Adaptación y Selección de Haikus

Por Alfredo Lavergne

 

 

II.   Selección de haikus clásicos

 

 

YAMAZAKI SOKAN (1465-1553) *

Mudas

Las garzas trazarían en el cielo

Una línea de nieve

 

Una mancha

a la luna.

¡Qué hermoso abanico!

 

Al mismo tiempo

Cuando mi padre estaba muriendo

Me tiraba pedos

 

* Asataro Miyamori, en  su “Antology of Haiku ancient and modern,

Tokyo, Maruzen, 1932”, nos entrega como fecha de muerte

del haijin, entre (1539 – 1540).

 

 

ARAKIDA MORITAKE (1473-1549)

Monje de los santuarios animista shinto de Ise.

 

Esta mañana de Año Nuevo

Pienso además

En la edad de los dioses

 

Frente al acantilado

Los sauces reverdecidos

Son las cejas

 

A la enredadera

se parece hoy

mi propia vida.

 

Una flor cae

y sube a la rama.

No. Era una mariposa.

 

 

SATOMURA SHOHA (Muere en 1602)

No tengo pincel

que pinte las flores del ciruelo

con su perfume.

 

* Texto original, en  “Antology of Haiku ancient and modern”.

 

 

MATSUNAGA TEITOKU (1571-1653,54)

Maestro de la escuela formalista. Escuela que precede

las denominadas “Kofu” y la “Danrin”, que guiaron a

Basho. Se sugiere que con Teitoku renace el haiku y

que anteriormente se mantenía al interior de la “renga”.

 

Si necesitamos

dormir la siesta

es por la luna otoñal.

 

Cuando ella se funde

El hielo con el agua

Se  vuelven a acomodar

 

 

MATSUE SHIGEYONI (Ishu) (1596-1670)

En las altas hierbas del verano

Solos avanzan

Los bastones de los peregrinos

 

 

SAMBOKU (Siglo XVII)

Como la mano derecha

De la partera

Las hojas del arce en otoño*

 

* En el único poema que nos quedó de Samboku.

El color rojizo de  “Las hojas del  arce en otoño”

y el de “La mano de la partera”, el rojo sanguíneo de la vida.

 

 

YASUHARA TEISHITSU (1609-1673)

La luna a media noche

como un trozo

de fresco.

 

 

KITAMUR KIGIN (1624-1705)

Es la pobreza del verano.

Responde ella

antes de estallar en lágrimas.

 

 

IHARA SAIKAKU (1642-1693)

Sobre la llanura ahora árida

Un cepillo de mujer

Del tiempo de hierbas en flor

 

Algunos pueblos

no conocen ni doradas ni flores.

Pero todos benefician de la luna.

 

Cambio de vestimenta.

La primavera desapareció

en el gran baúl*

 

* El primer día del cuarto mes del calendario lunar,

 sacan las vestimentas de verano.

 

 

YAMAGUCHI SODO (1642-1716)

Contemplado la luna

Mi sombra me acompaña

De regreso a la casa

 

¿Quién se preocupa

de la flor de la zanahoria

en el tiempo del cerezo?

 

La mañana después de la tormenta.

Sólo los melones

no se interesan por lo ocurrido

 

 

BASHO (Matsuo, 1644-1694)

Poseía  para su retiro un bananero…“basho”, territorio

del cual adopta su seudónimo. Matsuo fue fundador de

la escuela  “Shofu”, rescata al haiku del círculo humorístico

 y lo amplifica de nuevos valores estéticos y humanos.

 

Fin de año.

¡Siempre el mismo sombrero

y las mismas sandalias de paja!

 

Ramas de lirio

aferradas a mis pies.

¡Cordones para sandalias!

 

Poesía

Entrando a Oku

Plantan arroz cantando

 

Los botones del sauce se abren

El maestro y yo

Escuchamos la campana

 

Devuelve al sauce

Todo el fastidio

Todo lo que desea tu corazón

 

¿Es primavera?

La colina sin nombre

se perdió en la neblina.

 

A la primavera que pasa.

Las aves cantan

y son lágrimas los ojos de los peces

 

Sobre este puente colgante

nuestras vidas se enroscan

en ramas de la hiedra.

 

Una noche de primavera.

En la sombra del templo

un misterioso hombre suplicando. 

 

Una noche en el templo

La luna

En lo más claro de mi rostro

 

El sol se levanta

Sobre el sendero a la montaña

Al perfume de los ciruelos *

 

* Cada año se celebra la fiesta del ciruelo en flor.

 

Bajo las flores de un mundo efímero.

Con mi arroz entero

y mi sake blanco * 

 

* El  “mundo efímero o liviano” por  “uki-yoi”, término

de origen budista que sugiere lo pasajero de este mundo.

El haijin nos propone la simpleza. El arroz y su bebida,

El sake: Licor del Japón.

 

 Los pétalos de la rosa amarilla

¿Tiemblan y caen

al ruido de los torrentes de agua?

 

¿De qué árbol en flor?

No sé

¡Pero qué perfume!

 

La gente de ahora no se interesa

por las flores del castaño

que están en el techo.

 

La campana para de sonar.

El eco de las flores

perfuma la noche.

 

En las flores silvestres de verano

Se estremece aún

El sueño de gloria de los guerreros

 

En néctar de orquídeas

la mariposa

perfuma sus alas.

 

Ante la enredadera en flor

Comimos nosotros

Que somos simples hombres

 

Ruido de alguien

sonándose con los dedos.

Los ciruelos en su estallido

 

¡Crueldad animal!

Bajo la pezuña

un saltamontes.

 

Al frescor

me acomodo

y duermo.

 

Las noches de verano

El ruido de mis zoclos

Hacen vibrar el silencio

 

En la lluvia  de verano

se acortan

las patas de la garza.

 

En medio del llano

Canta la alondra

Libre de todo

 

Este día tan largo.

Aún muy corto

para el canto de la alondra.

 

A cada soplo del viento

La mariposa

Cambia de lugar en el sauce

 

Ante un florero lleno de azaleas

Una mujer

Desmenuzando bacalao seco

 

En el viejo estanque

la rana se zambulle

y el ruido del agua.

 

En la rama descascarada

Los atardeceres del otoño

Un cuervo se posa

 

Antes de tragarla

El agua de la vertiente

Hizo crujir mis dientes

 

Helando mi vientre

los remos golpean las olas.

Noche de lágrimas

 

Ah hototogisu

¡Agranda aún más

mi soledad!

 

Cuando desaparece

el hototogisu.

Una Isla

 

De la escarcha

No olvides jamás

El gusto a soledad

 

En la primera nieve.

Las flores de los narcisos

casi no se doblan.

 

Completamente mojadas

Inclinadas

Las peonías bajo la lluvia

 

En el agua y la lluvia.

El nenúfar

con sus dos flores erguidas.

 

Suave brisa.

La sombra de la glicina

apenas tiembla.

 

Albergue pobre.

Los gemidos del perro

en la lluvia nocturna.

 

A los que contemplan la luna

Las nubes

A veces ofrecen una pausa

 

Antes que corten los juncos

Del río

Contempla la luna

 

Cuando anochece en el mar

el graznido de los patos

se aclara.

 

Estoy en Kyoto

Pero al canto del hototogisu

Soñando de Kyoto

 

El hototogisu

y un bosque de bambú

filtra la luna.

 

Al ardiente sol

El río Mogami

Arrastró al mar

 

Salpicados de barro

Por el rocío

Los melones parecen frescos

 

¡Silencio!

El canto de las cigarras

tala las rocas.

 

Las cigarras van a la muerte

y su canto

nada nos dice.

 

El mismo paisaje

Escucha el canto

Y ve la muerte de la cigarra.

 

Pegándose a un champiñón

La hoja

Del árbol desconocido

 

Ese camino

Sólo lo toma

El crepúsculo en otoño

 

En pleno otoño

Mi vecino

¿Cómo vive?

 

En el picante gusto del rábano

Siento

El viento otoñal

 

Esta puesta del sol otoñal

Pareciera ser

El País de las sombras

 

La luna llena de otoño.

Deambulé toda la noche

alrededor de la laguna.

 

¿Con qué tono cantarías

y qué eufórico canto arácnido

en la brisa otoñal?

 

Ante el relámpago

Dichoso 

El que nada sabe *

 

* Una  paradoja Zen dice: “El que nada sabe posee el

verdadero conocimiento”. Entonces,  este poema es una

 modestia de cósmica altura.

 

Corazón

blanqueado por la lluvia.

Carcasa golpeada por el viento

 

Media noche de escarcha.

Para dormir me cubro

con la manga del espantapájaros

 

El sonido de la campana

Remolinea en la neblina

Al amanecer

 

Un día de tranquila alegría

El  Monte Fuji

Empañado por la llovizna

 

Más blanco que las piedras

De la montaña rocosa

El viento otoñal

 

Después del crisantemo

A parte el largo nabo

Nada

 

El crisantemo blanco.

