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Con el crecimiento del estado nana en Norteamérica, difícilmente debería sorprendernos que miles de estudiantes deseen que todo se los resuelva el gobierno pese a que en buena parte del mundo ese esquema ha traído fracasos, endeudamiento y mayor pobreza. ¿Habrá sido Steve Jobs el último de una élite de jóvenes estadounidenses que optaron por su independencia económica sin atenerse al Estado benefactor?
Gracias al espíritu emprendedor de
Jobs, la empresa Apple, que "expertos financieros" como Paul Krugman habían considerado "moribunda" cuenta hoy con activos que superan a los que el gobierno de Obama tiene en sus arcas. Y en el colmo de la eficiencia, Apple tiene apenas 45 mil empleados, es decir, un poco menos de los que cuenta el Departamento de Educación, que es de 39 mil burócratas. Por ello resulta desalentador que gente como Steve Jobs serán cada vez más escasas si persiste el ánimo de ir reduciendo la libertad económica en Estados Unidos y persiste la mentalidad pasiva de los
"occupiers" quienes dentro de unos años deberán asumir puestos gerenciales. ¿Sabrán como hacerlo o terminarán hundiéndose en la mediocridad en la que viven miles de jóvenes en Francia, España, Italia u Holanda y quienes esperan que todo les caiga del Estado?
Ese futuro será difícil que se dé si persiste la "excepcionalidad" de Estados Unidos la cual Obama ha negado repetidamente. La intención de su gobierno hoy es clara, y consiste en equiparar la política social norteamericana con la de Europa; el seguro social universal u
"obamacare" es una muestra clara de ello. Nadie en su equipo de trabajo ha reparado en el terrible deterioro que la seguridad social gratuita ha tenido en la mayoría de esos países ni en el desastre que la educación completamente gratuita ha traído dondequiera que se ha implementado. En México, de hecho, conocemos sobradamente toda esa ineficiencia.
"Quienes fueron jóvenes rebeldes en los sesenta, esos hippies que querían tumbar al sistema y que amenazaron con liquidar al capitalismo más tarde se convirtieron en gerentes de empresas productivas, en políticos brillantes y en personas comprometidas con la libre empresa!, escribió recientemente el columnista Jonah
Goldberg.. "Es posible que lo mismo ocurra dentro de unos años con los
manifestantes de Wall Street. En contra está el factor de que la economía norteamericana es hoy mucho más vulnerable con un gobierno cada vez más gordo e ineficiente, en esa situación habrá más gente que se obsesione con vivir de la caridad pública en vez de batallar con la tramitería oficial para abrir un negocio"
Niñerias
Entonces y si el gobierno norteamericano es abiertamente corresponsable de la crisis económica actual, ¿por qué prácticamente nadie lo ha culpado directamente de la debacle?
De acuerdo al sitio americanthinker.con, el movimiento está lejos de ser espontáneo, tanto así que hay manifestantes que reciben 35 dólares diarios por cada día que acampan en Wall
Street. Una parte de ellos son pagados por AdBusters, empresa canadiense de publicidad "alternativa",
así como por Ben and Jerry's, una mutinacional que vende helado y también por parte del
multimillonario George Soros.
Cuando entre los que apoyan a los "occupiers" se encuentran dos empresas y un millonario "progresista" algo apesta sin remedio. Asimismo, la página NRO.com logró que un manifestante en Wall Street confesara que "diariamente"
se le entregaban 40 dólares por parte de ACORN, una ONG que apoyó a Barack Obama en su campaña y la cual se encuentra bajo investigación pues no ha aclarado el destino de casi 400 millones de dólares. No es difícil deducir a donde están yendo a parar.
Por otro lado se encuentra el respaldo financiero de AFL-CIO, el sindicato más grande de Estados Unidos y el cual, no casualmente, también estuvo detrás de las protestas globalifóbicas de Seattle en 1999.
También se cuenta con la presencia de la AUW, o Union Auto Workers y que depende directamente del
AFL-CIO. Ello explicaría porqué en ninguna protesta se ha
hecho alusión alguna a los sindicatos de General Motors o de Chrysler los cuales al igual que los bancos recibieron transferencias de rescate financiero por parte del gobierno norteamericano sin que se haya
dado cuenta clara del destino de ese dinero.
También está el infaltable apoyo de los "analistas" como el ya referido Krugman quien escribió recientemente en
The New York Times que los "indignados" en Wall Street "obligan a
tomar decisiones más drásticas y urgentes contra el sistema financiero, incluida la nacionalización de los bancos" cuando es precisamente
el estratosférico déficit del gasto público del gobierno federal el que sumió en el fango a la economía. Krugman podría ser un excelente guionista de humor negro y es imposible tomarlo en serio, con todo y su inmerecido
Nóbel de Economía.
También está la desvergüenza absoluta del ex gobernador de Nueva York Elliot Spitzer quien dijo en una reciente columna que "los
ocuppiers ya ganaron". Difícilmente afirmaría lo mismo si se le
echara en cara que algún "indignado" le recordara cómo se gastó 100 mil dólares en
sexiservidoras, dinero procedente de los contribuyentes norteamericanos.
Con todo y si hay algo rescatable en los "occupiers" es que entre ellos hay gente de buena fe la cual, efectivamente, fue esquilmada por los bancos pero que también ha perdido toda confianza en
Obama. Aún no surge un líder en el movimiento de modo que cuando ello ocurra inevitablemente comenzará a haber fricciones y rompimientos. Según
theamericanthinker, los radicales están lejos de ser la mayoría pero dan esa impresión porque la prensa suele darles prioridad por sobre aquellos que se manifiestan pacíficamente. Es de esperarse que éstos también comiencen a tomar voz con el paso de los meses.
"Estamos a favor del capitalismo pero queremos que sea inclusivo, los bancos se han apropiado de él", dijo uno de los "indignados" en Wall
Street. El argumento es impecable, solo que para lograrlo es
necesario que Estados Unidos vuelva a ser el país con la estructura capitalista de la que hoy innegablemente carece. Es la única manera en la que ahí surjan más Steve Jobs y menos Michael
Moores.
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