24. Teo. sacramentos del camino. La Penitencia en la Iglesia medieval.
24. Teo. sacramentos del camino  

LA PENITENCIA EN LA IGLESIA MEDIEVAL.

En los primeros siglos medievales, se mantuvieron las formas penitenciales existentes en el siglo IV y V, pero a partir del VI y VII cambia la penitencia especialmente en su privacidad. Hay que tener en cuenta que con la llegada del mundo bárbaro la celebración penitencial pública está bajo mínimos, no responde a lo pastoral y sin producirse cambios en las celebraciones, hay una tendencia fuerte a la reconciliación devocional, privada, aplicable a la mayoría de los creyentes que ven que su vida cristiana languidece. Se incorporan libros penitenciales tarifados, donde ante los pecados y los abusos leves se procura una mejora en la vida. Todas estas prácticas coinciden en ser privadas.

Los cambios se producen por la práctica popular, especialmente en los monjes irlandeses, que al margen y aislados por las invasiones germánicas, practicaban una penitencia privada, que más tarde se extendería por el Continente. La penitencia pública no había llegado realmente con fuerza, lo que propició el nacimiento de la confesión. Al principio se realizaba en los monasterios, donde los monjes contaban sus faltas al Abad, y recibían así su bendición. Esta práctica se extendió también al laicado, que acabará acudiendo a los monasterios para resolver los problemas de conciencia, recibiendo una formación semejante a la de los monjes.

El ejercicio era privado, se contaban los pecados y faltas y se recibía la penitencia en tarifas. Cumplida la pena se volvía al confesionario para recibir la absolución. Es además un rito repetible, y era la forma ordinaria de perdonar los pecados graves y leves, imponiendo penas más o menos rigurosas según el pecado cometido. Fruto de esta práctica, que se fue extendiendo, aparecieron gran cantidad de materiales y libros de disciplina penitencial. La tarifación de las penas estaba recogida por escrito con su rigor y compensación. Se discutía sobre el rigor de algunas penas, teniendo en cuenta la función medicinal al aplicarse.

Durante la Edad Media convivieron las dos formas de celebrar el sacramento. La penitencia pública, nacida en los primeros siglos del cristianismo, que poco a poco fue perdiéndose hasta desaparecer en el siglo XIII. Vivió un momento de cierto esplendor con la reforma carolingia que trató de recuperarlo. Elaboró dos tipos de penitencias, una pública y solemne para los pecados graves y públicos y otra privada para los pecados graves ocultos, esta segunda forma sería no solemne. Finalmente quedaba la forma última, la penitencia privada. Sin embargo, su éxito no duró muchos siglos.

Desde el siglo XIII desapareció la penitencia canónica pública y entra en vigor la confesión privada. Una razón para aceptar el cambio estuvo en la mitigación del rigor en las tarifas, la posibilidad de repetir y la menor distancia temporal entre la penitencia y la absolución. Se pedía una absolución que prescindiera de las tarifas, que no fuera otorgada por la penitencia, valorando más el dolor y la contrición interior del pecador. Estamos en un momento donde la intervención de la Escolástica es importante para esta sustitución. El Concilio de Letrán en el año 1215 habla ya de confesarse una vez al año, y cumplir las penitencias impuestas. Era importante el consejo del sacerdote que debía de ser discreto, hasta el punto de quedar prohibida la revelación del pecado descubierto en penitencia. La absolución inmediata después de la confesión será la práctica más generalizada a finales del milenio medieval. Es también durante estos últimos siglos cuándo se generaliza la existencia de una silla en lugar cerrado para escuchar en confesión, antes se hacía delante del altar, pero con los años se tiende a un sitio reservado. Sería el antecedente del confesionario, que en el siglo XVI ya está configurado tal y como lo tenemos hoy.

Las prácticas penitenciales se privatizaron. Algunas personas, con intención de vivir con más profundidad su fe, sin tener pecados graves, realizaban esos gestos penitenciales. Entre estos tendremos a los franciscanos en el medievo, que practican la pobreza, ayuno, limosna y oración. Es también el milenio medieval, cuando en muchas de sus etapas se manifiestan las peregrinaciones privadas, no por causa del pecado, sino como medio para hacer penitencia y acercarse a Dios. Son prácticas piadosas que están bien vistas y son valoradas por la sociedad.

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