Persona en construcción

Tao-Tê-Ching

Lao Tse

I

El Tao que se intenta captar no es Tao en sí mismo;
el nombre que se le quiere dar no es su nombre adecuado.

Sin nombre, representa el origen del universo;
con nombre, constituye la Madre de todos los seres.

A través del no-ser, captemos su secreto;
a través del ser, abordemos su acceso.

Al salir el No-ser y el Ser de un fondo único,
no se diferencian más que por sus nombres.
Este fondo único se llama Oscuridad.

Oscurecer esta oscuridad,
he aquí la puerta de todas las maravillas.

II

Todo el mundo considera bello lo bello,
en esto reside su fealdad.
Todo el mundo considera bueno el bien,
en esto reside su mal.

Porque el ser y la nada se engendran.
Lo fácil y lo difícil se complementan.
Lo largo y lo corto se forman el uno al otro.
Lo alto y lo bajo se tocan.
La voz y el sonido se armonizan.
El antes y el después se siguen.

Por esto el santo adopta
la táctica de la no-acción
y practica la enseñanza sin palabras.
Todas las cosas del mundo surgen
sin que exista un autor.

Produce sin apropiarse,
actúa sin esperar nada,
cuando ha terminado su obra, no se apega a ella
y, puesto que no se apega a ella,
su obra permanecerá.

III

No glorifiques a los hombres de mérito
para que el pueblo no se pelee.
No estimes los tesoros buscados
para que el pueblo no los robe.
No exhibas lo que llama a envidia
para que no enturbie su alma.

El gobierno del santo
consiste en vaciar el espíritu del pueblo,
en llenar su estómago,
en debilitar su ambición,
en fortalecer sus huesos.

El santo actúa de manera que el pueblo no tenga saber no deseo
y que la casta de la inteligencia no se atreva a actuar.
Practica la no-acción,
todo permanecerá en orden.

IV

El Tao es como un jarrón
que el uso nunca llena.
Es igual que un abismo,
origen de todas las cosas del mundo.

Él embota cualquier filo,
Él desmadeja cualquier ovillo,
Él fusiona todas las luces,
Él unifica todos los polvos.1

Él parece muy profundo,
parece durar siempre.
Hijo de un no sé qué,
debe de ser antepasado de los dioses.

V

El universo no tiene afecciones humanas;
todas las cosas del mundo son para él como una perro de paja.2
El santo no tiene afecciones humanas;
el pueblo es para él como un perro de paja.

El universo es igual que un fuelle de forja;
vacío, pero no aplanado.
Cuanto más se le mueve, más exhala,
cuanto más se habla con él, menos se le comprende,
más vale insertarse en él.

VI

El espíritu del valle no muere.3
Ahí reside la hembra oscura;
en la puerta de la hembra oscura
reside la raíz del universo.

Sutil e interrupto, parece durar;
su función nunca se agota.

VII

El cielo subsiste y la tierra dura,
¿por qué subsiste el cielo y dura la tierra?
Porque no viven para ellos mismos.
He aquí lo que los hace durar.

El santo se pone detrás.
Por lo tanto se le pone adelante.
No se ocupa de su yo
y su yo se conserva.
Porque es desinteresado
se preservan sus propios intereses.

VIII

La bondad suprema es como el agua,
que favorece todo y no rivaliza con nada.
Al ocupar la posición que cualquier humano desprecia,
se encuentra muy cerca del Tao.

Su posición es favorable.
Su corazón es profundo.
Su don es generoso.
Su palabra es fiel.
Su gobierno está en perfecto orden.
Ella cumple con su tarea.
Actúa a propósito.

Al no rivalizar con nadie,
es irreprochable.

IX

Más vale renunciar
que sujetar un tazón lleno de agua.
La espada que se afila continuamente
no puede conservar su filo por mucho tiempo.
Una sala llena de oro y de jade
no se puede guardar.
El que se pone hueco por su riqueza y sus honores se atrae la desgracia.
«Una vez terminada la obra, retírate»,
tal es la ley del cielo.

X

¿Puede tu alma abrazar la unidad
sin soltarse nunca de ella?
¿Puedes concentrar tu respiración
para alcanzar la agilidad del recién nacido?
¿Puedes purificar tu visión original
hasta volverla inmaculada?
¿Puedes amar al pueblo y gobernar el estado a través de la no-acción?
¿Puedes abrir y cerrar las celestes puertas
representando el papel femenino?
¿Puedes ver todo y conocer todo
sin utilizar la inteligencia?

