20. Mariología. María en la Sagrada Escritura y en el Nuevo Testamento.
20. Mariología  

MARÍA EN LA SAGRADA ESCRITURA Y EN EL NUEVO TESTAMENTO.

El primer anuncio de la Iglesia es Cristo, que ha muerto y resucitado. La figura de María no era motivo de preocupación, casi ni de interés, en los primeros años de la comunidad cristiana. De ahí la escasez de datos sobre su persona y figura. Información que hoy echamos de menos, por nuestro mayor deseo de conocer a María.

Uno de los textos más antiguos en los que se cita a María es Gálatas 4, 4-6. Hablando San Pablo de la filiación adoptiva, nos dice que Dios envía a su Hijo, "nacido de mujer" y bajo la Ley. El texto quiere subrayar la condición humana de Jesús, y usa esta expresión, nacido de mujer, está ratificando que Jesús pertenece al pueblo Judío.

Otro texto especialmente antiguo es Mc 3, 21, donde aparece una mención a la familia de Jesús. Para éste evangelista parece que hay dos grupos rechazan a Jesús: unos son los fariseos, para quienes Jesús está endemoniado, el otro grupo es su familia, que dice que está fuera de sí. En los paralelos de Mateo y Lucas se ha dulcificado el texto, por lo que no nos ayuda del todo a interpretarlo. Lo que se puede deducir a simple vista es que María parece que compartía con su parentela, que Jesús estaba fuera de si, por lo que estaríamos ante un texto antimariológico. Pero el versículo 21 sólo habla de parientes que lo buscaban por su locura, no hay referencia ninguna a María.

En Mc 3, 31-35, si menciona a su madre y sus hermanos, y ahí no dice nada sobre la increencia de éstos. Jesús aprovecha para plantear y reafirmar su vínculo de unión con el grupo de seguidores. Hay autores que interpretan este difícil texto, entendiendo que se refiere a la familia escatológica, no la física; otros más clásicos, indican una inoportunidad maternal y familiar. El texto en todo caso, parece claro al indicar que dentro de la familia física Jesús no es comprendido, pero no cita expresamente a María.

En Mc 6, 1-6, texto importante, hay otra referencia a la familia de Jesús. Jesús está en Nazaret y es rechazado, el argumento es la duda popular: "...¿no es éste el carpintero, el hijo de María y hermano de Santiago, José, Judas y Simón? ¿Y no están sus hermanas aquí entre nosotros?". Es un texto importante porque se hacen indicaciones sobre muchas cosas relativas a la familia física de Jesús. Se hace, en primer lugar, la mención de "hijo del carpintero", cuya intención es posiblemente destacar el origen humilde de Jesús, frente a otros taumaturgos o predicadores de origen elevado. ¿ Podía alguien de origen tan vulgar y conocido hacer esos milagros? El segundo punto es la interpretación de "hijo de María", omitiendo la filiación con José. Se han querido dar muchas interpretaciones, quizás la más verosímil sea que mencionan a Maria porque es la que todavía vive, mientras que José ya habría muerto, y no es de buena costumbre mencionarlo como hijo de un muerto, sino de una mujer, puede que subrayando lo despectivo del asunto. Es posible que José hubiera muerto hacía más tiempo y Jesús fuera más conocido como hijo de María, la de la carpintería. La mención más problemática es la de los "hermanos de Jesús", donde el texto además cita algunos nombres. Esto supondría un descalabro a las afirmaciones sobre la virginidad de María después del parto. Hoy la exégesis considera que el término "hermano" no es una prueba irrefutable de la no virginidad de María después del parto, dado que es habitual en esa época emplear la palabra "hermano" por "pariente", o por alguien adoptado, o muy amigo. El NT no se está preocupando de la virginidad posterior de Maria, por eso no indica nada al respecto; tampoco los textos nos llevan a conclusiones tajantes.

No podemos negar que la interpretación de estos complejos textos ha estado mediatizada por la animadversión a las claves tradicionales de la fe de la Iglesia Católica. La interpretación de los mismos, especialmente en el romanticismo del siglo XIX, buscaba la refutación de los dogmas marianos, deseando una figura de María más humana y menos dogmática. Es verdad, que para la fe de los primeros cristianos no fue demasiado importante María, pero en pocas décadas, todavía en la formación de los Evangelios, María adquirió un papel y un significado importante para la vida de la comunidad cristiana. Por eso disponemos de los relatos sobre la infancia y el nacimiento de Jesús. Estamos hablando no de una tradición mariana creada, sino de la inspiración de la Sagrada Escritura, del conocimiento de textos de una primera y segunda generación cristiana.

Los relatos y evangelios de la infancia de Jesús aparecen sólo en los Evangelios de Mateo y de Lucas. La presentación del nacimiento de Jesús en sendos escritos es muy distinto, no hay correlación sinóptica evidente. Aun narrando los mismos hechos, lo hacen con inquietudes distintas. La infancia en Mateo tiene como personaje central a San José, sabemos que escribe para cristianos judíos y paganos, por eso hay inquietud por citar textos del AT, junto a una idea de universalidad, los secundarios más importantes son los magos, y la idea de un nuevo Israel. María está en un plano discreto, no dice ni una sola palabra en el texto, es simplemente la mujer de José, que concibe del Espíritu de manera milagrosa.

