el verdadero amor. En fin, porque ¿cómo podría ser la egolatría virtud si en sí misma es personificación del total desprecio a los demás ...sean pecadores o virtuosos? ¡Un ególatra no piensa más que en sí mismo y en sus intereses!

Cuando al final del fragmento en discusión hago decir a "mi Dante" aquello de "¿QUIÉN manda "allá arriba" realmente? ¿QUIÉN entonces controla todo aquí en las honduras?, ¿o no será al revés?", lo que estoy haciendo es "sublimizar" la falacia del argumentar sofistamente, pues lo que intento es confundir muy íntimamente a los lectores para que entonces ya no sean capaces de razonar, de distinguir lo verdadero de lo falso... lo que si lograra me permitiría a continuación "demostrar" la validez de cualquier falacia.

Cuando al principio del fragmento analizado atribuyo a Nietzsche su redacción estoy induciendo a error a los lectores para que no sean ya capaces de razonar, que es el abono que necesita el sofismo para imponer sus "verdades". Sí, se induce a error a los lectores pues el verdadero Dante del Renacimiento escribió su obra en un toscano rimado, muy coherente y lleno de riqueza expresiva ...y, por lo contrario, fijemos la atención en su obra prototipo, Así habló Zarathustra, lo que hace Nietzsche es defender a un Anticristo parodiando para ello el estilo seco, de frases cortas y cortadas y en las que casi hay que adivinar su contenido, propio de los profetas hebreos de los primeros tiempos, plasmado ante todo en el Antiguo Testamento. ¡Y eso es totalmente diferente!

Cuando, en la reflexión que sigue al fragmento en cuestión meto en la misma canasta a Nietzsche, al Eclesiastés, a Lutero, a Anatole France y hasta a San Agustín, suponiendo que todos comulgaron con la idea de que a la debilidad humana hay que extirparla, en un exaltar vicios y deformaciones morales "como virtudes" aún razono como un sofista a ultranza, ¡lograr la confusión en las conciencias para preponderar sobre ellas!, tanto más peligroso porque implícitamente me apoyo en verdades a medias... que es la mejor definición de la mentira. Conviene pararnos un poco en este punto delicado:

Cierto es que Nietzsche satanizó a la debilidad en un clamar por el advenimiento del superhombre, potente y sin flaquezas, pero de esto a pretender identificar al Eclesiastés bíblico con el mismo pensamiento por el mero hecho de que yo le hago decir en mi escrito aquello de "...vanidad pura que nace una y otra vez cuando amanece el día", para de ahí concluir que El Eclesiastés identificaba a la vanidad con la debilidad, por tanto condenable, hay un abismo muy sofista. Trataré de explicarme: lo que exactamente dijo El Eclesiastés (Eclesiastés o el Predicador, capítulo 1, versículos 2, 4 y 5, Antiguo Testamento) fue que: "Vanidad de vanidades, dijo el Predicador; vanidad de vanidades, todo es vanidad [...] generación va, y generación viene; mas la tierra siempre permanece. Sale el sol, y se pone el sol, y se apresura a volver al lugar donde se levanta"... pero de aquí no se deduce en el texto anterior que ese sol que se pone y se levanta noche y día priorice a la virtud o bien al vicio, pues lo único que hace es cobijar a ambos extremos ...y puesto que "la tierra siempre permanece", nada cambia; se nos está diciendo que la verdadera vanidad es la del libre albedrío del ser humano que cree que puede transformar todo, ¡en todo caso resultaría un avalar la "mansedumbre" que condenaba Nietzsche! Tanto es así que El Eclesiastés (Idem, capítulo 10, versículos 13 y 14) termina concluyendo: "...teme a Dios, y guarda sus mandamientos; porque esto es el todo del hombre. Porque Dios traerá toda obra a juicio, justamente con toda cosa encubierta, sea buena o mala". El libre pensamiento de la especie humana está pues de más, toda vez que un dios supremo, "sea buena o mala" la obra realizada, es el que decide. Resulta pues un tremendo engaño literario, sofismo, identificar ese pensamiento "manso" ante la divinidad en las alturas con el de un Nietzsche, escritor de un Anticristo que máxima satanización es de la Iglesia, sus dogmas y sus catéquesis acríticas.

[ << anterior - - siguiente >>]




oximoron, agosto 2005
seminario autónomo
[teoría de redes y sistemas complejos]

http://www.geocities.com/diesonne_2k/index.html

Hosted by www.Geocities.ws

1