Producir y hacer crecer,
producir sin apropiarse,
actuar sin esperar nada,
guiar sin constreñir,
es la virtud suprema.

XI

Treinta rayos convergen en el medio,
pero el vacío mediano
hace andar al carro.

Se modela la arcilla para hacer jarrones con ella,
pero de su vacío interno
depende su utilización.

Una casa está abierta con puertas y ventanas,
otra vez el vacío
permite que se habite en ella.

El Ser da posibilidades,
sólo se utilizan a través del no-ser.

XII

Los cinco colores ciegan la vista del hombre,
los cinco tonos ensordecen el oído del hombre,
los cinco sabores estropean el gusto del hombre,
las carreras y las cacerías desvían el corazón del hombre,
la búsqueda de los tesoros excita al hombre a cometer el mal.

Por esto, el santo se ocupa del vientre y no del ojo.4
Por esto, rechaza esto y elige aquello.

XIII

Favor y desgracia sorprenden por igual,
Ama una gran desgracia como a tu propio cuerpo.

¿Qué se entiende por «Favor y desgracia sorprenden por igual»?
El favor eleva y la desgracia rebaja.
Si se obtiene el favor, se sorprende uno.
Si se pierde, también se sorprende uno.
Tal es el sentido de de «Favor y desgracia sorprenden por igual».

¿Qué se entiende por «Ama una gran desgracia como a tu propio cuerpo»?
Lo que hace que yo experimente una gran desgracia es que tengo un cuerpo.
Si no tuviera cuerpo, ¿qué desgracia podría experimentar?
Todo el que ama su cuerpo para el mundo puede vivir en el mundo.
Todo el que ama su cuerpo para el mundo puede confiar en el mundo.5

XIV

Aunque se le mire, no se le ve; le llaman el invisible.
Aunque se le escuche, no se le entiende; le llaman el inaudible.
Aunque se le toque, no se le siente; le llaman el impalpable.
Estos tres estados cuya esencia es indescifrable se confunden finalmente en uno.

Su cara superior no está iluminada,
su cara inferior no es oscura.
Es perpetuo, no se le puede nombrar;
de esta forma, pertenece al reino de los sin-cosas.
Es la forma sin forma y la imagen sin imagen.

Es huidizo e incomprensible.
Aunque se le acoja, no se ve su cabeza;
aunque se le siga, no se ve su espalda.

El que coja las riendas del Tao antiguo dominará todas las contingencias actuales.
Conocer lo que es el origen
es captar el punto nodal del Tao.

XV

Los sabios perfectos de la Antigüedad eran tan agudos,
tan sutiles, tan profundos y tan universales que no se les podía conocer.
Al no poder conocerlos, se esfuerza uno en representárselos:
Eran prudentes como el que vadea un río en invierno;
vacilantes como el que teme a sus vecinos;
reservados como un invitado;
móviles como el hielo que va a fundirse;
concentrados como el taco de madera sin tallar;
extensos como el valle;
confusos como el agua embarrada.

¿Quién sabe pasar poco a poco de lo turbio a lo claro a través del reposo6
y de la calma a la actividad a través del movimiento7?
Quien preserva una experiencia tal en sí mismo no desea estar lleno.
Al no estar lleno, puede soportar el uso y renovarse.

XVI

Alcanza la suprema vacuidad
y permanece en quietud.
Ante la agitación hormigueante de los seres,
no contempla más que se regreso.

Los seres diversos del mundo
regresarán a su raíz.
Regresar a la raíz es instalarse en la quietud;
instalarse en la quietud es reencontrar el orden;
reencontrar el orden es conocer lo constante;
conocer lo constante es la iluminación.

El que no conoce lo constante
crea ciegamente su desgracia.
El que conozca lo constante será tolerante.
El que sea tolerante será desinteresado.
El que sea desinteresado será regio.
El que sea regio será celeste.
El que sea celeste será uno con el Tao.
El que sea uno con el Tao vivirá mucho tiempo.
Hasta el fin de su vida nada llegará a alcanzarle.

