"LA VIDA ES RESURRECIÓN"


JOAO LUIZ POZZOBON

"Continuaré junto a ustedes, revelando las bellezas y grandezas de Dios"


Joao Luiz POZZOBON nació el 12 de diciembre de 1904 en Ribeirao, Estado de Río Grande do Sul, Brasil, en 1912 inició sus estudios primarios, que los debió abandonar por problemas económicos en la familia, 4 años más tarde. A partir de los doce años, trabajó en la tierra con su padre, con ello y a partir de su humildad, desde muy temprano, conoció la responsabilidad.

En 1928 se casó con Thereza Turcatto, joven de débil salud, que justamente había llegado a este pueblo para ver posibilidades de recuperarla. El Casamiento se consumó en una Iglesia que el mismo Don Joao había ayudado a reconstruir. Poco tiempo después fueron a vivir a Restinga Seca y allí nacieron oportunamente una niña y un varón. Todo fue felicidad hasta que en 1932 Doña Thereza se agravó y decidieron trasladarse a Santa María buscando una mejor asistencia sanitaria; esto no se logró y Doña Thereza falleció.

Un amigo le aconsejó reconstruir ahora su matrimonio y a los 6 meses se casó con Vittoria Felipetto, con quien engendraron 5 hijos más. Alquiló una pequeña casa de madera e instaló un almacén, con esta actividad logró mantener y dar algún confort a su esposa y 7 hijos.

Mientras tanto Don Joao se dedicó a la familia y la religión con similar entrega, al punto que el 7 de septiembre de 1947 participó de la colocación de la Piedra Fundamental de Santuario Tabor de Santa María, y tuvo allí su primer contacto “de alguna cercanía” con el P. Joseph Kentenich. Esto lo arrastró a la corriente de Gracias del Movimiento de Schoenstatt. Durante 1948-49 asistió en el Santuario a las charlas del P. Celestino y la Hna. Teresinha, acerca de la Misión del P. Kentenich y del Movimiento que había fundado, al tiempo que colaboró activamente en la construcción de la Casa de Retiros que se inauguró el 1 enero 1949.

En septiembre de 1950 participó de un Retiro para hombres y el día 10 por la noche la Hna. Teresina le entregó una Imagen de Ntra. Sra. de Schoenstatt y le encargó que se ocupara de llevarla de casa en casa aunque no le rezara; a partir de este momento Don Joao ofreció a la Sma. Virgen dedicarle 2 horas diarias al Apostolado y Oración de la Virgen Peregrina. En 1952 se consagra totalmente a la Campaña y deja el negocio a cargo de su esposa e hijos.

"Pequeño alumno" del Padre José Kentenich, Joao Pozzobon desarrolló una enorme tarea apostólica hasta el día de su muerte. El 30 diciembre 1972 fue ordenado Diácono Permanente

El 7 octubre 1978 tuvo un encuentro providencial con Ubaldo Pimentel quien se ofreció a acompañarlo, y Don Joao lo aceptó en su Misión. En 1979 viajó a Europa con la Imagen Peregrina, visitó el Santuario Original, y Peregrina a Roma donde S.S. Juan Pablo II lo recibió en Audiencia Privada y Bendijo la Imagen y la Campaña del Rosario. Antes de regresar visitó Fátima y tuvo un Encuentro con la Hermana Lucía. Todo este viaje también lo realizó portando la Gran Peregrina sobre su hombro izquierdo. Al regreso a Santa María construyó e inauguró la primera Ermita y promovió su difusión.

El 30 noviembre 1983 el P. Esteban Uriburu le entregó una carta que desde Buenos Aires le enviaban Ana y Guillermo Echeverría, solicitaban 25 Imágenes Peregrinas destinadas a los Santuarios de América. Don Joao le comentó al P. Uriburu que esto era justamente lo que iba a pedir a la Mater en su Renovación del 8 diciembre, “y la Virgen me respondió antes que se lo pidiera”. La Bendición y entrega de Imágenes se concretó el 28 marzo 1984, y en junio Don Joao entrega a los Echeverría la Primera Imagen de la Gran Peregrina Internacional que partió del Santuario Tabor; luego de esto la Campaña se extendió a África del Sur, Chile, Milwaukee y prácticamente el resto de América y del mundo.

