SADELAS
Sociedad Amigos de la Salud
Los verdaderos desempleados
El desempleo suele asociarse con personas, todavía económicamente activas¹/, que no están ocupadas productivamente en ninguna actividad rentable para quienes fungen de patronos, comúnmente llamados empleadores. Este estado obreril suele atribuirse a fallas propias de la economía del país correspondiente. Ahora bien, de partida , quienes den empleo a otros es porque ora piensan trabajar en equipo, ora ellos en sí mismos no trabajan.
Como quiera que ningún patrono trabaja, ya que para todo tipo de labor necesaria en el proceso productivo él contrata a terceras personas, se infiere que los verdaderos desempleados son los propietarios de las empresas, no cooperativizadas ni pertenecientes a quienes trabajan por su cuenta, a manera de artesanos o trabajadores independientes.
Se trata de una subliminalidad sociológica mediante la cual los dueños de las empresas burguesas han corrido la bola del desempleo como un estado de ocio para todo el personal remanente que se halla en todo momento <<sin tirar un palo>>
Con semejante caracterización económica, estos empresarios se presentan ante sociedad como benefactores del pueblo, y, por lo general, acuden al Estado para que, a través de ellos, se resuelva el problema del <<desempleo>> de gentes, muchos de los cuales son padres de familia a quienes estos patronos emplearían. en sus privadas empresas, y como reemplazo de los verdaderos desempleados.
Consideramos que en cualquier sociedad, quien posea algún tipo de medio de producción debe trabajarlo por sí mismo, o cederlo a quienes lo utilicen con fines productivos. Así como toda parcela de tierra ociosa debe pasar a manos del campesino, los demás medios de producción deben ser trabajados directamente por sus propietarios, solos o con la ayuda de otros trabajadores empleables por contratas diversas. Buena parte del divorcio entre los entre los dueños de las empresas y sus trabajadores es causado porque lo primeros se hallan ausentes, <<ocupados>> en labores estrictamente de consumo.
Con esos
verdaderos desempleados ocurre lo que sigue vigente en nuestra sociedad: la soldadesca venezolana sigue estando
integrada por gente del pueblo, de humildes chamos y jovenzuelos a quienes el Ejército obliga desde
que nacen a registrarse en
prefecturas civiles y centros castrenses no acuartelados ,y que luego al cumplir sus dieciocho años, sin que el
Estado haya tenido nada que ver con las arepas que necesitó esa persona para cumplir su edad reglamentaria,
con gran tupé lo llama al Servicio Militar Obligatorio, so pena de sufrir hasta de prisión por deserción pisado un cuartel, lo que explica, en buena parte, la vigente y
tendenciosa servilidad que suele
caracterizara a los oficiales de nuestro ejército. Como vienen de las clases más humildes, son personas proclives
a reproducir desde las guarniciones la misma conducta sumisa que sus padres exhiben frente a sus verdaderos desempleados o patronos
civil.
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Personas aptas, para realizar un trabajo útil , con edad comprendida entre determinados límites mínimo-máximo. Al respecto, las estadísticas empresariales suelen abultar los índices de esos otros desempleados con la computación de los ineptos, inclusión hecha de los verdaderos desempleados.
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