Previo

Siguiente

Carlos von der Becke - Biolog�a 38

MODULO II UNIDAD 3 CAPITULO 4

MAPAS RELACIONADOS CON SENTIDOS FISIOLOGICOS

El principal invento de la evoluci�n de los animales, es el cerebro y la conciencia. Algunos invertebrados tienen sistemas nerviosos sencillos. Mecanicamente, la corteza del cerebro y la sensaci�n de tener conciencia se explican partiendo de una red neuronal enormemente interconectada donde las conexiones fallidas provocan la "muerte infantil" de la neurona ineficaz y donde uno de los mecanismos reside en que esas redes se transforman en mapas de la corteza cerebral asociados con los sentidos fisiol�gicos, mapas que permiten, por el mecanismo de reentrada, adquirir conciencia de la realidad, las oportunidades y los riesgos que rodean al animal provisto de un sistema nervioso desarrollado. No todos los temas de esta afirmaci�n se pueden dilucidar en una sola pastilla, pero enfrentaremos aqu� el intento de aclarar algunos de los m�s importantes. La unidad b�sica para entender al cerebro es una red m�nima de neuronas: no puede haber menos de dos para lograr entender algo. (Regla de Hopfield, regla 30).

Recordamos que en la lectura 20 hemos presentado la autoorganizaci�n cerebral con dos neuronas de este �ltimo autor (Tank y Hopfield).

Recomendamos la relectura de ese texto. Ahora veremos un tema nuevo: c�mo funcionan las neuronas comunicadas entre ellas en tiempo normal. Ellas lo hacen con se�ales el�ctricas o qu�micas. La sinapsis es la conexi�n de una neurona presin�ptica que tiene la forma de un bot�n en ese sitio con otra neurona postsin�ptica que aloja o rodea a ese bot�n dejando entre ambas una delgada hendidura sin�ptica, o reactor neuro-electro-qu�mico. Fig bcd.

Fig bcd

En efecto, hay sinapsis llamadas el�ctricas y otras, m�s abundantes, denominadas qu�micas.

En las primeras la codificaci�n de la informaci�n no sufre transformaci�n alguna al pasar de una neurona pre- a una postsin�ptica que la sigue.

En las segundas, las sinapsis qu�micas, la informaci�n consiste en un conjunto de se�ales codificadas en frecuencia (la frecuencia es la rapidez o ritmo con que se acercan las olas u ondas) que llegan justo hasta la hendidura sin�ptica. Esas se�ales son el resultado de la integraci�n de un buen n�mero, a veces de una multitud de se�ales el�ctricas, dendr�ticas y som�ticas (o sea los ramales o ramificaciones llamadas dendritas y la zona central m�s gorda de la c�lula neuronal, llamada soma) codificadas en amplitud (o sea la altura de la ola u onda). Esa integraci�n corresponde a una suerte de suma algebraica (teniendo en cuenta los dos signos posibles de las se�ales). Llegada la codificaci�n a la hendidura, se traducen las se�ales el�ctricas codificadas en frecuencia en otro lenguaje qu�mico, consistente en el n�mero (alto o bajo) de neuromol�culas liberados a la hendidura. Difundidas con diferente buen �xito (debido a la presencia de todo tipo de reguladores positivos y negativos) a trav�s de la hendidura, al llegar al otro borde, llamado postsin�pticoesas mol�culas, el lenguaje de concentraciones moleculares se vuelve a traducir al lenguaje el�ctrico.