. Murió el 27 de junio de 1985, fue atropellado por un camión cuando se dirigía a la Misa en el Santuario Tabor. Actualmente su Campaña se halla difundida en más de 30 países. En su testamento escribió: "Continuaré junto a ustedes, revelando las bellezas y grandezas de Dios".

Hay algunas frases que trascendieron hasta nuestros días, a saber:

Fue un hombre sencillo, esposo y padre de familia ejemplar, comerciante honesto y esforzado que ayudó a los pobres y necesitados, preocupándose también de educarlos y evangelizarlos, a pesar de su grave problema de visión. El mismo Joao nos relata su misión: “Por amor, junto a la Santa Imagen, ocupé dos mil lechos diferentes. Por amor apoyaba el cuerpo sobre la tierra, entre los lirios del campo y en los bosques. Por amor caminaba y me sentía alegre al sufrir. Muchas veces ni agua bebía, ofreciéndolo todo por la Gran Campaña del Rosario. Me sentía convencido que la Santísima Virgen me encomendaba una Misión que debía seguir cueste lo que cueste”. Cumpliendo esa intención recorrió 140.000 kilómetros en 35 años cargando la Gran Peregrina sobre el hombro izquierdo, lo que le provocó una gran callosidad por su peso, mientras tanto su brazo derecho transportaba el Viático para enfermos.

Todo esto pudo hacerlo porque fundamentalmente fue un hombre de oración. Amaba el Rosario y el Vía Crucis y los rezaba siempre. Al referirse al Vía Crucis decía que era "un camino de vida"; rezó diariamente un Rosario, al poco tiempo lo incrementó a tres Rosarios diarios, más tarde a siete y al cabo de un tiempo rezaba quince Rosarios a la Virgen por día, para lo cual rezaba aún trabajando la tierra y para ello grabó cinco dientes en el mango de su azada para guiarse. Este amor a la Oración lo complementó con gran amor a la Eucaristía

En la "Vila Nobre da Caridade", pequeña villa que fundó para albergar a las familias sin techo, colocó las 14 estaciones rodeando las casas, su gran anhelo era Construir un Vía Crucis que, partiendo del Santuario, al pie del morro, subiera hasta la "Vila Nobre", quería establecer así una unión entre la fuerza que brota del Santuario y los más necesitados. También agregó una última Estación, la quince, Resurrección; y puso una gran cruz de madera clara con la inscripción: "LA VIDA ES RESURRECCIÓN". El Vía Crucis parte del Santuario, estando la primera Estación muy cerca de donde Don Joao cayó, atropellado por un camión, esa fría mañana de niebla, el 27 de junio de 1985.

Previamente, el 15 de junio de 1985 reitera en el Nuevo Schoenstatt de Argentina lo que había dicho en el Santuario Tabor a los primeros Peregrinos Argentinos: “Acompaño y doy mi vida para que esta campaña pueda tornarse mundial, y no retiro esa palabra”. La Santísima Virgen tomó así su vida, que varias veces había ofrecido "para el florecimiento de la Campaña del Rosario y de la gran obra de SCHOENSTATT".


Peregrinación a Santa María (Brasil) 09/06/2005.

Esta historia comienza a mediados de diciembre 2004. En el Nuevo Schoenstatt de Florencio Varela (Buenos Aires, Argentina), cuando el Padre Guillermo Cassone nos motiva a alcanzar una Gran Peregrina como Auxiliar Diocesana de Río Cuarto, para nuestra localidad y la zona. Consideramos que si deseábamos tenerla había que merecerla, por ello nos propusimos duplicar el número de Misioneras y llegar a las 100 requeridas para alcanzar dicha Gracia.

