18. Eclesiología. La vida consagrada en la Iglesia.
18. Eclesiología  

LA VIDA CONSAGRADA EN LA IGLESIA.

La vida religiosa en la Iglesia, que hoy se configura como esencial para la comunidad cristiana, tiene en su origen el deseo de algunos hombres y mujeres de vivir la fe de una manera más radical. En el fondo arrancan de la vida cristiana laical o clerical, que ante la creciente vulgarización y pérdida de seriedad y profundidad en la vida de fe, se plantean la vida cristiana en una radicalidad encontrada en el Evangelio y enraizada en Jesucristo, su estilo y forma de vida.

La inspiración de la vida religiosa está siempre en la persona de Jesucristo, en su forma de vivir. Fuerte ante el pecado, en oración, junto con los pobres y necesitados, en comunidad Trinitaria y en comunidad apostólica, enseñando, curando enfermos, atendiendo y socorriendo al hombre en un estilo de vida que descubrimos en el evangelio, pero especialmente en las bienaventuranzas. Estas ofrecen una forma de vida, un replanteamiento de las categorías existentes a favor de una entrega a Dios, un encuentro con el Padre y una atención especial con los pobres.

Surgirán hacia el siglo IV, no antes. Seguramente la comunidad cristiana perseguida, bautizada con la sangre de los mártires, no precisaba de un camino especial para la santificación de la vida cristiana. Pero tras el Edicto de Milán, y con la aceptación de la religión cristiana en el mundo romano se asiste a una vulgarización, a un cristianismo sociológico del que todavía no hemos logrado desprendernos lo suficiente. Hay creyentes que no se identifican con una comunidad cuya fe es, en algunas ocasiones, un barniz cultural, una moda, o un refugio social. Ante eso, surgieron pronto hombres y mujeres con la intención de vivir con un estilo de vida más cercano y radical, más parecido al de Jesús.

Dentro de esas opciones, las primeras que destacaron fueron los ermitaños, hombres aislados y solitarios, dedicados por entero a la lucha contra el pecado y la tentación de la carne, fuera del mundo, pero cercanos a Dios. El mejor ejemplo es la Tebaida en Egipto, donde San Atanasio escribe sobre el monje más sorprendente de todos los tiempos, el iniciador del monacato: San Antonio de Egipto. Con el tiempo se fueron agrupando en grupos o comunidades que iban a hacer lo mismo, oración, silencio y ejercicios ascéticos. Estos hombres no se casaban, vivían en celibato y en pobreza siguiendo el dictado de su vida de oración, en obediencia al Padre.

Pocos siglos después asistimos al nacimiento del monacato, éstos ermitaños comunitarios se dotan de una regla, de unas normas de funcionamiento y comportamiento, en Occidente san Benito y en Oriente San Basilio. Occidente ha ido reformando, cambiando y mejorando las Reglas con el tiempo. La relajación y la pérdida del sentido original se encuentran entre estas reformas sucesivas. Fueron importantes en el Medievo las reformas de Cluny, San Bernardo y el Cister,... La vida monacal fundamentalmente se basa en el "ora et labora", reza y trabaja, dedicados en tiempo a la oración contemplativa, mantiene y hacen votos, promesas solemnes y públicas de obedecer, como Cristo obediente, de vivir en pobreza, como Cristo pobre, y en castidad, como Cristo casto puro y célibe. La comunicación en la comunidad y la clausura serán algunos elementos más o menos variables según la comunidad o la orden específica.

Hacia el siglo XII aparece la vida conventual, es el inicio de los primeros cambios en la vida religiosa, antes sólo monástica. San Francisco de Asís y Santo Domingo de Guzmán invitan a una vida más secularizada, pero con una implicación notable tanto en la pobreza como en el estudio. De hecho serán los hacedores de la recién nacida Universidad. Son órdenes con la intención de vivir fuertemente la pobreza y la predicación, sin descuidar la vida comunitaria. Son predicadores contra las herejías nacientes en el momento.

