Carlos von der Becke - Biología 14
MODULO I UNIDAD 3 INICIO
AUTOORGANIZACION
El maestro ha traído una bolsa de bolitas de vidrio y una lata vacía de dulce de batata. Además deja sobre el pupitre una postal con el volcán Lanín ubicado en Neuquén. ¿Así se propone enseñarle biología a Chou? El método parece poco convencional. Tendría que traer una planta de frutilla, una babosa o una sanguijuela. Veamos lo que ahora resultará.
MODULO I UNIDAD 3 CAPITULO 1
1.CONSIDERACIONES GENERALES
Foto del Lanín
lata de dulce de batata y bolitas
volcán en crecimiento y derrumbe
La autoorganización es poco intuitiva. Se trata de un mecanismo cuyo reglamento de armado está autocontenido. No tiene otro reglamento que el implícito en el sistema y en los materiales que se usan. Tiene un reglamento innato, invisible en el exterior, evidente en su operación interior. Sea un primer ejemplo de alguna autoorganización: un volcán, el Lanín por ejemplo. Es una montaña especial, distinta: es una montaña que se construye a sí misma con su propia lava. Esta sale fundida y a presión del centro de la tierra por un cráter, siendo primero viscosa y luego, al enfriarse, sólida. La lava, ahora sólida, es apta así para formar la ladera de la montaña por la que se ha deslizado mientras estaba fundida. No hay una intención especial en que el proceso de enfriamiento genere una transición de fluido a sólido. No hay una intención, pero el volcán crece y crece con cada erupción sucesiva de lava que se solidifica, englobando gases como se ve en la piedra pómez, que es volcánica. Lo común es que una ladera se derrumbe o colapse por que la piedra pómez no resiste el excesivo peso acumulado, formando circos gigantescos. No hay una intención en que la llanura se transforme en esta montaña autoorganizada, no hay una intención en que haya un límite para su altura. No hay un reglamento de armado. Pero todo es análogo a que el Creador haya hecho emerger una espectacular montaña nevada, de altura asombrosa, aunque no infinita, con grandes anfiteatros naturales, en el medio de una planicie.(*)
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Rescatemos del ejemplo del volcán dos aspectos importantes. Primero,
que la creación del nevado exigió condiciones geológicas muy alejadas
del equilibrio, como es una erupción. Segundo, que la autoorganización
del derrumbe de una ladera, por la fuerza de la gravedad, exige antes
que haya algo que desconstruir. El circo gigantesco no se formaría
sin una ladera que se pueda derrumbar.
Con estos conceptos se quiere señalar que uno de los destinos posibles
de un sistema muy alejado del equilibrio es el de la disipación del
exceso de energía como desconstrucción.
Para intentar un segundo ejemplo de autoorganización, juntemos un
poco de arena cubriendo el fondo inferior de una lata vacía de dulce
de batata y tiremos, de a una bolita por vez, un manojo de bolitas
de vidrio. Aquí no hay ninguna organización para las bolitas depositadas
sobre la arena. No hay más que desorden, como el de una caja de fósforos
revuelta.
Observado el resultado, ya no nos hace falta más la arena. A la lata
vacía la recubrimos con un caucho tirante, que fijamos para que no
se escape. Tiramos una primera bolita. Se hunde en el caucho como
antes en la arena, pero forma un atractor
En este ejemplo no hay ningun reglamento de armado para los subsistemas
(las bolitas) del sistema (la lata con tapa elástica y las bolitas)
ya que simplemente caen al azar y luego se
Si se siguen tirando bolitas, finalmente rebalsan y la delgada plancha
de caucho se puede romper, rotura que es imagen del caos disipativo
que explica el premio Nobel Ilya Prigogine.
El reglamento para ese orden está implícito en la masa de las bolitas,
la elasticidad del caucho y la fuerza de la gravedad.
Otros ejemplos son el pasaje del paso al trote y del trote al galope
de un caballo. Nosotros mismos podemos ver algo parecido extendiendo
nuestros dos brazos al frente con los dedos índice duros y rígidos,
aunque imitando con esos dos dedos el movimiento de los dos limpiaparabrisas
en marcha de un automóvil. Los detalles están en la autoevaluación N§
1, al final de capítulo. Cada dedo duro y parado se mueve al vaivén,
primero a un lado y luego al opuesto para volver de nuevo al mismo
lado. Al principio, despacio, podrá ser cualquier forma de vaivén,
por ejemplo un vaivén paralelo de ambos dedos extendidos. Con ese
vaivén paralelo, al llegar a una frecuencia crítica, nuestros dedos
sufren una transición de fase, cuyo resultado es el antiparalelismo
de los movimientos de los dedos índice. Los dos se aproximan y luego
los dos se apartan (antes no era así). Al hacer cada vez más rápido
nuestros movimientos, saltamos de la forma paralela a la antiparalela
y al revés no lo podemos hacer, es irreversible. El reglamento de
esa autoorganización antiparalela es innato, está ya programado geneticamente. Los
canguros saltan con ambas piernas juntas (paralelas), pero los humanos
nos desplazamos con ambas piernas alternadas (antiparalelas). Para
subirnos a un poste alternamos los movimientos de las manos que nos
permiten lograr nuestro intento. Ya lo disponen así de antemano nuestros
CONCLUSIONES RAZONADAS Esto será para usted una entera novedad, que
haya la posibilidad de lograr orden en condiciones muy alejadas del
equilibrio, como vomitar lava un volcán, tirar bolitas, galopar, mover
rapidamente dedos, etc. Más cercano a nuestra intuición está prever
que acelerando y acelerando al final suceda el desastre o caos disipativo
que nos es fácil de imaginar como resultado creíble de la acción de
fuerzas alejadas del equilibrio. Se dirá que al final la ladera está
quieta y las bolitas están quietas, pero la autoorganización abiótica
se logró durante el proceso en que se reacomodaban y describían trayectorias.
Con los movimientos biológicos de los dedos o con los andares del
caballo, en cambio, nada está quieto.