XVII

El Maestro eminente es ignorado por el pueblo.8
Enseguida viene el que el pueblo ama y loa.9
Luego, el que teme.10
Finalmente, el que desprecia.11

Si el maestro no tiene más que una confianza insuficiente en su pueblo,
éste desconfiará de él.

El maestro eminente se guarda de hablar
y cuando ha acabado su obra y cumplido su tarea
el pueblo dice: «Esto sale de mí mismo.»

XVIII

El abandono del Tao
hace nacer la bondad y la justicia.
La inteligencia y el saber
arrastran el gran artificio.
La discordia de los seis parientes12
hace surgir la piedad filial y el amor paterno.
La noche y el desorden del reino
provocan la lealtad y la buena fe.

XIX

Rechaza la sabiduría y el conocimiento,
el pueblo sacará cien veces más provecho.

Rechaza la bondad y la justicia,
el pueblo volverá a la piedad filial y al amor paterno.

Rechaza la industria y el beneficio,
los ladrones y los bandidos desaparecerán.

Si estos tres preceptos no bastan,
ordena lo siguiente:
discierne lo sencillo y abraza lo natural,
reduce tu egoísmo y refrena tus deseos.

XX

Abandonar el estudio es liberarse de las preocupaciones.
Porque, ¿en qué difieren
el sí y el no?
¿En qué difieren
el bien y el mal?
Hay que temer este estudio que los hombres temen,
porque cualquier estudio es interminable.

Todo el mundo se calienta y se exalta
como si festejara un gran sacrificio
o subiera a las terrazas de la Primavera.
Yo solo permanezco imperturbable
como un recién nacido que todavía no ha reído.
Yo solo erro sin objetivo preciso
como un desalojado.

Todo el mundo tiene su riqueza,
yo solo parezco desprovisto.
Mi espíritu es el de un ignorante
porque es muy lento.
Todo el mundo es clarividente,
yo solo estoy en la oscuridad.
Todo el mundo tiene perspicaz el espíritu,
yo solo tengo el espíritu confuso
flotando como el mar, soplando como el viento.
Todo el mundo tiene un objetivo preciso,
yo solo tengo el espíritu obtuso como un campesino.
Yo solo difiero de los demás hombres
porque quiero tomar el pecho de mi Madre.

XXI

Las características de una gran virtud
residen en su adhesión exclusiva al Tao.

El Tao es algo huidizo e incomprensible.
Siendo huidizo e incomprensible, presenta, sin embargo, una imagen;
siendo incomprensible y huidizo, es algo, sin embargo.
Profundo y oscuro, contiene una especie de esencia.
Esta especie de esencia es muy verdadera
y comporta la eficiencia.

Desde la Antigüedad
no ha variado su esencia.
Para comprenderlo
basta con observar el germen de cualquier ser.
¿Cómo puedo conocer el germen de cualquier ser?
Aplicando todo lo que acabo de decir.

XXII

El que se doble permanecerá entero;
el que se incline se erguirá;
el que se mantenga vacío se llenará;
el que sufra el desgaste se renovará;
el que abarque poco adquirirá el conocimiento seguro;
el que abarque mucho caerá en la duda.

De esta manera, al abrazar el santo la unidad
llegará a ser el modelo del mundo.
No se exhibe y brillará.
No se afirma y se impondrá.
No se glorifica y su mérito será reconocido.
No se exhalta y llegará a ser el jefe.
Como no rivaliza con nadie,
nadie en el mundo puede rivalizar con él.

¿Acaso el antiguo dicho: «El que se doble permanecerá entero» es una palabra vana?
Por él guarda cada uno su integridad.

XXIII

Hablar poco es conforme con la naturaleza.

Un torbellino no dura toda la mañana.
Un chaparrón no dura todo el día.
¿Qué es lo que los produce? El cielo y la tierra.
Si los fenómenos del cielo y la tierra no son duraderos,
¿cómo lo pueden ser las acciones humanas?

El que va hacia el Tao es acogido por el Tao.
El que va hacia la Virtud es acogido por la Virtud.
El que va hacia la ruina es acogido por la ruina.

XXIV

El que se empine sobre la punta de los pies
no permanecerá de pie por mucho tiempo.
El que dé grandes zancadas
no irá muy lejos.
El que se exhiba no brillará.
El que se afirme no se impondrá.
El que se glorifique no verá reconocido su mérito.
El que se exalte no llegará a ser un jefe.