El siguiente paso fue solicitar al Equipo Diocesano la correspondiente venia para iniciar los trámites Provinciales, y ello nos fue concedido con beneplácito. Ahora debimos comentarle nuestras intenciones al Padre Juan José Riba y solicitar su permiso formal, quien también nos brindó su total apoyo y nos invitó a participar de la Peregrinación al Santuario Tabor, que estaba organizando para el segundo fin de semana de junio; en ella llevaríamos la Imagen construida en Córdoba, sería Bendecida en la tierra y Santuario de Don Joao y retornaría Gloriosa a nuestro pueblo para ser presentada a la Comunidad Schoenstattiana. Hicimos participar de toda esta hermosa novedad a las Misioneras de General Cabrera, que se entusiasmaron como nosotros.

Sólo faltaba ponerse a trabajar y cumplir los pasos propuestos buscando fondos para la adquisición y viaje, esto lo realizamos con un bono contribución sorteando 3 premios donados. Por falta de Imágenes de Familia/Trabajo quedamos en 85 Misioneras nuevas, proponiendo llegar a las 100 como mínimo en Octubre cuando nos corresponda Aniversario de Ermita, Envío y Renovación del Compromiso Misionero.

Y el 9 de junio 2005 nos encaminamos al Santuario de Córdoba para participar de una Misa “de bolsos” como despedida de familiares e inicio de esta hermosa Peregrinación. Esta Celebración fue muy vivida y participada por todos, ante la emoción creciente de lo que sentíamos ya en ese momento. Pero también fue el preludio y pequeña muestra de lo que fue todo el viaje y recorrido; a este respecto debemos destacar la organización de Ely Aramayo, Haydée, Teresita y Marta, que contempló todos y cada uno de los aspectos, nos repartió librillos con actividades (horarios, mapa de ubicación local y cita de cada actividad, Oración de la Peregrinación, Síntesis de la vida de Don Joao, Canciones y Oraciones a rezar en el recorrido), refrigerio, golosinas, información permanente y atención súper esmerada. A todo esto agregaremos la gentileza de compartir actividades y pedirnos permanentemente a “los del interior” que asumiéramos determinada responsabilidad. Aquí debo destacar que en la Oración inicial el Padre Juan José rezó por nuestro viaje, por los familiares que quedaron esperando nuestro retorno, por los choferes y también “por todos los que nos encontremos en el camino”, esto realmente no se me había ocurrido nunca y me pareció sencillamente hermoso y cristianamente elemental.

El viaje fue espectacular hasta que llegamos a Aduana Argentina y allí se “nos rompieron todos los relojes” pues la pudimos superar luego de casi 5 horas, y entramos en Brasil; ya el aire que se respiraba apenas transpuesto el Río Uruguay, era diferente porque nos aproximábamos a la meta. Se responsabilizó de varias banderas a algunas Peregrinas y esto fue muy emotivo porque no lo esperábamos, y por la importancia y significado de portar una Bandera Nacional o del Movimiento.

La llegada a Santa María fue con más de 3 horas de atraso según lo previsto, pero allí estaban la Hermana Rosequiel y otras Hermanas de María esperándonos. Cenamos como si fuera la última vez, y estos manjares se repetían a raudales en cada desayuno, almuerzo y cena que nos brindaron, además del refrigerio con masas por la tarde, y el cafecito o jugo antes del sueño reparador. La comodidad de las habitaciones y disponibilidad de agua caliente todo el día, más la predisposición siempre atenta y caritativa de todas las hermanas fue una constante general, hasta nuestra partida.

Después de cena participamos de una hermosa y sentida celebración, ya que desde el altar nos recibía un cartel del mantel que decía “Aquí es bien estar” y realmente ya nos sentíamos así desde hace unas horas, pero ahora más porque podíamos palpar la presencia de Don Joao en el Santuario. Luego la Hermana Rosequiel nos habló sobre “Don Joao un hijo del Santuario Tabor”, y casi al final apareció el Padre Argemiro con un extraño adminículo en sus manos: el bastón de Don Joao; esto fue la “frutilla del postre” porque comenzaban a dársenos Gracias que no teníamos previstas ni siquiera pensadas. Y allí en ese “Jerusalén Sudamericano” nos pareció estar un poco estar en el cielo viviendo cosas que sólo ocurrieron en el Monte Tabor a los elegidos de Cristo, ¿sería simple casualidad???. Por ello el rezar por nuestra Comunidad por Susana (fallecida) y mis hijos (en Córdoba, Gral. Deheza y Gualeguaychú), por los afectos y por todos a quienes prometí Oración era muy especial y hasta parecía más efectivo. Y después de la Oración de la noche a dormir.

