Adaptación y Selección de Haikus
Por
Alfredo Lavergne
Mudas
Las garzas trazarían en el cielo
Una línea de nieve
Una mancha
a la luna.
¡Qué hermoso abanico!
Al mismo tiempo
Cuando mi padre estaba muriendo
Me tiraba pedos
* Asataro Miyamori, en su “Antology of Haiku ancient and modern,
Tokyo, Maruzen,
del haijin, entre (1539 – 1540).
Monje de los santuarios animista shinto de Ise.
Esta mañana de Año Nuevo
Pienso además
En la edad de los dioses
Frente al acantilado
Los sauces reverdecidos
Son las cejas
A la enredadera
se parece hoy
mi propia vida.
Una flor cae
y sube a la rama.
No. Era una mariposa.
SATOMURA SHOHA (Muere en 1602)
No tengo pincel
que pinte las flores del ciruelo
con su perfume.
* Texto original, en “Antology of Haiku ancient and modern”.
MATSUNAGA TEITOKU (1571-1653,54)
Maestro de la escuela formalista. Escuela que precede
las denominadas “Kofu” y la “Danrin”, que guiaron a
Basho. Se sugiere que con Teitoku renace el haiku y
que anteriormente se mantenía al interior de la “renga”.
Si necesitamos
dormir la siesta
es por la luna otoñal.
Cuando ella se funde
El hielo con el agua
Se vuelven a acomodar
MATSUE SHIGEYONI (Ishu) (1596-1670)
En las altas hierbas del verano
Solos avanzan
Los bastones de los peregrinos
Como la mano derecha
De la partera
Las hojas del arce en otoño*
* En el único poema que nos quedó de Samboku.
El color rojizo de “Las hojas del arce en otoño”
y el de “La mano de la partera”, el rojo sanguíneo de la vida.
YASUHARA TEISHITSU (1609-1673)
La luna a media noche
como un trozo
de fresco.
Es la pobreza del verano.
Responde ella
antes de estallar en lágrimas.
Sobre la llanura ahora árida
Un cepillo de mujer
Del tiempo de hierbas en flor
Algunos pueblos
no conocen ni doradas ni flores.
Pero todos benefician de la luna.
Cambio de vestimenta.
La primavera desapareció
en el gran baúl*
* El primer día del cuarto mes del calendario lunar,
sacan las vestimentas de verano.
Contemplado la luna
Mi sombra me acompaña
De regreso a la casa
¿Quién se preocupa
de la flor de la zanahoria
en el tiempo del cerezo?
La mañana después de la tormenta.
Sólo los melones
no se interesan por lo ocurrido
BASHO (Matsuo, 1644-1694)
Poseía para su retiro un bananero…“basho”, territorio
del cual adopta su seudónimo. Matsuo fue fundador de
la escuela “Shofu”, rescata al haiku del círculo humorístico
y lo amplifica de nuevos valores estéticos y humanos.
Fin de año.
¡Siempre el mismo sombrero
y las mismas sandalias de paja!
Ramas de lirio
aferradas a mis pies.
¡Cordones para sandalias!
Poesía
Entrando a Oku
Plantan arroz cantando
Los botones del sauce se abren
El maestro y yo
Escuchamos la campana
Devuelve al sauce
Todo el fastidio
Todo lo que desea tu corazón
¿Es primavera?
La colina sin nombre
se perdió en la neblina.
A la primavera que pasa.
Las aves cantan
y son lágrimas los ojos de los peces
Sobre este puente colgante
nuestras vidas se enroscan
en ramas de la hiedra.
Una noche de primavera.
En la sombra del templo
un misterioso hombre suplicando.
Una noche en el templo
La luna
En lo más claro de mi rostro
El sol se levanta
Sobre el sendero a la montaña
Al perfume de los ciruelos *
* Cada año se celebra la fiesta del ciruelo en flor.
Bajo las flores de un mundo efímero.
Con mi arroz entero
y mi sake blanco *
* El “mundo efímero o liviano” por “uki-yoi”, término
de origen budista que sugiere lo pasajero de este mundo.
El haijin nos propone la simpleza. El arroz y su bebida,
El sake: Licor del Japón.
Los pétalos de la rosa amarilla
¿Tiemblan y caen
al ruido de los torrentes de agua?
¿De qué árbol en flor?
No sé
¡Pero qué perfume!
La gente de ahora no se interesa
por las flores del castaño
que están en el techo.
La campana para de sonar.
El eco de las flores
perfuma la noche.
En las flores silvestres de verano
Se estremece aún
El sueño de gloria de los guerreros
En néctar de orquídeas
la mariposa
perfuma sus alas.
Ante la enredadera en flor
Comimos nosotros
Que somos simples hombres
Ruido de alguien
sonándose con los dedos.
Los ciruelos en su estallido
¡Crueldad animal!
Bajo la pezuña
un saltamontes.
Al frescor
me acomodo
y duermo.
Las noches de verano
El ruido de mis zoclos
Hacen vibrar el silencio
En la lluvia de verano
se acortan
las patas de la garza.
En medio del llano
Canta la alondra
Libre de todo
Este día tan largo.
Aún muy corto
para el canto de la alondra.
A cada soplo del viento
La mariposa
Cambia de lugar en el sauce
Ante un florero lleno de azaleas
Una mujer
Desmenuzando bacalao seco
En el viejo estanque
la rana se zambulle
y el ruido del agua.
En la rama descascarada
Los atardeceres del otoño
Un cuervo se posa
Antes de tragarla
El agua de la vertiente
Hizo crujir mis dientes
Helando mi vientre
los remos golpean las olas.
Noche de lágrimas
Ah hototogisu
¡Agranda aún más
mi soledad!
Cuando desaparece
el hototogisu.
Una Isla
De la escarcha
No olvides jamás
El gusto a soledad
En la primera nieve.
Las flores de los narcisos
casi no se doblan.
Completamente mojadas
Inclinadas
Las peonías bajo la lluvia
En el agua y la lluvia.
El nenúfar
con sus dos flores erguidas.
Suave brisa.
La sombra de la glicina
apenas tiembla.
Albergue pobre.
Los gemidos del perro
en la lluvia nocturna.
A los que contemplan la luna
Las nubes
A veces ofrecen una pausa
Antes que corten los juncos
Del río
Contempla la luna
Cuando anochece en el mar
el graznido de los patos
se aclara.
Estoy en Kyoto
Pero al canto del hototogisu
Soñando de Kyoto
El hototogisu
y un bosque de bambú
filtra la luna.
Al ardiente sol
El río Mogami
Arrastró al mar
Salpicados de barro
Por el rocío
Los melones parecen frescos
¡Silencio!
El canto de las cigarras
tala las rocas.
Las cigarras van a la muerte
y su canto
nada nos dice.
El mismo paisaje
Escucha el canto
Y ve la muerte de la cigarra.
Pegándose a un champiñón
La hoja
Del árbol desconocido
Ese camino
Sólo lo toma
El crepúsculo en otoño
En pleno otoño
Mi vecino
¿Cómo vive?
En el picante gusto del rábano
Siento
El viento otoñal
Esta puesta del sol otoñal
Pareciera ser
El País de las sombras
La luna llena de otoño.
Deambulé toda la noche
alrededor de la laguna.
¿Con qué tono cantarías
y qué eufórico canto arácnido
en la brisa otoñal?
Ante el relámpago
Dichoso
El que nada sabe *
* Una paradoja Zen dice: “El que nada sabe posee el
verdadero conocimiento”. Entonces, este poema es una
modestia de cósmica altura.
Corazón
blanqueado por la lluvia.
Carcasa golpeada por el viento
Media noche de escarcha.
