Hizo
reír a varias generaciones
Ultimo
adiós al payaso Firulete
Su
creador, Gerardo Roberto Samaniego, falleció ayer
A los 81 años, y a raíz de un accidente
cerebrovascular, en una clínica de Haedo murió, ayer,
Gerardo Roberto Samaniego, que tres generaciones conocieron
como el payaso Firulete, una de las figuras más recordadas
del circo y de la TV en la Argentina de las décadas del 60 y
70.
De
uno de esos inmensos bolsillos de payaso (de los que siempre
colgaba un paraguas fláccido) tironeaba una cadena con un
descomunal reloj despertador, con agujas siempre clavadas en
una hora precisa. "Son las siete menos siete, faltan
siete para las siete", decía Firulete, el primer payaso
famoso de nuestra televisión, que hizo reír a chicos y a
grandes en la Argentina de la segunda mitad del siglo XX.
Los
payasos siempre traen recuerdos y generan asociaciones libres
que hacen equilibrio entre las alegrías y las tristezas. Sus
rostros cubiertos de maquillaje, sus párpados cruzados, sus
narices rojas, sus morisquetas y malabarismos sirvieron a
Federico Fellini y a Ingmar Bergman, para hablar de sus
recuerdos y angustias. Seguramente, la desaparición de
Firulete generará en los adultos de hoy que lo disfrutaron
cuando eran niños, un idéntico sentimiento de nostalgia, difícil
de explicar con palabras.
Firulete
fue, desde que irrumpió en la TV en blanco y negro de fines
de la década del 50 hasta que emprendió nuevos caminos en la
del 80, el mejor de todos. Al menos tres generaciones de
argentinos conocieron a aquel payaso siempre vestido de negro,
con gruesas solapas. También su sombrero bombín, que escondía
un jopo retráctil, que desataba carcajadas, y ojos que al
cerrarse lloraban a chorros. Primero lidió con Santiaguito
(Ernesto Racedo), un clown fino algo odioso porque siempre
trataba de ridiculizar a su compañero (de acuerdo con el
modelo circense impuesto en la pionera TV norteamericana por
el dúo Abbot y Costello), al que los chicos acostumbraban a
chiflar, pero con el que compartió la escena de circos y la
pantalla de la TV argentina desde 1958 hasta 1967, cuando
asoció a su hijo Roberto. Del infaltable remate
"Santiaguitooo"? ¿Qué pasóoo?", Firulete dio
lugar al "Canitooo"? ¿Qué pasóooo?".
Después
de participar en los exitosos ciclos "Ahí viene el
circo"; "El circo de Refrescola", auspiciado
por una gaseosa de aquellos tiempos, y "El show del
mediodía", los tres por Canal 7 (donde nació el
mensaje: "Rosita, preparame lo ravioles", destinado
a su esposa, Rosa Gelabert), Samaniego emigró a Teleonce,
donde entre 1963 1965 fue estrella de "Circo 11",
antes de incorporarse a propuestas infantiles, dominicales y
matutinas, producidas por el inefable Manuel García Ferré
con los personajes de sus revistas y dibujos animados (en el
estilo de "El club de Mickey Mouse", que Walt Disney
presentaba en la TV norteamericana) que arrancan con "El
club de Anteojito", y siguieron con "El club de
Hijitus" y "El mundo de Calculín" y,
finalmente, "El club de Anteojito y Antifaz", que
ocuparon toda una década y donde logró ser, por mérito
propio, tan emblemático como El Hada Patricia o la Bruja
Cachavacha.
Más
allá de los cambios que la televisión local sufrió desde
entonces, Firulete siguió trabajando en TV, por ejemplo en
"El tío Porcel", con el popular actor cómico, por
el 11; en el infantil "El show de Leo y Lio", en
ATC, que condujo Adolfo Casini, y en "Hola,
Julieta", conducido por Julieta Magaña, por Canal 9; ya
en los últimos tiempos, convertido junto con el luchador
Martin Karadagian, en uno de los iconos de la TV de los años
60, como invitado especial en "Good Show", con Tato
Bores, y de cuando en cuando en "Fair Play", con
Fernando Bravo; "360", con Julián Weich,
"Decime cuál es tu nombre", con Pablo Codevilla, y
"Cha Cha Cha", con Alfredo Casero. Desde 1971, su
espectáculo circense venía presentándose en San Clemente
del Tuyú todos los veranos, también en escuelas, en fiestas
particulares y en diferentes provincias durante las vacaciones
de invierno.
Anteayer,
Firulete tenía programadas dos funciones de su show, en la
Carpa del Playón Municipal de Caseros, que ya no pudo
concretar.
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Claudio D. Minghetti
MUCHAS
GRACIAS DIARIO LA NACION
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