El Escape

Los tripulantes sobrevivientes se encontraban casi sin alimentos, con muy poca luz pero con muchas esperanzas del exito del rescate que se preparaba en la superficie.

 

En el fondo del mar

"Nos hemos detenido a 120 pies". El submarino había tocado el fondo marino.
La idea de un escape libre, aun cuando parte del personal no estaba preparado para ello, pasó por la mente de Cotrina.
Se dieron ordenes de realizar la menor actividad posible para evitar el consumo de oxigeno.
En total sumaban 22 tripulantes atrapados dentro del submarino en el fondo del mar, de los cuales 9 no sabían nadar ni bucear.

La situación comprendía preparar a todo el personal superior y subalterno, en los procedimientos necesarios para realizar un escape exitoso, que se recuperen del estrés causado por la situación y que espiritualmente estén decididos a asumir este gran riesgo, en el que estarían en juego sus vidas.

A partir de la nueve de la noche un grupo de oficiales que habían seguido cursos en la escuela de buceo dieron una charla acerca del procedimiento de escape.

Durante la madrugada el Oficial Cotrina redactó un comunicado para la Comandancia de la Fuerza de submarinos informando la situación que se vivía dentro de la nave hundida, así como una relación de los que estaban atrapados.

Durante el transcurrir de la noche hubo un incendio en el compartimiento de puesto central lo cual hizo que el oxígeno disminuyera. El personal se agitaba con mayor facilidad y el ruido de la respiración era cada vez más fuerte.

A las 7 de la mañana se dispuso la distribución del rancho que consistía en un cuarto de torta de chocolate que había quedado del día anterior.

A las 10 am. Cotrina decide, debido a la falta de aire, efectuar el escape libre.
Las maniobras necesarias para dicha tarea requieren de una gran precisión, un mínimo error podría causar el fracaso del escape y por lo tanto una muerte segura para todo el personal.

Mientras el primer grupo realizaba el escape, el submarino se iluminó repentinamente. La luz del sol había podido traspasar los 42 metros de profundidad en que se encontraba el submarino hundido. Dentro de la nave esa luz trajo esperanza y animo, sintieron como si fuese un mensaje de Dios indicando que estaban haciendo bien las cosas.
El Oficial Cotrina dijo: Es el Espíritu Santo, Dios esta con nosotros... muchachos todo va a salir bien.

Grupos de escape

El primer grupo que escapó del submarino lo hizo a las 11 de la mañana y el último a las 6 de la tarde. En la superficie, a la espera del éxito del escape, se encontraban todas las Fuerzas Navales (Buceo y Salvamento, Fuerza de Operaciones Especiales, las Patrulleras Guardacostas, la Fuerza de Aviación Naval, los Submarinos, las unidades de Superficie, etc.)

Todos los tripulantes pasaron por diversos y delicados momentos durante su ascenso en el escape libre, pues lo hicieron desde una profundidad de 90 pies, aproximadamente 40.5 1p.p.c. de presión en sus pulmones, que debieron liberar durante la subida hacia la superficie, en solo 18 segundos aproximadamente.
Además del tratamiento de la cámara de descompresión, tuvieron que seguir un tratamiento medico especializado por enfermedades que acarreaban fuertes dolores en diferentes partes del cuerpo, como en hombros, rodillas, codos, tobillos, muñecas, dolores de abdomen, enfisemas subcutáneas, intoxicación por gases, etc.

El OM2 Carlos Grande falleció por complicaciones neurológicas y severo trastorno hemodinámico.

El OM2 Alberto Reyes murió años después por trastorno neurológico severo.

 

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Julio Torres Moreno. Lima 2005
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