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El Barómetro de la Política Chilena

El caricaturista, lo cómico y la caricatura

En la misma línea que el tema anterior de la sátira, vamos ahora a referirnos a la caricatura, su desarrollo histórico y a la figura del caricaturista.

 

1. Definiciones

La palabra caricatura ha experimentado a lo largo de los siglos ciertos cambios en la manera de ser definida. Según la antigua definición aristotélica, la caricatura es aquella que “representa a los hombres peores de lo que son”(1). Ya para el siglo XVI se designaban con el nombre de caricare los trabajos que tanto Aníbal como Agustín Carracci y otros artistas hacían en Bolonia. Estos trabajos se caracterizaban por mezclar el arte y el humor.

Otra de las definiciones entregadas para definir la caricatura ha sido la de Honoré de Balzac, cuyas palabras dicen que “la caricatura es un recurso agresivo y cordial”(2).

Para Emil Dovifat, la caricatura es “cargar e insistir y es en sí la exageración satírica de las particularidades propias de personas o circunstancias, señaladas de forma certera o impresionante”(3).

Las palabras de este autor pueden ser complementadas con lo que señala Martín Grotjhan al decir que la caricatura “es una variante de lo cómico, cuyo objetivo es el desenmascaramiento y degradación de una persona investida de autoridad o fama”(4).

En síntesis, la caricatura pretende mostrar al sujeto en su totalidad a través del análisis de su apariencia, pero también a partir de lo que se encuentra en su interior. En este caso, es el caricaturista la persona encargada de hacerle ver al público cuales son los defectos que el personaje posee y de plasmarlos a través de la caricatura.

La última definición de caricatura considerada pertenece al crítico de arte francés Sizeranne(5), que menciona tres tipos: deformativa, caracterizante y simbolista. Señala que “generalmente, por caricatura se entiende la exageración de rasgos y proporciones en una figura para ridiculizar a un sujeto”(6), ocurriendo esto sólo en la modalidad deformativa. En cambio, en el tipo caracterizante, un rostro sin deformaciones por ejemplo, “puede acompañarse de una vestimenta de santo, revolucionario, criminal, etc., según el carácter de la persona”(7).

Por último, en el tipo simbolista un personaje puede representarse como objeto, ya sea una balanza, una espada, un termómetro, o cualquier otro, un animal (tortuga, león, burro, etc.), un árbol, una piedra, entre otros, y luego destacarse quién es el personaje, representado por medio de algún detalle: anteojos de un tipo muy especial, un bigote característico, etc.

 

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Notas:

(1) Ildemaro Torres, El Humorismo Gráfico en Venezuela, Ediciones Maraven, Venezuela, 1982, en Carlos Abreu Sojo, 2001; Periodismo iconográfico (VI) – La caricatura: historia y definiciones, en Revista Latina de Comunicación Social, número 38, de febrero de 2001, La Laguna (Tenerife), en la siguiente URL: http://www.ull.es/publicaciones/latina/2001/latina38feb/124abreu6.htm.

(2) Mery Mogollón y Cira Mosquera, La caricatura política en la campaña electoral venezolana, Universidad Central de Venezuela, Facultad de Humanidades y Educación, Escuela de Comunicación Social, Trabajo de Licenciatura, Venezuela, 1973-1978, p. 14, citado por Carlos Abreu Sojo.

(3) Emile Dovifat, Periodismo, Editorial Uteha, México, 1960, pp. 82-84, en Carlos Abreu Sojo.

(4) Mogollón y Mosquera, op. cit., p. 28.

(5) Luis Medina, Comunicación, humor e imagen: Funciones didácticas del dibujo humorístico, Editorial Trillas, México, 1992, citado por Carlos Abreu Sojo.

(6) Ibíd.

(7) Ibíd.

 

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