A las 7,00 horas del día siguiente nos anticiparon que “no habría ángeles despertándonos”, pero una música casi celestial se hizo sentir en la Casa de Retiros de las Hermanas de María, para que nosotros fuéramos iniciando el día, esta delicadeza se reiteró cada mañana. Partimos al Santuario para hacer nuestras Oraciones y al final recibimos la visita inesperada de Ely y Wilma (Hijas de Don Joao), a quienes todos saludamos y queríamos conversar y preguntar recuerdos, anécdotas, vivencias, etc. Luego se inició con ellas el Vía Crucis de Don Joao, desde el Santuario hasta la Vila Nobre da Caridade. La gran mayoría de Peregrinas participaron de la propuesta a pesar de los años y su salud; dos no pudimos acompañarlos por razones especiales, entonces la Hermana Rosequiel se ofreció transportarnos un su “carro”. Ya que hablamos de la Hermana Rosequiel debo comentar que en todo su alrededor se siente y vive Don Joao, respira Don Joao y lo transmite con un amor excepcional, y había una razón fundamental que nos confió apenas partimos hacia la Capelinha Azul en la Vila Nobre: su familia era visitada por Don Joao y todos vivían una profunda religiosidad que había inculcado nuestro Siervo de Dios, esto fue alimentando su vocación y hoy es una Hermana de María encargada de comentar todo lo que se refiere a Schoenstatt, Santa María, Padre Kentenich y Don Joao. En lo personal creo que es la persona más indicada pues en realidad hace y dice lo que siente, siente lo que vive, y vive aquello que “mamó” en su casa, y en su estudio, investigación y amor por todo esto.

El Vía Crucis se inicia en una zona residencial entre lomas altas y valle profundos, que de pronto desaparecen, se acaba el pavimento y aparece el “mato grosso” en toda su dimensión, y allí la pobreza que vivió Don Joao y que le inspiró la creación de esta Villa. Al final del recorrido ya no está la Villa y sólo queda como recuerdo y muda testigo de la tarea de este Elegido, la Capelinha Azul y una familia que la cuida con ferviente amor y dedicación. Como es muy pequeña (no fue modificada) se está levantando enfrente un salón amplio y cómodo, donde el Padre Juan José Riba celebró la Eucaristía y todos participamos con una emoción que apretujaba nuestras gargantas y salía por nuestros poros de la piel.

Volvimos para el almuerzo y un rato de descanso, mientras el Padre Argemiro preparó su charla: “¿En qué estadío está la causa de Canonización de Don Joao?”, que fue totalmente positiva para informarnos cómo se logra la Calificación de “Siervo de Dios”, cómo se logra poder comenzar una causa de Canonización, cómo se llega a la Beatificación y finalmente a la Canonización todo esto para un laico comprometido es de suma importancia conocer, y el Padre Argemiro lo realizó con profunda paciencia, dedicación y amor, comentando lo que está haciendo movido por Don Joao. El relato estuvo matizado por anécdotas suyas y de Ely y Wilma. Se nos informó que actualmente el proceso supera los 20.000 folios acreditados, y que si hoy elevara esto a la Causa de los Santos en Vaticano, mediría en altura lo mismo que un edificio de 20 pisos. Pero tal vez lo que más nos conmovió a los cordobeses fue su anuncio final, de que se había designado al Padre Juan José como Vice-postulador de la causa y que esa misma noche en el Santuario realizaría su Juramento de aceptación.