Para dormir me cubro
con la manga del espantapájaros
El sonido de la campana
Remolinea en la neblina
Al amanecer
Un día de tranquila alegría
El Monte Fuji
Empañado por la llovizna
Más blanco que las piedras
De la montaña rocosa
El viento otoñal
Después del crisantemo
A parte el largo nabo
Nada
El crisantemo blanco.
La pureza
al encuentro del ojo
Enfermo en el viaje.
Mi sueño corta
El páramo
Desolación invernal
En un mundo de tono uniforme
El ruido del viento
Mis lágrimas
Chisporrotean
Apagando las brazas
La tempestad sopla
el rostro
de alguien empapado.
La jarra quebrada
por el hielo de la noche.
¡Me levanto a saltos!
¡Qué bello!
El despreciado cuervo común
esta mañana nevada.
En este jardín
¡Un siglo
de hojas muertas!
Dios ausente
Las hojas de amontonan
Todo es abandono
Esta mañana nevada
Incluso el caballo
Es digno de mirar
Petrificado a caballo.
Mi sombra congelada
se arrastra y monta.
La nieve que vimos caer
¿Es otra
este año?
Ahora.
Vamos contemplar la nieve
hasta caer de cansancio.
Rudamente cae
Sobre los claveles
El chaparrón de verano
Mala jugada.
Mis dientes se destemplan
En el viento otoñal
Puse la mano sobre él
pero no la recoge y pasa.
La ketmia
Tus pequeños van a esperar
la alondra
perdida arriba en el cielo.
Sin excepción tiemblan
las hojas de la hiedra
por el viento otoñal.
¡Qué lástima!
Las chispas de la antorcha
van a la cabeza del cormorán.
El monje enfermo
barre el jardín.
Cerezos en flor
Camino y no me detengo
Si caigo - que sea
entre tréboles
Salta una carpa
y de nuevo el agua se calma.
El hototogisu canta
Por un día sin viento
Las campanillas que suenan con la brisa
Sirven de refugio a las abejas
La tormenta invernal
se apacigua
en el ruido del mar.
Célebre alumno de Basho. Algunas
antologías nos lo presentan como
Kyorari (1647-1704).
El hombre
Que está labrando la tierra
parece inmóvil.
Cohombro de mar.
¡No tienes cola
ni cabeza!
La ventisca no deja
la fría lluvia invernal
tocar el suelo.
Tanto calor
Que los melones rodaron
Fuera de su escondite de hojas
Sólo peregrinos
pasan por el camino
esta mañana de nevada.
Si. Gritaba si.
Pero a la puerta pesada de nieve
continuaban golpeando
Sin fuerza
En la lluvia del mar
Las altas velas infladas de viento
En el cielo
el hototogisu y la alondra
cantan en cruz.
Mis ojos
Cansados de tanto mirar
Regresan al crisantemo blanco
Mil pequeños peces blancos
Como si hirviera
El color del agua
Los pececitos blancos.
Cómo si fuera el espíritu
del agua que corre.
Levantando la cabeza
miro mi forma alargada.
Frío amargo
Completamente sucias
las mujeres que siembran arroz.
Excepto su canto
Media noche profunda.
El Río del Cielo
cambió de lugar
Un poco de calor
para que en el cerezo
una a una se abran las flores.
A cada nueva flor de ciruelo
el calor
monta
Las mujeres sin hijos
Son tiernas
Con las muñecas
Crisantemos blancos
Crisantemos amarillos
¡Qué no existan otros nombres!
Espejo
de rosas amarillas.
El manantial dorado
En los escenarios de las almas
También queman
Las lágrimas y el rocío*
*El mes de agosto, período de violentas tempestades,
la fiesta dedicada a las almas de los muertos.
Ni sonrisa
Ni lágrimas
En esta ketmia
Luna llena de otoño.
Los vapores suben
a la superficie del agua
Hijo de samurai, a los treinta años perdió gran
parte de los suyos.
La vestimenta del muerto
Ventilan en verano
En la cuerda *
* Irrumpe la muerte en medio de una de las actividades de
la vida... Airear la vestimenta. Las separan de otras para
la sepultura. En este haiku, luego de la estación lluviosa.
La primera cosa
Que toca la tempestad
El espantapájaros
Viento frío
Sobre los arrozales en otoño
Nubes negras
Dormí en la pieza
de un daimyo
y también hacía frío.*
* El pueblo debía esperar que pasara el “daimyo”
e inclinarse. Kyoroku, en este haiku, ¿nos invita
a sentir un paisaje interior?. A reflexionar.
Cerca de la vela
Una peonía
En silencio
A las barandas
se estira la sombra
de los crisantemos.
Entre las papas
Al centro de la cacerola
El claro de luna *
* Muy luego en el tiempo, Ryokan (1758-1831), recreará
el alimento, la naturaleza y la belleza en su célebre haiku:
“Viento azul / En mi caldo Claro / Peonías blancas”.
Un fuego que muere
golpea a la puerta
en medio de la noche.
Yo recito Sutras.
Las prostitutas
se desmayan.
En un sueño de flores
Cubierto
¡Quisiera morir al instante!
Como adormecidas
Las flores de la amapola
Caen
El año se va
y escondo a mi padre
los cabellos grises.
Si pudieran hablar
Las truchas también gritarían
Se acerca el barco con cormoranes.
A la entrada del jardín
Florece el blanco
De una camelia*
* La camelia es una de las flores con que se
saluda los muertos.
Observan al horizonte
Con el orificio de la campanilla al cielo
Esas flores de primavera
Oh que verdes son
las ramas del sauce
en las aguas que pasan
Aquí agua
y allá agua.
Las aguas de primavera
Una trucha salta
y las nubes se agitan
en el cause del torrente
Cuando los cerezos florecen
Las aves tienen dos patas
Y los caballos cuatro
Este otoño
no tengo niños en mis rodillas
para contemplar la luna.
El cerezo perdió sus flores
y vuelve la calma
en el Templo Enjoji
En
Un viento del fondo de las edades
Sopla a través de los pinos
La campana lejana
¡Cómo oscila su pasar
en la neblina de verano!
Los esqueletos
Vestidos de seda
Contemplamos las flores
Esa montaña lejana
A donde el calor del día
Se fue
La brisa fresca
llena el cielo vacío
del rumor de los pinos
No hay lugar
donde botar las aguas servidas
y el ruido de los insectos
Este día de invierno
hace calor al sol.
Pero frío
A la primavera
las ranas croan
y en verano gritan
La alondra se estira
y se deja caer.
Si verde es la cebada
TAKARAI (Enomoto) KIKAKU (1661-1707)
Durante la noche de quinta luna
Cada cierto tiempo escuchamos
Como se quiebra un bambú *
* Este poema fue trabajado en el tiempo del calendario
lunar. Febrero es el primer mes. En el quinto mes,
la temporada más caliente del año.
La luna llena.
La silueta de un pino
en el tapiz
El mendigo
carga el cielo y la tierra
como vestimenta de verano.
Lluvia de verano.
Una mujer solitaria
sueña en la ventana
El ciruelo en flor
espera su maestro
en el jardín.
Que me lancen una piedra.
Yo recogí
una rama de cerezo
Picado por pulgas.
¿Era verdad
ese sueño de sables?
El mono gruñe
y muestra los dientes.
La luna en lo más alto*
* El mono...el hombre?
Un relámpago
Ayer al este
Y hoy al oeste
La primera nieve
Nadie quiere
Quedarse en la casa
Cuando pienso que es mía
La nieve sobre el sombrero
Me parece más liviana
Despierto de noche
El faisán dorado grazna
La luna se congela
Cuando llega el invierno
los cuervos se cuelgan
del espantajo.
Aguacero.
Los patos gritan
alrededor de la casa
Noche de invierno.
Sin motivo
escucho a mi vecino
Fiesta de las flores.