Las se�ales el�ctricas son creadas por mecanismos de difusi�n y de transporte transmembranario de iones que se efect�an atravesando prote�nas tubulares huecas en su interior, que est�n ubicadas en cada una de las dos membranas a uno y otro borde de la hendidura sin�ptica. Esas prote�nas bombean iones hacia zonas muy reducidas de la neurona ppostsin�ptica donde entonces cambia transitoriamente la concentraci�n de cargas el�ctricas dentro y fuera de la c�lula. Esos movimientos i�nicos engendran variaciones de polaridad el�ctrica. En reposo (0) el interior de la neurona esdt� cargado negativamente con respecto a la hendidura sin�ptica y el espacio extracelular. En actividad (1) la situaci�n se reversa durante un per�odo de un mil�simo de segundo. Cuando la se�al el�ctrica se produce en el ax�n, las se�ales el�ctricas reciben el nombre de "potenciales de acci�n" y resultan tener una amplitud ("altura de la ola") constante. (Se debe aclarar que las se�ales el�ctricas son ondas en un sentido especial, solo lejanamente parecidas a una ola del mar). Su modulaci�n de la amplitud ocurre despu�s de la sinapsis (sobre todo las dendr�ticas y som�ticas) y son denominadas, en este caso, con el apelativo de "potenciales post-sin�pticos". Todos estos potenciales resultan de los cambios de la permeabilidad membranaria. Las propiedades funcionales, en especial la excitabilidad, de la membrana depende a la vez de su estructura fisico-qu�mica y de la composici�n i�nica de los medios intra y extracelulares.

Los cambios el�ctricos que conciernen a una regi�n del ax�n denominada "activa" (que es la zona del potencial de acci�n) han de engendrar corrientes locales entre la zona activa y las �reas adyacentes. Estas corrientes locales explican la propagaci�n de las se�ales nerviosas sin que sea necesario hacer intervenir reacciones electroqu�micas.

La membrana celular incluye en su estructura a receptores, que son proteinas sensibles a las se�ales qu�micas que, acopladas como lo est�n con las mol�culas que han de ser recibidas por dichos receptores, provocan cambios en la permeabilidad membranaria. Esos receptores pueden ser sensibles a numerosos tipos de mol�culas (por ejemplo, neurotransmisores de tipo �cido o amina; y neuromoduladores o neuroreguladores de tipo pept�dico). En la lectura siguiente se estudia la incidencia de un neurotransmisor sobre la conducta (0) de saciedad o (1) de hambre en la sanguijuela.


  • LECTURA 33-Lent y Dickinson - serotonina y el ciclo vital de la sanguijuela

  • El desarrollo del sistema nervioso del Hirudo medicinalis aparece en Proceedings of the course on Developmental Neurobiology, Gunther S. Stent, Development of a Simple Nervous System, volumen 1, p. 64.


    En los animales provistos de sistemas nerviosos, las se�ales asociadas con el ambiente externo son detectados por sus sentidos fisiol�gicos. Esos sentidos fisiol�gicos que captan lo externo se corresponden con mapas de la corteza cerebral interna. Se suele destacar que la parte importante del cerebro est� constituido por materia gris, una mezcla de neuronas y sus parientas chaperonas, las neuroglias, que abrazan a los capilares con sangre. Esa materia gris est� ubicada en las circunvoluciones exteriores del cerebro y se denomina corteza cerebral o c�rtex. Cuanto m�s grande es la superficie del c�rtex que ocupan estos mapas, tanto m�s importante se manifiesta la funci�n biol�gica que cumple el sentido fisiol�gico "mapeado" por el mapa.

    Vamos a dar un primer ejemplo de un sentido fisiol�gico f�cil de reconocer porque es muy puntual y su correspondiente mapa en el c�rtex. El sentido fisiol�gico es el del tacto de los bigotes sensibles (vibrissae) que crecen en el labio superior de casi todos los mam�feros existentes. No tienen bigotes sensibles solamente los �rdenes a los cuales pertenece el hombre, el delf�n y el elefante. Los vibrissae son t�picas herramientas biol�gicas mediante las cuales el mam�fero puede reconocer el mundo que lo rodea.

    En el rat�n hay normalmente 33 vibrissae a cada mitad del labio superior, que llamamos entonces la periferia mapeada. Cada uno de los 33 sale de un fol�culo con un m�sculo que lo puede poner erecto (1) o descansado (0). Desde cada fol�culo parte un haz de nervios hacia el mapa, que es un sector de superficie cuatro veces m�s grande que el labio superior mapeado. No siempre los mapas son tan gigantescos, solamente lo son cuando el sentido fisiol�gico mapeado es muy importante.

