24. Teo. sacramentos del camino. La Penitencia en la Iglesia contemporánea.
24. Teo. sacramentos del camino  

LA PENITENCIA EN LA IGLESIA CONTEMPORÁNEA.

El espíritu de los siglos XIX y XX nos trae una crisis en el sacramento de la Penitencia, provocado posiblemente por las nuevas corrientes de secularización. La práctica religiosa desciende en Occidente, incluido nuestro país, y afecta en particular a este sacramento. La conciencia de pecado, presente en otros momentos va siendo relegada a lo marginal y "poco moderno", contribuyendo en estas concepciones ideologías dispares, procedentes tanto del psicoanálisis Freudiano como del Marxismo revolucionario. Lo cierto es que el varapalo dado a la filosofía y la moral, también afectará en último término a la teología y a la sociedad, perdiéndose las referencias religiosas del hombre, pero desgraciadamente no encontrando ninguna otra referencia sólida. La crisis de la Penitencia, es la crisis de la moral y de los valores

Con la llegada del siglo XX, y en particular el Concilio Vaticano II, el sacramento sufrió una ampliación, más que una reforma, admitiéndose varias formas de celebrarse. La manera tridentina se mantenía como válida, confesión y celebración privada con el sacerdote; pero se ahonda y prefiere para la vida pastoral de las comunidades cristianas la celebración comunitaria del sacramento, con confesión privada contenida. Incluso se aceptó la celebración comunitaria con absolución general, sin confesiones, para determinados casos de necesidad y urgencia.

El Concilio renueva el sacramento en dos aspectos claves: el sentido comunitario y eclesial del sacramento y la necesidad de recuperar la Palabra que se proclama en la misma. Los rituales que se han ido redactando van apreciando que la práctica penitencial comunitaria, con confesión individual, se deben enraizar en el misterio de Cristo. El pecado es ofensa contra Dios y contra la comunidad eclesial, por eso la reconciliación debe ser con la Iglesia y con Dios, la cooperación de toda la comunidad es importante.

Lo cierto es que la práctica penitencial individual se va perdiendo en nuestra sociedad hedonista, incluso entre los cristianos que consideramos practicantes. El individualismo de nuestra sociedad tiende a rechazar cualquier intromisión en la vida privada, y la confesión se ha podido entender como una pérdida de libertad y de individualidad, prefiriendo la confesión directa con Dios. La experiencia cristiana y religiosa nos habla de la necesidad de mediaciones, y el sacramento del perdón lo es.

La experiencia humana nos obliga a seguir mirando el sacramento como una gracia para el converso, como una necesidad para el hombre de nuestro tiempo, llamado a la reconciliación en todas sus facetas. Es una fiesta comunitaria y grupal de su Iglesia, que celebra en el sacramento el perdón.

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