La pureza

al encuentro del ojo

 

Enfermo en el viaje.

Mi sueño corta

El páramo

 

Desolación invernal

En un mundo de tono uniforme

El ruido del viento

 

Mis lágrimas

Chisporrotean

Apagando las brazas

 

La tempestad sopla

el rostro

de alguien empapado.

 

La jarra quebrada

por el hielo de la noche.

¡Me levanto a saltos!

 

¡Qué bello!

El despreciado cuervo común

esta mañana nevada.

 

En este jardín

¡Un siglo

de hojas muertas!

 

Dios ausente

Las hojas de amontonan

Todo es abandono

 

Esta  mañana nevada

Incluso el caballo

Es digno de mirar

 

Petrificado a caballo.

Mi sombra congelada

se arrastra y monta.

 

La nieve que vimos caer

¿Es otra

este año?

 

Ahora.

Vamos contemplar la nieve

hasta caer de cansancio.

 

 

SUGIYAMA SAMPU (1647-1732)

Rudamente cae

Sobre los claveles

El chaparrón de verano

 

Mala jugada.

Mis dientes se destemplan

En el viento otoñal

 

Puse la mano sobre él

pero no la recoge y pasa.

La ketmia

 

Tus pequeños van a esperar

la alondra

perdida arriba en el cielo.

 

 

YAMAMOTO KAKEI (1648-1716)

Sin excepción tiemblan

las hojas de la hiedra

por el viento otoñal.

 

¡Qué lástima!

Las chispas de la antorcha

van a la cabeza del cormorán.

 

 

HAWAI SORA (1649-1710)

El monje enfermo

barre el jardín.

Cerezos en flor

 

Camino y no me detengo

Si caigo - que sea

entre tréboles

 

 

IKENISHI GONSUI (1650-1722)

Salta una carpa

y de nuevo el agua se calma.

El hototogisu canta

 

Por un día sin viento

Las campanillas que suenan con la brisa

Sirven de refugio a las abejas

 

La tormenta invernal

se apacigua

en el ruido del mar.

 

 

MUKAI  KYORAI (1651-1704)

Célebre alumno de Basho. Algunas

antologías nos lo presentan como

Kyorari (1647-1704).

 

El hombre

Que está labrando la tierra

parece inmóvil.

 

Cohombro de mar.

¡No tienes cola

ni cabeza!

 

La ventisca no deja

la fría lluvia invernal

tocar el suelo.

 

Tanto calor

Que los melones rodaron

Fuera de su escondite de hojas

 

Sólo peregrinos

pasan por el camino

esta mañana de nevada.

 

Si. Gritaba si.

Pero a la puerta pesada de nieve

continuaban golpeando

 

Sin fuerza

En la lluvia del mar

Las altas velas infladas de viento

 

En el cielo

el hototogisu y la alondra

cantan en cruz.

 

 

KOSUGI  ISSHO (1652-1688)

Mis ojos

Cansados de tanto mirar

Regresan al crisantemo blanco

 

 

KONISHI RAIZAN (1653-1716)

Mil pequeños peces blancos

Como si hirviera

El color del agua

 

Los pececitos blancos.

Cómo si fuera el espíritu

del agua que corre.

 

Levantando la cabeza

miro mi forma alargada.

Frío amargo

 

Completamente sucias

las mujeres que siembran arroz.

Excepto su canto

 

 

HATTORI RANSETSU (1654-1707)

Media noche profunda.

El Río del Cielo

cambió de lugar

 

Un poco de calor

para que en el cerezo

una a una se abran las flores.

 

A cada nueva flor de ciruelo

el calor

monta

 

Las mujeres sin hijos

Son tiernas

Con las muñecas

 

Crisantemos blancos

Crisantemos amarillos

¡Qué no existan otros nombres!

 

Espejo

de rosas amarillas.

El manantial dorado

 

En los escenarios de las almas

También queman

Las lágrimas y el rocío*

 

*El mes de agosto, período de violentas tempestades,

la fiesta dedicada a las almas de los muertos.

 

Ni sonrisa

Ni lágrimas

En esta ketmia

 

Luna llena de otoño.

Los vapores suben

a la superficie del agua

 

 

MORIKAWA KYOROKU (1656-1715)

Hijo  de samurai,  a los treinta años perdió gran

parte  de los suyos.

 

La vestimenta del muerto

Ventilan en verano

En la cuerda *

 

* Irrumpe la muerte en medio de una de las actividades de

la vida... Airear la vestimenta. Las separan de otras para

la sepultura. En este haiku, luego de la estación lluviosa.

 

La primera cosa

Que toca la tempestad

El espantapájaros

 

Viento frío

Sobre los arrozales en otoño

Nubes negras

 

Dormí en la pieza

de un daimyo

y también hacía frío.*

 

* El pueblo debía esperar que pasara el  “daimyo

e inclinarse. Kyoroku, en este haiku, ¿nos invita

a sentir un paisaje interior?. A reflexionar.

 

Cerca de la vela

Una peonía

En silencio

 

A las barandas

se estira la sombra

de los crisantemos.

 

Entre las papas

Al centro de la cacerola

El claro de luna  *

 

* Muy luego en el tiempo, Ryokan (1758-1831), recreará

el alimento, la naturaleza y la belleza en su célebre haiku:

“Viento azul / En mi caldo Claro / Peonías blancas”.

 

Un fuego que muere

golpea a la puerta

en medio de la noche.

 

Yo recito Sutras.

Las prostitutas

se desmayan.

 

 

OCHI ETSUJIN (1656-1730)

En un sueño de flores

Cubierto

¡Quisiera morir al instante!

 

Como adormecidas

Las flores de la amapola

Caen

 

El año se va

y escondo a mi padre

los cabellos grises.

 

Si pudieran hablar

Las truchas también gritarían

Se acerca el barco con cormoranes.

 

 

UEJIMA ONITSURA (1661-1738)

A la entrada del jardín

Florece el blanco

De una camelia*

 

* La camelia es una de las flores con que se

 saluda los muertos.

 

Observan al horizonte

Con el orificio de la campanilla al cielo

Esas flores de primavera

 

Oh que verdes son

las ramas del sauce

en las aguas que pasan

 

Aquí agua

y allá agua.

Las aguas de primavera

 

Una trucha salta

y las nubes se agitan

en el cause del torrente

 

Cuando los cerezos florecen

Las aves tienen dos patas

Y los caballos cuatro

 

Este otoño

no tengo niños en mis rodillas

para contemplar la luna.

 

El cerezo perdió sus flores

y  vuelve la calma

en el Templo Enjoji

 

En la Gran Mañana

Un viento del fondo de las edades

Sopla a través de los pinos

 

La campana lejana

¡Cómo oscila su pasar

en la neblina de verano!

 

Los esqueletos

Vestidos de seda

Contemplamos las flores

 

Esa montaña lejana

A donde el calor del día

Se fue

 

La brisa fresca

llena el cielo vacío

del rumor de los pinos

 

No hay lugar

donde botar las aguas servidas

y el ruido de los insectos

 

Este día de invierno

hace calor al sol.

Pero frío

 

A la primavera

las ranas croan

y en verano gritan

 

La alondra se estira

y se deja caer.

Si verde es la cebada

 

 

TAKARAI (Enomoto) KIKAKU (1661-1707)

Durante la noche de quinta luna

Cada cierto tiempo escuchamos

Como se quiebra un bambú  *

 

* Este poema fue trabajado en el tiempo del calendario

lunar. Febrero es el primer mes. En el quinto mes,

la temporada más caliente del año.

 

La luna llena.

La silueta de un pino

en el tapiz

 

El mendigo

carga el cielo y la tierra

como vestimenta de verano.

 

Lluvia de verano.

Una mujer solitaria

sueña en la ventana

 

El ciruelo en flor

espera su maestro

en el jardín.

 

Que me lancen una piedra.

Yo recogí

una rama de cerezo

 

Picado por pulgas.

¿Era verdad

ese sueño de sables?

 

El mono gruñe

y muestra los dientes.

La luna en lo más alto*

 

* El mono...el hombre?

 

Un relámpago

Ayer al este

Y hoy al oeste

 

La primera nieve

Nadie quiere

Quedarse en la casa

 

Cuando pienso que es mía

La nieve sobre el sombrero

Me parece más liviana

 

Despierto de noche

El faisán dorado grazna

La luna se congela

 

Cuando llega el invierno

los cuervos se cuelgan

del espantajo.

 

Aguacero.

Los patos gritan

alrededor de la casa

 

Noche de invierno.

Sin motivo

escucho a mi vecino

 

Fiesta de las flores.