El Evangelio de Mateo empieza con una lista genealógica de la ascendencia de Jesús, Mt 1, 1-17 Tiene la intención de relacionar a Jesús con la dinastía de David, era descendiente, pero lo hace por apellidos del padre. Narrará la concepción virginal de Jesús, Mt 1, 18-25. María se encuentra embarazada después de haber intercambiado el consentimiento ante los testigos, que era una especie de promesa de matrimonio, sin que la mujer fuera a vivir con el marido todavía. Públicamente ya se podía considerar adulterio la infidelidad matrimonial, aunque la mujer no se hubiera trasladado a la casa del marido. Este traslado se hacía en un ritual que se celebraba al año de la promesa matrimonial. María se encuentra encinta durante esas dos ceremonias, antes de cumplir el año e ir a vivir con José. La explicación se la comunica el ángel a José: "Jesús es hijo del Espíritu", su nacimiento no es como el de los demás hombres. Hay una intención cristológica fuerte en el evangelista, vienen unos magos a adorar al niño, se desata el infanticidio de Herodes y son obligados a huir a Egipto. Esta región era considerada tierra de esclavitud para Israel, pero también lugar iniciático y religioso por excelencia. Como un nuevo Moisés, Jesús regresa de Egipto. El texto indica la virginidad de María, pero como consecuencia de la afirmación cristológica.

En Mateo aparecen otros textos sobre María, ya en la vida pública de Jesús. El primero es Mt 12, 46-50. Aparece de nuevo la familia de Jesús, pero en este contexto quedan mejor parados los familiares de Cristo, no están en abierta oposición con lo que Jesús hace. En Mt 13, 53-58, texto donde se menciona su origen, como "hijo del carpintero y con hermanos y hermanas entre nosotros". Hay matices que lo diferencian de Marcos, aquí la familia física tampoco se opone. Se le identifica habitualmente como hijo de José y de María, lo cual nos hace pensar que así era percibido por los oriundos de Nazaret, hijo de ambos. La doble mención nos vuelve a destacar el papel de José en éste Evangelio.

El otro evangelista que narra la infancia de Jesús es Lucas. La perspectiva es distinta, el centro será María, su madre. Aparecen varias figuras, algunas también femeninas, profetisa Ana, Simeón, Zacarías o Isabel, aunque María es la protagonista. Lucas trata de hacer un paralelismo entre Juan el Bautista y Jesús, los presenta como primos, defendiendo que Jesús era mayor espiritualmente, aunque Juan lo fuera temporalmente.

El primer texto de Lucas, y más importante, es el de la anunciación del ángel Gabriel, en Lc 1, 26-38. El relato es un género literario repetido típico de anuncios sobrenaturales. Las anunciaciones de seres espirituales se hacían conforme a unos patrones repetidos; en todos ellos debía aparecer un mensajero o anunciador, un ángel, espíritu o Dios mismo. En todos ellos hay una reacción de temor, de miedo, que se supera ante la palabra tranquilizante del Señor. Se da un anuncio explícito de lo que va a ocurrir, se da el nombre a la criatura que va a nacer. También aparece siempre una objeción, más o menos mayor, en función de los obstáculos que pueda haber; y finalmente se da una señal, una garantía de Dios que asegura lo anunciado. En María se cumple: hay turbación, diálogo y superación del miedo, anuncio de la concepción del Hijo. También María presenta una objeción, dado que "no conoce varón"; el ángel indica la señal de Isabel, la que era estéril está de seis meses. Termina con la aceptación por parte de María, y una sensación de sosiego.

La anunciación en María está al servicio de la cristología, sigue también ese patrón o modelo literario. Lo determinante en ese momento, para la teología, es que María da el "fiat", dice que "sí", y aunque el camino para su realización sea incierto, como lo fue la vida y la muerte de su Hijo, ya tenía suficiente conocimiento la Virgen para poder confiar en Dios y aceptar. En el fondo, Lucas lo que quiere es expresar la virginidad de María y la intervención del Espíritu Santo, la maternidad especial de Maria parecía asumida y conocida ya en la Iglesia primitiva.

Esta presencia del Espíritu en la vida de María, ha dado lugar a algunas confusiones notables. No significa que la relación del Espíritu y María sea un nuevo matrimonio sagrado, ni tiene una vinculación sexual de ningún tipo. Estamos ante el poder creador de Dios, por eso San José no es un "cornudo engañado", sino un colaborador de la gracia, junto con su buena esposa María. José proporciona los apellidos y la cobertura legal, confía en la acción de Dios. Tampoco habría porqué considerar la sexualidad como algo despectivo o devaluado, dada la concepción especial de Maria, está indicando el celibato y la virginidad como algo valioso, pero no degrada el matrimonio. Tampoco significa que María conozca todo y sepa todo lo que va a pasar: dice que sí, desde su posición humana, pero no es clarividente ni adivina. Está a la espera, desde la confianza y el amor a Dios.

