Carta a Macedonio Fernández

[Buenos Aires, c. 1948]

Mi muy querido y admirado Macedonio:

      Mucho me ha alegrado saber que ha salido con bien de ese arrechucho del corazón y espero que sus sueños alejen todo nuevo peligro pues me ha parecido estupenda su teoría de la soñación.
      Aquí estamos como eternamente mal del corazón pero la vigilia tiene que curarlo sea como sea.
      En estos días sale mi autobiografía que se titula Automoribundia porque en ella está relatado ese ir muriendo que es la vida. Todo está contando en ella con terrible sinceridad pero estoy seguro que usted comprenderá toda la angustia relatada en sus mil páginas. Aún queda más pero eso será contado en un libro más pequeño y aun más fuerte que irá después y que titularé Lo que no dije en mi Automoribundia.
      El abandono aquí es absoluto y ya ni a Oliverio le veo nunca.
      Es menester que un día cualquiera sea bueno o malo se venga usted por aquí y celebremos otra entrevista como la célebre de Guayaquil contando en un cambio de impresiones lo más supremo sobre esta cochina vida en que sólo queda intocable y resplandeciente el ideal de Arte.
      Con muchos recuerdos a su gran señora y afectos a sus hijos reciba abrazos de su creyente desde el primer momento en que atisbé su obra y a usted en ella.

      Muchos recuerdos de Luisita.

(Epistolario de Macedonio Fernández, Buenos Aires:
Corregidor, segunda edición, 1991, con ligeras modificaciones.)

Indice de textos

Página en inconstante actualización,
hecha en Buenos Aires por Martín Greco.