C�MO TRATAR AL SACRIFICADO
Acu�rdese de reconocer y agradecer los esfuerzos que hace esa persona, por m�s que no haga m�s que decir que �no es nada�. Quiz� �l se sienta cohibido con los cumplidos, pero interiormente necesita saber que usted ve y valora sus actos.

Trate de encontrar una f�rmula de intercambio conveniente para ambos. Los sacrificados POR FUERZA tienen que dar, hacer y ayudar, pero no les vendr�a mal algo de colaboraci�n para poder descansar un poco y disfrutar. Ins�stale para que deje de ordenar la biblioteca, o de plancharle las camisas, as� puede sentarse un rato junto a usted.

Aprenda a traducir el �lenguaje sacrificado�. �Por Dios, no me lo agradezcas� quiz� signifique: �No est� bien que me atribuyas los m�ritos, pero gracias por el cumplido�. Del mismo modo: �No tengo ganas de ir a bailar� es probable que quiera decir: �Creo que no deber�a salir a divertirme, as� que, por favor, arr�strame�.

Trate de no rechazar lo que esa persona tiene para darle, y no se sienta inc�modo recibiendo sus constantes atenciones. Los sacrificados piensan primero en los dem�s; eso les encanta. De cualquier manera, no pelee por ello.

Trate expresamente de no aprovecharse. Algunos sacrificados hacen lo imposible con tal de complacer. Recuerde que esa persona no es su esclava, con independencia de c�mo se comporte. Si el sacrificado no sabe poner l�mites, p�ngalos usted. Pero cuando rechace alg�n favor, expl�quele siempre por qu�.

Prop�ngase expresamente ser m�s servicial. Lleve su ropa a la tintorer�a aunque el sacrificado le asegure que no tiene dificultades para llevarla �l. Lave los platos, riegue el jard�n o haga alguna otra cosa que alivie la tarea del sacrificado. Eso le ayudar� a lograr un equilibrio en su relaci�n, y a usted no le ser� tan f�cil aprovecharse de la buena disposici�n de esa persona para hacerlo todo.

Converse sobre el tema. Trate de hacerle entender que el mejor regalo para usted es compartir su tiempo libre. Si no hay este tipo de relaci�n entre ambos, la otra persona tal vez no se d� cuenta de que usted se sienta insatisfecho, que �l o ella no le est� dando lo que usted necesita.


C�MO SACARLE PROVECHO A SU TIPO SACRIFICADO DE PERSONALIDAD
Usted es, por naturaleza, generoso y servicial. Se esfuerza por complacer, aunque nadie se lo pida ni luego se lo agradezca. Es probable que renuncie a satisfacer sus propios deseos m�s de lo que supone. Trate de equilibrar lo que da y lo que recibe, para lo cual tendr� que ser m�s cauto en su entrega y preocuparse m�s por sus necesidades. 

EJERCICIO 1. Mentalmente dirija la atenci�n hacia su propia persona, para variar. Cada vez que est� con otras, autom�ticamente piensa en ocuparse de sus necesidades. La pr�xima vez que est� con alguien, trate de imaginar qu� le gustar�a para s� en la misma situaci�n. Por ejemplo, cuando corre a servir la bebida a sus invitados, imagine que alguien se encarga de serv�rsela a usted. Si en alg�n momento est� escuchando los problemas que le relata un amigo y pensando en la forma de solucionarlos, imagine que es usted quien habla y su amigo el que lo escucha. Se trata s�lo de un ejercicio mental, y es probable que se sienta inc�modo con estas fantas�as porque van en contra de su naturaleza. El sentido de este ejercicio es poder determinar qu� cosas le gustar�a recibir A USTED de los dem�s. Escriba una lista con todos los deseos que vaya descubriendo. Tal vez le resulte m�s f�cil hacerlo cuando est� solo. En ese caso, anote todo lo que le gustar�a que los dem�s hicieran por usted. 

EJERCICIO 2. Aprenda a pedir. Manifieste sus expectativas. Elija una o m�s cosas de las que anot� en la lista del ejercicio 1 y p�daselas a alguien. Por ejemplo, si es usted quien se levanta antes a preparar el desayuno, pero le gustar�a que de vez en cuando lo hiciera su compa�ero, p�daselo. D�gale: �Querido, �por qu� ma�ana no preparas t� el caf�?� �C�mo se va a sorprender! No se preocupe si nota que le cuesta: ya se acostumbrar�. Pero no se retracte. Si su compa�ero le contesta: �Yo lo har�a, pero no s� las medidas�, no se eche atr�s. �Ven, que te ense�o�, resp�ndale. Desde luego, existe la posibilidad de que �l (o ella) reaccione con agrado y diga: �Por supuesto. Nunca pens� que pod�as querer eso�. La gente suele confesar que desear�an que alguna vez los sacrificados les hicieran conocer sus gustos y necesidades. 

EJERCICIO 3. Cada vez que alguien se ofrezca para ayudarlo o hacerle un favor, ac�ptelo.

EJERCICIO 4. Si tiene la sensaci�n de que no lo tratan con justicia, d�galo. Los sacrificados por lo general esperan una buena respuesta de los otros y con raz�n se ofenden cuando los dem�s se aprovechan de ellos. Sin embargo, hablando claramente se tiene la oportunidad de impedir o desalentar esas conductas.

EJERCICIO 5. Preste atenci�n para observar cu�ntas veces en un mismo d�a, y en qu� situaciones, usted murmura una disculpa. Si las lentejas le salieron demasiado blandas, si llega cinco minutos tarde o si se olvid� de ponerle aceite al coche como hab�a prometido, �qu� importancia le da a esos hechos? Si advierte que se excusa demasiado por temas relativamente poco importantes, preg�ntese si no estar� preocup�ndose en exceso por agradar a los dem�s. Trate de darse un respiro y contenerse ANTES de decir �Lo siento�. Piense si verdaderamente tiene alg�n motivo para arrepentirse. 

EJERCICIO 6. Cada vez que vaya a hacer un ofrecimiento extraordinario para complacer a alguien, preg�ntese: ��Esto es lo que m�s me conviene?� Hay momentos en la vida en que es preciso plantearse qu� beneficio puede obtener uno. Por ejemplo, si se ofrece para conducir dos horas hasta el aeropuerto para recoger a un amigo que bien podr�a tomar un micro o un taxi, p�ngase a pensar si tiene sentido sacrificar todo el d�a. O si ya est� planeando dar una fiesta en honor de los invitados que han venido de lejos para la boda de la hija de un amigo, preg�ntese si realmente tiene el tiempo, las energ�as y el dinero �por no hablar del deseo genuino- de hacerlo. En una palabra, �QUIERE hacerlo o simplemente piensa que, para ser un buen amigo, DEBER�A hacer tal gesto? Si va a invitar a un amigo drogadicto a que se instale a vivir con usted despu�s de que la esposa lo ech� de la casa y �l liquid� los ahorros de la familia, preg�ntese qu� ganar�a usted con tal medida. Por loables que sean sus intenciones, �sinceramente cree que podr� cambiarlo? �Piensa acaso que �l respetar� su temperamento bondadoso y desprendido, por no hablar de sus bienes? �No se aprovechar� tambi�n de usted?
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