CALENDARIO HERMÉTICO CONCILIAR

Uno de los rasgos característicos de la Orden de Hermes es su casi absoluta desvinculación con el mundo mundano. Las diferencias entre Orden y demás mundo está marcado por una serie de características que abarcan desde simples formas de comportamiento diarias hasta uso de un calendario no cristiano para marcar el paso del tiempo en sus actas oficiales. Una propuesta para el paso del tiempo en la Orden es la recuperación de la tradición romana y el Calendario Hermético.


LAS HORAS

A partir de la Alta Edad Media, se dividieron las 24 horas de un día en cuatro partes, cada una de las cuales equivalía a seis horas. La hora, por su parte, se dividió en cuatro puntos: un punto valía un cuarto de hora. El punto equivalía a diez momentos. El momento valía, por tanto, un minuto y medio, y estaba dividido en doce onzas (cada onza valía siete segundos y medio); la onza se dividía en cuarenta y siete átomos; se consideraba que el átomo era tan pequeño que no podía fraccionarse.

En un día, la transición entre cada cuadrante de seis horas se anunciaba con campanas colocadas en las iglesias. Así, las campanas tocaban un golpe a Prima, es decir, al salir el Sol; dos golpes a la Tercia, entre la salida del Sol y el mediodía; tres golpes a la Sexta, es decir a medio día, etcétera. Este tiempo eclesiástico que se regulaba al sonar de las campanas fue determinante en el desarrollo de la vida cotidiana de la Edad Media. Las campanas marcaban las horas de los rezos y señalaban también el ritmo de trabajo. Indicaban la hora a la que había que levantarse, dirigirse al trabajo, descansar o finalizar la jornada laboral. Cuando la noche llegaba, nadie osaba salir fuera de su casa, ya que estaba mal visto, puesto que sólo aquellos que tenían asuntos turbios, las malas gentes, los brujos, etc., esperaban a la noche para realizar acciones sospechosas.

Las horas se dividen de la siguiente manera:

Maitines a medianoche.

Laudes hacia las 3 h.

Prima hacia las 6 h.

Tercia hacia la 9 h.

Sexta a mediodía.

Nona hacia las 15 h.

Vísperas hacia las 18 h.

Completas hacia las 21 h.

Por otro lado, esas horas están lejos de ser iguales entre sí: varían con la latitud, la estación del año o la aplicación del campanero. La hora de las vísperas en particular, no es nada estable. En Inglaterra, tercia, sexta y nona se tocan antes que en el continente.

Para las gentes sencillas, la evaluación del tiempo se hacía de una manera aproximada, simplemente diciendo "antes del mediodía" o "después del mediodía".

Además de las campanas, los únicos medios objetivos para medir el tiempo eran los relojes de agua, arena y sol. Los relojes de cera, por ejemplo, eran velas de duración prevista. A medida que se iba consumiendo la vela (marcada), señalaba un determinado período de tiempo. Se usó especialmente en oficios religiosos. En 1206 de utilizó una candela que contenía bolitas de metal, que caían a medida que la cera se iba derritiendo.

Estos instrumentos, desgraciadamente, eran tan rudimentarios y sujetos a circunstancias tan imponderables que no podían tomarse en consideración, además de ser objetos de lujo que sólo podían adquirir ciertas personas que pudiesen costearlo.


LOS DÍAS DE LA SEMANA

En el antiguo imperio romano, los siete días que transcurrían entre las dos fechas de mercado - nundinae - eran los que formaban la semana. Cada día estaba dedicado a un planeta y, una vez completado el ciclo de siete días, volvían a repetirlo, pues siete eran los astros móviles sobre el fondo fijo de un firmamento de estrellas que observaron los antiguos astrónomos: Mercurio, Venus, Marte, Júpiter, Saturno, Luna y Sol. Como los romanos mantenían el culto politeísta, identificaron algunas de sus deidades con estos cuerpos que, majestuosamente, se desplazaban de constelación en constelación.