El siguiente relato de Lucas es la visita a su prima Isabel, de seis meses, Lc 1, 39-56. Los saludos y adjetivos dados a María hablan de alguien extraordinario, o al menos, muy importante: "bendita tu entre la mujeres", semejante al saludo del ángel, "llena de gracia". En esta escenificación, María es presentada como modelo de creyente, de servicio y de piedad. Es casi probable que el "Magníficat" no fuera pronunciado por María, pero Lucas desea que sea escuchado de sus labios, se trata de una oración de alabanza a Dios y de reconocimiento de la preferencia en la acción de Dios hacia los pobres. Descubrimos a María como pobre ante Dios, por eso es bendecida especialmente.

El siguiente texto es el nacimiento en Belén, la ciudad de David, en Lc 2, 1-20. Su particularidad está al final, donde menciona a María guardando y meditándolo todo en el corazón. Está mostrando a María haciendo su propio camino de fe, está creciendo en fe y en oración, medita y guarda en su corazón. La circuncisión y presentación de Jesús en el templo, Lc 2, 21ss, dibujan a María obediente a Dios, llamando a su hijo Jesús. El encuentro con Simeón y Ana, la profecía de "una espada te traspasará el alma", indicando la Pasión y el dolor de ver morir a su hijo, nos hacen intuir una fe pospascual. Lucas quiere anticipar la Pasión de Cristo, colocando a María en un proceso de descubrimiento, de conocimiento y aceptación de la misión que mas tarde irá viendo en su hijo. El itinerario de fe hecho por María tampoco fue fácil, llevó sus sufrimientos y oscuridades. Insistencia que también encontramos en el relato de Jesús perdido y hallado en el templo, ya al final del capítulo segundo.

Más adelante, al inicio de la vida pública, aparece la genealogía de Jesús, Lc 3, 23-38, por supuesto no coincide con la de Mateo, que era descendente, ahora va de los últimos a los primeros, es ascendiente y acaba en Dios mismo. Lucas tiene también un relato en Nazaret, la diferencia es que lo coloca al inicio del evangelio, en Lc 4, 16-30, aquí, en este relato, la familia es sólo mencionada convencionalmente, no parece que haya hostilidad entre sus parientes. Elimina a María de la escena, que guardaba todo en su corazón. De hecho en el relato de Lc 8, 19-21 hace un elogio Jesús sobre los que escuchan su palabra y la ponen en práctica, que podría entenderse como un elogio a María misma, vinculándola en la familia de la nueva comunidad salvada. María acoge la palabra y está a la escucha. Algo parecido encontramos en la aclamación popular, Lc 11, 27-28: "dichosos el seno que te llevó y los pechos que mamaste". Lo físico es rechazado de nuevo por Jesús, mejor dichosos el que cree, obedece y guarda la palabra, en el fondo como María, que se convierte en modelo del discipulado.

Finalmente Lucas, en el libro de los Hechos pone por última vez a María junto a los apóstoles en Pentecostés y en la recepción del Espíritu Santo. Es una nueva familia, con una unidad y coherencia. María tiene un papel discreto, pero está presente, ha sido fiel a la promesa, y obediente en su trayectoria, sigue guardando todas las cosas en su corazón.

El último evangelista que nos queda por comentar es Juan. Aquí la figura de María es distinta. En el prólogo, sin mencionar directamente a María, habla de un nacimiento distinto: es el logos encarnado, que habitó entre nosotros. Su llegada al mundo aparece como extraordinaria, el Verbo se hizo carne. No menciona a Maria, hasta el texto del primer signo de que era el Mesías: las bodas de Caná, Jn 2, 1ss. María hace de intercesora, acude con Jesús y algunos discípulos, y en la celebración se produce el problema, se agota el vino, María pone en manos de Jesús la cuestión, y lo señala como centro: "haced lo que el os diga". El milagro se produce por la obediencia, tanto en lo que hace Jesús, como en la indicación de su Madre. En el verso 2, 12 da la impresión de que María pertenece al numeroso grupo de seguidores de Jesús, está con ellos permanentemente, es una de las mujeres que le acompaña, de nuevo en un lugar discreto. Finalmente, San Juan coloca a Maria al pie de la cruz, Jn 19, 25-27, en diálogo: "madre ahí tienes a tu hijo, e hijo ahí tienes a tu madre", de esta escena ha deducido la comunidad cristiana la maternidad espiritual de Maria con la Iglesia, con toda la comunidad cristiana, siendo así signo de los cristianos.

En todos estos textos comprobamos que María es modelo de creyente y prototipo de fe para los primeros cristianos. Está a caballo entre la fe de Abraham y la de la resurrección, es bisagra con el AT, por un lado tiene fe por la confianza en Dios, obedece al Dios en todos los momentos, abandonándose a la palabra del ángel, por otro su acción concreta del "fiat" es imprescindible para la salvación. María es probada en el camino oscuro de la incomprensión. Se va conformando poco a poco con el Hijo de Dios, hijo de sus entrañas.

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