EN
LA SALUD Y EN LA ENFERMEDAD
LA BASURA QUE ESCONDE GLAXOSMITHKLINE
SOLOMON HUGHES NOS RELATA CÓMO MUCHOS DE LOS DIRECTIVOS DE GLAXOSMITHKLINE, LA SEGUNDA COMPAÑÍA FARMACÉUTICA MÁS IMPORTANTE DEL MUNDO, TAMBIÉN DIRIGEN OTRAS EMPRESAS QUE SON RESPONSABLES DE ENFERMEDADES, E INCLUSO DE MUERTES. UN NEGOCIO REDONDO.
ES MUY
FÁCIL. Se trata de crear o favorecer la enfermedad
para, luego, fabricar uno mismo el fármaco.
Empezando por la cúspide, el presidente de la multinacional
Glaxo, Sir Richard Sykes, es también miembro del consejo de
administración de Río Tinto, una de las empresas más
contaminantes del mundo. Una de sus filiales es la industria de
estaño Capper Pass, situada en la localidad inglesa de Hull.
Tanto los trabajadores como los vecinos de Capper Pass han estado
expuestos a unos niveles muy altos de arsénico, plomo, cadmio y
polonio-210 radiactivo procedentes de esta industria, que cerró
en 1.991; desde entonces, han emprendido una lucha muy activa
para conseguir que Río Tinto les pague una indemnización.
Estos activistas acusan a Río Tinto de ser la responsable de los
cánceres y otras enfermedades de los trabajadores de la empresa
y de los niños de la vecindad. Al principio, Río Tinto rechazó
estas demandas e incluso se negó a facilitar los historiales de
salud laboral de los trabajadores de Capper Pass al abogado del
sindicato TGWU que entabló la demanda contra esta empresa. Sin
embargo, a partir del mes de junio de 2.001, se produjo un cambio
súbito y Río Tinto escribió al abogado David Russell, del
sindicato demandante TGWU, para hacer constar que "no
impugnaría" las demandas de negligencia y que estaba
"muy preocupado" sobre este asunto. En la actualidad,
la empresa Río Tinto está dispuesta a pagar una indemnización
a los 200 demandantes, con la condición de llegar a un acuerdo
previo con ellos y presentarlo al Tribunal.
EL INFORME
Casualmente, el cambio de actitud de la empresa con relación al
proceso iniciado por Russell llegó justo antes de que se diera a
conocer un informe en el que, utilizando fuentes de información
oficial y de la misma empresa, se culpaba a Capper Pass. Como
resultado del acuerdo alcanzado este dossier no se divulgaría,
aunque un primer sumario del texto describía cómo los
trabajadores habían sido expuestos a sustancias tóxicas de una
forma "generalizada y periódica", y que el río Humber
había alcanzado cotas "de vertedero". El Ministerio de
Agricultura advirtió que los peces del río Humber tenían los
niveles más altos de contaminación por arsénico de todo el
litoral de Gran Bretaña.
El dossier también señalaba la existencia de un encubrimiento
por parte de la Administración. La empresa Río Tinto no fue
apremiada ni sancionada, pero el por entonces responsable
gubernamental de Sanidad señalço que, "si los hechos
ocurridos se divulgaban, se podría causar una alarma en la
opinión pública". Mientras que la oferta de Río Tinto fue
muy bien acogida por los activistas de la campaña, esta misma
oferta llegó demasiado tarde para poder ayudar a Arthur Gray,
que murió en el mes de noviembre de 2.000, a causa de un cáncer
contra el que había estado luchando desde 1.993. Gray había
sido un antiguo trabajador de Capper Pass que había destacado en
su lucha contra Río Tinto. En su funeral, su hijo Michael dijo:
"Nunca le faltó el coraje y la determinación, incluso
durante su enfermedad, y tampoco se quejó o se refugió en la
autocompasión; él ha sido un ejemplo para todos nosotros".
OTROS
CONTINENTES
Mientras que a los trabajadores ingleses de Capper Pass se les ha
ofrecido un acuerdo, en otros continentes sucede lo contrario;
tanto los empleados de la mina de uranio africana de la empresa
Namibian Rossing, como los habitantes de Panguna, en Papúa Nueva
Guinea (que viven cerca de la enorme mina de cobre), continúan
luchando por llevar a Río Tinto a los tribunales norteamericanos
y británicos. En resumidas cuentas, Richard Sykes tiene un cargo
en el consejo de administración de Río Tinto, una empresa
acusada por los activistas de causar cánceres y enfermedades
respiratorias, y, al mismo tiempo, dirige la empresa
farmacéutica Glaxo, que vende cada año 5.075 millones de euros
en medicamentos para el tratamiento del cáncer y de las
enfermedades respiratorias. Entre los fármacos fabricados se
encuentra uno para el cáncer de pulmón, Hycamtin, y otros
medicamentos para el tratamiento de enfermedades respiratorias
como Flixotide, Serevent, Seretide y Ventolin. Glaxo también
vende Augmentine y Zinnat, dos antibióticos para las
enfermedades respiratorias.