Acompañado de su madre
un niño ciego
¿Qué pasa con Enjo?
Vivió y ahora está
como mar en verano
El hototogisu canta
y en la pequeña canasta
dos o tres berenjenas.
Termina el viento y corre el agua
por el bosque. Es el momento
del canto del hototogisu.
El sauce
Contempla al revés
La imagen de la garza
El murciélago
volando de sauce en sauce
en lo rojizo de la noche.
Flota
A fuerza de levedad
La rana
Una cigarra en otoño
yace muerta
al lado de su cáscara vacía.
Despierto en medio de la noche
Mezclo mi tos
Con los gritos de los insectos
Muy lejos en el mar
el viento verde y la niebla
¿Adónde van?
Entre tantos cerezos en flor
El pájaro carpintero buscando
Un árbol muerto
Escarcha y granizo
Sin fin ni fondo
La soledad
Índice ⊕
Inicio ⊕
Al inmenso campo
De un grito
El faisán lo devora
Yo barrí el jardín
y después cayeron
las camelias
Las peonías marchitaron
y partimos
sin pesar
Los paraguas.
Cuántos pasaron
por esta noche de nieve
Suspender la luna en el pino
y descolgarla
para mejor contemplar
Ranas cantoras
¡Cómo ayudándose
con sus gritos!
De pie
entregando el espíritu
el espantapájaros
El sonido de la campana quebrada
También es cálido
Como la luna en verano
Mujer
Despierta
de este sueño
veré el violeta de los iris*
*Poema escrito poco antes de su muerte. La vida es un sueño,
la muerte una nueva y mejor vida. El color violeta representa
la juventud de la mujer.
Si muero en la llanura blanca
También seré
Un Buda de nieve
Estornudo
y no veo más
a la alondra
Cambio de doméstica.
La escoba
esta colgada en otro lugar
A sus pies
le roban sus granos
¡Qué espantajo!
CHIYO-NI (Kaga No Chiyo, 1703-1775)
Religiosa budista. Se casó muy joven y quedó viuda
a temprana edad.
Los caballos al galope
Huelen sus cuartillas
Un perfume de violetas
Roza
El hilo de la caña de pescar
La luna en verano
Como la nieve
mi pálido reflejo
en el agua.
Todo lo que recogemos
en la playa de marea baja.
Se mueve
Sin niño que se acerque
Las paredes de papel
Están frías
En el llano y la montaña
Todo parece inmóvil
Esta mañana nevada
Si por las mañanas se cierran
las campanillas en flor.
¡Es por el odio de los hombres!
En las lluvias de primavera
Todo las cosas
Son más bellas
La rama en flor del ciruelo
otorga perfume
al que la corta.
Del violeta de las nubes
Al morado de los iris
Se dirige mi pensamiento*
* Chiyo-ni, describe la muerte de su joven madre en el humo del
crematorio y en el color morado del iris, el reflejo de los suyos
en kimonos de verano. ¿La partida de la madre, la familia y la
continuidad de la vida?.
¡Luciérnagas. Luciérnagas!
Por el río
las tinieblas pasan.
Muchas veces
¡Hototogisu, hototogisu!
y amanece.
El agua se cristaliza
Las luciérnagas se apagan
Nada existe*
*Escrito poco antes de su muerte.
Cubierto de un manto de luna
Río abajo
El ruido de la red de pescadores
A la hora de la siesta
se detiene la mano que agitaba
el espantapájaros.
Los días tranquilos
En rápidos años
Olvidados
En su mes.
El gato olvida el arroz
pegado en sus bigotes
En un montón de basuras
Una centidonia floreció
Tardía en otoño *
* La centidonia
es una enredadera de campanillas.
Solo atravieso
Un frío claro de luna
Por el puente colgante
Ni una sola piedra
Para lanzar a ese perro
Bajo la luna en invierno
Desolación invernal.
En una poza de lluvia
los gorriones se distraen
Las barren
y abandonan
a las hojas muertas.
Es el viento de primavera.
Dicen amo y criado
caminando juntos
Neblina de río.
Empujando el caballo al agua
El ruido del agua.
A lo largo del día
Mis ojos se gastaron
Contemplando el mar
Pintor
Me lavo los pies
El agua sale de la cubeta
¡Cómo la primavera!
Esta mañana
El sol salió de la cabeza
de una sardina *
La puesta del sol
en primavera camina sobre la cola
del faisán dorado *
* En estos dos poemas de Buson, podemos ver
el tiempo en su trabajo y el interés en marcar
una diferencia...en el original del primer haiku,
el pez es un dibujo.
Noche de primavera.
De vela en vela
transita la llama *
* ¿Reencarnación?
El mar en primavera
se levanta y cae
a lo largo del día.
No hay puente.
El sol se acuesta
en aguas primaverales.
Van juntos platicando
un paraguas y un viejo abrigo
en la lluvia de primavera.
Nada más por hoy
Debemos entrar a la primavera
Nada más
Sobre el mar
El atardecer
En la red de la neblina
El barco coreano
Continúa su ruta
Sin detenerse por la neblina
La pradera esta nublada
y las aguas guardan silencio.
Es atardecer
La tranquilidad del día.
El faisán
se posa en el puente.
Al trabajo de la tierra
Desde las alturas del templo
Viene el canto del gallo
Al trabajo de la tierra.
El hombre que preguntó por el camino
Desapareció
Trabajar en el campo
La nube que nunca se movía
También se fue
Al claro de luna
El ciruelo blanco parece
Un árbol en invierno
El manto de luna.
Una rana
perturba el agua y el cielo
El halo de la luna.
¿No es el perfume de la flor
del ciruelo que subió hasta allá?
Envejecen
en cada pétalo que cae
las ramas del ciruelo.
Murió el ciruelo y sus flores
¡El sauce
en su soledad!
Sobre el excremento del caballo
Las flores que cayeron del ciruelo rojo
Parecen besarse
Iba yo a los cerezos en flor
Dormía bajo ellos
Ese era mi pasatiempo
Caen las flores del cerezo
y entre las ramas
aparece un templo.
En las tardías flores del cerezo
duda
la primavera que termina.
La mariposa confiada
duerme
en la campana del templo.
Parece indefensa
Cuando nada
La rana
Un volantín
En el mismo lugar
En el mismo cielo
Las ocas emigran.
Delante de la casa
el campo de arroz parece volar.
Barriendo hojas dispersas.
En el cortejo fúnebre se va
la primavera.
Esta mañana
vemos la brisa soplar
los bellos en la oruga.
En noches breves
la aterciopelada oruga
carga las perlas del rocío. *
Desde el fondo
de las noches breves
surge el río Ôi. *
En noches breves.
La baba de los cangrejos
espuma entre las cañas *
* Noche breve. ¿Noche de verano?
Noche corta.
En las afuera de un villorrio
un comercio esta abierto *
* Noche corta. ¿Noche de verano y bohemia?
La borrasca.
Los papeles en blanco del escritorio
volaron todos.
El sonido de la campana
Cuando sale de ella
Frescura en verano
En la niebla del verano.
El vuelo blanco de un insecto
de nombre desconocido.
El bosque en verano
Ninguna hoja se mueve
Así asusta
Con las lluvias del verano.
El agua estancada y el río
se juntan.
Aguacero de verano.
Los gorriones de la aldea
se agarran de las hierbas.
¡Un relámpago por la mañana¡
El ruido del rocío
corre entre los bambúes.
Ese vivo frío
Bajo mi pie en la alcoba
La peineta de mi esposa muerta
En las orejas de mi avanzada edad
Las lluvias del verano
Desaguan por las canaletas
En las hierbas nueva
El sauce
Olvida sus raíces
Es un placer
Atravesar el río en verano
Con las sandalias en la mano
Caminando
por el extenso páramo
las nubes altas caen sobre mí.
