Omar Arrieta

 

CUANDO EL PRESIDENTE DEL BANCO CENTRAL
DESDE SU SILLA DE LA GLOBALIZACIÓN
RECLAMA A LA CAJA FUERTE
QUE NO QUIERA IR AL BAILE
INVITA AL ENCAJE (MÍNIMO LEGAL)
A QUE BAJE SUS CALZONCILLOS DE SEDA

Vos te perdés los acontecimientos
de las tardes.

Sigue allí insoportable enjuta y adormecida
como la momia de las arenas delicadas
privando al viento, privando al tiempo
del escozor de los lagartos indefensos
que te afilan los oídos
                        incapaz de sacudir tu oreja polvorienta
de sacar la viga que irrita el ojo del felino tierno
                                                               de Rimbaud.

 

Sigue allí derramando el líquido
que corre por tus tetas sin señal alguna
de alimentar la sed de los que deseamos
poseerte
esperando al Dante y la Beatriz
a la corte de ninfas y faunos que te persiguen
y al menos organizan una fiesta cada noche
una bacanal en el infierno

La desfachatez tuya debería vestirse a la moda
y visitar al presidente.

 

 

 

DESDE EL PUENTE DE LONDRES

LAS ESDRÚJULAS SE TILDAN TODAS

 

La noche de aquel lobo adonde fue

arrastrándose por los caminos de dios y de los vidrios

de las máquinas vacías por el mortal relámpago

cazador de las primeras páginas

bajo el asedio del alquitrán y de los perros.

 

Adónde fue el propósito de las monedas

en manos de aquel recaudador de impuestos

esperándonos...

esperándote

en las puertas de una ciudad

que hoy envidia

la paciencia de los trenes.

 

El Mercedes poseía un lugar en tus sueños

entre tus besos del futuro

ahí viajaba el cobrador de almas

por aquel sitio de París

reclamando su trofeo

(esa eras tú con la sonrisa pálida)

en aquel puente sin espacio para el tufo del aceite

sin ti, para jugar al amor

entre tus brazos.

 

 

 

 

 

SENTENCIA

 Dios le dijo a Adán:

"La tierra te dará espinos y cardos".

Y la brisa era aún

lasciva ...

dulce

cuando una mujer fue expulsada

del Paraíso.

 
 

II

LOBA, PEQUEÑA LUNA

Loba,

pequeña luna de Worcester,

espejo de los arqueólogos.

Mujer de luna

usurpando la rosa.

Yo,

que espejos no tengo.

 

III

 

No preciso nada de este siglo

-lo digo frente a un país que se precia de ser libre-

 

sólo masticar el vómito

hasta tragarme

las ambigüedades

de la luna.

 




 

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