ESLÓGANES
ABERRANTES
Sykes, en el consejo directivo de Glaxo, está asistido por Paul
Allaire, que también es el director de Sara Lee, un gigante del
sector de la alimentación. Mientras que Glaxo tiene como
eslógan "Nuestra misión es la de hacer posible que la
gente pueda hacer más cosas, sentirse mejor y vivir más
años", la empresa Sara Lee fue declarada culpable, en un
juicio del mes de junio de 2.001, por vender salchichas en mal
estado, que mataron a 15 personas y causaron seis abortos; en
1.998, la empresa Sara Lee vendió hot dogs infectados
con la bacteria listeria, que se envasaron en su fábrica de Bill
Mar, en el estado de Michigan de los EE.UU. La empresa tuvo que
retirar más de seis millones de kilos de salchichas después de
la aparición del brote de listeriosis, pero esta medida llegó
demasiado tarde para las personas de más edad y más
vulnerables, víctimas de la carne infectada. Los inspectores se
encontraron que en la fábrica había muy poca higiene y,
además, durante la inspección se descubrieron alimentos que
estaban contaminados con heces. Sara Lee pagó 4,4 millones de
dólares estadounidenses tras el acuerdo con la Fiscalía Federal
norteamericana, aunque las víctimas montaron en cólera cuando
se enteraron de que la empresa había conseguido el permiso para
declararse culpable de un delito de menor cuantía, para poder
así ahorrarse un cargo más grave como delito mayor.
Irónicamente, el eslógan de la multinacional Sara Lee es:
"Con la integridad se consigue el triunfo".
Sorprendentemente, el director de la empresa tabacalera Derek
Bonham fue tambien miembro del consejo de administración de
Glaxo hasta su jubilación en la asamblea general anual de Glaxo,
realizada en mayo de 2.001. Bonham es el director de la empresa
tabacalera Imperial Tobacco, fabricante de los cigarrillos
Lambert & Butler y de otras marcas. Glaxo vende, al mismo
tiempo que sus medicamentos para el cáncer y las enfermedades
respiratorias, tres productos más dedicados específicamente a
los fumadores. La empresa ingresa cada año unos 750 millones de
euros por la venta de Nicorette y Nicoderm, para dejar el hábito
del tabaco, y de Zyban, su último descubrimiento contra la
adicción a los pitillos.
Al ser interpelado por sus descomunales negocios, el portavoz de
Glaxo comunicó a The Ecologist que todos estos directores
"aportaban una considerable cantidad de experiencia al
consejo de administración". Más adelante, al referirse a
los directivos de Glaxo que eran también directores de otras
compañías, justificó sus efectos beneficiosos al tratarse de
negocios y empresarios "de élite".
¿CALIDAD
DE VIDA?
La empresa, en el inicio de su informe anual, ha
establecido que la misión principal de GlaxoSmithKline es
"mejorar la calidad de la vida de las personas". Sin
embargo, en su consejo predominan los directivos de empresas de
bebidas alcohólicas, armas e industrias contaminantes, además
de otras empresas que propician las dietas con un contenido alto
de azúcar y grasas.
Más en concreto, Donald McHenry, un directivo de Coca-Cola, también forma parte del
consejo de Glaxo. Coca-Cola ha sido muy criticada por tener un
alto contenido de azúcares en sus bebidas, cuyo elevado consumo
provoca obesidad y diabetes de tipo 2 o tardío. Hans-Joseff
Brinkmann, un político del gobierno regional de Alemania, está
intentando llevar a Coca-Cola ante un tribunal por haber causado
este tipo de diabetes. Paul Allaire, directivo de Glaxo y
director de la empresa Sara Lee, ha sido objeto de repetidas
críticas por vender comida en mal estado. El Centro Science in
the Public Interest, de Washington, ha calificado de
"pornografía alimentaria" algunas de las campañas
publicitarias de Sara Lee para la promoción de sus alimentos
grasos y azucarados. Tanto Coca-Cola como Sara Lee apoyan al
grupo industrial alimentario Grocery Manufacturers of America,
que ha arremetido contra el centro Science in the Public
Interest, ridiculizándolo como "policía de los
alimentos". Mientras tanto, Glaxo se embolsa cada año 735
millones de euros por la venta de Avandia, un medicamento para
tratar la diabetes de tipo 2.
Dos miembros del consejo de administración de Glaxo proceden del
sector de las bebidas alcohólicas. Sir Christopher Hogg es
director de Allied Domecq, la empresa fabricante de Tía María,
además de pertenecer al consejo de Glaxo. Sir Ian Prosser
simultanea también su cargo en Glaxo con la presidencia de Pub
Owner Bass. Mientras, la empresa Glaxo está entusiasmada
promocionando la venta de su medicamento Zofran para tratar el
alcoholismo.
Tres miembros directivos de Glaxo trabajan también en empresas
que son conocidas por ser muy contaminantes. Sir Roger Hurn,
vicepresidente de Glaxo, es también miembro del consejo
directivo de la industria química ICI, que en 1.999 ocupó el
primer lugar en la lista de empresas contaminantes realizada por
la Agencia de Medio Ambiente y calificada como "el ránquing
de la vergüenza". Sir Ian Prosser, además de directivo de
Glaxo, es asimismo vicepresidente de BP Amoco, de forma análoga a John
Young, que también pertenece al consejo de administración de Chevron. Tanto BP como Chevron son
dos grandes compañías petrolíferas muy contaminantes en todo
el mundo. Para finalizar, el doctor Jean Pierre Garnier, director
ejecutivo de Glaxo, realiza su contribución particular a la
"calidad de la vida humana" sentándose en el consejo
de administración de la empresa fabricante de armas United
Technologies, que fabrica el helicóptero Blackhawk y otros
aviones de guerra.
The Ecologist ha preguntado a Glaxo si los intereses
extraordinarios de sus directivos son un síntoma de que estos
ejecutivos estaban más interesados en enriquecerse que en
ocuparse de la salud de las personas. El portavoz de la empresa
replicó: "Los directivos tienen responsabilidades para con
sus accionistas".
Solomon Hughes es un periodista free-lance que colabora habitualmente en Private Eye, The Observer y Red Pepper. Asimismo, ha escrito artículos para las publicaciones británicas The Express, Independent y The Guardian, y también para la norteamericana In These Times.
Artículo extraído de The Ecologist (para España y Latinoamérica), nº 12, enero-febrero-marzo 2.003.
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