24. Teo. sacramentos del camino. Símbolos y signos de la Penitencia.
24. Teo. sacramentos del camino  

SÍMBOLOS Y SIGNOS DE LA PENITENCIA.

El principal símbolo del sacramento es la imposición de manos y la fórmula de absolución: "yo te absuelvo de tus pecados, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo", pronunciadas por el sacerdote. Se está recogiendo las palabras del mismo Jesucristo, "vete en paz, tus pecados te son perdonados". El gesto del perdón debe ser acompañado por indicaciones pedagógicas, que son: examen de conciencia, dolor de los pecados, propósito de enmienda, decir los pecados al confesor y cumplir la penitencia.

Los cinco elementos funcionan como complemento para que la confesión de haga en las mejores condiciones posibles, y el confesado pueda afrontar su vida cristiana y su lucha contra el mal y el pecado con renovado esfuerzo. El examen de conciencia supone una memorización de la experiencia humana, para descubrir a la luz de la Palabra aquello que separa y rompe con Dios, que será sin duda pecado para el hombre. Es una interiorización que reconcilia en el hombre todo lo asumido por el hombre, de ahí que ser consciente del pecado es la primera manera de enfrentarse a él, pero es también la manera de ser redimidos. El mismo Cristo lo indica, "no he venido a por los sanos sino a por los pecadores", sin el reconocimiento del pecado no hay vida de fe ni seguimiento de Jesús.

Desde ese descubrimiento, y en la sinceridad del corazón entristecido por haber ofendido a Dios, a la Iglesia y a los hombres, parte el propósito de cambiar, la enmienda y la corrección. Las indicaciones de la comunidad cristiana, hechas a través del sacerdote, o de la corrección fraterna de las comunidades cristianas, colaboran en la reorientación cristiana propuesta. El dolerse del pecado es consecuencia del amor de Cristo contemplado en la cruz, al que el pecador se dirige y descubre, de ahí que todo este proceso deba hacerse en situación de contemplación, oración y calma.

El elemento simbólico más importante es la confesión en sí y la absolución bajo la imposición de manos del sacerdote. La confesión supone la apertura del hombre para con Dios, el sacerdote escucha en nombre de la Iglesia y del Señor, trata de ayudar, de corregir, de orientar. La oración de la absolución dice lo siguiente: "Dios, Padre misericordioso, que reconcilió consigo al mundo por la muerte y la resurrección de su Hijo, y derramó el Espíritu Santo para la remisión de los pecados, te conceda, por el ministerio de la Iglesia, el perdón y la paz. Y yo te absuelvo de tus pecados en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo". Durante estas palabras impone las manos, o al menos la derecha sobre la cabeza del penitente, para a continuación bendecir con el signo de la cruz en el momento de la misma absolución.

La imposición de manos es un gesto antiguo, sabemos que era realizado por los judíos, como expresión de la trasmisión de la fuerza y el poder. Hay algo filial en el gesto, de acogida y de entrega.

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