Una nueva charla informal de la Hermana Rosequiel nos comentó sobre las veces y actividades que desarrolló el Padre Kentenich en este Santuario Tabor, que a todas luces surge como su preferido, a pesar de ser el 2º fuera de Alemania (después de Nueva Helvecia, Uruguay), fue el primero que nuestro Fundador promovió construir y el único que visitó 10 veces. Conocimos su recorrido por los jardines, la vid que plantó y aún se conserva, su habitación y el pozo donde pudimos obtener Agua Bendita. Tuvimos la oportunidad de recorrer la Iglesia Tabor de la Hermanas de María, donde nos impresionó sobremanera la Imagen de la Cruz  “rota, dividida”, “abierta al cielo y la eternidad”, con un Cristo “libre de las ataduras terrenas”, “sin clavos que lo fijen a nuestras debilidades”, y fundamentalmente en su Triple Manifestación como Cristo  Hombre, Cristo Resucitado y Cristo Transfigurado en las proyecciones de su sombra, con su cara vuelta dulce y admirablemente hacia Dios Padre, y una hermosa luz propia que envuelve toda la obra (fruto de la idea de una de las Hermanas); a la derecha de Cristo y el Presbiterio aparece una preciosa Imagen de la Mater y el Niño, con muchos rayos dorados como representación de las Gracias que reparte y una luz que emana desde atrás “porque María no tiene luz propia, pero la irradia”.

Luego partimos hacia la Casa de Don Joao, y al intentar descender del ómnibus, patiné y me lesioné el cartílago rotuliano de rodilla derecha. Estimé que allí se terminaba mi Peregrinación pero haciendo un esfuerzo no podía dejar de conocer, tocar, sentir, vivir y respirar esa casa en compañía de Wilma. Pudimos conocer el almacén, su sótano, la cocina y hasta el lugar que había dispuesto para la Mater cuando regresaba de la “Tarea Peregrina” y su esposa le esperaba con algo fresco o caliente, según la temperatura reinante. Entré en su habitación con mucha ansiedad, temor y respeto porque era SU habitación y sólo faltaba que me hablase. Cuando me dirigí al fondo de la vivienda para conocer su huerta y la Ermita que sabía allí instalada, ya no soporté más y apoyado en un poste de la galería lloré como un chico; en ese momento y no se bien porqué ni de donde, vino Wilma a consolarme y hablar de su Padre; ya era casi como tocar el cielo con las manos: escuchar historias y recuerdos “de Papá”, hechos normales de “Su vida”, anécdotas desconocidas de Don Joao, y su hija a mi lado animándome. De allí recogí algunos “recuerdos” para agregarlos a nuestra Ermita (Orquídeas y piedras), como testimonio del viaje y para dignificar nuestro pequeño Santuario local. A la salida, Wilma me relató cómo la gente hacía cola para adquirir sus productos porque todos reconocían la seguridad de los productos, el peso exacto y precio justo con que toda la familia se manejaba.

Retornamos para participar de un encuentro con el Diácono Ubaldo Pimentel que acompañó a Don Joao por 15 años Esto también fue muy especial para mí, porque estaba colaborando con una monjita en la organización de la Sala, cuando de pronto alguien desde la puerta saluda: “Boas noites”, y a mí se me “terminó el mundo” me sentí impelido hacia él y sólo atiné a preguntar “¿Sos Ubaldo?”, cuando me dijo que sí, casi no podía creerlo; tomé su mano pensando en las veces que lo habría hecho Don Joao, y lo abracé con la misma idea y lo tocaba porque no me convencía que esto me estaba sucediendo. Ubaldo es un hombre de profunda sensibilidad y fino sentido del humor, de modo que su charla fue amena y supimos por su boca desde el primer encuentro hasta el fallecimiento de Don Joao, intercalando anécdotas que no conocíamos y pequeños aportes de Ely y Wilma que nos transportaron a un mundo mágico donde el único que faltaba físicamente, estaba en todo el ambiente. Las escenificaciones de Ubaldo motivaron tiernas risas y mucha alegría entre los que participamos de la charla.

Y ya el día había estado plagado de sorpresas y Gracias de la Mater, pero lo mejor vendría mañana. Después de cena el Santuario nos esperaba para el juramento de Aceptación de Vice-postulación del Padre Juan José, acto que nos compromete como schoenstattianos y como laicos, ya que él lo asumió “contando con nuestro apoyo”; luego de lo cual nos fuimos a dormir.