El sol centellea
Sobre las piedras
Del páramo reseco
La más lejana luna.
Atravieso
un barrio pobre
Está pasmada
de pobreza
esta mañana de otoño
Es otoño en los senderos.
Alguien viene por el páramo
detrás mío
Bajando los campos sembrados
Saturándolos
El agua en otoño
Bajo la lluvia otoñal
Caminar por plantaciones
Sumergidas
Al agua arrasa
y es como de noche
en cada terreno cultivado
Qué hermoso
después de la tormenta otoñal
el pimiento rojo.
Atardecer otoñal.
La soledad también
es bienestar.
Pasando el portal
Soy el hombre que camina
Por el atardecer del otoño
Para el que parte
Para el que se queda
Dos otoños
Durante la siega de otoño
Muy triste
El rostro de la loca
Tan profunda
Esa prostituta
Color abismo
El dedo herido
Del albañil
Al rojo vivo de la azalea
¡Canta el hototogisu
que no tiene padres
ni hijos!
La tos ronca
del abad.
El canto del hototogisu
Bajo la brisa del atardecer
El agua chapotea
En las patas de la garza
Un caracol
Un cuerno corto y el otro largo.
¿Cuál es el problema?
Ella se abre
y despide un arco iris
la peonía.
La pesada carreta retumba
Cuando pasa
La peonía se estremece
En cien lugares a la redonda
Las peonías crecen
Y las nubes de lluvia
Después de cortar la peonía
Me sentí disminuido
Esa noche
En el viejo pozo
un pez traga un mosquito.
El agua hace un ruido negro
Ella cae
La flor de la camelia
A lo más negro del viejo pozo
Un ave grita
y el ruido del agua oscurece
alrededor de la trampa.
Piensa en decapitar
los lotos blancos.
El honorable bonzo
El faisán dorado
sobre la rama descansa.
Larga es la noche de una a otra pata
Cae la luna
sobre cuatro o cinco personas
bailando.
Tres veces se levanta
y es todo
el grito del venado.
Sobre la imagen santa
Se permite un excremento
La golondrina
Rocío blanco en la zarza.
Una gota
sobre cada espina
No es el mismo
después de la cosecha de arroz.
El espantapájaros
El capataz
se informa del espantapájaros
y regresa.
El viento de otoño
sacude al espantapájaros
y pasa.
Recogiendo champiñones.
Levanto la cabeza
y la luna ya está en la cúspide
El criado
Abandona un cachorro
Bajo la luna llena
Juntamos los huesos
del muerto.
Las violetas se compadecen *
* Después de la incineración, se recogían con palos
los huesos que no se consumían y los enterraban en
pequeñas urnas.
Muy helado el soplo
de la campana.
¡Cuándo sale de la campana!
En la profundidad del bosque
el pájaro carpintero
y el golpe del hacha.
Pasan y no entran
Las hojas del otoño
Al templo de Fujisawa
La orquídea de noche
en su perfume esconde
el blanco de su flor.
Las tijeras
ante el crisantemo blanco
dudan un instante.
Cultivador de crisantemos.
De ellos
eres esclavo.
La luna pasa al oeste.
La sombra de las flores
se estira al este.
Las hojas muertas
sopladas por el viento oeste
se agrupan al este.
Hojas muertas.
Cuando el viento norte sopla
fraterniza al sur.
La montaña oscurece
y asume la púrpura magnificencia
de las hojas en otoño.
Las noches de los hombres de antes
Fueron iguales a las mías
Noches de lluvia fría
La lluvia en invierno
Muestra lo que los ojos ven
Como si fuera cosa antigua
Paro la borrasca.
Un ratón
atraviesa la corriente.
¡Fría es la noche!
A la cubeta de agua
cae una rata.
Un ratón raspa
un plato
¡Ruido frío!
En noches frías
mis huesos sienten las mantas
y golpean la colcha
El abad
y cómo deposita su abono
en el llano sin cultivar
Encuentro de un monje
sobre el puente.
La lluvia de invierno
Por el río en invierno
Flotan a la deriva
Las ofrendas florales del Buda
Ruido de serrucho
Esta media noche de invierno
Ruido de pobreza
Puse el calentador
en mi pecho.
Pero mi corazón estaba lejos
Un fuego moribundo.
Pero súbitamente la cacerola
se pone a hervir
Con un palo
Golpeo el pincel congelado
Por la noche
Aún más conmovedoras
A la luz de linternas
Las oraciones en noches frías
Esta noche oscura
La cubierta del calendario
llega a su fin.
En invierno
Un hachazo en el bosque
Y el olor me llega
Bajo la nieve
Las luces de la hilera de casas
Que me cerraron la puerta
El viejo calendario
me llena de obsequios.
¡Cómo un Sutra!
MATSUMOTO KOYU-NI (Siglo XVIII)
Mujer. Algunos traductores nos la presentan como Koju-ni.
Las flores caídas
Ahora nuestras mentes
Están en paz
Sin palabras la anfitriona
El invitado
y el crisantemo blanco*
* Este gran haiku, simple y limpio, no mantiene
ninguna fuerza a la traducción. El silencio de dos más
el de la belleza. ¿La belleza no tiene más que decir o
sobrepasa la palabra?...un silencio a tres. Es en la
contemplación de la flor, que nos llega el “satori ” o
la esencia del haiku, la iluminación.
En los escollos del agua
la brisa azul
desparrama la luna*
* Recordemos que con el color azul, el poeta japonés,
apunta a la belleza de la naturaleza. Ver entre muchos:
“La brisa azul de Oriente” de Aoki Getto (1879-1949)
y “El viento azul” de Ryokan (1758-1831).
Mi sombra se pega a la muralla.
Esta noche de otoño
un grillo hace ruido
Perseguida
La luciérnaga e esconde
en los rayos de la luna
Una jaula de luciérnagas
para el niño enfermo.
¡Qué soledad!
¿Quién desvela allá
con la lámpara encendida?
Lluvia fría de medianoche
La luna de esta noche
Imposible
Que sea única
Entré furioso
y ofendido;
el sauce en el jardín.
La bola de nieve
al fin
es inmensa
Me dejo rodear
Como el Buda
Por los mosquitos del equinoccio
El viento disminuye
Las montañas se ven
Y ahora las ranas
A quien la persigue
La luciérnaga
Ofrece su luz
Los melones.
Por ellos lo reprimí el año pasado
y hoy los ofrezco a su espíritu
Al claro de luna
Sólo un ruido
Y la caída de las camelias blancas *
* Si las camelias se ofrecen al difunto. En este haiku
al emboscado... ¿Las flores por esa muerte?
A la medusa
El cohombro de mar
Confía su amargura
El niño
Pasea su perro
Bajo la luna del verano
La lluvia nocturna
multiplicó los caracoles
bajo las bellas hojas de las aspidistras
La flor de la camelia
Que iba a caer
Está presa en las hojas
A la puesta del sol
La sombra del espantajo
Alcanza el camino
Del corazón de las prostitutas
Surge
El amo del lugar
Crisantemos blancos.
Ahora alrededor de ellos
todo es gracia y belleza.
Luna en verano
¿Del otro lado del río
qué es?
Alimento de otoño.
Por la puerta abierta
entra el sol del atardecer.
Contemplando la luna
La miramos y se cubre
La olvidamos y se muestra
Seducida por las flores
Fascina a la luna
La mariposa
Atraído por el canto lejano
Del uguisu
El sol sube al horizonte
El uguisu canta.
Fue ayer
a la misma hora.
El viento otoñal
sopla primero
las flores de la enredadera.
Llega el otoño
Pasan las nubes
Y se ve el viento
Amaneceres con luna.
Los chorlitos de la orilla del río
se dispersan a lo lejos.