Acompañado de su madre

un niño ciego

 

¿Qué pasa con Enjo?

Vivió y ahora está

como mar en verano

 

El hototogisu canta

y en la pequeña canasta

dos o tres berenjenas.

 

Termina el viento y corre el agua

por el bosque. Es el momento

del canto del hototogisu.

 

El sauce

Contempla al revés

La imagen de la garza

 

El murciélago

volando de sauce en sauce

en lo rojizo de la noche.

 

 

NAITO JOSO (1661-1704)

Flota

A fuerza de levedad

La rana

 

Una cigarra en otoño

yace muerta

al lado de su cáscara vacía.

 

Despierto en medio de la noche

Mezclo mi tos

Con los gritos de los insectos

 

Muy lejos en el mar

el viento verde y la niebla

¿Adónde van?

 

Entre tantos cerezos en flor

El pájaro carpintero buscando

Un árbol muerto

 

Escarcha y granizo

Sin fin ni fondo

La soledad

 

 

Índice

Presentación

Haikus Clásicos

Haikus Siglo XX

Inicio

 

 

SAKAI YAMEI (1662-1713)

Al inmenso campo

De un grito

El faisán lo devora

 

 

SHIDA YABA (1663-1740)

Yo barrí el jardín

y después cayeron

las camelias

 

 

TACHIBANA HOKUSHI (1665-1718)

Las peonías marchitaron

y partimos

sin pesar

 

Los paraguas.

Cuántos pasaron

por esta noche de nieve

 

Suspender la luna en el pino

y descolgarla

para mejor contemplar

 

Ranas cantoras

¡Cómo ayudándose

con sus gritos!

 

De pie

entregando el espíritu

el espantapájaros

 

El sonido de la campana quebrada

También es cálido

Como la luna en verano

 

 

OGAWA SHUSHIKI (1669-1725)

Mujer

 

Despierta

de este sueño

veré el violeta de los iris*

 

*Poema escrito poco antes de su muerte. La vida es un sueño,

 la muerte una nueva y mejor vida. El color violeta representa

 la juventud de la mujer.

 

 

SHIRAI CHOSUI (1700-1769)

Si muero en la llanura blanca

También seré

Un Buda de nieve

 

 

YOKOI YAYU (1702-1783)

Estornudo

y no veo más

a la alondra

 

Cambio de doméstica.

La escoba

esta colgada en otro lugar

 

A sus pies

le roban sus granos

¡Qué espantajo!

 

 

CHIYO-NI (Kaga No Chiyo, 1703-1775)

Religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda

a temprana edad.

 

Los caballos al galope

Huelen sus cuartillas

Un perfume de violetas

 

Roza

El hilo de la caña de pescar

La luna en verano

 

Como la nieve

mi pálido reflejo

en el agua.

 

Todo lo que recogemos

en la playa de marea baja.

Se mueve

 

Sin niño que se acerque

Las paredes de papel

Están frías

 

En el llano y la montaña

Todo parece inmóvil

Esta mañana nevada

 

Si por las mañanas se cierran

las campanillas en flor.

¡Es por el odio de los hombres!

 

En las lluvias de primavera

Todo las cosas

Son más bellas

 

La rama en flor del ciruelo

otorga perfume

al que la corta.

 

Del violeta de las nubes

Al morado de los iris

Se dirige mi pensamiento*

 

* Chiyo-ni, describe la muerte de su joven madre en el humo del

crematorio y en el color morado del iris, el reflejo de los suyos

en kimonos de verano. ¿La partida de la madre, la familia y la

continuidad de la vida?.

 

¡Luciérnagas. Luciérnagas!

Por el río

las tinieblas pasan.

 

Muchas veces

¡Hototogisu, hototogisu!

 y amanece.

 

El agua se cristaliza

Las luciérnagas se apagan

Nada existe*

 

*Escrito poco antes de su muerte.

 

 

TAN TAIGI (1709-1771)

Cubierto de un manto de luna

Río abajo

El ruido de la red de pescadores

 

A la hora de la siesta

se detiene la mano que agitaba

el espantapájaros.

 

Los días tranquilos

En rápidos años

Olvidados

 

En su mes.

El gato olvida el arroz

pegado en sus bigotes

 

En un montón de basuras

Una centidonia  floreció

Tardía en otoño *

 

* La centidonia

es una enredadera de campanillas.

 

Solo atravieso

Un frío claro de luna

Por el puente colgante

 

Ni una sola piedra

Para lanzar a ese perro

Bajo la luna en invierno

 

Desolación invernal.

En una poza de lluvia

los gorriones se distraen

 

Las barren

y abandonan

a las hojas muertas.

 

Es el viento de primavera.

Dicen amo y criado

caminando juntos

 

Neblina de río.

Empujando el caballo al agua

El ruido del agua.

 

A lo largo del día

Mis ojos se gastaron

Contemplando el mar

 

 

YOSA BUSON (1715,16-1783)

Pintor

 

Me lavo los pies

El agua sale de la cubeta

¡Cómo la primavera!

 

Esta mañana

El sol salió de la cabeza

de una sardina *

 

La puesta del sol

en primavera camina sobre la cola

del faisán dorado  *

 

* En estos dos poemas de Buson, podemos ver

el tiempo en su trabajo y el interés en  marcar

una diferencia...en el original del primer haiku,

el pez es un dibujo.

 

Noche de primavera.

De vela en vela

transita la llama *

 

* ¿Reencarnación?

 

El mar en primavera

se levanta y cae

a lo largo del día.

 

No hay puente.

El sol se acuesta

en aguas primaverales.

 

Van juntos platicando

un paraguas y un viejo abrigo

en la lluvia de primavera.

 

Nada más por hoy

Debemos entrar a la primavera

Nada más

 

Sobre el mar

El atardecer

En la red de la neblina

 

El barco coreano

Continúa su ruta

Sin detenerse por la neblina

 

La pradera esta nublada

y las aguas guardan silencio.

Es atardecer

 

La tranquilidad del día.

El faisán

se posa en el puente.

 

Al trabajo de la tierra

Desde las alturas del templo

Viene el canto del gallo

 

Al trabajo de la tierra.

El hombre que preguntó por el camino

Desapareció

 

Trabajar en el campo

La nube que nunca se movía

También se fue

 

Al claro de luna

El ciruelo blanco parece

Un árbol en invierno

 

El manto de luna.

Una rana

perturba el agua y el cielo

 

El halo de la luna.

¿No es el perfume de la flor

del ciruelo que subió hasta allá?

 

Envejecen

en cada pétalo que cae

las ramas del ciruelo.

 

Murió el ciruelo y sus flores

¡El sauce

en su soledad!

 

Sobre el excremento del caballo

Las flores que cayeron del ciruelo rojo

Parecen besarse

 

Iba yo a los cerezos en flor

Dormía bajo ellos

Ese era mi pasatiempo

 

Caen las flores del cerezo

y entre las ramas

aparece un templo.

 

En las tardías flores del cerezo

duda

la primavera que termina.

 

La mariposa confiada

duerme

en la campana del templo.

 

Parece indefensa

Cuando nada

La rana

 

Un volantín

En el mismo lugar

En el mismo cielo

 

Las ocas emigran.

Delante de la casa

el campo de arroz parece volar.

 

Barriendo hojas dispersas.

En el cortejo fúnebre se va

la primavera.

 

Esta mañana

vemos la brisa soplar

los bellos en la oruga.

 

En noches breves

la aterciopelada oruga

carga las perlas del rocío. *

 

Desde el fondo

de las noches breves

surge el río Ôi. *

 

En noches breves.

La baba de los cangrejos

espuma entre las cañas *

 

* Noche breve. ¿Noche de verano?

 

Noche corta.

En las afuera de un villorrio

un comercio esta abierto *

 

* Noche corta. ¿Noche de verano y bohemia?

 

La borrasca.

Los papeles en blanco del escritorio

volaron todos.

 

El sonido de la campana

Cuando sale de ella

Frescura en verano

 

En la niebla del verano.

El vuelo blanco de un insecto

de nombre desconocido.

 

El bosque en verano

Ninguna hoja se mueve

Así asusta

 

Con las lluvias del verano.

El agua estancada y el río

se juntan.

 

Aguacero de verano.

Los gorriones de la aldea

se agarran de las hierbas.

 

¡Un relámpago por la mañana¡

El ruido del rocío

corre entre los bambúes.

 

Ese vivo frío

Bajo mi pie en la alcoba

La peineta de mi esposa muerta

 

En las orejas de mi avanzada edad

Las lluvias del verano

Desaguan por las canaletas

 

En las hierbas nueva

El sauce

Olvida sus raíces

 

Es un placer

Atravesar el río en verano

Con las sandalias en la mano

 

Caminando

por el extenso páramo

las nubes altas caen sobre mí.

