20. Mariología. Introducción a la mariología.
20. Mariología  

INTRODUCCIÓN A LA MARIOLOGÍA.

La mariología estudia, desde la perspectiva teológica, a la persona de la Virgen María. Habitualmente, ésta ha estado muy relacionada con la cristología. La Madre de Jesús es estudiada desde la relación con su Hijo. El problema han podido ser los excesos que se han cometido con la figura de Maria, llegando a tener casi una equivalencia con el Hijo, casi una igualdad en su acción redentora. Así se mencionaba a María como "corredentora, mediadora o salvadora", lo cual parece exagerado. María era presentada como alguien dulce y agradable para los creyentes, dejando el papel de "juez terrible" para Cristo. El desenfoque es total.

La Mariología ha necesitado un encuadre mejor, y se ha hecho diferenciando el tipo de relación de los cristianos con unos u otros. A Dios corresponde el culto de latría o de adoración, que deben recibir el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, sólo está reservado para la divinidad. A María le corresponde, al igual que los santos de la Iglesia, la veneración o "doulía". María estaría así por debajo de Dios, de Cristo, pero al frente de la santidad de la Iglesia, siendo Madre de todos los hombres. Colocarla por encima de Jesús es una exageración que desfigura el papel de María y anula el de Cristo.

No podemos negar, en todo caso, que la relación de María con la Cristología es muy especial. María está presente en el misterio de la Encarnación del hijo, no es ella el centro, sino Jesucristo, el Mesías; pero el "fiat" abre la historia de salvación de manera definitiva. Es educadora de Jesús, le enseña y está, aunque en un segundo plano, en su vida pública. Algunos relatos reflejan este presencia significativa: Caná de Galilea, o al pie de la cruz,... María colabora en la obra salvífica del Padre, subordinada y dependiente a Dios, ella es el punto de partida para la redención. En la aceptación del misterio de la encarnación de Dios, María es la primera cooperante en la obra de su Hijo. Sin ella, la redención, no hubiera sido como fue. Por eso, no podemos equipararla a cualquier otro santo sin más.

La mariología está también relacionada con la eclesiología. María parece que guardaba un puesto especial dentro del grupo de los seguidores de Jesús; pertenece a la Iglesia y está unida a todos los hombres, que están necesitados de salvación. Su lugar en la misma es más elevado, en comparación a los hombres, su posición es privilegiada, siendo la Madre de Dios, "Theotokos". María precede a toda la comunidad cristiana en la santidad, en la acogida del Espíritu Santo, en la colaboración en la obra salvadora de Cristo, en el sufrimiento y en la asunción a la gloria que el Padre a preparado para los hombres.

Por todo esto deducimos que María es tipo, es modelo para la Iglesia. No sólo porque representa la maternidad de la Iglesia, la capacidad para generar vida nueva, por los sacramentos y la palabra, sino también por la virginidad, y su consagración total a su Hijo Jesús. María es para nosotros modelo de virtudes, espejo para la fe, la esperanza y el amor, ejemplo de humildad, de obediencia y de discreción. Pablo VI utilizó la expresión de "María madre de la Iglesia", y extendió esta advocación para todo el pueblo cristiano, es Madre de toda la Iglesia, de todos los hombres.

Finalmente, María tiene una especial vinculación con las otras dos personas de la Trinidad Santa. Con el Padre, desde el anuncio del ángel y la invitación a ser la Madre del Señor, con Jesús obedece al Padre, y el "fiat" de la anunciación se asemeja bastante al "hágase tu voluntad" del Hijo en Getsematní. Con la tercera persona de la Trinidad, el Espíritu Santo, mantiene también una relación de diálogo. En la anunciación María se convierte en depositaria de la acción del Espíritu Santo en su seno, recibe el don de Dios, al igual que lo hará toda la Iglesia en Pentecostés. María está presente junto con la primera comunidad de los Doce, está al inicio de la Iglesia. Los cristianos, que somos Templos del Espíritu Santo, descubrimos en María un sentido profundo de esta expresión. Ella lleva en su seno el fruto del Espíritu Santo, ella es habitación y signo del mismo, es María icono viviente de la presencia de Dios entre nosotros.

Finalmente, en la escatología, María es imagen de principio y de futuro escatológico. María es asumida al cielo, y es modelo para la Iglesia peregrina. El destino de vida de María, su asunción, es un anticipo de la resurrección de los muertos en su persona. María vive la resurrección final en plenitud, adelantando desde el amor nuestro destino. Pero también en la protología, el inicio de todo, Maria aparece como tipo de Eva, por una mujer la perdición, pero por otra la salvación. María siendo Inmaculada Concepción se asemeja a Eva y a Adán antes de la caída, no conoce el pecado. La particularidad es que de una desobediencia de Adán y Eva vino el pecado al mundo, pero de un gesto de confianza absoluta al Padre, nos vino la redención. María se mantiene en fidelidad y obediencia a Dios, de principio a fin, en las alegrías, y al pie de la cruz.

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