Luna fría.
El viento del río
afila las rocas.
¡Espacio por favor!
y déjeme plantar estos bambúes
al sapo.
SEIFU-NI (Enomoto Seifujo) (1732-1814)
Mujer religiosa
Fin de la primavera.
Entre las medicinales artemisas
las osamentas humanas
La mariposa es vieja.
Pero mi alma
en los crisantemos juguetea.
Al alba
Soplan las ballenas
Entre la espuma escarchada
Recogiendo una violeta
El débil corazón
En primavera
El gorrión furioso
Salta entre las flores
De la enredadera
Apagado el altar del Buda
El cuarto pertenece
A las muñecas
Las montañas del otoño
Aquí y allá
Humaredas se levantan
Las hojas que caen sobre otras hojas
Se unen
La lluvia arrasa sobre otra lluvia
Una noche de primavera.
Pareciera que a nadie pertenece
esa carreta abandonada.
La libélula roja
comienza
la estación otoñal
El arroyo se hundió
en las hierbas
del otoño que se va
El jardín está oscuro
y tranquila en la noche
la peonía
Insensible
A los rayos de la puesta del sol
El espantapájaros
En la densa neblina.
¿Quién grita de la colina
a la barca?
Niebla nocturna.
Pensando en cosas del pasado
y cómo están lejos
Sobre el bambú que indica
La tumba del difunto
Una libélula
El pequeño pez
Arrastrado a reculón
Al agua clara.
Cuando nos detenemos
De noche en el camino
La nieve pesa más
A veces no viene
y otras canta dos al día.
El hototogisu
Aplastando una mosca
¡Quisiera
matar a todas!
Mujer religiosa
Deseo partir
Peinada de luna
Bajo el cielo errante
Tomando el fresco sobre el puente
La luna y yo
Quedamos solas
En mi sombrero
En lejanas montañas
Sonido de hojas
Para el convaleciente
los crisantemos.
Huelen frío
Índice ⊕
Inicio ⊕
Monje zen calígrafo-escriba.
Los días de lluvia
el monje Ryokan
da penas
Surcos de seda
en la superficie del agua.
Lluvia primaveral
El mundo
ahora
es un cerezo en flor*
* Es el “hanami” o fiesta de la contemplación
de las flores ...la importancia del ahora de la tribu?
En el santuario
Sobre los pétalos de las magnolias
Las flores del cerezo
Viento azul
En mi caldo claro
Peonías blancas *
* Al aire libre y agradeciendo por la belleza del viento,
la flor y el simple alimento.
Sin inquietarme
En almohada de hierbas
Me ausenté
Día tras día
cae la garúa.
La vejez me atrapa
Las plantas de jardín
caen
y yacen como caen
En el viento otoñal
Al recoger caquis
Mis bolas doradas se erizan
El viento nos trae
Suficientes hojas muertas
Para hacer una fogata
Sobre su caballo
En el viento que azota
El hombre de mirada segura
El ladrón
se llevó todo.
Salvo la luna de mi ventana.
El humo
dibuja en este momento
el primer cielo del año
En este primer amanecer de primavera
Incluso mi sombra
Está repleta de vigor
En el mismo lugar se obstina
El pájaro carpintero
Al atardecer
En día de primavera
Una sola poza
Detiene la puesta de sol
Temblando
en las flores silvestres
se va la primavera
La hierba de las pampas cae
y el ojo puede ver
como el frío aumenta
Ondulando serpenteando
La brisa
Viene a mí
¿La edad de la luna?
Yo diría
más o menos trece años.
¿Sentirán nostalgia
los días de neblina
y las ninfas del cielo?
Bajo la neblina del calor
Algunos hoyos dejados
Por el bastón que va al templo
Lluvia de primavera
El pato renquea
En el pórtico
En la ruta de Shinano
La montaña carga sobre mí
El calor
Ella acostó al niño
Y lava en este momento la ropa
La luna de verano
Habiendo cambiado de ropa
Me siento
Pero muy solo
Con alegre canto
El hototogisu
Llama a sus paternos
Los gorriones
Juegan a la escondida
Entre las plantas de té
Apártate del camino
gorrión sin casta.
Pasa el caballo
Gorrión huérfano
Ven acá
Contigo quiero jugar
Si eres tierno con ellos
Los nuevos gorriones
Te desilusionarán
Un gorrión cansado
En medio
De un grupo de niños
Noche de golondrinas.
Mañana otra vez
nada mejor que hacer
Un punto en el día
La alondra canta
Al fondo de la lluvia
Mantiene un desafío
De miradas conmigo
La rana
Inmóvil y serena
La rana observa
Las montañas
Mirándome
Se camufla
La rana
Puesta del sol.
La rana también
llora
De los arces de otoño
me acerco
y la soledad me invade
Las ranas repiten.
Alrededor de la cabaña
envejeces. Tú envejeces
La vejez
También al cortar un ramo de flor
Una mueca en la boca
Cuando envejecemos
La larga presencia del día
Es también motivo de llanto
Esta mañana es otoño
Al decir estas palabras
Siento como envejezco
Frente al espantapájaros
A edad avanzada
Tengo vergüenza de mí
Al otoño de mi vida
La luna no tiene manchas
Y sin embargo *
* La luna es un espejo sin manchas.
¿La conciencia?
Allá
Simplemente
Bajo la nieve que cae
De la mala hierba
¡Qué mariposa
nació!
Cubierto de mariposas
El árbol muerto
Florece
Mariposa que revoloteas.
Como tú siento
que soy una criatura de polvo
También entre los insectos
hay los de diestro canto.
Otros no
Canto de insectos.
Un hoyo en la muralla
ayer desapercibido
Bajo las flores del cerezo
Pulula y hormiguea
La humanidad *
A la sombra de las flores del cerezo.
No son
Más extranjeros *
* Es la fiesta anual del cerezo o la contemplación
de las flores, “hanami ”. Todos son invitados al
tradicional lazo entre el mundo del guerrero y
el de las flores.
Esas flores de cerezo
Que tanto me embelesaron
Desaparecieron de la tierra
Un mundo de gran dolor y tristeza.
A pesar
de los cerezos en flor
Entre las flores del ciruelo
El uguisu
Limpia sus patas
Cuando florece el ciruelo
Yo esparzo sardinas
En la tumba de mi gato
Crisantemo en flor
Baila también en el aire
Un olor a orina
Lluvia de pétalos.
Agua de neblinas lejanas
Quisiera beber
Es mediodía.
Las oropéndolas cantan
y el río pasa en silencio
¡Porque así debe ser!
Estrenémonos a morir
a la sombra de las flores
Todos en este mundo
en la cumbre de un infierno
¡A contemplar las flores!
La primavera se anuncia
Tengo cuarenta y tres años
Aún frente a un arroz blanco *
* El número cuatro y la palabra muerte,
son homónimos.
En lo más carnudo de mis nalgas
Las marcas
Del petate frío
¡Rayos y truenos!
A cada relámpago
el mundo se sana
Que nada me pertenezca.
Sólo la paz del corazón
y el frescor del aire
Desnudo.
Sobre un caballo desnudo
a través un temporal
Pobre
La más pobre de las regiones
¡Pero sientan este frescor!
Aldea perdida
Acostumbrados a su miseria
Ellos toman el fresco por la noche
La siesta
Dejo al agua de las montañas
Pelar el arroz
Lozanía de atardecer.
El ignora que la campana
redobla el sonido de la vida
Lozanía de atardecer.
El sabe que la campana
redobla el sonido de la vida
Viva inquieta pulga.
Por mi mano
transfórmate en Buda *
Por esta boca
que mordió una pulga
canto al Buda *
* Volverse Buda, Transformarse, llegar a ser un Buda.
