La noche cubre el desierto, y un jinete espera, es Yafar, el gran visir, un gran personaje cruel, sombrío y amargado. Sobre su hombre parlotea el insolente loro Iago, en eso una sombra se acerca se trata de un hombre que trae consigo la mitad de un escarabajo dorado a punto de darsela al visir, pero no sin antes recibir su recompensa, Iago le rebata aquel objeto, con mano ávida Yafar reconstituye el escarabajp con la parte que traía consigo, la tierra se estremece y tiembla, con un rugido atronador un monstruo de arena y piedra surge de las entrañas del desierto. Ante los ojos deslumbrados de Yafar aparece una cabeza de Tigre, cuyas fauces se abren en un abismo.
Es la Cueva de las Maravillas murmura en un suspiro, pero se repone y ordena al hombre que consiga la lámpara y que los tesoros que encontrase serían suyos. Entonces retumba una voz potente: ¿Quién viene a peturbar mi sueño?, temblando de miedo, el hombre se acerca: Soy yo Gazim. Nuevamente resuena la voz: Sabrás que aquí sólo puede entrar aquel que tenga la alma de un diamante en bruto, aterrado Gazim continua entrando en la boca del tigre, pero este cierra sus mandíbulas y se sume en las arenas. Yafar estupecfacto, se dice que debe encontrar al diamante en bruto.

Días después de tan extraña aventura, en la ciudad de Agrava, se escucha el ruido de gente dando voces y gritando amenazas. Un muchacho huye de los guardias del reino, por haber robado una pieza de pan. Cuando están a punto de capturarlo, Aladdin descubre una azotea, la trepa por la pared, salta del otro lado y desaparece. Los furiosos guardias se pierden en la distancia, quedando a salvo Aladdín y Abu, una vez recuperados, se ponen nuevamente en camino. Subitamente un jinete llega a galope tendido. Aladdin es lanzado sin miramientos al lodoso arroyo, que bordea la calle, el pretendiente de la princesa el principe Ahmed.

A lo lejos Aladdin divisa el palacio que relumbra bajo los rayos del sol poniente. Entonces se promete que algún día también él se cubrirá con valiosas prendas y que será rico.

En el palacio, el Sultán está furioso, a causa del rechazo de Jazmín hacia el principe Ahmed, Jazmín concertada admite que quiere casarse con alguien que ame, y que tal vez no quiera ser más una princesa por la ley, que decreta que debe casarse sólo con un principe, tan pronto como Jazmín se retira, aparece el rostro hipócrita del gran visir, quien con su bastón-serpiente hechizado logra obtener el diamante azul del Sultán, hipnotizandolo, estando solos, Iago y Jafar saborean su triunfo, al saber que podrán descubrir quien es el hombre denominado diamante en bruto.

Mientras tanto, Jazmín se despide de su fiel amigo el tigre, Rajá, esta dispuesta a escapar del palacio para conocer el mundo y encontrar aquel que sea digna de ella. Por el camino, Jazmín ve un niño triste, esta hambriento, ella le ofrece una manzana, de un puesto, el mercader se percata, y exige el pago por ello, en la azotea de una tienda Aladdin oye el ruego de la princesa Jazmin, cuando le comenta que la deje ir al palacio ya que el Sultán le pagará, pero esto no se lo creyó el mercader, Aladdin interviene justo a tiempo, inventando un cuento de que Jazmíb es su hermana y que esta demente, Abú aprovecha la discusión y toma unas manzanas, se le cayeron y se hecharon a correr del mercader; Mientras eso pasa, Jafar en su laboratorio, coloca el diamante mistíco azul sobre su reloj de arena, aparecen imágenes, el refugio de Aladdin, él y a su lado la princesa, victorioso Jafar, manda a los guardianes a capturar Aladdin, el jefe de los guardias toma a Aladdin, Jazmín interviene, pero eso no cambia la situación, era preciso que se dirigiera con Jafar, y así lo hizo, quejarse con el gran visir, para obtener una explicación por haber atrapado a Aladdin, Jafar explica que la había raptado a ella misma, Jazmín le dice que ella se escapó, pero con todo esto, ya no se podía ser nada porque ya había sido ejecutado, explica Jafar, Jazmín se aleja triste. En el calabozo de Aladdin, Abú se acerca al tragaluz, Aladdin lo llama para que le ayude a desatarse de las cadenas, de pronto aparece un extraño anciano que no es sino Jafar, disfrazado. Jafar expone que vino para salvarlo de cortarle la cabeza, pero con la condición de que le haga un favor en la búsqueda de una lámpara, ya en el desierto el anciano hace que aparezca la Cueva de las Maravillas. Derepente el tigre de la cueva ha despertado invitando a Aladdin a pasar sólamente por la lampara. Aladdin no sale de su asombro, dentro de la caverna, inmensa y profunda como una ciudad subterránea, se amontonan miles de objetos valiosos: montañas de oro y joyas, armas, estatuas y jarras llenas de pedrería. Abú inquieto intenta tocar los objetos, Aladdin le recuerda lo que les dijo el tigre, en ese instante, algo se mueve y aletea detrás de Abú haciéndole cosquillas. Es un tapete volador , exclama Aladdin, tembloroso Abú se esconde entre las piernas de su amo mientras Aladdin le pide a la alfombra que los guien hacia la lampara mágica. Navegando por los aires, el tapete guía a Aladdin hacia la cima de una roca sobre la que se yergue la lámpara maravillosa. En el momento en que el muchacho la agarra, Abú fascinado por un enorme rubí, tiende la mno para tomarlo, Aladdin se percata, diciendole que No lo tomase, era demasiado tarde, con un rugido feroz, la voz del tigre retumba, diciendoles que no saldrán vivos de la cueva. Con un horrendo tronido, la caverna se derrumba súbitamente. Bloques de roca se desprenden y caen con un intenso fragor. La lava enrojecida que surge de las profundidades abrasa el aire. Aladdin brinca sobre la alfombra mágica. Abú se aferra al chaquetín de su amo mientras la alfombra se dirige velozmente hacia la luz. Llegan como una centella a las fauces del Tigre. Los dientes se van cerrando. Ahí afuera está Jafar, esperando impaciente, se inclina a la orilla del abismo y tiende su mano pidiendole la lámpara primero para ayudar a Aladdin a salir, pero Jafar se apodera de la lámpara y se endereza triunfante, con un empujón, Jafar lanza a Aladdin hacia el abismo, pero Abú consiguió salir, Jafar lo descubre, y también lo lanzó, las fauces del tigre se cerraron, la alfombra logra alcanzarlos para que no cayeran directo al piso. Aladdin se da cuenta que Abú logró rebatarle la lámpara al anciano, curioso Aladdin, limpia la cubierta de la lámpara para descubrir una inscripción, la frota con el pulgar dos veces y a la tercera surge una forma gigantesca, divertida y grotesca.




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