El domingo nos invitaron a participar de la Eucaristía donde algunos voluntarios Renovarían su Compromiso con “el Terzo”, o sea rezar un Rosario cada día durante un año; y se nos propuso realizar nuestro compromiso, la mayoría aceptamos y entonces participamos de una Celebración en portugués, español y “portuñol”, muy vivida por todos los presentes donde cada uno participaba y cantaba en su idioma, y hasta intentábamos cantar alguna canción en portugués. Esto fue una Gracia que la Mater nos tenía reservada sin que nos lo imagináramos, y de pronto nos comprometió a cumplir con Ella y ubicarnos más bajo su Manto.

Después correspondía la visita al Cementerio de Santa Rita de Casia donde yacen los restos de Don Joao y sus 2 esposas “no arriba ni abajo, sino a la misma altura los tres”, como lo reiterara la Hermana Rosequiel, este Campo Santo nos parecía más Santo que siempre y allí rezamos y vivenciamos nuestro Rosario por Don Joao. Luego meditamos por los alrededores y yo nuevamente aproveché a Wilma y Ely para saber más de su Padre y la familia. Finalmente la consabida foto grupal. El Cementerio está en una montaña y para llegar a la tumba hay que subir bastante, no creí poder hacerlo por mi lesión de la rodilla derecha, pero una de las Peregrinas que había dormido con el Bastón de Don Joao, me lo facilitó y apoyado en él pude recorrer y participar de todo; de regreso al ómnibus lo devolví y desde entonces no me dolió más la rodilla, ni ahora siento nada.

Retornamos a la Casa de Retiros para el almuerzo y como quedaba una silla sin ocupar en nuestra mesa, la Mater nos envió un Sacerdote, que al presentarse resultó ser el Padre Víctor Trevisán, que fue Confesor de Don Joao y su Primer Postulador en la Causa de Canonización. Participar con él y escuchar sus anécdotas fue otra Gracia muy especial.

Después del Almuerzo participamos de una tierna y emotiva Ceremonia de Bendición de las Imágenes Auxiliares para nuestra Comunidad y la de Marcos Juárez, luego de lo cual y en Procesión con las Imágenes y Banderas partimos de regreso. La cosa fue más rápido y fácil, o es que nosotros veníamos en un limbo especial por todo lo vivido y gozado.

Queda ahora una sensación de tener que regresar el próximo año para reiterar lo vivido y renovar experiencias. A todo el que lea esto, le aconsejo hacer lo imposible por llegar hasta ese Santo lugar porque es algo inenarrable y que debe gozarse en forma personal.

TATO.

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Peregrinación a Santa María (Brasil) 01/06/2006.

2ª PEREGRINACIÓN AÑO 2006:  Entre el 1 y 5 de Junio participamos de la Peregrinación con Estela Tóffolo y su marido Clive, Sunty Turaglio, Mabel Bertero y Olga Host, nos unimos a Peregrinos de la Ciudad de Córodba entre los que iban 3 jóvenes varones que fueron la alegría contagiosa del evento. Partimos después de la consabida Celebración de la Eucaristía a cargo del Padre Riba y nos preparamos para completar el viaje con 18 Peregrinos de Concordia y zona, Entre Ríos           sumando otro Sacerdote (el Padre Hugo) a nuestra Peregrinación. No se si habrá habido más Oración o mejor preparación que el año anterior pero tengo la absoluta seguridad que esta vez nos acompañó la Mater permanentemente porque todo salió perfecto. Hubo en esta mucha más Caridad y participación que en la del año pasado, hubo Oración permanente y al unísono, creo que el espíritu de Don Joao estuvo siempre guiándonos porque esta vez íbamos con interés por su Canonización, de modo que la Beatitud reinó por doquier. Se vivieron cosas hermosas y diferentes que en la otra oportunidad, como por ejemplo interpretar los Compromisos anuales de Renovación de Don Joao (Hermana Rosequiel), donde el Espíritu Santo sobre el Santuario derramó siempre las Gracias que ahora la Congregación para la causa de los Santos estará evaluando para aprobar su Proceso de Canonización. Participar de varias charlas muy profundas y concretas con el P. Argemiro sobre esta Causa, nos obligó a un compromiso total. El haber escuchado al P. Zyco que relatara su experiencia como misionado por Don Joao, luego Seminarista y finalmente Sacerdote cuando fuera ordenado Diácono Don Joao, fue sencillamente espectacular. Visitar las Iglesias donde desarrolló su actividad Don Joao (Ntra. Sra. de los Dolores y Ntra. Sra. de las Gracias) fue sentirse muy cerca de él. Y finalmente poder degustar de las vivencias y recuerdos de sus familiares descendientes, el Diácono Ubaldo Pimentel y su fiel Misionada Anita Trevisán, creo que no hay oro en el mundo que pueda retribuirlo. Yo tenía mis 2 intenciones personales en este viaje (que mi hijo Santiago finalice sus estudios y yo pueda encontrar la curación definitiva de mi rodilla derecha), pero allí debí solicitar otro formulario de Pedidos de Gracias, para insertar otra intención: volver el próximo año con jóvenes de mi localidad, y ya comencé a trabajar en ese sentido.