 

El sol centellea

Sobre las piedras

Del páramo reseco

 

La más lejana luna.

Atravieso

un barrio pobre

 

Está pasmada

de pobreza

esta mañana de otoño

 

Es otoño en los senderos.

Alguien viene por el páramo

detrás mío

 

Bajando los campos sembrados

Saturándolos

El agua en otoño

 

Bajo la lluvia otoñal

Caminar por plantaciones

Sumergidas

 

Al agua arrasa

y es como de noche

en cada terreno cultivado

 

Qué hermoso

después de la tormenta otoñal

el pimiento rojo.

 

Atardecer otoñal.

La soledad también

es bienestar.

 

Pasando el portal

Soy el hombre que camina

Por el atardecer del otoño

 

Para el que parte

Para el que se queda

Dos otoños

 

Durante la siega de otoño

Muy triste

El rostro de la loca

 

Tan profunda

Esa prostituta

Color abismo

 

El dedo herido

Del albañil

Al rojo vivo de la azalea

 

¡Canta el hototogisu

que no tiene padres

ni hijos!

 

La tos ronca

del abad.

El canto del hototogisu

 

Bajo la brisa del atardecer

El agua chapotea

En las patas de la garza

 

Un caracol

Un cuerno corto y el otro largo.

¿Cuál es el problema?

 

Ella se abre

y despide un arco iris

la peonía.

 

La pesada carreta retumba

Cuando pasa

La peonía se estremece

 

En cien lugares a la redonda

Las peonías crecen

Y las nubes de lluvia

 

Después de cortar la peonía

Me sentí disminuido

Esa noche

 

En el viejo pozo

un pez traga un mosquito.

El agua hace un ruido negro

 

Ella cae

La flor de la camelia

A lo más negro del viejo pozo

 

Un ave grita

y el ruido del agua oscurece

alrededor de la trampa.

 

Piensa en decapitar

los lotos blancos.

El honorable bonzo

 

El faisán dorado

sobre la rama descansa.

Larga es la noche de una a otra pata

 

Cae la luna

sobre cuatro o cinco personas

bailando.

 

Tres veces se levanta

y es todo

el grito del venado.

 

Sobre la imagen santa

Se permite un excremento

La golondrina

 

Rocío blanco en la zarza.

Una gota

sobre cada espina

 

No es el mismo 

después de la cosecha de arroz.

El espantapájaros

 

El capataz

se informa del espantapájaros

y regresa.

 

El viento de otoño

sacude al espantapájaros

y pasa.

 

Recogiendo champiñones.

Levanto la cabeza

y la luna ya está en la cúspide

 

El criado

Abandona un cachorro

Bajo la luna llena

 

Juntamos los huesos

del muerto.     

Las violetas se compadecen *

 

* Después de la incineración, se recogían con palos

los huesos que no se consumían y los enterraban en

pequeñas urnas.

 

Muy helado el soplo

de la campana.

¡Cuándo sale de la campana!

 

En la profundidad del bosque

el pájaro carpintero

y el golpe del hacha.

 

Pasan y no entran

Las hojas del otoño

Al templo de Fujisawa

 

La orquídea de noche

en su perfume esconde

el blanco de su flor.

 

Las tijeras

ante el crisantemo blanco

dudan un instante.

 

Cultivador de crisantemos.

De ellos

eres esclavo.

 

La luna pasa al oeste.

La sombra de las flores

se estira al este.

 

Las hojas muertas

sopladas por el viento oeste

se agrupan al este.

 

Hojas muertas.

Cuando el viento norte sopla

fraterniza al sur.

 

La montaña oscurece

y asume la púrpura magnificencia

de las hojas en otoño.

 

Las noches de los hombres de antes

Fueron iguales a las mías

Noches de lluvia fría

 

La lluvia en invierno

Muestra lo que los ojos ven

Como si fuera cosa antigua

 

Paro la borrasca.

Un ratón

atraviesa la corriente.

 

¡Fría es la noche!

A la cubeta de agua

cae una rata.

 

Un ratón raspa

un plato

¡Ruido frío!

 

En  noches frías

mis huesos sienten las mantas

y golpean la colcha

 

El abad

y cómo deposita su abono

en el llano sin cultivar

 

Encuentro de un monje

sobre el puente.

La lluvia de invierno

 

Por el río en invierno

Flotan a la deriva

Las ofrendas florales del Buda

 

Ruido de serrucho

Esta media noche de invierno

Ruido de pobreza

 

Puse el calentador

en mi pecho.

Pero mi corazón estaba lejos

 

Un fuego moribundo.

Pero súbitamente la cacerola

se pone a hervir

 

Con un palo

Golpeo el pincel congelado

Por la noche

 

Aún más conmovedoras

A la luz de linternas

Las oraciones en noches frías

 

Esta noche oscura

La cubierta del calendario

llega a su fin.

 

En invierno

Un hachazo en el bosque

Y el olor me llega

 

Bajo la nieve

Las luces de la hilera de casas

Que me cerraron la puerta

 

El viejo calendario

me llena de obsequios.

¡Cómo un Sutra!

 

 

MATSUMOTO KOYU-NI (Siglo XVIII)

Mujer.  Algunos traductores nos la presentan como Koju-ni.

 

Las flores caídas

Ahora nuestras mentes

Están en paz

 

 

OSHIMA RYOTA (1718-1787)

Sin palabras la anfitriona

El invitado

y el crisantemo blanco*

 

* Este gran haiku, simple y limpio, no mantiene

ninguna fuerza a la traducción. El silencio de dos más

el de la belleza. ¿La belleza no tiene más que decir o

sobrepasa la palabra?...un silencio a tres. Es en la

contemplación de la flor, que nos llega el “satori ” o

la esencia del haiku, la iluminación.

 

En los escollos del agua

la brisa azul

desparrama la luna*

 

* Recordemos que con el color azul, el poeta japonés,

apunta a la belleza de la naturaleza. Ver entre muchos:

 “La brisa azul de Oriente” de Aoki Getto (1879-1949)

y  “El viento azul” de Ryokan (1758-1831).

 

Mi sombra se pega a la muralla.

Esta noche de otoño

un grillo hace ruido

 

Perseguida

La luciérnaga e esconde

en los rayos de la luna

 

Una jaula de luciérnagas

para el niño enfermo.

¡Qué soledad!

 

¿Quién desvela allá

con la lámpara encendida?

Lluvia fría de medianoche

 

La luna de esta noche

Imposible

Que sea única

 

Entré furioso

y ofendido;

el sauce en el jardín.

 

 

OTOMO OEMARU (1719-1805)

La bola de nieve

al fin

es inmensa

 

Me dejo rodear

Como el Buda

Por los mosquitos del equinoccio

 

El viento disminuye

Las montañas se ven

Y ahora las ranas

 

A quien la persigue

La luciérnaga

Ofrece su luz

 

Los melones.

Por ellos lo reprimí el año pasado

y hoy los ofrezco a su espíritu

 

 

YAKAKUGA RANKO (1726-1798)

Al claro de luna

Sólo un ruido

Y la caída de las camelias blancas  *

 

* Si las camelias se ofrecen al difunto. En este haiku

al emboscado... ¿Las flores por esa muerte?

 

 

KUROYANAGI SHOHA (1727-1771)

A la medusa

El cohombro de mar

Confía su amargura

 

El niño

Pasea su perro

Bajo la luna del verano

 

La lluvia nocturna

multiplicó los caracoles

bajo las bellas hojas de las aspidistras

 

La flor de la camelia

Que iba a caer

Está presa en las hojas

 

A la puesta del sol

La sombra del espantajo

Alcanza el camino

 

 

MIURA CHORA (1729-1780)

Del corazón de las prostitutas

Surge

El amo del lugar

 

Crisantemos blancos.

Ahora alrededor de ellos

todo es gracia y belleza.

 

Luna en verano

¿Del otro lado del río

qué es?

 

Alimento de otoño.

Por la puerta abierta

entra el sol del atardecer.

 

Contemplando la luna

La miramos y se cubre

La olvidamos  y se muestra

 

Seducida por las flores

Fascina a la luna

La mariposa

 

Atraído por el canto lejano

Del uguisu

El sol sube al horizonte

 

El uguisu canta.

Fue ayer

a la misma hora.

 

El viento otoñal

sopla primero

las flores de la enredadera.

 

Llega el otoño

Pasan las nubes

Y se ve el viento

 

Amaneceres con luna.

Los chorlitos de la orilla del río

se dispersan a lo lejos.

 

Luna fría.

El viento del río

afila las rocas.

 

¡Espacio por favor!

y déjeme plantar estos bambúes

al sapo.

 

 

SEIFU-NI (Enomoto Seifujo) (1732-1814)

Mujer religiosa

 

Fin de la primavera.

Entre las medicinales artemisas

las osamentas humanas

 

La mariposa es vieja.