Durante los siglos XV hasta hoy, van apareciendo, especialmente en el siglo XIX, gran cantidad de congregaciones con algunos rasgos distintos. Están más dedicados a las misiones, a la enseñanza o a la atención a los enfermos. Todos ellos profundizan en algún rasgo de la vida de Jesús y son iniciados por hombres y mujeres especialmente tocados por Dios, obedientes a su voluntad y constructores de la Iglesia.

Todos los religiosos están llamados a una especial vinculación con Dios en la oración. De hecho mantienen permanentemente un ritmo de oración constante y perseverante. Según la comunidad de que se trate está será más determinante o menos, pero en general, para los contemplativos es la esencia de su vocación, el retiro en la oración. En los religiosos de vida activa, no están olvidados los encuentros y momentos de oración, prevaleciendo la liturgia de la horas: laudes, vísperas, horas intermedias, completas y el oficio de lectura.

Los religiosos suelen hacer al menos tres votos: voto de pobreza, obediencia y castidad. Su sentido y origen arraiga en Jesús que fue casto, obediente y pobre. La pobreza se entiende como la desvinculación con los bienes temporales, el no tener donde reclinar la cabeza, la ausencia de bolsa en la actividad misionera. La única posesión válida es el Señor, único bien, y única propiedad. Sólo desde esa posesión se es verdaderamente rico, es el "vende todo lo que tienes y sígueme", real y literal invitación, constante a su Iglesia, y que algunos cristianos son llamados a vivir lo radicalmente.

La obediencia es la desposesión de sí mismo. Es el aprendizaje mirando al Hijo, que fue obediente al Padre. Desde la perspectiva cristiana se perfila como la verdadera libertad la servidumbre al Señor, a fin de evitar la esclavitud con otros señores de este mundo. La obediencia es hecha ante otra persona de la comunidad, o un superior, siempre con la intención de obedecer al Padre, en la figura de su Iglesia. La obediencia es la libertad del hombre puesta al servicio del Evangelio y la comunidad, es la delegación y el "hágase tu voluntad" llevado a la radicalidad extrema. Su finalidad es la santificación en la vida cristiana, el crecimiento interior y profundo, al igual que la pobreza y la castidad.

La castidad, que más bien tendríamos que hablar de ella como celibato, es un don especial en la vida de los religiosos. La castidad es en sí un don de Dios y una tarea del hombre, dado a la comunidad cristiana entera, es una virtud, contraria a la lujuria, decían los clásicos. Es un don, tanto para el cristiano casado como para el célibe. El celibato sería la consagración afectiva a Dios. El celibato supone la libertad de la misión para el amor a los hermanos, que son los destinatarios. La afectividad no se entrega a un cónyuge, sino que es dado a Dios mismo, revertiendo en frutos para toda la comunidad cristiana. Hoy, por la importancia de una entrega total a la comunidad cristiana, se exige a los sacerdotes que sean célibes.

Estos votos de la vida religiosa, se han visto completados por la vida comunitaria y en ocasiones de un cuarto voto. La vida comunitaria es el recibir en una comunidad dispar y distinta al otro como mi hermano. Es el reconocimiento de la vida en comunidad como don de Dios, como regalo de unos a otros. Es la ruptura de los lazos familiares ordinarios por los lazos de aquellos que son llamados a una vida en común, es la creación de una nueva familia, no hecha por vínculos de sangre sino ligada por el Espíritu Santo. El cuarto voto está hecho en algunas comunidades, en la Compañía de Jesús, los jesuitas, sería voto de obediencia especial al Papa. En los agustinos el voto de misión,...

La vida religiosa supone desde el punto de vista eclesial un anticipo y una llamada a una comunidad santa. Desde el pasado nos muestran que es posible la vida evangélica, que lo han vivido, apurando la cortedad de la vida, y la eternidad del amor de Dios, pero además apuntan al futuro, son un verdadero anticipo del Reino de Dios, viviendo lo extraordinario en este mundo de una forma ordinaria. En este sentido el amor, la obediencia, la pobreza, la oración y la entrega a los pobres supone recordarnos lo que somos y lo que seremos.

<< >>
1
Hosted by www.Geocities.ws