El orden viene dado por proximidad y por unos valores que la antigua astronomía calculaba a partir de su posición en la bóveda celeste. Comenzaron por el más próximo a la Tierra según la concepción Toloméica del Universo, la vigente en esos días.

La Orden de Hermes mantuvo el nombre de los días en los tiempos de Roma, pues la influencia de la Orden de Mercurio y del latín como lengua hermética hizo fácil la asimilación. Dies Lunae: día dedicado a la Luna.

Dies Martis: día dedicado a Marte, dios de la Guerra.

Dies Mercurii: día dedicado a Mercurio, dios de la velocidad.

Dies Iovis: día dedicado a Júpiter, padre de los Dioses.

Dies Veneris: día dedicado a Venus, diosa del amor.

Dies Saturni: día dedicado a Saturno, dios del tiempo.

Dies Solis: día dedicado al Sol.

La influencia del cristianismo reemplazó el nombre del dies saturni por sabbatum, de origen claramente hebreo, pues es el día de descanso de los judíos, y dies solis por dies dominicus, pues si Jesús había muerto el sexto día de la semana judía, había resucitado en domingo.


EL CALENDARIO EN LA EDAD MEDIA

En la Edad Media, la manera de referirse a un día concreto por los mundanos era aludiendo al santo que se conmemoraba. Así, por ejemplo, es muy común encontrar expresiones como: llegamos al día de san Froilán.

Originalmente, muchas culturas antiguas utilizaban el calendario lunar para contar el tiempo. Las evidencias históricas más antiguas, indican que el primer calendario solar fue creado en Egipto en el año 4236 a.C.

Los pueblos romanos primitivos tenían diferentes calendarios lunares, cada uno con su propio número de meses, su propia duración del año y de los meses, por ejemplo, los habitantes de Alba Longa tenían un calendario de 10 meses, de 18 a 36 días cada mes; los de Labinia tenían otro de 374 días distribuido en 13 meses; los etruscos tenían meses basados en la luna llena, pero ningún calendario romano contaba las semanas.

Finalmente se acordó usar un calendario común de 304 días distribuidos en 10 meses (6 meses de 30 días y 4 de 31 días). Pero éste tenía desfases de tiempo y los pontífices paganos lo reajustaban anualmente en el último mes. Los reajustes se hacían con criterios políticos, pero no astronómicos, como determinar el día de pagar a la servidumbre, y se hacía mal uso del reajuste, para prorrogar cargo de un funcionario, adelantar o retrasar votaciones. Los reajustes no evitaron el desfase de tiempo y sucedió que el invierno fuera fechado en el otoño astronómico. Julio Cesar terminó con el desfase ordenando una reforma en el calendario romano.

Desde su implantación en el 46 a.C., el Calendario Juliano se adoptó gradualmente en todo el imperio romano. Se acordó que todos los años se contaran de 365 días, que únicamente cada cuartos años se contarían 366 y se llamaran años bisiestos, porque se fechaban dos días consecutivos como 23 de febrero (último día del calendario romano en ese momento). Se tomó como inicio del año el 1 de enero en lugar del tradicional 1 de marzo.

El orden de los meses y la distribución de los días sería así:

1. Januarius (31 días)

2. Februarius (29 o 30 los años bisiestos)

3. Martius (31)

4. Aprilis (30)

5. Maius (31)

6. Junius (30)

7. Julius (31) (anteriormente quintilis)

8. Augustus (30) (anteriormente sextilis)

9. September (31)

10. October (30)

11. November (31)

12. December (30)


HISTORIA DEL CALENDARIO HERMÉTICO

Desde la fundación de la Orden de Hermes, en el año 767 d.C., los Fundadores vieron imprescindible ocultar sus actas, misivas y apuntes personales de manera encriptada para ojos no herméticos, además de no querer usar el calendario vigente oficial para así no vincularse con ninguna fecha religiosa -cristiana-; la libertad de culto era una de las características de la Orden, puesto que muchos de los recién nombrados magi provenían de tradiciones culturales y religiosas muy diferentes entre sí y debían evitar conflictos religiosos.

