Hasta el rabo, todo es toro

En casi cualquier cosa en la vida (un trabajo, una tarea, un viaje, un negocio, una carrera universitaria) no debe cantarse victoria (es decir, no debe celebrarse el triunfo) hasta que no ha terminado completamente la situación, ya que antes de que llegue a su fin cualquiera de las cosas anteriomente anunciadas, puede surgir cualquier imprevisto que convierta nuestro posible éxito en una gran derrota. Aunque vayan bien las cosas y estemos contentos por ello, no hay que adelantar acontecimientos sino que hay que saber esperar a que cada proceso termine por completo para celebrar la posible victoria. ¿Y eso por qué? Pues porque hasta el rabo, todo es toro.
El origen se debe al ámbito taurino (de los toros), señalando que en cada pase de muleta del torero, éste no debe despitarse ni un solo momento mientras el toro hace su recorrido ya que, hasta que no ha pasado por completo, en cualquier instante puede darse media vuelta y cornear (clavar sus cuernos) al torero. Por eso, hasta que el torero no le ve el rabo al toro (lo último que se ve de él), no debe celebrar el éxito de cada pase, ni el público celebrar el éxito del mismo.
El juicio que se utiliza es el objetivo ya que es aquel que se refiere al objeto de conocimiento, considerado en sí mismo con independencia del sujeto cognoscente, es decir, no depende de los sujetos; y el rabo o cola es una parte del toro entonces, aunque nos refiramos a las partes del cuerpo el objeto al cual nos referimos es el toro.

Cuando seas padre, comerás huevos

Hasta el rabo, todo es toro

Echar margaritas a los cerdos o arrojar perlas a los cerdos

A Dios rogando y con el mazo dando

El que parte y reparte se queda con la mejor parte