Estas maneras son, para el Tao,
como los restos de comida y los tumores
que repugnan a todos.
El que conozca la ley de la naturaleza
no hará su morada de esta manera.

XXV

Había algo indeterminado
antes del nacimiento del universo.
Este algo es mudo y vacío.
Es independiente e inalterable.
Circula por todas partes sin cansarse nunca.
Debe de ser la Madre del universo.

Como no conozco su nombre,
le denomino «Tao».
Me esfuerzo en llamarle «magnitud».
La magnitud implica extensión.
La extensión implica alejamiento.
El alejamiento exige el regreso.

El Tao es grande.
El cielo es grande.
La tierra es grande.
El hombre es grande.
Por esto, el hombre es uno de los cuatro grandes del mundo.

El hombre imita a la tierra.
La tierra imita al cielo.
El cielo imita al Tao.
El Tao no tiene más modelo que él mismo.

XXVI

Lo pesado es la raíz de lo ligero;
la quietud es dueña de la agitación.
Así, el príncipe viaja todo el día
sin abandonar su pesado furgón.
Ante los espectáculos más magníficos
permanece tranquilo y despegado.
¿Cómo podría el dueño de diez mil carros
permitirse desatender el imperio?
El que se comporte con ligereza
perderá la Raíz de su autoridad;
el que se agite
perderá el dominio de sí mismo.

XXVII

Andar bien es andar sin dejar surco ni huella.
Hablar bien es hablar sin cometer errores y sin incurrir en reproches.
Calcular bien es calcular sin recurrir a los palillos ni a las tablillas.
Cerrar bien es cerrar sin trancas ni cerrojos
y, sin embargo, sin que nadie pueda abrir.
Atar bien es atar sin cuerda ni cordel
y, sin embargo, sin que nadie pueda desatar.

El santo está siempre dispuesto a ayudar a los hombres
y no omite a ninguno;
está siempre dispuesto a utilizar bien las cosas
y no rechaza ninguna.
Esto es poseer la luz.

El hombre de bien es el amo del hombre de no-bien.
El hombre de no-bien no es más que la materia bruta del hombre de bien.
Todo el que reverencie al amo[,] ni la materia
se desviará grandemente a pesar de su inteligencia.
En esto reside el secreto de la sabiduría.13

XXVIII

Conoce lo masculino,
adhiérete a lo femenino.
Sé el Barranco del mundo.
A todo el que es el Barranco del mundo
la virtud constante no lo abandona.
Reencuentra la infancia.

Conoce lo blanco.
Adhiérete a lo negro.
Sé la norma del mundo.
En todo lo que es la norma del mundo
la virtud constante no se altera en él.
Reencuentra lo ilimitado.

Conoce la gloria.
Adhiérete a la desgracia.
Sé el Valle del mundo.
En todo lo que es el Valle del mundo
la virtud constante es superabundante en él.
Reencuentra el taco de madera sin tallar.

El taco de madera, cortado según el sentido de su fibra, forma utensilios.
El santo, al seguir la naturaleza de los hombres, llega a ser el jefe de los ministros.
Por esto, el gran amo no daña nada.

XXIX

El que busque modelar el mundo,
lo veo, no lo conseguirá.
El mundo, jarrón espiritual14, no puede modelarse.
El que lo modele lo destruirá.
el que lo posea lo perderá.

Porque los seres ya van delante,
ya siguen,
ya soplan ligeramente,
ya soplan fuerte,
ya son vigorosos,
ya son débiles,
ya permanecen firmes,
ya caen.

Por esto, el santo evita cualquier exceso,
cualquier lujo y cualquier licencia.

XXX

El que se refiere al Tao como amo de los hombres
no subyuga al mundo con las armas,
porque esta manera de actuar arrastra normalmente una respuesta.
Allí donde acampan los ejércitos crecen espinos y cardos.

Así un hombre de bien se contenta con ser resuelto,
sin utilizar su fuerza.
Que sea resuelto sin orgullo.
Que sea resuelto sin exageración.
Que sea resuelto sin ostentación.
Que sea resuelto por necesidad.
En este sentido es resuelto,
sin imponerse por la fuerza.

XXXI

Las armas son instrumentos nefastos y repugnan a todos.
El que comprende el Tao no las adopta.