Pero mi alma

en los crisantemos juguetea.

 

 

KATO GYODAI (1732-1792)

Al alba

Soplan las ballenas

Entre la espuma escarchada

 

Recogiendo una violeta

El débil corazón

En primavera

 

El gorrión furioso

Salta entre las flores

De la enredadera

 

Apagado el altar del Buda

El cuarto pertenece

A las muñecas

 

Las montañas del otoño

Aquí y allá

Humaredas se levantan

 

Las hojas que caen sobre otras hojas

Se unen

La lluvia arrasa sobre otra lluvia

 

Una noche de primavera.

Pareciera que a nadie pertenece

esa carreta abandonada.

 

 

KAYA SHIRAO (1738-1791)

La libélula roja

comienza

la estación otoñal

 

El arroyo se hundió

en las hierbas

del otoño que se va

 

El jardín está oscuro

y  tranquila en la noche

la peonía

 

Insensible

A los rayos de la puesta del sol

El espantapájaros

 

 

TAKAI KITO (1741-1789)

En la densa neblina.

¿Quién grita de la colina

a la barca?

 

Niebla nocturna.

Pensando en cosas del pasado

y cómo están lejos

 

Sobre el bambú que indica

La tumba del difunto

Una libélula

 

El pequeño pez

Arrastrado a reculón

Al agua clara.

 

Cuando nos detenemos

De noche en el camino

La nieve pesa más

 

A veces no viene

y otras canta dos al día.

El hototogisu

 

 

NATSUME SEIBI (1749-1816)

Aplastando una mosca

¡Quisiera

matar a todas!

 

 

TAGAMI KIKUSHA-NI (1753-1826)

Mujer religiosa

 

Deseo partir

Peinada de luna

Bajo el cielo errante

 

Tomando el fresco sobre el puente

La luna y yo

Quedamos solas

 

En mi sombrero

En lejanas montañas

Sonido de hojas

 

 

IWAMA OTSUNI (1756-1823)

Para el convaleciente

los crisantemos.

Huelen frío

 

 

Índice

Presentación

Haikus Clásicos

Haikus Siglo XX

Inicio

 

 

RYOKAN (1758-1831)

Monje zen calígrafo-escriba.

 

Los días de lluvia

el monje Ryokan

da penas

 

Surcos de seda

en la superficie del agua.

Lluvia primaveral

 

El mundo

ahora

es un cerezo en flor*

 

* Es el “hanami” o fiesta de la contemplación

de las flores ...la importancia del ahora de la tribu?

 

En el santuario

Sobre los pétalos de las magnolias

Las flores del cerezo

 

Viento azul

En mi caldo claro

Peonías blancas *

 

 * Al aire libre y agradeciendo por la belleza del viento,

 la flor y el simple alimento.

 

Sin inquietarme

En almohada de hierbas

Me ausenté

 

Día tras día

cae la garúa.

La vejez me atrapa

 

Las plantas de jardín

caen

y  yacen como caen

 

En el viento otoñal

Al recoger caquis

Mis bolas doradas se erizan

 

El viento nos trae

Suficientes hojas muertas

Para hacer una fogata

 

Sobre su caballo

En el viento que azota

El hombre de mirada segura

 

El ladrón

se llevó todo.

Salvo la luna de mi ventana.

 

 

KOBAYASHI  ISSA (1763-1827)

El humo

dibuja en este momento

el primer cielo del año

 

En este primer amanecer de primavera

Incluso mi sombra

Está repleta de vigor

 

En el mismo lugar se obstina

El pájaro carpintero

Al atardecer

 

En día de primavera

Una sola poza

Detiene la puesta de sol

 

Temblando

en las flores silvestres

se va la primavera

 

La hierba de las pampas cae

y el ojo puede ver

como el frío aumenta

 

Ondulando serpenteando

La brisa

Viene a mí

 

¿La edad de la luna?

Yo diría

más o menos trece años.

 

¿Sentirán nostalgia

los días de neblina

y las ninfas del cielo?

 

Bajo la neblina del calor

Algunos hoyos dejados

Por el bastón que va al templo

 

Lluvia de primavera

El pato renquea

En el pórtico

 

En la ruta de Shinano

La montaña carga sobre mí

El calor

 

Ella acostó al niño

Y lava en este momento la ropa

La luna de verano

 

Habiendo cambiado de ropa

Me siento

Pero muy solo

 

Con alegre canto

El hototogisu

Llama a sus paternos

 

Los gorriones

Juegan a la escondida

Entre las plantas de té

 

Apártate del camino

gorrión sin casta.

Pasa el caballo

 

Gorrión huérfano

Ven acá

Contigo quiero jugar

 

Si eres tierno con ellos

Los nuevos gorriones

Te desilusionarán

 

Un gorrión cansado

En medio

De un grupo de niños

 

Noche de golondrinas.

Mañana otra vez

nada mejor que hacer

 

Un punto en el día

La alondra canta

Al fondo de la lluvia

 

Mantiene un desafío

De miradas conmigo

La rana

 

Inmóvil y serena

La rana observa

Las montañas

 

Mirándome

Se camufla

La rana

 

Puesta del sol.

La rana también

llora

 

De los arces de otoño

me acerco

y la soledad me invade

 

Las ranas repiten.

Alrededor de la cabaña

envejeces. Tú envejeces

 

La vejez

También al cortar un ramo de flor

Una mueca en la boca

 

Cuando envejecemos

La larga presencia del día

Es también motivo de llanto

 

Esta mañana es otoño

Al decir estas palabras

Siento como envejezco

 

Frente al espantapájaros

A edad avanzada

Tengo vergüenza de mí

 

Al otoño de mi vida

La luna no tiene manchas

Y sin embargo *

 

*  La luna es un espejo sin manchas.

¿La conciencia?

 

Allá

Simplemente

Bajo la nieve que cae

 

De la mala hierba

¡Qué mariposa

nació!

 

Cubierto de mariposas

El árbol muerto

Florece

 

Mariposa que revoloteas.

Como tú siento

que soy una criatura de polvo

 

También entre los insectos

hay los de diestro canto.

Otros no

 

Canto de insectos.

Un hoyo en la muralla

ayer desapercibido

 

Bajo las flores del cerezo

Pulula y hormiguea

La humanidad *

 

A la sombra de las flores del cerezo.

No son

Más extranjeros  *

 

* Es la fiesta anual del cerezo o la contemplación

de las flores, “hanami ”. Todos son invitados al

tradicional lazo entre el mundo del guerrero y

el de las flores.

 

Esas flores de cerezo

Que tanto me embelesaron

Desaparecieron de la tierra

 

Un mundo de gran dolor y tristeza.

A pesar

de los cerezos en flor

 

Entre las flores del ciruelo

El uguisu

Limpia sus patas

 

Cuando florece el ciruelo

Yo esparzo sardinas

En la tumba de mi gato

 

Crisantemo en flor

Baila también en el aire

Un olor a orina

 

Lluvia de pétalos.

Agua de neblinas lejanas

Quisiera beber

 

Es mediodía.

Las oropéndolas cantan

y el río pasa en silencio

 

¡Porque así debe ser!

Estrenémonos  a morir

a la sombra de las flores

 

Todos en este mundo

en la cumbre de un infierno

¡A contemplar las flores!

 

La primavera se anuncia

Tengo cuarenta y tres años

Aún frente a un arroz blanco *

 

* El número cuatro y la palabra muerte,

son homónimos.

 

En lo más carnudo de mis nalgas

Las marcas

Del petate frío

 

¡Rayos y truenos!

A cada relámpago

el mundo se sana

 

Que nada me pertenezca.

Sólo la paz del corazón

y el frescor del aire

 

Desnudo.

Sobre un caballo desnudo

a través un temporal

 

Pobre

La más pobre de las regiones

¡Pero sientan este frescor!

 

Aldea perdida

Acostumbrados a su miseria

Ellos toman el fresco por la noche

 

La siesta

Dejo al agua de las montañas

Pelar el arroz

 

Lozanía de atardecer.

El ignora que la campana

redobla el sonido de la vida

 

Lozanía de atardecer.

El sabe que la campana

redobla el sonido de la vida

 

Viva inquieta pulga.

Por mi mano

transfórmate en Buda *

 

Por esta boca

que mordió una pulga

canto al Buda *

 

*  Volverse Buda, Transformarse, llegar a ser un  Buda.

¿Morir? Se utiliza el término “buda” para con respeto

designar...un cadáver.

 

Pulgas.

Para ustedes también

la noche es soledad y larga

 

Lo siento por las pulgas

de la cabaña

¡Van a adelgazar muy pronto!

 

Picado por pulgas.

¿Entonces fue verdad

ese sueño de arena?

 

No mates la mosca.

