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ANÁLISIS, COMENTARIO Y DEMÁS

 

Cine

 

                                       El secreto de la patraña

Casanova es una comedia suavecita, casi inane, del legendario mujeriego italiano. Nada que ver con la realidad; tampoco ayuda la actuación de Ledger, quien de vaquero gay saltó a un rol opuesto aunque con poca suerte

Casanova 
Heath Ledger, Sienna Miller, Oliver Platt, Jeremy Irons, Stephen Greif, Lena Olin
Dirigida por Lasse Hallström
Columbia/2005


MAYO, 2006. Aunque ya habido otros que lo rebasan en su récord de conquistas, la figura de Giacomo Casanova ha aparecido con frecuencia tanto en lo literario como en el cine. Y en éste último terreno (del cual nos corresponde hablar aquí) el inmortal donjuán rara vez se lleva reflejado el galardón de su impresionante colección: más de mil mujeres seducidas de las cuales existe buena parte de su constancia histórica, entre doncellas, casadas, pobres, ricas, cortesanas, madres y toda condición que uno se quiera imaginar. Sin embargo la constante de esta historia es que, pese a una vida que envidiaría cualquier varón --y esos agregados como, por ejemplo, el balín de oro que depositaba en la vagina de las damas para evitar que concibieran-- nuestro personaje fue un individuo solo e incapaz de amar.

La historia, pues, no es sorpresiva, pero sí lo es el rol del Gran Amante a cargo del australiano Heath Ledger, el mismo que vimos en Brokeback Mountain como vaquero gay. Suena obvia su inclusión aquí para evitar un encasillamiento que pudiera confundirse con la vida real --así como el silencio de los críticos respecto a este cinta, en contraste con el alboroto que hicieron a Secreto en la Montaña-- pero el caso es que el papel lo desempeña como puede, y a ratos, es cierto, suena convicente.

La falla básica de Casanova es su argumento: corre 1753 en Italia y Casanova, orillado a huir de Venecia por la sociedad y por sus enemigos, debe contraer matrimonio. Y él, que hasta hace poco enamoraba "por el placer de ser" --parodiando a Anthony Quinn en esos añejos anuncios de brandy-- esta vez cae ante Francesca (Miller) una feminista escapada del siglo XXI hollywoodense, mientras trata de espacar del Inquisidor Pucci (Irons). Hay escenas divertidas, es verdad, pero muchas de ellas fueron cocinadas dentro del esquema políticamente correcto dado el evidente temor ante las repercusiones por filmar la vida de un personaje detestado por las feministas (por ello, como decíamos, una de ellas se fugó a esa época).

Si el nombre del director Lasse Hallström quizá nos diga poco, pero si mencionamos que este sueco estuvo detrás de proyectos como Chocolat (la cual le valió un Óscar a Juliette Binoche) ubicaremos mejor a un cineasta lleno de energía y talento pero que, luego de canalizarlos bien, al final termina por descarrilarse. Este "Casanova sanitizado" aporta poco a la leyenda de don Giacomo. Nuevamente el cine se va sin conquistar la verdadera historia de este saltarín de alcobas.

 

 

  

 

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