    �C�mo es el mapa? Si el rat�n tiene 33 bigotes a la derecha del labio superior, en su hemisferio izquierdo cerebral hay una superficie cortical muy grande con 33 barriles, que son estructuras de neuronas. Se llaman barriles porque son cilindros "huecos" con paredes que son neuronas altamente compactadas que rodean a "huecos" con pocas c�lulas. Vamos a decir algo sobre que la mitad izquierda del cuerpo est�s monitoreado por el hemisferio derecho del cerebro y que la mitad derecha est� monitoreado por el hemisferio izquierdo. Esto viene desde los ancestros: los nervios provenientes de la izquierda se cruzan en un nudo neur�lgico y evolucionan a la derecha; esto es sim�trico para el otro caso. Todos los vertebrados est�n constru�dos as�. Esto se podr�a usar como un ejemplo de la ley de Dollo (regla 11): la evoluci�n es irreversible, sali� bien la primera vez y ahora no hay manera de volver atr�s en lo que se perpetu� de generaci�n en generaci�n. Como curiosidad, entre primates y seres humanos hay una prevalencia de los diestros sobre los zurdos, porque muchos genes dominantes conducen a que las funciones m�s importantes humanas se hereden alojadas en el hemisferio izquierdo (el habla y el manejo preferencial de la mano derecha).

    A un investigador curioso no le causa mucho trabajo identificar externamente los 33 bigotes del rat�n y destruir alguno de ellos en las etapas previas a la fijaci�n de la ubicaci�n de los fol�culos. Observa que una zona del mapa, que se puede identificar con precisi�n mediante t�cnicas histol�gicas, tiene barriles muy cambiados y d�biles. Adem�s puede retorcer bigotes y observar el impacto en la zona de los barriles. Basta que el investigador manipulee en distintas direcciones a los bigotes, para que con las t�cncias disponibles se aprecie la respuesta cerebral. Seg�n la t�cnica de Mountcastle, se estimulan naturalmente estructuras externas o internas del animal de laboratorio y se registra la respuesta el�ctrica (electroencefalograma) asociada con el est�mulo a diversas alturas del cerebro. Cada bigote se asocia con un sitio del cortex que deja en el tejido cerebral del cortex una n�tida marca coloreada (t�cnica habitual de la histolog�a) como respuesta a excitarlo.

    Lo que hace �nico a este sistema es el alto orden topol�gico exhibido, tanto en los bigotes que est�n a la vista como en el cerebro que ellos excitan y que est� en el interior, pero facilmente visualizable por las t�cnicas histol�gicas (coloreadas) existentes.

    Hay otra t�cnica diferente que exige un animal que conteste. Es la denominada de Penfield y consiste en que el investigador excita el c�rtex cerebral humano de un paciente y le pregunta qu� es lo que siente. Con ello construye un mapa, del cual el m�s interesante se muestra en la figura xxc.

    xxc.

    Con lo que est� estudiando en este cap�tulo, usted, al mirar el mapa, podr�a decir cu�l pieza anat�mica es la favorita de la biolog�a humana. Contestaci�n en el solucionario.

    Lo importante es que la anatom�a del sistema es muy ordenada, orden que lo estimula al investigador a tratar de entender lo que sucede. Como siempre rige la ley cero: en los gatos y otros mam�feros, no hay orden alguno. Pero volviendo a los animales donde s� hay orden, nos preguntamos cu�l es la funci�n del sistema bigote-barril. Lo que se deduce es que los bigotes transmiten a los barriles datos espaciales, o sea que existe una transmisi�n que le marca al cerebro qu� pasa en el espacio donde esos bigotes, act�an como receptores de se�ales del ambiente.