Mira como reza

Manos juntas y pies juntos

 

Cansadamente sueña

El viejo pino

Todavía no es Buda

 

Llegó el otoño.

El cachorro que no lo sabe

es un Buda

 

Un ser humano

Una mosca

En la gran sala

 

Con una sonrisa

el Buda muestra

un mosquito que se tira un pedo

 

El mundo va muy bien.

Otra mosca

come el arroz

 

Matando una mosca

herí

una flor.

 

Una puerta de ramas

y como cerradura

un caracol.

 

De noche bajo la luna

Torso desnudo

El caracol

 

¿A dónde puede ir

bajo la lluvia

este caracol?

 

Sube lentamente

Lentamente pequeño caracol

Escalas el Monte Fuji

 

Me voy de la casa

junto al hototogisu

¡Cuídala caracol!

 

¿Cuándo vino

tan cerca de mí

este caracol?

 

Caracol

A tu manera

¿Puedes llegar a ser un Buda?

 

Retoma fuerza

en la manga

la luciérnaga que huye

 

De prostitutas

La joven virgen

Se hace un pañuelo

 

En el pórtico del Templo Mii.

El sonido de la campana 

en el aire se congela

 

Después de la gran limpieza

Del Templo de Zenkoji

La brillante luna otoñal

 

Oca emigrante

¿Cuántas veces viste

la humareda del Monte Asama?

 

Amanecer.

La bruma del Monte Asama

sube a la mesa

 

Oca salvaje

¿A qué edad hiciste

el primer viaje?

 

Luna llena

Mi aldea deteriorada

Es como usted la ve

 

Qué bella y enorme

Era esa castaña

Fuera de alcance

 

En el blanco rocío

me ejercito

al paraíso

 

En cada perla de rocío

Tiembla

Mi región natal

 

En la flor de loto

Cambia

El rocío del mundo

 

El rocío se dispersa.

Hoy una vez más

sembraré granos de infierno!

 

- No quiero continuar

en este mísero mundo.

Y se descuelga la gota de rocío

 

Mundo de rocío

Rocío de mundo

¡Ah! Sin embargo *

 

*Con motivo a la muerte de su hija.

 

Saltamontes

No aplastes las perlas

En el blanco rocío

 

El ruibarbo en la nieve

Más pálido

Brilla púrpura

 

El frío

¿De dónde viene?

Oh espantapájaros

 

En la punta de la nariz

Del Buda del páramo

Cuelga un hilo de hielo

 

De los orificios de la nariz

del Buda.

Surge una golondrina

 

Noche tras noche

Mi sopa de legumbres

Acompaña la nieve

 

En invierno

Una joven prostituta

Raspa el hollín de la cacerola

 

El hoyo perfecto

que hago cuando orino

a la entrada de mi casa

 

De un salto

El cervato caza la mariposa

y vuelve a dormirse

 

El gatito

Que pesamos en la balanza

Continúa con sus juegos

 

Un bello volantín

se levanta

de la choza del mendigo

 

El niño que imita

Al cormorán

Es aún más maravilloso

 

¡El lobo!

Sólo al ver su excremento

Temblamos de frió

 

 

IMAIZUMI SOGETSU-NI (  -1804)

Mujer

 

Luego del baile.

El viento en los pinos

y el canto de los insectos.

 

 

NAITO MEISETSU (1847-1926)

Sobre las trenzadas flores

Del ataúd

Una mariposa*

 

* Como Yosa Buzón (1715-1783). “Noche primaveral /

 de vela en vela / la llama se traspasa” y Takai Kito

 (1741-1789). “Sobre el bambú que indica /  la tumba

del difunto / una libélula”. ¿La reencarnación?

 

En la fría tempestad

una solitaria luna

rueda a través del cielo

 

Una húmeda mañana

Desde la tierra surge

La primera cigarra

 

 

UEDA CHOSHU (1852-1932)

Se hizo mil pedazos

y aún está allí.

¡La luna en el agua!

 

 

MURAKAMI KIJO (1865-1938)

En el espejo

Esta mañana el otoño

El rostro de mi padre

 

 

NATSUME SOSEKI (1867-1916)

Los hombres mueren

y las grúas nacen.

Translúcidas y heladas

 

Bajo el velo de luna

¡Sombra de flor!

¡Sombra de mujer!

 

Cae lánguidamente

en el césped

la humedad del calor

 

Cuando la lámpara se apaga

Las primeras estrellas

Entran por la ventana

 

En este mundo que balancea.

¡Hágase gran maestro

y usted dormirá la siesta!

 

Golpeado

El pez de madera

Espanta los mosquitos al medio día  *

 

* Se trata del gong inmóvil del templo, en el que a la

sombra es guarida de mosquitos.

 

Las piedras del fondo

Parecen mover

El agua clara

 

Sobre el ataúd

lanzar crisantemos.

Nada más  *

 

* Soseki saluda la muerte de su amigo

Masaoka Shiki (1867-1902).

 

Reverencias y sonrisitas.

Del moño

resbala un granizo

 

El frío y más frío.

El agua azula

Y el cielo se estrecha

 

La piel y los huesos.

¡La borrasca arrastraría

mi cuerpo enfermo!

 

Guardián de la noche.

Escucho

el continuo lamento de la lluvia

 

Por aquellos que partieron

Por aquellos que se quedaron

Las ocas salvajes retornan

 

Sin saber porqué

Amo este mundo

Donde venimos a morir

 

 

OSAKI KOYO (1867-1903)

Si pudiera morir

antes que seque la rosa.

Sería perfecto

 

 

KODA ROHAN (1867-1947)

En el claro de luna

Dejo mi barca

Para entrar al cielo

 

                                             

MASAOKA SHIKI (1867-1902)

Director de la revista Hototogisu. Recordemos que

del desprendimiento de un poema largo y del “hokku

 poema de tres versos…se desprende o reclama el

“haiku” y  aparece como un poema en SI, se le conoce

como “kaikai” y es Shiki que adopta definitivamente el

término HAIKU.

 

Cada año nuevo

Cielo y tierra en armonía

El primer día

 

¡Qué soledad!

Después de los juegos artificiales

una estrella fugaz

 

Un gran viento

y repentinamente el estandarte

se levanta

 

Ola de calor

Las flores del ciruelo se dispersan

por el pedregal

 

Cuando miré hacia atrás

El hombre que me cruzó

Se había perdido en la neblina

 

El Gran Buda soñoliento

Adormecido

Por este día primaveral

 

El Gran Buda

y su frescura

implacable

 

Ellos contemplan

el océano en junio.

Los Budas al fondo del templo

 

Dulzor de brisa.

En el verde de mil colinas

un templo aislado

 

Atardecer primaveral.

¿Qué lee

el hombre que no tiene mujer?

 

Las ondas del chapoteo

derriten poco a poco

el hielo del estanque

 

La nieve se derritió

en la espalda

del Gran Buda

 

Sitio ilustre.

Desyerba la tierra

y lo ignora el campesino

 

Un canasto de flores abandonado

y nadie

en las montañas en primavera

 

A lo largo la mano corre

por la barandilla del mirador.

Los montes en primavera

 

Durmiendo sobre la piedra

Mariposa

¿Sueñas tú de mí el infortunio? *

 

* El poeta muere de tuberculosis a los 35 años.

Este haiku tiene su pasado en el filósofo

taoísta chino, Zhuangzi. Que antes de soñar

que era una mariposa, se preguntaba si no era

la mariposa que soñaba que era Zhuangzi.

 

Soñando cada año

En los crisantemos

Sueño por ellos

 

La campana del templo

para de sonar y brilla.

Ah la luciérnaga

 

Como compañero

Solicito a la mariposa

Partir de viaje

 

El aguacero de verano

tamborea

en la cabeza de las carpas

 

Jornada corta.

En sus canastas los cormoranes

duermen cansados.

 

Un pueblo de pescadores

Bailando bajo la luna

El olor a pescado fresco

 

El puente cedió.

¡Atrás y solitario

el sauce llorón!

 

A lo largo del río

No encontré ningún puente

Ese día sin fin

 

El río en el verano

y un puente.

Pero el caballo pasa por el agua

 

A gran velocidad

Se lleva el verano

El río Mogami

 

El puente colgante

En lo alto y en todas direcciones

Balancea la lluvia fresca

 

¡Peral en flor!

La casa en ruina

Única huella de la batalla

 

Con mucho esfuerzo

pude colgar

la lámpara entre tantas flores

 

Cerezos en flor

y recuerdos de seres queridos.

Todos tan lejos de aquí.

 

Al chirrido de los insectos

Sale la luna

El jardín oscurece

 

Pinos en cada isla.

¡Y cómo refresca

el ruido del viento!

 

¡Qué frescor!

La vela que se apaga

y el ruido del agua

 

El frescor

En medio del cultivo de arroz verde

Del único pino

 

De espalda al Buda.