¿Morir? Se utiliza el término “buda” para con respeto
designar...un cadáver.
Pulgas.
Para ustedes también
la noche es soledad y larga
Lo siento por las pulgas
de la cabaña
¡Van a adelgazar muy pronto!
Picado por pulgas.
¿Entonces fue verdad
ese sueño de arena?
No mates la mosca.
Mira como reza
Manos juntas y pies juntos
Cansadamente sueña
El viejo pino
Todavía no es Buda
Llegó el otoño.
El cachorro que no lo sabe
es un Buda
Un ser humano
Una mosca
En la gran sala
Con una sonrisa
el Buda muestra
un mosquito que se tira un pedo
El mundo va muy bien.
Otra mosca
come el arroz
Matando una mosca
herí
una flor.
Una puerta de ramas
y como cerradura
un caracol.
De noche bajo la luna
Torso desnudo
El caracol
¿A dónde puede ir
bajo la lluvia
este caracol?
Sube lentamente
Lentamente pequeño caracol
Escalas el Monte Fuji
Me voy de la casa
junto al hototogisu
¡Cuídala caracol!
¿Cuándo vino
tan cerca de mí
este caracol?
Caracol
A tu manera
¿Puedes llegar a ser un Buda?
Retoma fuerza
en la manga
la luciérnaga que huye
De prostitutas
La joven virgen
Se hace un pañuelo
En el pórtico del Templo Mii.
El sonido de la campana
en el aire se congela
Después de la gran limpieza
Del Templo de Zenkoji
La brillante luna otoñal
Oca emigrante
¿Cuántas veces viste
la humareda del Monte Asama?
Amanecer.
La bruma del Monte Asama
sube a la mesa
Oca salvaje
¿A qué edad hiciste
el primer viaje?
Luna llena
Mi aldea deteriorada
Es como usted la ve
Qué bella y enorme
Era esa castaña
Fuera de alcance
En el blanco rocío
me ejercito
al paraíso
En cada perla de rocío
Tiembla
Mi región natal
En la flor de loto
Cambia
El rocío del mundo
El rocío se dispersa.
Hoy una vez más
sembraré granos de infierno!
- No quiero continuar
en este mísero mundo.
Y se descuelga la gota de rocío
Mundo de rocío
Rocío de mundo
¡Ah! Sin embargo *
*Con motivo a la muerte de su hija.
Saltamontes
No aplastes las perlas
En el blanco rocío
El ruibarbo en la nieve
Más pálido
Brilla púrpura
El frío
¿De dónde viene?
Oh espantapájaros
En la punta de la nariz
Del Buda del páramo
Cuelga un hilo de hielo
De los orificios de la nariz
del Buda.
Surge una golondrina
Noche tras noche
Mi sopa de legumbres
Acompaña la nieve
En invierno
Una joven prostituta
Raspa el hollín de la cacerola
El hoyo perfecto
que hago cuando orino
a la entrada de mi casa
De un salto
El cervato caza la mariposa
y vuelve a dormirse
El gatito
Que pesamos en la balanza
Continúa con sus juegos
Un bello volantín
se levanta
de la choza del mendigo
El niño que imita
Al cormorán
Es aún más maravilloso
¡El lobo!
Sólo al ver su excremento
Temblamos de frió
Mujer
Luego del baile.
El viento en los pinos
y el canto de los insectos.
Sobre las trenzadas flores
Del ataúd
Una mariposa*
* Como Yosa Buzón (1715-1783). “Noche primaveral /
de vela en vela / la llama se traspasa” y Takai Kito
(1741-1789). “Sobre el bambú que indica / la tumba
del difunto / una libélula”. ¿La reencarnación?
En la fría tempestad
una solitaria luna
rueda a través del cielo
Una húmeda mañana
Desde la tierra surge
La primera cigarra
Se hizo mil pedazos
y aún está allí.
¡La luna en el agua!
En el espejo
Esta mañana el otoño
El rostro de mi padre
Los hombres mueren
y las grúas nacen.
Translúcidas y heladas
Bajo el velo de luna
¡Sombra de flor!
¡Sombra de mujer!
Cae lánguidamente
en el césped
la humedad del calor
Cuando la lámpara se apaga
Las primeras estrellas
Entran por la ventana
En este mundo que balancea.
¡Hágase gran maestro
y usted dormirá la siesta!
Golpeado
El pez de madera
Espanta los mosquitos al medio día *
* Se trata del gong inmóvil del templo, en el que a la
sombra es guarida de mosquitos.
Las piedras del fondo
Parecen mover
El agua clara
Sobre el ataúd
lanzar crisantemos.
Nada más *
* Soseki saluda la muerte de su amigo
Masaoka Shiki (1867-1902).
Reverencias y sonrisitas.
Del moño
resbala un granizo
El frío y más frío.
El agua azula
Y el cielo se estrecha
La piel y los huesos.
¡La borrasca arrastraría
mi cuerpo enfermo!
Guardián de la noche.
Escucho
el continuo lamento de la lluvia
Por aquellos que partieron
Por aquellos que se quedaron
Las ocas salvajes retornan
Sin saber porqué
Amo este mundo
Donde venimos a morir
Si pudiera morir
antes que seque la rosa.
Sería perfecto
En el claro de luna
Dejo mi barca
Para entrar al cielo
Director de la revista Hototogisu. Recordemos que
del desprendimiento de un poema largo y del “hokku”
poema de tres versos…se desprende o reclama el
“haiku” y aparece como un poema en SI, se le conoce
como “kaikai” y es Shiki que adopta definitivamente el
término HAIKU.
Cada año nuevo
Cielo y tierra en armonía
El primer día
¡Qué soledad!
Después de los juegos artificiales
una estrella fugaz
Un gran viento
y repentinamente el estandarte
se levanta
Ola de calor
Las flores del ciruelo se dispersan
por el pedregal
Cuando miré hacia atrás
El hombre que me cruzó
Se había perdido en la neblina
El Gran Buda soñoliento
Adormecido
Por este día primaveral
El Gran Buda
y su frescura
implacable
Ellos contemplan
el océano en junio.
Los Budas al fondo del templo
Dulzor de brisa.
En el verde de mil colinas
un templo aislado
Atardecer primaveral.
¿Qué lee
el hombre que no tiene mujer?
Las ondas del chapoteo
derriten poco a poco
el hielo del estanque
La nieve se derritió
en la espalda
del Gran Buda
Sitio ilustre.
Desyerba la tierra
y lo ignora el campesino
Un canasto de flores abandonado
y nadie
en las montañas en primavera
A lo largo la mano corre
por la barandilla del mirador.
Los montes en primavera
Durmiendo sobre la piedra
Mariposa
¿Sueñas tú de mí el infortunio? *
* El poeta muere de tuberculosis a los 35 años.
Este haiku tiene su pasado en el filósofo
taoísta chino, Zhuangzi. Que antes de soñar
que era una mariposa, se preguntaba si no era
la mariposa que soñaba que era Zhuangzi.
Soñando cada año
En los crisantemos
Sueño por ellos
La campana del templo
para de sonar y brilla.
Ah la luciérnaga
Como compañero
Solicito a la mariposa
Partir de viaje
El aguacero de verano
tamborea
en la cabeza de las carpas
Jornada corta.
En sus canastas los cormoranes
duermen cansados.
Un pueblo de pescadores
Bailando bajo la luna
El olor a pescado fresco
El puente cedió.
¡Atrás y solitario
el sauce llorón!
A lo largo del río
No encontré ningún puente
Ese día sin fin
El río en el verano
y un puente.
Pero el caballo pasa por el agua
A gran velocidad
Se lleva el verano
El río Mogami
El puente colgante
En lo alto y en todas direcciones
Balancea la lluvia fresca
¡Peral en flor!