El sitio de honor está a la izquierda15
cuando el gentilhombre está en su casa;
está a la derecha
cuando lleva las armas.

Las armas son instrumentos nefastos,
no son instrumentos de gentilhombre.
Éste no las más que por necesidad,
porque honra la paz y la tranquilidad
y no se regocija con la victoria.

El que se regocija con la victoria
se aficiona a matar a los hombres.
El que se aficiona a matar a los hombres
nunca puede realizar su ideal en el mundo.

En los acontecimientos fastos, el sitio de honor está a la izquierda.
En los acontecimientos nefastos, está a la derecha.
El segundo general ocupa la izquierda,
el general en jefe ocupa la derecha.
Esto significa que están situados según los ritos fúnebres.

La masacre de los hombres conviene llorarla
con pesadumbre y tristeza.
La victoria en una batalla conviene tratarla
según los ritos fúnebres.

XXXII

El Tao no tiene nombre.
Aunque su fondo sea minúsculo,
el mundo entero no se atreve a someterlo.

Si los príncipes o los señores pudieran adherirse al Tao,
todos los seres del mundo se someterían a ellos.
El cielo y la tierra se unirían
para hacer bajar un dulce rocío,
los pueblos, sin coacción ninguna,
se pacificarían ellos mismos.

El que inaugura una institución establece sus diversas funciones.
Una vez establecidas las funciones
hay que parar su multiplicación.
El que sabe parar a tiempo esta multiplicación
puede conjurar cualquier catástrofe.

El Tao es al universo
lo que los arroyos y los valles al río
y al mar.

XXXIII

El que conoce al prójimo es inteligente,
el que se conoce es lúcido,
el que vence al prójimo es fuerte,
el que se vence a sí mismo tiene entereza.

El que se contenta es rico.
El que se fuerza a actuar tiene voluntad.

El que se queda en su sitio vive mucho tiempo.
El que se muere sin desaparecer alcanza la inmortalidad.

XXXIV

El gran Tao se expande como una oleada,
es capaz de ir a diestro y siniestro.

Todos los seres han nacido de él
sin que sea su autor.
Lleva a cabo sus obras
pero no se las apropia.

Protege y alimenta a todos los seres
sin ser su amo,
de esta manera puede llamarse magnitud.

Porque no conoce su magnitud
su magnitud se remata.

XXXV

El que ostenta la Gran Imagen16
puede recorrer el mundo.
Lo hace sin peligro,
en todas partes encuentra paz, equilibrio y tranquilidad.

La música y el comer bien
atraen a los transeúntes,
pero todo lo que emana del Tao
es monótono y sin sabor.

Se mira al Tao
y esto no basta para verlo.
Se le escucha
y esto no basta para oírlo.
Se le prueba
y esto no basta para encontrarle sabor.

XXXVI

El que quiere rebajar a alguien
debe engrandecerlo primero.

El que quiere debilitar a alguien
debe reforzarlo primero.

El que quiere eliminar a alguien
debe ensalzarlo primero.

El que quiere suplantar a alguien
deber hacerle concesiones primero.

Tal es la visión sutil del mundo.

Lo ágil vence a lo duro.
El débil vence al fuerte.
El pez no debe salir de las aguas profundas.
Las armas más eficaces del Estado
no deben enseñarse a los hombres.

XXXVII

El Tao no actúa él mismo
y, sin embargo, todo se hace a través de él.

Si los príncipes y los señores pudieran adherirse a él,
todos los seres del mundo se transformarían por ellos mismos.

Si surgiera algún deseo entre los seres
en el curso de la transformación del mundo,
yo los mantendría en el límite del fondo sin nombre.

El fondo sin nombre
es lo que no tiene deseos.

A través del sin-deseo y la quietud
el universo se rige él mismo.

XXXVIII

La virtud suprema no tiene virtud,
por ello es la virtud.
La virtud inferior no se aleja de las virtudes,
por ello no es la virtud.

El que posee la virtud superior no actúa
y no tiene objetivo.
El que no posee más que la virtud inferior actúa
y tiene un objetivo.

El que se conforma con la bondad superior actúa,
pero no tiene objetivo.
El que se conforma con la justicia superior actúa
y tiene un objetivo.
El que se conforma con el rito superior actúa
y exige que se responda a ello;
si no, se remanga e insiste.

