Otro pintoresco iluminado dadaista fue Johanes Baader, poeta y escritor alemán que apenas dejó huella en el panorama artístico de la época. Expuso una serie de manuscritos, objetos y tarjetas de visita, el equipaje de SURDADÁ en su primera huída del manicomio (el 17 del septiembre de 1898).

Baader, Surdadá, título con el que complacía adornarse ridículamente, desvela otro aspecto del dadaísmo. Representa a las mil maravillas la locura sin freno, el absurdo atravesado de pronto por destellos de lucidez, un vigor íntegramente anárquico que describe su trayectoria y se apaga. Su vida y los actos de su vida denotan una perturbación cierta de la mente y una verdadera falta de control. Baader publica cartas dirigidas al Kaiser y a Jesucristo. Iluminado, predicador callejero se pretendió (como hemos dicho): Surdada, Presidente de la Sociedad de las Naciones Intertelúricas Surdadaístas, Representante de los Pupitres del instructor Hegendorf... A partir de sus colaboraciones en Der Dada, primera publicación periódica berlinesa, participará en la mayor parte de las manifestaciones colectivas e individuales del movimiento (de 1919 a 1920).

Predicador en las calles y obsesionado por ciertas ideas fijas, encuentra en dadá un tutor de la talla de su sinrazón. Su mayor deseo fue edificar un monumento a la humanidad con la forma aproximada de una pirámide (otro título con el que gustaba adornarse era el de viejo arquitecto).


En noviembre de 1918, aprovechando la distracción general, consiguió durante un oficio subir al púlpito de la catedral de Berlín. Desde allí, antes de que manifestara ante el público congregado que dadá salvaría al mundo, los fieles se recuperaron de su asombro al ver a aquel tipo tras el púlpito. Su breve discurso, como es lógico, terminó dejándolos K.O.
Se cuenta que en la Constitutuante de Weimar lanzó un panfleto contestatario editado por un periódico fantasma (Le Chevall Vert, del que se pretendía director, y firmado por el Consejo Dadá por la Revolución Mundial, a saber: Tzara, Grosz, Janco, Arp, Jung...) con frases del tipo: EL PRESIDENTE DEL GLOBO TERRESTRE ESTÁ EN EL RETRETE DE DADÁ

Continuación de los diálogos post-mortem con George Grosz para Dadá 13-91 acerca de dadá y Johannes Baader (pasajes de las memorias de Grosz "Un SÍ menor y un NO mayor")

(...) Una de las obras principales de esa escuela fue una plástica gigantesca
titulada Grandeza y Hundimiento de Alemania, en tres pisos, y que en realidad no era otra cosa que el resultado de reunir toda clase de basuras
en un montón y removerlas bien. Aquel "monumento" era obra de cierto artista
llamado Baader, quien ostentaba el título de "superdadá". En una ocasión este hombre había contraído místico matrimonio con la Tierra; se trataba de un personaje afectado por una ligera manía religiosa y megalómano incurable, en fin, un loco de atar. Pero en aquella época insólita apenas se distinguía de nosotros, los demás dadaístas, posiblemente ni siquiera de mí.

(Por lo menos esa habrá sido la opinión del amable médico militar que me había examinado durante mi estancia en el ejército, quien consideró que mis dibujos reflejaban una "demencia total". Los médicos estaban a su vez lo suficientemente locos como para someterme a lo que llamaban un "análisis de imbecilidad...". Aunque después yo contestara con la mayor cordura a todas aquellas preguntas imbéciles...).

Baader fue también quien redactó el "dadacón", el libro más gigantesco de todos los tiempos, más voluminoso que la Biblia, que consistía en miles de grandes páginas de periódico reunidas en un fotomontaje. Se había elegido ese método para provocar en todo el que lo hojeara una sensación de vértigo porque, según decía Baader: -Tan sólo cuando te da vueltas la cabeza eres capaz de comprender el "dadacón".
Así que aquel era nuestro superdadá...

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