Metapocatástasis de Civilización

PRESENTACIÓN
por Alberto Híjar

Flavio Cocho Gil construye un discurso emancipador no sólo con los amenos textos publicados en la sección de colaboraciones especiales de Excélsior, a donde van a dar los ensayos de los lectores urgidos en ir más allá de los comentarios coyunturales. El discurso escrito tiene una genealogía anterior al 68, porque está anclada en una tradición libertaria crecida en Europa donde Flavio sabe ir de España a Francia a Italia en una travesía crítica abarcadora de todo y no por esto antojadiza y frívola. Por lo contrario, la práctica de la escritura es el descubrimiento de problemas fundamentales, de líneas de investigación histórica y social necesarias, de características sistémicas dilucidables por las ciencias, en fin, de utopías necesarias como esperanzas de arribo a mundos y humanidades distintas a las aberraciones capitalistas.

Sin el marxismo, Flavio Cocho es inconcebible. El mejor de los marxismos: aquel planteado por Marx en un prólogo de El Capital al recomendar pensar por cuenta propia a partir de las leyes de la historia opuestas a sus reducciones dogmáticas, religiosas, autoritarias. El discurso libertario se construye así como síntesis de lo vivido en busca de sus antecedentes y consecuencias. De aquí la necesidad de descubrirse histórico en lo ocurrido y en sus futuros. Flavio Cocho Gil incursiona, por tanto, en las ciencias de la vida, no sólo la biología sino en todas las exigidas por la urgencia histórica de liberar las fuerzas productivas. La síntesis textual de este discurso, probado en batallas claves en las universidades y en las organizaciones de trabajadores con pretensiones libertadoras, resulta singularmente atractiva por la articulación pertinente del saber científico, histórico y literario. Los resultados son magníficos porque todo está dicho con un lenguaje cerca del coloquio a la par de las referencias, lo mismo al catolicismo y sus mitos y ritos, que a las narraciones clásicas. Nada farragosos, los textos de Flavio Cocho Gil caen por su propio peso en las imaginaciones lectoras, las enriquecen y hasta las divierten para abrirles el acceso a universos de insospechada riqueza hasta antes de su lectura.

Serio en el fondo de su jovialidad, Flavio Cocho Gil usa la ironía como detonante crítico. Es un científico excepcional por su aversión a las reducciones racionalistas y a sus consecuencias autoritarias y solemnes. Amigo de escritores notables y de científicos rigurosos con intereses políticos de liberación, Flavio Cocho Gil es un nudo de relaciones sociales centrado en la esperanza de construir la felicidad, la dignidad y, claro, sus condiciones de posibilidad democrática.

Para hacer real la utopía es urgente descubrir a sus enemigos para neutralizarlos y, si se puede, aniquilarlos. Ciertamente, Flavio no lo dice así de brutalmente y de aquí la ironía y el sarcasmo. Puede más uno de sus comentarios de esta índole sobre los males causados por la religión, por ejemplo, que mil diatribas directas y agresivas. Lo mejor de la Ilustración y el universalismo renacentista quedan así en pie. El enemigo queda, por tanto, envuelto en argumentos contundentes amablemente planteados, como si de un juego se tratara en la guerra actual entre barbarie y civilización. Nada de esto oculta sino aclara la necesaria solución socialista. No hay otra contra el capitalismo y los capitalistas cada día más intolerantes y salvajes. Son ellos los de la brutalidad, los promotores de una lucha de clases exigida de autoconciencia, y para contribuir a ella Flavio desarrolla el ánimo reflexivo y crítico y lo comunica con brillante amenidad sumamente informada.

Frente a las elegantes superficialidades posmodernistas, Flavio Cocho Gil define, caracteriza, discrimina y sobre todo, pone en crisis lo aparentemente normal hasta descubrirle su poder destructivo avasallante, pero derrotable si se aprende de su capacidad comunicada de apreciar la totalidad en crisis, sus dominios, sus determinaciones, sus coyunturas; todo aquello que ya se transforma gracias a quienes, como Flavio Cocho Gil, contribuyen a abrirnos la imaginación al servicio de prácticas en todo distintas al conformismo y a la superficialidad mediática y al tecnocratismo universitario.

Revolución cultural de largo plazo, popular, prolongada, es un movimiento elocuente en América para dar lugar a relaciones productivas distintas a la dictadura del capital financiero beneficiosa de los grandes consorcios enemigos de la humanidad y del ambiente. El bloque histórico capitalista, poderosísimo por su capacidad de subsunción de todo lo existente, se rompe al descubrirse sus infamias gracias a quienes, como Flavio Cocho Gil, rompen las fronteras disciplinarias entre las ciencias, las artes, las relaciones sociales y los poderes económico-políticos, y lo hace por el bien futuro de la humanidad enfrentada a dos posibilidades en lucha: su exterminio o su liberación definitiva. Pensar en ésta, criticarla, imaginarla y realizarla, es el punto clave.

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oximoron, marzo 2008
seminario autónomo
[teoría de redes y sistemas complejos]
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