24. Teo. sacramentos del camino. La Unción de Enfermos en la Iglesia Medieval.
24. Teo. sacramentos del camino  

LA UNCIÓN DE ENFERMOS EN LA IGLESIA MEDIEVAL.

La celebración de la Unción de enfermos fue modificada con la reforma carolingia del siglo VIII y el movimiento cultural creado durante el reinado de Carlomagno en Europa, cuyo principio más interesante para la historia de la Iglesia, fue el proceso unificador en la liturgia y de la eclesiología. Esta actuación creó los rituales y los libros de sacramentos unificados para las celebraciones. En este momento queda ya claramente articulado que el ministro del sacramento es solamente el presbítero, y la bendición del óleo debe hacerla exclusivamente el Obispo. También se concreta el número de unciones, abandonándose la práctica de beber el aceite consagrado.

Otro cambio significativo es que sólo se va a aplicar en enfermos muy graves, para evitar que hubiera un entrecruzamiento con el sacramento de la penitencia, no olvidemos que está siendo también reformado en este momento. Si hay pecados deben ser confesados en penitencia pública. Por eso la Unción de enfermos quedará reservada a enfermos verdaderamente graves, agonizantes. El efecto de la Unción será también el perdón de los pecados, pero su aplicación será exclusivamente para enfermos cercanos a la muerte.

A finales del siglo XI a la Unción de enfermos se le llama "extremaunción", dado que la Unción se reservaba a la cercanía con la muerte. Algunos autores escolásticos del momento inician una reflexión, Pedro Lombardo, por ejemplo, lo menciona como uno de los siete sacramentos, y los efectos que produce son el perdón de los pecados y el alivio corporal, condicionado al primer efecto. San Alberto magno dice que la Unción borra las consecuencias del pecado a lo largo de su vida.

Santo Tomas de Aquino, será de nuevo la piedra clave para la construcción de la teología posterior. Santo Tomás habla de la Unción como de "extremaunción", cuyo efecto es borrar la debilidad provocada por el pecado a lo largo de toda la vida. Este sacramento prepara para la resurrección y perdona todos los pecados, incluso los olvidados, aunque no excluye la confesión. Habla de ser un sacramento para enfermos graves, sin que sea necesario aplicarlo en agonizantes. También habla de la posibilidad de repetirlo. Esta será realmente la teología magisterio a lo largo de los siglos: se perdona los pecados y borra los restos del pecado acumulado en los años. La práctica pastoral recomendará la confesión previa, seguida de la Unción.

La Iglesia ratifica en el Concilio de Florencia, a finales del medievo, en el 1439, siendo Papa Eugenio IV, la escolástica del Aquinate, cuando dice: "el quinto sacramento es la extremaunción, cuya materia es el aceite de oliva, bendecido por el Obispo. Este sacramento no debe darse más que al enfermo, de cuya muerte se teme, y ha de ser ungido en éstos lugares: en los ojos, a causa de la vista; en las orejas, por el oído; en las narices, por el olfato; en la boca, por el gusto o la locución; en las manos, por el tacto; en los pies por el paso; en los riñones, por la delectación que allí reside. La forma de éste sacramento es ésta: por esta Santa Unción y por su piadosísima misericordia, el Señor te perdone cuanto por la vista,... etc, y de modo semejante en los demás miembros, El ministro de este sacramento es el sacerdote. El efecto es la salud del alma y, en cuanto convenga, también la del mismo cuerpo..."

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