Tú me ves y yo no hago nada. Tú, que matas tan lento las muertes. Ayer por la tarde pensé en esconderme, quiero fugarme de tus ojos, quiero olvidarme de ti. Tú me ves y yo canto mudo, tú transformas lo que tocas en lodo, me hiciste de lodo, hiciste de lodo el colchón. Cuando vienes a mi casa mi perro se pone triste, cuando te vas mueve la cola del purito gusto, y lo hace tan rápido que pienso que se le va a caer (me recuerda tanto a mis ojos), tú me ves y yo no veo nada. Tú me ve mes y ordenas mis gritos, tú me obligas a ser libre. Tus uñas deforman el aire, aunque afortunadamente no se ha vuelto de lodo. Tú cuentas los números en orden descendente… Tú me ves y yo callo, y mis pies me reflejan el rostro. Tú me lees el horóscopo y me pides justicia, y yo te digo que francamente el seis no es mi número de la suerte. Soy como un gato que se vende en un acuario: nadie me compra y me instalo en una pecera. Tú me ves y deseas mis deseos, y sueñas con dejarme de soñar. Tú me ves y no hago nada. Mi nariz se enfada tanto de soportar tus caricias. A veces me dices que ya no dirás nada, y me mientes tanto acerca de ya no mentir. Tú me ves y yo no hago nada. Me quedo aturdido, temblando, con tiempo, con frío, consciente. Esperando aterrado a que vuelvas de lodo mi saliva.

 

 

 

 

Hosted by www.Geocities.ws

1