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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Medios

 

 

                       South Park: el ingenio contraataca

La popular serie aninada acaba de transmitir un capítulo que critica directamente la autocensura de los medios respecto a las caricaturas de Mahoma. Sus autores son hoy la mejor medicina que existe contra los activistas de la censura discrecional

ABRIL, 2006. Para muchos televidentes se trata de una serie de mal gusto, y no les falta razón. Abundan los escupitajos, los vómitos y los chistes escatológicos. Pero por otro lado South Park es lo mejor que le puede suceder hoy a la televisión norteamericana, y a los medios en general, frente a la amenaza de los activistas "políticamente correctos", la aberración de los multiculturalistas y, en fin, contra todos aquellos quienes exigen tolerancia excepto contra quienes no piensan como ellos.

Después de los Simpson, South Park es la serie animada más popular de Estados Unidos, y mucho más cruda pues mientras el enfant terrible de Springfield vive en medio de una constante mofa y sátira contra el modo norteamericano de vivir, no lanza críticas tan abiertas a los activistas y otros bichos que, en nombre de cualquier membrete --ecologistas, multiculturalistas, globalifóbicos-- han hecho del humorismo un campo minado e insípido pues ya no es posible aludir a algo o alguien sin caer en el "racismo" y la "discriminación". Dentro de esa mesura cuenta mucho la tendencia centro izquierda de Matt Groening, el genio detrás de los Simpson.

Sin embargo para Trey Parker y Matt Stone, los autores de South Park tales límites no existen. Lo mismo merecen ser criticados esos millonarios ególatras (Michael Jackson) y sin seso (Paris Hilton), que los hippies o los músicos progresistas. En un capítulo, el protagonista, Kyle, cuestiona el por qué se llama pacifistas a los hijos de las flores "pues no se bañan, apestan, y cuando uno los huele lo menos que quiere es ser pacifista con ellos", o bien hacia los multiculturalistas, como cuando visitan Costa Rica y Eric Cartman se queja de que "aquí huele a caño" y recibe un reprimenda de su maestro "para que respete las culturas ajenas". "Yo nada he dicho contra su cultura", responde el niño, "simplemente dije que aquí huele a caño".

Hace un par de semanas Stone y Parker tuvieron que retirar un capítulo donde se criticaba al actor Tom Cruise por "negarse a salir del clóset" (frase que se usa hacia quienes se niegan a aceptar públicamente su homosexualidad) y contra la Iglesia de la Cienciología, conocida popularmente cono Dianética. Ante la amenaza de ambos por tomar medidas legales, Comedy Central sacó del aire el episodio.

El nuevo desafío a la censura acaba de estrenarse en Estados Unidos el pasado 7 de abril con un episodio referente a los cartones de Mahoma. Como se sabe, en Estados Unidos la mayoría de los periódicos aplicaron autocensura y se negaron a publicar los cartones de una revista danesa y que luego incendiaron los países musulmanes. 

El criterio de esos medios no deja de presentar sus paradojas: acusa de "censura" al Departamento de Estado por negarse a difundir las fotografías de las torturas en Abu Grahib pero se abtiene de publicar unas caricaturas y cuando se le exige que las dé a conocer, aduce que "nadie puede obligar a los editores cuál información difundir y cuál no" (Como sea, tal decisión no impidió que millones de norteamericanos pudieran ver los cartones vía Internet; muchos sitios de ese país los ofrecen abiertamente)

El objetivo de Stone y Parker es ejercer su derecho a la libre expresión y no permitir que éste sea coartado por decretos extraterritoriales, del mismo modo en que antes lo han hecho en torno a los inquisidores políticamente correctos de dentro quienes llevan rato, sin éxito, exigiendo la salida del aire de South Park. Parte del asunto también está en el poner a prueba el criterio de Comedy Central tras haberlos obligado a sacar el episodio de Tom Cruise.

En unos días será estrenada la segunda parte del episodio sobre la guerra de los cartones, de modo que, en este momento, la libertad de expresión necesita más que nunca a Kyle, Cartman, Stan y Kenny, al que matan en cada episodio. Si los medios tradicionales no están dispuestos a hacerlo --con lo cual traicionan sus principios de publicar "toda la información que se deba imprimir" y a los cuales Stone y Trey satirizan en el capítulo como avestruces que prefieren meter su cabeza en la arena-- South Park es el mejor antídoto con que cuenta hoy la TV. Quedamos en espera de lo que suceda.