Otro pintoresco iluminado dadaista fue Johanes Baader, poeta y escritor alemán que apenas dejó huella en el panorama artístico de la época. Expuso una serie de manuscritos, objetos y tarjetas de visita, el equipaje de SURDADÁ en su primera huída del manicomio (el 17 del septiembre de 1898). Baader, Surdadá, título con el que complacía adornarse ridículamente, desvela otro aspecto del dadaísmo. Representa a las mil maravillas la locura sin freno, el absurdo atravesado de pronto por destellos de lucidez, un vigor íntegramente anárquico que describe su trayectoria y se apaga. Su vida y los actos de su vida denotan una perturbación cierta de la mente y una verdadera falta de control. Baader publica cartas dirigidas al Kaiser y a Jesucristo. Iluminado, predicador callejero se pretendió (como hemos dicho): Surdada, Presidente de la Sociedad de las Naciones Intertelúricas Surdadaístas, Representante de los Pupitres del instructor Hegendorf... A partir de sus colaboraciones en Der Dada, primera publicación periódica berlinesa, participará en la mayor parte de las manifestaciones colectivas e individuales del movimiento (de 1919 a 1920). |
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Predicador en las calles y obsesionado por ciertas ideas fijas, encuentra en dadá un tutor de la talla de su sinrazón. Su mayor deseo fue edificar un monumento a la humanidad con la forma aproximada de una pirámide (otro título con el que gustaba adornarse era el de viejo arquitecto).
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Continuación de los diálogos post-mortem con George Grosz para Dadá 13-91 acerca de dadá y Johannes Baader (pasajes de las memorias de Grosz "Un SÍ menor y un NO mayor") (...)
Una de las obras principales de esa escuela fue una plástica gigantesca |
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(Por lo menos esa habrá sido la opinión del amable médico militar que me había examinado durante mi estancia en el ejército, quien consideró que mis dibujos reflejaban una "demencia total". Los médicos estaban a su vez lo suficientemente locos como para someterme a lo que llamaban un "análisis de imbecilidad...". Aunque después yo contestara con la mayor cordura a todas aquellas preguntas imbéciles...). Baader
fue también quien redactó el "dadacón",
el libro más gigantesco de todos los tiempos, más voluminoso
que la Biblia, que consistía en miles de grandes páginas de
periódico reunidas en un fotomontaje. Se había elegido ese método
para provocar en todo el que lo hojeara una sensación de vértigo
porque, según decía Baader: -Tan sólo
cuando te da vueltas la cabeza eres capaz de comprender el "dadacón". |
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