Así se ha dicho:

Después de la pérdida del Tao viene la virtud.
Después de la pérdida de la virtud viene la bondad.
Después de la pérdida de la bondad viene la justicia.
Después de la pérdida de la justicia viene el rito.
El rito es la corteza de la fidelidad y de la confianza,
pero es también la fuente del desorden.
De esta manera, el gran hombre se queda en el fondo y no en la superficie,
se queda en el hueso y no en la flor,
rechaza esto y acepta aquello.

XXXIX

He aquí lo que antiguamente llegó a la unidad.
El cielo llegó a la unidad y se volvió puro.
La tierra llegó a la unidad y se volvió tranquila.
Los espíritus llegaron a la unidad y se volvieron eficientes.
Los valles llegaron a la unidad y se llenaron.
Los seres llegaron a la unidad y se reprodujeron.
Los príncipes y los señores llegaron a la unidad
y llegaron a ser el ejemplo del universo.

Si el cielo no fuera puro, se desgarraría.
Si la tierra no fuera tranquila, se arruinaría.
Si los espíritus no fueran eficientes, se anegarían.
Si los valles no se llenaran, se secarían.
Si los seres no se reprodujeran, desaparecerían.
Si los príncipes y los señores no fueran ejemplares,
se les derrocaría.

La nobleza tiene a la humildad como raíz.
Lo alto tiene a lo bajo como fundamento.
De esta manera, los príncipes y los señores se llaman a ellos mismos
«huérfanos», «viudos», «indignos de comer».
¿Acaso no es porque consideran a la humildad como raíz?
El honor supremo no tiene honor.
El santo no quiere que se le talle finamente como el jade,
sino que prefiere ser desperdigado como las piedras.

XL

El regreso es el movimiento del Tao.
Se manifiesta a través de la debilidad.
Todos los seres han salido del Ser;
el Ser ha salido del No-Ser.

XLI

Cuando un espíritu superior oye el Tao,
lo practica con celo.
Cuando un espíritu mediano oye el Tao,
ya lo conserva, ya lo pierde.
Cuando un espíritu inferior oye el Tao,
se ríe de él a carcajadas;
si no se riera de él,
el Tao ya no sería el Tao.

Porque el adagio dice:
El camino de la luz parece oscuro,
el camino del progreso parece retrógrado,
el camino llano parece escabroso.
La virtud suprema parece vacía,
el candor supremo parece mancillado;
la virtud superabundante parece insuficiente,
la virtud sólida parece negligente,
la virtud de fondo parece fluctuante.

El gran cuadrado no tiene ángulos.17
El gran jarrón se pule lentamente.
La gran música no tiene sonidos.
La gran imagen no tiene forma.
El Tao escondido no tiene nombre.
Y, sin embargo, él solo
sostiene y remata a todos los seres.

XLII

El Tao engendra el Uno.
El Uno engendra el Dos.
El Dos engendra el Tres.
El Tres engendra a todos los seres del mundo.

Todo ser lleva sobre la espalda la oscuridad
y aprieta en sus brazos la luz:
el soplo indiferenciado constituye su armonía.

Lo que repugna a los hombres
es ser huérfano, viudo, indigno de comer:
y, sin embargo, los príncipes y los duques no se llaman de otra manera.
El que disminuya crecerá;
el que crezca disminuirá.

Enseño esto después de otros:
«El hombre violento no tendrá una muerte natural.»
¡Que el hombre que lo ha dicho sea mi maestro!

XLIII

Lo más tierno de este mundo
domina a lo más duro.
La nada sola se inserta en lo que no tiene grietas.
En lo cual reconozco la eficacia de la no-acción.

A la enseñanza sin palabras,
a la eficacia de la no-acción,
nada puede igualarlas.

XLIV

Renombre o salud, ¿qué es más precioso?
Salud o fortuna, ¿qué es más importante?
Ganar la una y perder la otra, ¿qué es peor?

El que ama demasiado el renombre debe pagarlo demasiado caro;
el que amontona demasiado sufre graves pérdidas.

El que se contenta con poco evita cualquier insulto.
El que sabe refrenarse previene las catástrofes.
De esta manera se puede vivir mucho tiempo.

