El Cerrillo Blanco es un túmulo natural que se utilizaba como necrópolis estando situado al norte de Porcuna en el paraje denominado Huerta Comendador.
La localización del asentamiento de Cerrillo Blanco y de su extraordinario conjunto escultórico se remonta a comienzos de los años setenta, cuando un campesino encontró los primeros restos escultóricos (cabeza de caballo) que condujeron al ingreso de los mismos en el Museo Provincial de Jaén y al inicio de las intervenciones arqueológicas.
Las esculturas fueron destruidas y enterradas sobre una antigua necrópolis tartésica. La mayoría de los investigadores están de acuerdo en que se trata de un programa de legitimación de los príncipes de Ipolca (Ibolka/Ipolka), ciudad-estado conocida como la capital de los túrdulos.
De esta época (estrato nº 3) es al excavada necrópolis de inhumación tartésica del Cerrillo Blanco fechada en la plenitud del Hierro Antiguo (mediados s. VII y principios del s. VI a.C.) con 24 tumbas en fosa y una megalítica con 2 individuos, con paralelos en la Baja Andalucía.
Los Pueblos Turdetanos: son considerados los sucesores
de los tartesios que habitaban todo el valle de Guadalquivir. El emplazamiento
ibérico de los turdetanos Ibolka, situado en la actual ciudad de Porcuna
(Jaén), presenta una abundante amonedación posiblemente debido
al pago de salarios de su importante zona agraria.
Después de una emisión a finales del siglo III a.C. con los caracteres
latinos OBVLCO, durante gran parte del siglo II a.C. emite monedas bilingües
incorporando ibolka o ipolka y los nombres de los magistrados en caracteres
ibéricos meridionales.
Al igual que Castulo, sus primeras series son de metrología púnico-turdetana,
luego adopta el patrón sextantal romano y de nuevo vuelve al turdetano
que va devaluándose al ritmo de la moneda romana. La iconografía
de sus duplos, ases, semises o cuadrantes es uniforme, referida siempre a una
divinidad femenina agraria y astral en su anverso y mostrando arado, yugo o
espigas en los reversos, si bien hay algunas excepciones que presentan toro,
águila, caballo o jabalí.
Ceca muy influyente en su entorno, las imitaciones de sus divisores fueron abundantes
extendiéndose por toda la actual Andalucía.
A principios del siglo I a.C. sus leyendas vuelven a ser son totalmente latinas,
finalizando sus emisiones en tiempos de Julio César.
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