EFECTOS Y DIMENSIÓN SALVÍFICA DE LA UNCIÓN DE ENFERMOS.

El principal efecto de la Unción de enfermos es la gracia, la fuerza divina en la debilidad de la enfermedad. Dios se hace presente en la situación de la enfermedad dando su fortaleza, indicando que la enfermedad y la muerte no es el final, que Dios ha vencido a la muerte y el pecado. Dios se hace presente en el sacramento dando sentido a la persona.

Desde la enfermedad, la sensación del enfermo es de finitud, de soledad, de dependencia hacia otras personas. Tradicionalmente la enfermedad era la antesala de la muerte, y el sacramento ofrece la libertad y el sentido, no para evitarla ni como consuelo, sino como anuncio de su salvación.

El efecto secundario importante del sacramento es el perdón de los pecados, aunque no podemos considerar el sacramento como sustitutivo de la penitencia. Cuándo no es posible la penitencia, la Unción perdona los pecados, como consecuencia de su efecto salvífico primero. Si la gracia de Dios llega al enfermo, también lo hace la salvación, que incluye el perdón de los pecados. El perdón así entendido no es mágico, sino una consecuencia de la salvación. La presencia de Dios como más fuerte que el pecado, que no mira la maldad del hombre, sino la fe del hombre enfermo es un motivo de esperanza. No obstante, la Iglesia recomienda la confesión previa, como preparación para la gracia de la Unción y del Viático.

Finalmente hay que hablar de los efectos corporales del sacramento, porque tradicionalmente han sido importantes en la historia. La Unción tenía un efecto corporal, supersticioso, un remedio mágico. Hoy no lo consideramos así, los sacramentos son signos de fe, sus efectos son espirituales, surgen de la misma fe, pero no necesariamente corporales. Tampoco son excluibles, pero no son determinantes.