La casa en ruina
Única huella de la batalla
Con mucho esfuerzo
pude colgar
la lámpara entre tantas flores
Cerezos en flor
y recuerdos de seres queridos.
Todos tan lejos de aquí.
Al chirrido de los insectos
Sale la luna
El jardín oscurece
Pinos en cada isla.
¡Y cómo refresca
el ruido del viento!
¡Qué frescor!
La vela que se apaga
y el ruido del agua
El frescor
En medio del cultivo de arroz verde
Del único pino
De espalda al Buda.
Oh cómo como refresca
el claro de luna
Donde miremos
Hay frescor de luces
De dioses y de Budas
En el Gran Buda
la ausencia de entrañas.
Ah que frescor
Al encender la luz
Las sombras de las muñecas
Una para cada una
Una alondra se vuela
Respiro la niebla
¡Yo camino sobre nubes!
Nuestro canario escapó
Un día de primavera
Llega a su fin
Marejada de nubes bajas
Amontonadas
Sobre la lejana línea del mar
La barca y la orilla
Dialogan
a lo largo del día
La playa.
¿Porqué hacer una fogata
con esta luna de verano?
Un azadón abandonado
en el campo vacío.
¡Qué calor!
Para la delgada waka
y para el fino haiku.
Un hombre en verano *
* Waka o Tanka. Tradicional género
poético de 31 sílabas.
Sale la luna entre la hierba
y sopla el viento
el canto del hototogisu
Gracias a la linterna
contemplar al Gran Buda
y el canto del hototogisu
Ni siquiera un mosquito
después de la inundación
¡Qué soledad!.
En la palma de la mano
una luciérnaga.
Ah su frío reflejo
En el rincón de un viejo muro
Totalmente inmóvil
Una araña gorda acecha
Maté una araña
¡Soledad
de noche fría!
Cuando para de cantar
Y vuela
Al fin vemos a la cigarra
Sólo en un árbol
de la inmensa llanura
las cigarras se agrupan
Una cigarra canta
Frente a la casa vacía
Al último sol
Al borde de la muerte
Más sonora que antes
Las cigarras en otoño
Bosque en verano.
Del que penetra
ni la más mínima huella
Veinte mil personas
Sin abrigo
La luna de verano *
* Visión del gran incendio de Takaoka.
Pintor de rosas.
Las flores no son difíciles
y las hojas peliagudas
Admirar rosas.
¡El cansancio de mis ojos!
La convalecencia
Pintar flores
es mi tarea cotidiana.
¡A comienzo del otoño!
La blanca peonía
Una noche de clara luna
Perdía sus pétalos
¡Las flores silvestres del verano!
En Saga las bellas mujeres
de muchas tumbas
La amapola florece
y por la brisa del día
desparramada
Lluvia de otoño.
Las hortensias
se deciden por el azul
Mi voz
se hace viento
en la cosecha de champiñones
En el Templo de Taga
Cerezas en el suelo
No hay nadie
Bajando del caballo
En el viento de otoño
Pregunté por el nombre del río
Torbellino de hojas muertas
vienen de lejos.
El otoño llega a su fin
Apoyada a un árbol desnudo
de raras hojas
una noche estrellada
Los insectos de verano
caen muertos
sobre mis libros
Ningún insecto
se acerca a la lámpara
Aún más frío.
Me pican
Los mosquitos en otoño
Decididos a morir
En el dormitorio vecino
su luz también se apaga.
Ah qué la noche es fría.
La linterna se apaga
Atravesando el basho
El ruido del viento *
Pobre Templo
reducido a ruinas.
¡Pero qué basho! *
* Basho: Campo de bananos, platanar y seudónimo
del maestro de la sobriedad, quietud y armonía,
Matsuo Basho, Siglo XVII.
No puedo comer
los caquis que me gustan.
Ah la enfermedad
Pelando una pera
Azucaradas gotas brillan
A lo largo del cuchillo
¡Recuerden!
Fui un gran comedor de caquis
amando haikus *
Tres mil haikus
a revisar.
Dos caquis *
* El haijin Shiki, por trabajar en correcciones
era recompensado en caquis.
Las manzanas robadas
que comí.
Me produjeron dolor de estómago
El ave canta
y cae al suelo
una baya roja
Una baya roja
rodó
por la escarcha del jardín
El daimyo.
Queda de su pasar
un terrible frío *
* Ver MORIKAWA KYOROKU (1656-1715),
nos regala un bello haiku (frío-daimyo).
Soledad en invierno.
Quisiera hacer una pregunta
al Buda
Fría mañana.
Alegremente
el acólito entona el sutra
El río en invierno.
El agua no es suficiente
para cuatro o cinco patos
La gran limpieza.
Todos los dioses y Budas
amontonados en la hierba
Débiles
Esta noche de nieve
Las luces del palacio
Medita el mono
a lo largo de la noche
¿Cómo atrapar la luna? *
* El mono es el hombre y la lección luminosa
de la luna... ¿Buda?.
Hago una ofrenda a Dios
y de regreso.
La brama del ciervo *
* Ofrenda o “kami”. Dios personifica la naturaleza
en el culto “shinto”.
Noche infinita.
¡Pienso
en cómo será en 10.000 años!
Bajo el mosquitero
Ella duerme
Rodeada de luciérnagas
El que detesta esta vida
Debe amar
La flor del cardo
En los cultivos de las alturas
los espantapájaros
se peinan de nubes
En este mundo efímero.
También los espantapájaros
tiene ojos y nariz
Una extremidad
Apoyado sobre la montaña
El Río Celeste*
Aguas termales.
en los cuerpos desnudos *
El campo de patatas
Las garzas blancas *
Pasada la media noche
La Vía Láctea
Descansa en un bambú *
*El
Cielo,
en tres versos. ¿El Río Celeste por Vía láctea?
Salgo del Templo Zen
Entro
A una noche estrellada
Un niño de diez años
Acaba de heredar un Templo
Frío amargo
Pánico.
La escalera se derrumba
sobre los amores de los gatos
Diez años de trabajo
para pagar mis estudios.
¡El techo gastado!
En esta agua pura
los ricos se refrescan
y también los osos
KAWAHIGASHI HEKIGOTO (1873-1937)
El viento violento del sol
Vibra aún
En el canto del hototogisu
El caballo regresa
repentinamente
rodeado de luciérnagas
Sin que nadie sepa
un polluelo nació.
Rosa de invierno
Arranco una planta.
Su profundidad y su blancura
me duele.
En la cima nublada
florece una cebolla.
Porfía
Índice ⊕
Inicio ⊕
Revolucionario,
crea
Como una bandera
Parece flamear
El sol invernal
De cada objeto que depositamos
Nace algo
Que se asemeja al otoño
Primera primavera.
La lluvia perla
sobre las ramas aún desnudas.
Solo.
Pulo mis poemas
en el día que llegará. *
* Kyoshi en este poema alude la muerte de su amigo
Kawahigashi Hekigoto y la del maestro Masaoka Shiki.
Libélulas
En el villorrio tranquilo
Es mediodía
En los montes de abril
Cadáveres en sepultura
¡Vanidad!
Lancé
la cetonia
a lo más profundo de la sombra.
Durante la distribución
de la velas en los dormitorios.
¡El grito del venado!
Aún me traspasan
La serpiente dejó en la hierba
Los ojos
El una palabra
Yo una palabra
Al resplandor del otoño
Bajo la luna otoñal
Ahora
No hay enemigos *
*La noción de amigo y enemigo. Kyoshi, escribe este
poema luego de la derrota japonesa en 1945.
Corté
las peonías
y el jardín está vacío.
Cae y cae
La hoja de la paulonia
A los rayos del sol *
*¿La hoja cae, como cayó el hombre a pesar de
las promesas del sol?