XLV

La perfección suprema parece imperfecta,
su acción es continua;
la plenitud suprema parece vil,
su acción no tiene límite.

La rectitud suprema parece sinuosa.
La habilidad suprema parece torpe.
La elocuencia suprema parece tartamudeante.

El movimiento triunfa sobre el frío.
El reposo triunfa sobre el calor.

Pureza y quietud son normas del mundo.

XLVI

Si el mundo va por buen camino,
los corceles desensillados trabajan en los campos.
Si el mundo no va por buen camino,
los caballos de batalla pululan en el arrabal.

No hay error más grande que aprobar sus deseos.
No hay desgracia más grande que ser insaciable.
No hay plaga peor que el espíritu de codicia.

El que sepa limitarse
tendrá siempre bastante.

XLVII

Sin cruzar su umbral
se conoce el universo.
Sin mirar por su ventana
se ve el camino del cielo.

Cuanto más lejos se va
menos se sabe.

El santo sabe sin viajar,
comprende sin mirar,
lleva a cabo sin actuar.

XLVIII

El que se dedica al estudio
aumenta de día en día.
El que se consagra al Tao
disminuye de día en día.

Disminuye y disminuye
hasta llegar a no actuar más.
A través de la no-acción
no hay nada que no se haga.

A través del no-hacer
se gana el universo.
El que quiere hacer
no puede ganar el universo.

XLIX

El santo no tiene espíritu propio.
Hace suyo el espíritu del pueblo.

Ser bueno hacia los buenos
y bueno también hacia los que no lo son
es poseer la bondad misma.

Tener confianza en los hombres de confianza
y también en los que no lo son
es poseer la confianza misma.

La existencia del santo inspira el temor
a todos los hombres del mundo.

El pueblo vuelve sus ojos y abre sus oídos a él
y el santo lo trata como a su propio hijo.

L

Salir es vivir;
entrar es morir.18

Tres hombres de cada diez están en el camino de la vida.19
Tres hombres de cada diez están en el camino de la muerte.20
Tres hombres de cada diez que estaban en el camino de la vida
se encaminan prematuramente hacia la tierra de muerte;
¿por qué?
Porque aman demasiado la vida.21

He oído decir que el que conoce el arte de cuidarse
no encuentra rinocerontes ni tigres
cuando viaja por tierra
y que no lleva coraza ni armas
cuando penetra en el seno del ejército contrario.

El rinoceronte no encuentra sitio donde cornearlo.
EL tigre no encuentra sitio donde agarrarlo.
El arma no encuentra sitio donde traspasarlo.
¿Por qué?
En él, ningún lugar se abre para la muerte.

LI

El Tao produce.
La virtud conserva.
La materia proporciona un cuerpo.
El medio remata.
De esta manera, todos los seres del mundo
reverencian el Tao y honran la virtud.
Esta veneración hacia el Tao y este respeto a la virtud
no están ordenados, sino que son siempre espontáneos.

Porque es el Tao el que los produce
y la virtud los conserva,
los engrandes y los eleva,
los termina y los madura,
los alimenta y los protege.

Producir sin apropiarse,
actuar sin esperar nada,
guiar sin constreñir,
he aquí la virtud suprema.

LII

Todo lo que existe bajo el cielo tiene un origen,
este origen es la madre.

El que comprenda a la madre
conocerá a los hijos.
El que conozca a los hijos
y se adhiera también a la madre
permanecerá intacto toda su vida.

Bloquea todas las aberturas,
cierra todas las puertas
y no te habrás desgastado al término de tu vida.
Abre todas las aberturas,
multiplica tus labores
y no tendrás recursos al término de tu vida.

Percibir lo más pequeño, he aquí la clarividencia.
Guardar la dulzura, he aquí el valor.
Utiliza los rayos de luz,
pero da marcha atrás hacia su fuente.
No atraigas sobre ti las desgracias,
de esta manera observarás lo constante.

LIII

Si yo fuera conocido ventajosamente en el mundo,
andaría por el gran camino,
temiendo sólo desviarme.

El gran camino es llano
pero la masa prefiere los caminos que atajan.

El corral está cuidado,
pero los campos están llenos de cizaña
y los graneros vacíos.

Vestirse con trajes bordados,
ceñirse espadas afiladas,
hartarse de beber y comer,
acumular riquezas,
todo esto se llama robo y mentira
y no es competencia del Tao.