Magi de toda la Orden de Hermes propusieron diferentes modelos para contabilizar el paso del tiempo de manera precisa y, a la vez, innovadora. Pero fue un joven mago, Ilian ex Jerbiton, de origen griego, quien ideó el Calendario Hermético ahora oficial en la Orden.

El único problema al que se vio sometido el calendario fue determinar la fecha de inicio del calendario, pero en el Gran Tribunal del 773 d.C. se determinó por votación de sus magi que el año 767 d.C., año de la creación oficial de la Orden de Hermes, sería marcado como año inicial (año 1, puesto que la tradición romana no tiene constancia de la existencia del número 0).


ELEMENTOS DEL CALENDARIO HERMÉTICO

EL Calendario está basado en el paso del tiempo solar y estacional de un año natural. Por eso, la primera división es por las cuatro estaciones: Ver, -is (primavera), Aestas, -is (verano), Autumnus, -i (otoño), e Hiems, -is (invierno).

Bebiendo de raíces ancestrales de las más variadas culturas que a las que pertenecen los magos de la Orden, determinaron que el principio de un nuevo año era con un nuevo ciclo de la naturaleza, el año comenzaría en Ver, concretamente en el Veris Aequinoctium (equinoccio de primavera, 21 de marzo), ya que en tal fecha el día y la noche se equiparaban, tendiendo a ser los días consecutivos más y más claros.

Los Aequinoctii y los Solstitii marcan el fin y el principio de las diferentes estaciones, y siendo poderosos para muchos linajes mágicos, estos días se pueden considerar especiales.

Una vez dividido el año por las estaciones, cada estación se divide entre Ortus, -us (orto, la primera parte de la estación), Medium, -ii (la parte central de la estación) y Occasus, -us (ocaso, la parte final de la estación), durando cada división treinta días.

Finalmente, cada día está marcado numéricamente, pero al seguir tradición romana, los días se escribían indistintamente en números romanos o en palabras. Fue mucho más tarde que los años y los días se comenzaron a escribir en caracteres arábigos.

El último día del año se le llamó Confinii Dies, puesto que marcaba el final de un año natural.

Los magi de los primeros tiempos de la Orden de Hermes eran personajes cultos procedentes de muchas tradiciones mágicas, y entre ellos habían reputados astrólogos que conocían la existencia de un día adicional cada cuatro años. Este día adicional se le llamó Luxe Dies (literalmente, día de lujo), y se añadía a continación del Confinii Dies. Por muchos magi este Luxe Dies fue considerado especial, el cual dedicaban a la meditación sobre su propia existencia, lo festejaban y aprovechaban para reunirse con otros magi. Fue sobre todo la Casa Jerbiton que adoptó el Luxe Dies como un día festivo (de hecho, eran tres días de fiesta seguidos, Confinii Dies, Luxe Dies y Veris Aequinoctii Dies), y ser invitado a una de sus pomposas fiestas era todo un honor para algunos de los magi de otras Casas. Durante la Guerra del Cisma y años posteriores, estas fiestas del Luxe Dies fueron perdiendo fuerza a causa de las diferencias entre Casas, de intrigas o de miedo por la represión, pero muchos de los nuevos y jóvenes Jerbiton comienzan a recuperar dicha festividad, considerándolo un día de tregua en el que los magi de la Orden pueden festejar juntos dejando las diferencias políticas, culturales o mágicas a un lado.


EJEMPLOS DE DÍAS

Este calendario es aproximado, escogiendo un año no bisiesto para que las fechas sean lo más reales posibles, puesto que las comparativas con el calendario gregoriano (el nuestro) no son absolutamente equivalentes, ya que hay que tener muchos factores en cuenta (nuestros meses tienen 30 o 31 días, febrero 28); pero sirve de guía para establecer días para la saga de manera rápida:

21 de marzo: Veris Aequinoctii Dies.