Como polvo
En las grandes nieves
Un hombre muerto
Año que pasa y año que llega
Anillos
Que atraviesan un mismo bastón
El grito del primer cuervo
Sorprende al amanecer
Sobre los burdeles
Ya imagino
la nieve
cayendo sobre mi cadáver.
Con la boca abierta
el niño contempla caer las flores
¡Es un Buda!
Un ave canta
Y calla
La nieve en el crepúsculo
El barco se va
y el corazón se aleja
de los gritos de los insectos.
Parece acariciar
Esa brisa azul de oriente
A las montañas *
* La “brisa azul” es el viento que sopla en verano
entre las hojas.
Primer trazo de neblina
Sobre el kimono del año nuevo
Una bastilla de nubes
Fiesta campestre.
Respira el sol
y la hierba se pega en mis codos
Por el que se recupera
De una enfermedad
Los crisantemos sienten frío
Desplomado en la tierra
El volantín
Entrega su alma
Voces
Entre las nubes blancas
Las alondras
Al pie de la montaña
bajo un sol generoso.
Una hilera de tumbas
La luna
Cae lentamente
Una hoja de caqui
Tan lejos
el país natal.
Los árboles florecen
Sobre mi sombrero de junco
Toc
Era una camelia
Profundo
Aún más profundo
En las montañas azules
A cántaro la lluvia de otoño.
Cocino algunos granos de arroz
durante largo tiempo
A cántaro la lluvia de otoño.
Yo no muero
todavía
A cántaro la lluvia de otoño.
El camino
de nuevo y siempre
Otoño
La desgracia y nada más
Yo continúo mi viaje
De gotas de lluvia
El ruido
También envejece
Un graznido de cuervo.
También
estoy solo.
Sobre una piedra
La libélula
Sueña en pleno día
Sobre mi solitario escritorio
La libélula
Concede posarse
Se cubren de otoño
las hierbas silvestres.
Me siento en su belleza
A la mitad de la vida
A la mitad de la muerte
La nieve sin cesar
Mi país natal
Empapado por la lluvia
Lo recorro descalzo
Muy pronto la muerte.
Sobre las flores silvestres
cae la lluvia *
* Poema escrito poco antes de morir.
El arroz es delicioso
Y el cielo azul
Muy azul
El barro
que fluye
se aclara *
* Como el barro que lleva el río... Todo puede ser
lavado de impurezas.
El gran día blanco
me desnuda el alma.
Hojas muertas
Calor de primavera.
¡Ese olor a cabellos
en el ascensor!
Aquel que mata
Tal vez sea yo
¡Vuelo de luciérnaga!
La calma discreta de los caquis
Absorbe el sol
En su profundidad
Trabajó como budista laico en diferentes
templos de Japón.
El ruido de las tijeras
del jardinero.
Yo me levanto tarde
Silbando sin parar
Esta mañana
Mientras el bosque azulaba
Una jornada
sin una palabra.
La sombra de una mariposa
Tan solo
Que muevo mi sombra
Para mirar
Incluso
Tosiendo
Siempre solo
¡Dos senos
magníficos
y un mosquito!
En la punta de una hierba
Ante el infinito del cielo
Una hormiga
A mi espalda pasa un tren.
Yo arranco la mala hierba
sin levantar la cabeza
¿Denigrar alguien?
Me lavo el espíritu
descascarando arvejas *
El Buda me da
un poco de tiempo.
Yo lavo mi vestimenta *
* Según la práctica budista, las actividades simples
(lavar la ropa, cocinar, remendar), son también
caminos que llegan a la meditación y purificación
del alma.
En la gran noche de diciembre
Una cama fría
Es todo lo que tengo
El caballo
se espanta
sobre el tapiz de escarcha blanca
Por todas partes la muerte
y sin embargo el agua
corre por la noche
Al fondo de la neblina
el ruido del agua
y voy a su encuentro
Dos
de sus hijos mueren en
guerra mundial.
Corté orquídeas en primavera
y las lancé
a las nubes.
Dulzor de primavera.
Al final de las cosas
el color del cielo.
¡Desaparecer
al fondo de esos barrancos
donde las nubes amontonan!
Una noche al claro de luna.
Aparece la enorme silueta del Monte Fuji.
¡Qué frío!
Un cadáver
y el viento de otoño juguetea
en los orificios de la nariz.
El cazador
tiende la oreja
y escucha los murmullos del deshielo.
Por una mortal enfermedad
Tiene bellas uñas
Bajo el carbón en la esquina de la pieza
Hojas
de
Tallando la vida
a lo largo del acantilado. *
* Según el antiguo calendario lunar, a mediados
de agosto, es otoño. Esta celebración a las almas
de los muertos en medio también, pero de violenta
tempestades.
Después del trueno
Las nubes de la noche
Tienen la tez fresca
HAYASHIBARA RAISEI (1887-1975)
En secreto
la camelia advierte
la presencia del ciruelo.
NAKATSUKA IPPEKIRO (1890-1946)
Sufriendo.
Alrededor de la cama flota
el azul del mar en invierno.
Más profunda la noche
Más visibles
Las venas del carbón
Siento vergüenza
Ante esta gran fogata de hojas secas
Al aire libre
Las hierbas fermentan.
Pasa una mujer
de grandes senos.
Mujer
De pureza blanca
arquean sus pétalos
los crisantemos de luna.
Indómito hototogisu
Pasas haciendo ecos
A tu antojo
AKUTAGAWA RYUNOSUKE (1892-1927)
Célebre cuentista
En el pequeño bosque
un laberinto de ramas.
Medio día oscuro.
A la nocturna luna
el grito de la nutria
ofrece peces.
¿De qué se asusta
el cervato
bajo la luna?
Ante los crisantemos
mi vida
guarda silencio.
Los días lejanos
Bajo un cielo radiante
Más distantes
En la cascada
Las profundidades del mundo azul
Vibraron
Mi propia voz
en la gripe primaveral
la había olvidado.
Por la estela de agua
flota dormido
un pato a la deriva.
Cortada en dos alas
la mariquita *
vuela.
* Mariquita: Insecto coleóptero. Llamado
vulgarmente vaca de San Antón, cocinela
y en Chile, chinita.
Doy vuelta
La leña gruesa
De la que el otro lado se quema
Hormigas grandes.
Sólo el soplo del viento
en los pinos.
Ese durazno está verde
y tiene una pequeña
mancha roja.
KURIBAYASHI ISSEKIRO (1894-1961)
Sobre el primer periódico del año
Boquiabierto
Me espera un cañón
Hay los hombres
que baten hierros en el aire
y no sé dónde.
Que tranquilo se ve
en la cuadra
el caballo que mató a su jinete.
El niño que toma el fresco
me observa que envejezco.
Mi hermana en el ataúd
Toda la familia enferma
y la cigarra canta
al anochecer.
En el papel de farmacia
lanzo poemas.
Noche glacial
El viento muere.
Las flores silvestres
se visten de duelo.
Mujer
Bajo la viva luna
duermo
con un moribundo.
Después de mis lágrimas
La plenitud
De mi soplo blanco
Ráfaga de nieve.
En sus brazos
sofoco.
Mujer
Adiós.
Más allá de la neblina
una niebla más profunda
Sobre un trineo sin luz
A la caída del día
En la llanura nevada
Danzan las mariposas.
Yo converso
con los muertos.
En
1947, luego de
el alumno de Kyoshi Takahama, se convierte
al catolicismo.
Me lavo los cabellos
Quiere decir
Me lavo el alma
Cae un copo de nieve
En la lupa
Gota de rocío
Bandera a media asta
Cuando se alargan
Los días
Al hototogisu
No responde
La veleta de metal
En secreto
Me falta la primavera
Envejezco
Índice ⊕
Inicio ⊕