GENES QUE DETERMINAN LA CONDUCTA
Los investigadores est�n acumulando numerosos datos que sustentar�an la hip�tesis de que hay un componente gen�tico en algunas conductas que caracterizan el temperamento y el posterior tipo de personalidad del individuo. Al parecer, la herencia juega un papel decisivo, por ejemplo, en la tendencia de una persona a ser t�mida, a ser impulsiva o agresiva, a evitar el da�o, a ser obediente, a ser optimista, a preocuparse con facilidad. Se han hecho estudios de ni�os adoptados y el resultado es que su personalidad se asemeja m�s a la de sus padres naturales que a la de los padres adoptivos. Del mismo modo, los estudios practicados a hermanos gemelos demuestran que se parecen enormemente en lo f�sico y en la personalidad, independientemente de que se cr�en juntos o separados. Los animales de una misma especie exhiben muchas de estas mismas caracter�sticas de temperamento, cosa que muy bien saben los que tienen perros. Algunas razas son t�midas, otras m�s agresivas, otras son ansiosas e inquietas muy as� sucesivamente. Los estudios practicados con monos indican que, incluso cuando se los cr�a separadamente, los que poseen un parentesco gen�tico tienden a reaccionar de igual manera frente a ciertas situaciones de tensi�n.


LOS TIPOS DE REACCI�N BIOL�GICA
Pero no son solamente los genes los responsables de que un beb� reaccione con llantos cuando ve una cara desconocida, que un adulto quede destrozado despu�s de un rev�s sentimental o que un mono se arrincone temeroso en su jaula cuando entran otros de su especie. Los genes determinan la forma en que se desarrolla el cerebro de un organismo y el abanico de respuestas neurobiol�gicas y bioqu�micas normales que caracterizan su estilo personal de reaccionar frente al ambiente.

Al estudiar a los individuos con trastornos de la personalidad �es decir, que tienen reacciones extremas-, los neurocient�ficos hallaron indicios que sustentan las teor�as del componente biol�gico de la personalidad. Por ejemplo, una de las caracter�sticas del trastorno antisocial es el de correr riesgos. Estudios efectuados sobre individuos con este trastorno parecen demostrar que sus cerebros estar�an relativamente �menos despiertos� y que ellos, procur�ndose una estimulaci�n mayor, compensar�an defectos gen�ticos en sus mecanismos de control de la excitaci�n cerebral.

Los que padecen los trastornos antisocial, s�dico y fronterizo son propensos a la violencia impulsiva contra los dem�s o contra s� mismos. En numerosos estudios se han hallado bajos niveles de serotonina en individuos agresivos, especialmente en los de tendencia compulsiva hacia la violencia.

Las investigaciones biol�gicas que se practicaron a esquizot�picos, individuos que se a�slan de los dem�s y se comunican de manera muy extra�a, a�n no son tan concretas. Estas personas quiz� tengan una peque�a disfunci�n neurol�gica que aparece en un test llamado SPEM, en el cual se mide la capacidad de seguir con la vista un movimiento continuo y uniforme. Ellos, junto con los esquizofr�nicos y otros de la misma familia, no pueden seguir con precisi�n el movimiento de un objeto que se desplace de forma continua y lenta. Al parecer, esta incapacidad es un rasgo hereditario que reflejar�a cierto problema subyacente en el funcionamiento del sistema nervioso; quiz� hasta implique una incapacidad para relacionarse con los dem�s, o para pensar y comunicarse con claridad.

EL IMPACTO DE LA VIDA
Los genes pueden ofrecer un espectro de posibilidades, pero lo que determina lo que ocurrir� con ellas es la experiencia. Seg�n su tipo de temperamento, el ni�o, desde el momento del nacimiento, comienza a aprender de los dem�s, a adaptar sus experiencias dentro de la familia y a desarrollar maneras de reaccionar frente al ambiente. Pero la mutua influencia entre lo hereditario y lo adquirido es un camino de ida y vuelta: la vida da forma a nuestro patr�n gen�tico, pero nuestra naturaleza cong�nita tambi�n moldea la persona en la que nos habremos de convertir.
...Y EL IMPACTO DEL TEMPERAMENTO SOBRE LA VIDA
Entre los descubrimientos m�s importantes que produjo la investigaci�n sobre el temperamento est� el hecho de que el reci�n nacido no es simplemente una v�ctima pasiva de lo que le inflige la vida. Desde el primer momento, el temperamento del beb� influye sobre el tipo de experiencias que habr� de tener. La forma en que reaccionan los padres frente a �l depende del temperamento del beb�. Y a su vez, de esas mismas caracter�sticas depende la forma en que el beb� incorpora las reacciones, expectativas y exigencias de sus padres. El psiquiatra Daniel Stern, utilizando filmaciones en v�deo de madres con sus ni�os, demostr� muchas variaciones de la mutua influencia madre-hijo y las describi� en su libro THE INTERPERSONAL WORLD OF THE INFANT.

El Dr. Stern y otros investigadores se�alan que los beb�s de temperamento f�cil hacen felices a las dem�s personas. As�, aprenden que sus padres son f�ciles de complacer y que el mundo puede ser un lugar muy gratificante. Los beb�s caprichosos, por el contrario, frustran a sus padres, algunos de los cuales pueden responder con desmesura y maltrato. Los ni�os dif�ciles a menudo sacan a relucir los peores rasgos de sus padres, especialmente si �stos sufren alteraciones de la personalidad. Cuanto m�s exigente es el beb�, m�s problemas tendr� para aceptar las reacciones negativas de sus padres y es muy probable que se convierta en un ni�o dif�cil de manejar.


LA �BONDAD DEL AJUSTE�
Los doctores Thomas y Chess demostraron que la categor�a de ni�o dif�cil era la m�s propensa a manifestar problemas de conducta en etapas posteriores. A menudo, el ni�o que tiene trastornos de conducta en la infancia tiene luego trastornos de personalidad en la edad adulta. Los ni�os dif�ciles tarde o temprano se enfrentan con m�s problemas que sus hermanos de temperamento f�cil porque provocan m�s tensi�n en los padres. Al mismo tiempo reciben respuestas m�s desagradables por parte de ellos, como por ejemplo cr�ticas y enojo, a lo que, para colmo, son m�s sensibles. Estos ni�os tal vez requieran m�s paciencia y comprensi�n de las que muchos progenitores pueden dar, especialmente si se trata de padres inmaduros, inflexibles, trastornados o abrumados por problemas. Cuando estos ni�os ponen a prueba la paciencia de padres que no tienen control interno, es com�n que produzcan situaciones de abuso.

La clave para saber si el temperamento cong�nito de un ni�o en desarrollo va a funcionar bien dentro de la familia, y en el marco m�s amplio del ambiente, es lo que los investigadores denominan la BONDAD o PRECISI�N DEL AJUSTE. El temperamento del beb�, �encaja armoniosamente dentro de la familia? �Pueden el ni�o, con sus aptitudes, necesidades y conductas cong�nitas por un lado, y la familia o ambiente social, por el otro, satisfacer las mutuas exigencias? Cuando los padres, los maestros o la sociedad piden repetidamente que un ni�o d� m�s de lo que puede dar, la tensi�n a la que se ve sometido el ni�o puede comenzar a distorsionar el desarrollo de su personalidad.
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