Oh cómo como refresca

el claro de luna

 

Donde miremos

Hay frescor de luces

De dioses y de Budas

 

En el Gran Buda

la ausencia de entrañas.

Ah que frescor

 

Al encender la luz

Las sombras de las muñecas

Una para cada una

 

Una alondra se vuela

Respiro la niebla

¡Yo camino sobre nubes!

 

Nuestro canario escapó

Un día de primavera

Llega a su fin

 

Marejada de nubes bajas

Amontonadas

Sobre la lejana línea del mar

 

La barca y la orilla

Dialogan

a lo largo del día

 

La playa.

¿Porqué hacer una fogata

con esta luna de verano?

 

Un azadón abandonado

en el campo vacío.

¡Qué calor!

 

Para la delgada waka

y para el fino haiku.

Un hombre en verano  *

 

* Waka o Tanka. Tradicional género

 poético de 31 sílabas.

 

Sale la luna entre la hierba

y sopla el viento

el canto del hototogisu

 

Gracias a la linterna

contemplar al Gran Buda

y el canto del hototogisu

 

Ni siquiera un mosquito

después de la inundación

¡Qué soledad!.

 

En la palma de la mano

una luciérnaga.

Ah su frío reflejo

 

En el rincón de un viejo muro

Totalmente inmóvil

Una araña gorda acecha

 

Maté una araña

¡Soledad

de noche fría!

 

Cuando para de cantar

Y vuela

Al fin vemos a la cigarra

 

Sólo en un árbol

de la inmensa llanura

las cigarras se agrupan

 

Una cigarra canta

Frente a la casa vacía

Al último sol

 

Al borde de la muerte

Más sonora que antes

Las cigarras en otoño

 

Bosque en verano.

Del que penetra

ni la más mínima huella

 

Veinte mil personas

Sin abrigo

La luna de verano *

 

* Visión del gran incendio de Takaoka.

 

Pintor de rosas.

Las flores no son difíciles

y las hojas peliagudas

 

Admirar rosas.

¡El cansancio de mis ojos!

La convalecencia

 

Pintar flores

es mi tarea cotidiana.

¡A comienzo del otoño!

 

La blanca peonía

Una noche de clara luna

Perdía sus pétalos

 

¡Las flores silvestres del verano!

En Saga las bellas mujeres

de muchas tumbas

 

La amapola florece

y por la brisa del día

desparramada

 

Lluvia de otoño.

Las hortensias

se deciden por el azul

 

Mi voz

se hace viento

en la cosecha de champiñones

 

En el Templo de Taga

Cerezas en el suelo

No hay nadie

 

Bajando del caballo

En el viento de otoño

Pregunté por el nombre del río

 

Torbellino de hojas muertas

vienen de lejos.

El otoño llega a su fin

 

Apoyada a un árbol desnudo

de raras hojas

una noche estrellada

 

Los insectos de verano

caen muertos

sobre mis libros

 

Ningún insecto

se acerca a la lámpara

Aún más frío.

 

Me pican

Los mosquitos en otoño

Decididos a morir

 

En el dormitorio vecino

su luz también se apaga.

Ah qué la noche es fría.

 

La linterna se apaga

Atravesando el basho

El ruido del viento  *

 

Pobre Templo

reducido a ruinas.

¡Pero qué basho! *

 

* Basho: Campo de bananos, platanar y seudónimo

del maestro de la sobriedad, quietud y armonía,

Matsuo Basho, Siglo XVII.

 

No puedo comer

los caquis que me gustan.

Ah la enfermedad

 

Pelando una pera

Azucaradas gotas brillan

A lo largo del cuchillo

 

¡Recuerden!

Fui un gran comedor de caquis

amando haikus *

 

Tres mil haikus

a revisar.

Dos caquis *

 

* El haijin Shiki, por trabajar en correcciones

era recompensado en caquis.

 

Las manzanas robadas

que comí.

Me produjeron dolor de estómago

 

El ave canta

y cae al suelo

una baya roja

 

Una baya roja

rodó

por la escarcha del jardín

 

El daimyo.

Queda de su pasar

un terrible frío *

 

* Ver MORIKAWA KYOROKU (1656-1715),

nos regala un bello haiku (frío-daimyo).

 

Soledad en invierno.

Quisiera hacer una pregunta

al Buda

 

Fría mañana.

Alegremente

el acólito entona el sutra

 

El río en invierno.

El agua no es suficiente

para cuatro o cinco patos

 

La gran limpieza.

Todos los dioses y Budas

amontonados en la hierba

 

Débiles

Esta noche de nieve

Las luces del palacio

 

Medita el mono   

a lo largo de la noche

¿Cómo atrapar la luna? *

 

* El mono es el hombre y la lección luminosa

de la luna... ¿Buda?.

 

Hago una ofrenda a Dios

y de regreso.

La brama del ciervo *

 

* Ofrenda o  “kami”. Dios personifica la naturaleza

en el culto  “shinto”.

 

Noche infinita.

¡Pienso

en cómo será en 10.000 años!

 

Bajo el mosquitero

Ella duerme

Rodeada de luciérnagas

 

El que detesta esta vida

Debe amar

La flor del cardo

 

En los cultivos de las alturas

los espantapájaros

se peinan de nubes

 

En este mundo efímero.

También los espantapájaros

tiene ojos y nariz

 

Una extremidad

Apoyado sobre la montaña

El Río Celeste*

 

Aguas termales.

La Vía láctea

en los cuerpos desnudos *

 

La Vía láctea

El campo de patatas

Las garzas blancas *

 

Pasada la media noche

La Vía Láctea

Descansa en un bambú  *

 

*El Cielo, la Tierra y la vida entre los dos. El cosmos

 en tres versos. ¿El Río Celeste por Vía láctea?

 

Salgo del Templo Zen

Entro

A una noche estrellada

 

Un niño de diez años

Acaba de heredar un Templo

Frío amargo

 

Pánico.

La escalera se derrumba

sobre los amores de los gatos

 

Diez años de trabajo

para pagar mis estudios.

¡El techo gastado!

 

En esta agua pura

los ricos se refrescan

y también los osos

 

 

KAWAHIGASHI HEKIGOTO (1873-1937)

El viento violento del sol

Vibra aún

En el canto del hototogisu

 

El caballo regresa

repentinamente

rodeado de luciérnagas

 

Sin que nadie sepa

un polluelo nació.

Rosa de invierno

 

Arranco una planta.

Su profundidad y su blancura

me duele.

 

En la cima nublada

florece una cebolla.

Porfía

 

 

Índice

Presentación

Haikus Clásicos

Haikus Siglo XX

Inicio

 

 

TAKAHAMA KYOSHI (1874-1959)

Revolucionario, crea la Escuela de nueva tendencia.

 

Como una bandera

Parece flamear

El sol invernal

 

De cada objeto que depositamos

Nace algo

Que se asemeja al otoño

 

Primera primavera.

La lluvia perla

sobre las ramas aún desnudas.

 

Solo.

Pulo mis poemas

en el día que llegará. *

 

* Kyoshi en este poema alude la muerte de su amigo

Kawahigashi Hekigoto y la del  maestro Masaoka Shiki.

 

Libélulas

En el villorrio tranquilo

Es mediodía

 

En los montes de abril

Cadáveres en sepultura

¡Vanidad!

 

Lancé

la cetonia

a lo más profundo de la sombra.

 

Durante la distribución

de la velas en los dormitorios.

¡El grito del venado!

 

Aún me traspasan

La serpiente dejó en la hierba

Los ojos

 

El una palabra

Yo una palabra

Al resplandor del otoño

 

Bajo la luna otoñal

Ahora

No hay enemigos  *

 

*La noción de amigo y enemigo. Kyoshi, escribe este

poema luego de la derrota japonesa en 1945.

 

Corté

las peonías

y el jardín está vacío.

 

Cae y cae

La hoja de la paulonia

A los rayos del sol  *

 

*¿La hoja cae, como cayó el hombre a pesar de

las promesas del sol?

 

Como polvo

En las grandes nieves

Un hombre muerto

 

Año que pasa y año que llega

Anillos

Que atraviesan un mismo bastón

 

El grito del primer cuervo

Sorprende al amanecer

Sobre los burdeles

 

Ya imagino

la nieve

cayendo sobre mi cadáver.

 

 

OTAMI KUBUTSU (1875-1943)

Con la boca abierta

el niño contempla caer las flores

¡Es un Buda!

 

 

USUDA ARO (1879-1951)

Un ave canta

Y calla

La nieve en el crepúsculo

 

El barco se va

y el corazón se aleja

de los gritos de los insectos.

 

 

AOKI GETTO (1879-1949)

Parece acariciar

Esa brisa azul de oriente

A las montañas  *

 

* La “brisa azul” es el viento que sopla en verano

entre las hojas.