Recibir Pentecostés en una Vigilia organizada y conducida por jóvenes menores de 20 años fue algo que nunca imaginé vivir, y ellos nos hicieron realidad al punto que todos quedamos sumamente agradecidos por su entrega y compromiso. El domingo en nuestra Misa de Despedida Los chicos y una Peregrina Entrerriana concretaron su Envío Misionero, en tanto que el resto Renovamos nuestro compromiso con la Mater; en lo personal lo reiteré por 13ª vez, pero nunca me emocioné y lloré como esta vez cuando la recibí de manos del P. Hugo, sentí que la Mater me exigía mi entrega total como Misionero, y creo estar dispuesto.

Esto no se puede contar, debe vivirse para poder valorarlo. Por favor recen y propónganselo, vayan y vean, esto es sentir la vida de un hombre común que por consagrarse totalmente a la Virgen, hoy está camino a la Santidad.   

TATO.

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ORACIÓN DE LA PEREGRINACIÓN

¡¡¡Virgen Peregrina, Madre, Reina y Victoriosa tres veces Admirable de Schoenstatt!!!!!!!.

Nos has enseñado que la vida es un permanente caminar. Conoces el dolor de la partida y la alegría del encuentro; saliste presurosa a la casa de Isabel, y más tarde regresaste gozosa a tu hogar de Nazareth. Caminaste hasta Belén y luego fuiste la primera desterrada. Peregrinaste al templo y llegaste hasta Caná, en Galilea. Conoces el lugar de la Pascua y el Cenáculo.

Gracias por permitirnos -también a nosotros- peregrinar en la fe, reconocer en las huellas de la historia Tu paso providente. Lugares santos que reviven el camino de la Alianza, de la Iglesia y de la salvación que nos trajo Jesucristo.

Gracias por los regalos que hoy nos darás, por los hermanos que nos acompañan, por proteger a los que quedaron en casa, por sabernos unidos a ellos.

Gracias por guardarnos en tu corazón, porque bajo Tu manto protector no hay distancias y todo es cercanía.

Gracias por celebrar la fiesta y experimentar la Comunidad, por recibir día a día el Pan de Vida, por la fidelidad y la esperanza.

Como fruto de la Alianza contamos con tu ayuda. Esperamos tus beneficios y abrimos el corazón para tus dones. Allí depositamos nuestras preocupaciones y alegrías; es nuestro Capital de Gracias para Tu Reino de Schoenstatt.

Con nosotros también peregrinan nuestros aliados en el cielo, especialmente nuestro Padre Fundador, Don Joao y el Padre Esteban. Con ellos alabamos al Dios Trino con tu canto e imploramos su Bendición para este día.

Mi alma canta la grandeza del Señor y mi espíritu se alegra en Dios mi salvador. Porque el Poderoso ha hecho obras grandes y Su nombre es Santo. Amén.


OTRAS ORACIONES PARA REZAR EN CASA.


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"NADA SIN TÍ MADRE, NADA SIN NOSOTROS"
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