1 de abril: Veris Ortus Undecimus Dies.

15 de abril: Veris Ortus Vicesimus Sextus Dies.

1 de mayo: Veris Medii Decimus Dies.

15 de mayo: Veris Medii Vicesimus Quintus Dies.

1 de junio: Veris Occasus Undecimus Dies.

15 de junio: Veris Occasus Vicesimus Sextus Dies.

21 de junio: Aestivi Solstitii Dies.

1 de julio: Aestatis Ortus Nonus Dies.

15 de julio: Aestatis Ortus Vicesimus Quartus Dies.

1 de agosto: Aestatis Medii Decimus Dies.

15 de agosto: Aestatis Medii Vicesimus Quintus Dies.

1 de septiembre: Aestatis Occasus Undecimus Dies.

15 de septiembre: Aestatis Occasus Vicesimus Sextus Dies.

21 de septiembre: Autumni Aequinoctii Dies.

1 de octubre: Autumni Ortus Decimus Dies.

15 de octubre: Autumni Ortus Vigesimus Quintus Dies.

1 de noviembre: Autumni Medii Undecimus Dies.

15 de noviembre: Autumni Medii Vigesimus Sextus Dies.

1 de diciembre: Autumni Occasus Duodecimus Dies.

15 de diciembre: Autumni Occasus Vicesimus Septimus Dies.

21 de diciembre: Brumae Solstitii Dies.

1 de enero: Hiemis Ortus Undecimus Dies.

15 de enero: Hiemis Ortus Vicesimus Sextus Dies.

1 de febrero: Hiemis Medii Duodecimus Dies.

15 de febrero: Hiemis Medii Vicesimus Septimus Dies.

1 de marzo: Hiemis Occasus Undecimus Dies.

15 de marzo: Hiemis Occasus Vicesimus Sextus Dies.

20 de marzo: Confinii Dies.

Día sobrante (nuestro 29 de febrero): Luxe Dies.

Año 1200: Annus CDXXXIV (434).

Ejemplo de fecha completa:

Día 23 de mayo de 1200:

Anni CDXXXIV Veris Occasus Tertius Dies.

Anni CDXXXIV Veris Occasus III Dies.


LA NUMERACIÓN ROMANA

El sistema de numeración romana se desarrolló en la antigua Roma y se utilizó en todo su imperio. La numeración romana consta de siete letras mayúsculas a las que corresponden los siguientes valores:

Letras I V X L C D M

Valores 1 5 10 50 100 500 1.000

Si a la derecha de una cifra romana de escribe otra igual o menor, el valor de ésta se suma a la anterior. Ejemplos: VI = 6; XXI = 21; LXVII = 67

La cifra "I" colocada delante de la "V" o la "X", les resta una unidad; la "X", precediendo a la "L" o a la "C", les resta diez unidades y la "C", delante de la "D" o la "M", les resta cien unidades. Ejemplos: IV = 4; IX = 9; XL = 40; XC = 90; CD = 400; CM = 900

En ningún número se puede poner una misma letra más de tres veces seguidas. En la antigüedad se ve a veces la "I" o la "X" hasta cuatro veces seguidas. Ejemplos: XIII = 13; XIV = 14; XXXIII = 33; XXXIV = 34

La "V", la "L" y la "D" no pueden duplicarse porque otras letras ("X", "C", "M") representan su valor duplicado. Ejemplos: X = 10; C = 100; M = 1.000

Si entre dos cifras cualesquiera existe otra menor, ésta restará su valor a la siguiente. Ejemplos: XIX = 19; LIV = 54; CXXIX = 129

El valor de los números romanos queda multiplicado por mil tantas veces como rayas horizontales se coloquen encima de los mismos.


En la Edad Media la numeración romana era la utilizada por los sabios y los hombres de ciencias de toda Europa, y fue la numeración oficial hasta el siglo XII, cuando empezó a utilizarse el sistema arábigo y se conoció el número 0, primero en Iberia y sus universidades y después en el resto de Europa.

 
 
 

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