 

 

NAGAI KAFU (1879-1959)

Primer trazo de neblina

Sobre el kimono del año nuevo

Una bastilla de nubes

 

 

OSUGA OTSUJI (1881-1920)

Fiesta campestre.

Respira el sol

y la hierba se pega en mis codos

 

Por el que se recupera

De una enfermedad

Los crisantemos sienten frío

 

 

KUBOTA KUHONTA (1881-1926)

Desplomado en la tierra

El volantín

Entrega su alma

 

Voces 

Entre las nubes blancas

Las alondras

 

 

TANEDA SANTOKA (1882-1940)

Al pie de la montaña

bajo un sol generoso.

Una hilera de tumbas

 

La luna

Cae lentamente

Una hoja de caqui

 

Tan lejos

el país natal.

Los árboles florecen

 

Sobre mi sombrero de junco

Toc

Era una camelia

 

Profundo

Aún más profundo

En las montañas azules

 

A cántaro la lluvia de otoño.

Cocino algunos granos de arroz

durante largo tiempo

 

A cántaro la lluvia de otoño.

Yo no muero

todavía

 

A cántaro la lluvia de otoño.

El camino

de nuevo y siempre

 

Otoño

La desgracia y nada más

Yo continúo mi viaje

 

De gotas de lluvia

El ruido

También envejece

 

Un graznido de cuervo.

También

estoy solo.

 

Sobre una piedra

La libélula

Sueña en pleno día

 

Sobre mi solitario escritorio

La libélula

Concede posarse

 

Se cubren de otoño

las hierbas silvestres.

Me siento en su belleza

 

A la mitad de la vida

A la mitad de la muerte

La nieve sin cesar

 

Mi país natal

Empapado por la lluvia

Lo recorro descalzo

 

Muy pronto la muerte.

Sobre las flores silvestres

cae la lluvia *

 

* Poema escrito poco antes de morir.

 

El arroz es delicioso

Y el cielo azul

Muy azul

 

El barro

que fluye

se aclara *

 

* Como el barro que lleva el río... Todo puede ser

 lavado de  impurezas.

 

 

WATANABE SUIHA (1882-1946)

El gran día blanco

me desnuda el alma.

Hojas muertas

 

 

IMAZUMI UGAI (1883-1951)

Calor de primavera.

¡Ese olor a cabellos

en el ascensor!

 

 

MAEDA FURA (1884-1954)

Aquel que mata

Tal vez sea yo

¡Vuelo de luciérnaga!

 

La calma discreta de los caquis

Absorbe el sol

En su profundidad

 

 

OZAKI HOSAI (1885-1926)

Trabajó como budista laico en diferentes

templos de Japón.

 

El ruido de las tijeras

del jardinero.

Yo me levanto tarde

 

Silbando sin parar

Esta mañana

Mientras el bosque azulaba

 

Una jornada

sin una palabra.

La sombra de una mariposa

 

Tan solo

Que muevo mi sombra

Para mirar

 

Incluso

Tosiendo

Siempre solo

 

¡Dos senos

magníficos

y un mosquito!

 

En la punta de una hierba

Ante el infinito del cielo

Una hormiga

 

A mi espalda pasa un tren.

Yo arranco la mala hierba

sin levantar la cabeza

 

¿Denigrar alguien?

Me lavo el espíritu

descascarando arvejas *

 

El Buda me da

un poco de tiempo.

Yo lavo mi vestimenta *

 

* Según la práctica budista, las actividades simples

(lavar la ropa, cocinar, remendar), son también

caminos que llegan a la meditación  y purificación

del alma.

 

En la gran noche de diciembre

Una cama fría

Es todo lo que tengo

 

El caballo

se espanta

sobre el tapiz de escarcha blanca

 

Por todas partes la muerte

y sin embargo el agua

corre por la noche

 

Al fondo de la neblina

el ruido del agua

y voy a su encuentro

 

 

IIDA DAKOTSU (1885-1962)

Dos de sus hijos mueren en la Segunda

guerra mundial.

 

Corté orquídeas en primavera

y las lancé

a las nubes.

 

Dulzor de primavera.

Al final de las cosas

el color del cielo.

 

¡Desaparecer

al fondo de esos barrancos

donde las nubes amontonan!

 

Una noche al claro de luna.

Aparece la enorme silueta del Monte Fuji.

¡Qué frío!

 

Un cadáver

y el viento de otoño juguetea

en los orificios de la nariz.

 

El cazador

tiende la oreja

y escucha los murmullos del deshielo.

 

Por una mortal enfermedad

Tiene bellas uñas

Bajo el carbón en la esquina de la pieza

 

Hojas de la Fiesta de los muertos.

Tallando la vida

a lo largo del acantilado. *

 

* Según el antiguo calendario lunar, a mediados

de agosto, es otoño. Esta celebración a las almas

de los muertos en medio también, pero de violenta

tempestades.

 

 

HARA SEKITEI (1886-1951)

Después del trueno

Las nubes de la noche

Tienen la tez fresca

 

 

HAYASHIBARA RAISEI (1887-1975)

En secreto

la camelia advierte

la presencia del ciruelo.

 

 

NAKATSUKA IPPEKIRO (1890-1946)

Sufriendo.

Alrededor de la cama flota

el azul del mar en invierno.

 

Más profunda la noche

Más visibles

Las venas del carbón

 

Siento vergüenza

Ante esta gran fogata de hojas secas

Al aire libre

 

Las hierbas fermentan.

Pasa una mujer

de grandes senos.

 

 

SUGITA HISAJO (1890-1946)

Mujer

 

De pureza blanca

arquean sus pétalos    

los crisantemos de luna.

 

Indómito hototogisu

Pasas haciendo ecos

A tu antojo

 

 

AKUTAGAWA  RYUNOSUKE (1892-1927)

Célebre cuentista

 

En el pequeño bosque

un laberinto de ramas.

Medio día oscuro.

 

 

YOSHIDA TOYO (1892-1956)

A la nocturna luna

el grito de la nutria

ofrece peces.

 

¿De qué se asusta

el cervato

bajo la luna?

 

 

MAIZUHARA SHUOSHI (1892-1981)

Ante los crisantemos

mi vida

guarda silencio.

 

Los días lejanos

Bajo un cielo radiante

Más distantes

 

En la cascada

Las profundidades del mundo azul

Vibraron

 

Mi propia voz

en la gripe primaveral

la había olvidado.

 

 

TAKANO SUJU (1893-1976)

Por la estela de agua

flota dormido

un pato a la deriva.

 

Cortada en dos alas

la mariquita *

vuela.

 

*  Mariquita: Insecto coleóptero. Llamado

vulgarmente vaca de San Antón, cocinela

y en Chile, chinita.

 

Doy vuelta

La leña gruesa

De la que el otro lado se quema

 

Hormigas grandes.

Sólo el soplo del viento

en los pinos.

 

Ese durazno está verde

y tiene una pequeña

mancha roja.

 

 

KURIBAYASHI ISSEKIRO (1894-1961)

Sobre el primer periódico del año

Boquiabierto

Me espera un cañón

 

Hay los hombres

que baten hierros en el aire

y no sé dónde.

 

Que tranquilo se ve

en la cuadra

el caballo que mató a su jinete.

 

 

TOMITA MOPPO (1897-1923)

El niño que toma el fresco

me observa que envejezco.

Mi hermana en el ataúd

 

Toda la familia enferma

y  la cigarra canta

al anochecer.

 

En el papel de farmacia

lanzo poemas.

Noche glacial

 

 

AIOIGAKI KAJIN (1898-1986)

El viento muere.

Las flores silvestres

se visten de duelo.

 

 

HASHIMOTO TAKAKO (1899-1963)

Mujer

 

Bajo la viva luna

duermo

con un moribundo.

 

Después de mis lágrimas

La plenitud

De mi soplo blanco

 

Ráfaga de nieve.

En sus brazos

sofoco.

 

 

MITSUHASHI TAKAJO (1899-1983)

Mujer

 

Adiós.

Más allá de la neblina

una niebla más profunda

 

Sobre un trineo sin luz

A la caída del día

En la llanura nevada

 

 

YOKOYAMA HAKKO (1899-1983)

Danzan las mariposas.

Yo converso

con los muertos.

 

 

SEIKO AWANO (1899-1992)

En 1947, luego de la Segunda guerra mundial,

el alumno de Kyoshi Takahama, se convierte

al catolicismo.

 

Me lavo los cabellos

Quiere decir

Me lavo el alma

 

Cae un copo de nieve

En la lupa

Gota de rocío

 

Bandera a media asta

Cuando se alargan

Los días

 

Al hototogisu

No responde

La veleta de metal

 

En secreto

Me falta la primavera

Envejezco

 

 

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