    Todos los ensayos que con curiosidad se podr�an haber hecho, ya se han intentado.Los investigadores estudian este sistema desde todo punto de vista y llegan a "fabricar" nuevos ratones mutantes con 66 bigotes por mejilla, que se corresponden con 66 barriles en cada hemisferio. No es dif�cil, ya que de vez en cuando aparecen en la poblaci�n de ratones, algunos ejemplares con bigotes supernumerarios (m�s arriba de la cifra total de 66). Lo mismo que los ganaderos seleccionan ganado con menos grasa en sus m�sculos (ejemplo de selecci�n artificial, con un objetivo), estos investigadores seleccionan, artificialmente, machos y hermbras con alto n�mero de bigotes y logran labios m�s grandes para que quepan m�s fol�culos pilosos.�Cu�l es su objetivo? Pues estudiar los mapas que resultan. Al principio los nuevos bigotes tienen nuevos barriles anatomicamente infradesarrollados, pero poco a poco, de generaci�n en generaci�n, se van formando con m�s eficiencia y se logran ejemplares gran campe�n con 138 bigotes, 69 en cada mitad del labio superior. Y la corteza dedicada a los barriles de cada bigote tambi�n ha crecido y se observa con prolijidad c�mo cada bigote se corresponde topol�gicamente (espacialmente) con cada barril. Los mapas est�n fuertemente estereotipados, o sea que respetan una configuraci�n espacial que se deduce experimentalmente que es gen�tica, esto es, que es heredable. La distribuci�n de los fol�culos en el labio manda sobre la distribuci�n de barriles, pero todo lo atinenete a n�mero de bigotes igual a n�mero de barriles pasa a estar en el genoma.

    Desde un punto de vista de la teor�a de la evoluci�n, queda claro que la presi�n selectiva puede forzar a trav�s de sus mecanismos, a que los genes del genoma a modifiquen al cerebro: en este caso se aumenta el tama�o del labio y se aumenta tambien el tama�o del mapa y su compartimentalizaci�n de la representaci�n sensorial. Si no se aumentara el sitio para los barriles, �stos hubiesen seguido siendo d�biles e incompletamente desarrollados. Por selecci�n artificial el investigador est� logrando una modificaci�n en el cerebro, est� modificando el mapa de los barriles asociados con los vibrissae del labio. El curso del experimento es as�: el investigador cuenta los bigotes de diversas lechingadas de ratones; en base a ese recuento proyecta cruzas que prometan mayor n�mero de bigotes. Est� seleccionando genomas con un n�mero mayor. En esos genomas aparecen tambien como seleccionados, por v�a indirecta, el n�mero de barriles nmecesarios y la superficie dedicada a los bigotes en el c�rtex.

    Hemos visto un notable ejemplo donde el orden biol�gico es al mismo tiempo orden topol�gico (como los soldaditos desfilando). En la figura www

    www de fidia

    mostramos un esquema simplificado de ensayos cuando se comparan 9 bigotes con sus 9 basrriles (y no 33) : el sistema est� espacialmente ordenado. Pero apliquemos la ley de Teofrasto (regla 0) y completemos la informacion indicando que en los gatos y en otros roedores que no son ratones, no se encuentra orden topol�gico alguno. La ubicaci�n de los barriles corticales en el mapa, en gatos, no se corresponden con la ubicaci�n de los bigotes en el labio y sin embargo guardan un similar orden biol�gico, que no necesita ser topol�gico para satisfacer los requisitos para los cuales la selecci�n natural los acondicion�.

    CONCLUSIONES RAZONADAS:

    Un mapa es una alineaci�n estereotipada que se forma en la corteza cerebral asociada, en este caso, con un sentido fisiol�gico, el sentido del tacto. Esa alineaci�n no solamente puede representar un sentido externo, sino que puede servir para muchos otros destinos, por ejemplo durante el pensamiento.

    El tema se deriva del texto Developmental Neurobiology, volumen 1 de Fidia Research Foundation

    Van der Loos

    Constantine-Paton

    Volumen 2 Semir Zeki

    Edelman

    Previo

    Siguiente

    >actualizaci�n 1998 - 2001
    Hosted by www.Geocities.ws

    1