LIV

Lo que está bien plantado no se puede arrancar,
lo que está bien apretado no se puede soltar.
Gracias a la virtud, los hijos y los nietos
celebran sin faltar el culto de los antepasados.

Cultivada en sí misma,
su virtud será auténtica;
cultivada en su familia,
se enriquecerá;
cultivada en el Estado,
será floreciente;
cultivada en el mundo,
llegará a ser universal.

Al prójimo se le observa a través de uno mismo;
a las familias a través de su familia;
las aldeas a través de su aldea;
Los Estados a través de su Estado;
el mundo a través de este mundo.
¿Cómo puedo saber cómo va el mundo?
Aplicando todo lo que se acaba de decir.

LV

El que posee en sí mismo la plenitud de la virtud
es como el niño recién nacido:
los insectos venenosos no lo pican,
los animales salvajes no lo agarran,
las aves rapaces no se lo llevan.

Tiene los huesos endebles y los músculos débiles,
pero su energía es todopoderosa.
Ignora la unión del macho y la hembra,
pero su miembro viril se yergue,
tan extrema es su vitalidad.
Llora todo el día sin ponerse ronco,
tan perfecta es su armonía.

Conocer la armonía es captar lo Constante.
Conocer lo Constante es estar iluminado.
El abuso de la vida es nefasto.
Dominar el soplo vital con el espíritu es ser fuerte.

Los seres que han llegado a ser fuertes envejecen,
esto se opone al Tao.
Todo el que se opone al Tao
muere prematuramente.

LVI

El que sabe no habla,
el que habla no sabe.

Bloquea tu abertura,
cierra tu puerta,
embota tu filo,
desmadeja cualquier ovillo,
fusiona todas las luces,
unifica todos los polvos,
esto es la identidad suprema.

No puedes acercarte al Tao
como no puedes alejarte de él;
beneficiarlo
como perjudicarlo;
conferirle honores
como conferirle deshonras.
Por esto se le estima tanto en el mundo.

LVII

Un Estado se rige por las leyes.
Una guerra se hace a golpe de sorpresas.
Pero sólo a través del no-hacer
se gana el universo.
¿Por qué lo sé?
Por lo que sigue:

Cuantas más prohibiciones hay,
más se empobrece el pueblo;
cuantas más armas de filo se poseen,
más estrago hace el desorden;
cuanto más se desarrolla la inteligencia fabricadora,
más extraños productos se derivan de ella;
cuanto más se multiplican las leyes y las ordenanzas,
más abundan lo ladrones y los bandidos.

Por esto, el santo dice:
Si practico la no-acción,
el pueblo se transforma por sí mismo.
Si amo la quietud,
el pueblo se enmienda por sí mismo.
Si no emprendo ningún negocio,
el pueblo se enriquece por sí mismo.
Si no alimento ningún deseo,
el pueblo vuelve por sí mismo a la sencillez.

LVIII

Cuando el gobernante es indulgente,
el pueblo permanece puro.
Cuando el gobernante es quisquilloso,
el pueblo se vuelve culpable.

La felicidad se basa en la desgracia;
la desgracia está latente bajo la felicidad.
¿Cuál es el término de esto? El mundo no tiene normas,
porque lo normal puede hacerse anormal
y el bien puede transformarse en monstruosidad.

Desde hace mucho tiempo los hombres
se han equivocado en esto.
De esta manera, el santo disciplina sin herir,
purifica sin ofender,
rectifica sin constreñir,
ilumina sin deslumbrar.

LIX

Para gobernar a los hombres y servir al cielo,
nada es mejor que la moderación,
porque sólo el que practique la moderación
conseguirá pronto el Tao.
El que consiga pronto el Tao
adquirirá una doble reserva de virtud;
el que adquiera una doble reserva de virtud
triunfará en todo;
el que triunfe en todo
no conocerá límites en su poder;
el que no conoce estos límites
puede poseer un reino;
el que posee la madre del reino
puede conservarlo mucho tiempo.
He aquí lo que se llama:
«El camino de la raíz profunda, de la base firme,
de la longevidad y de la visión duradera.»

LX

Se rige un gran Estado
como se hace freír un pescadito.22

Si se cuida el mundo con ayuda del Tao,
los manes se quedarán sin poder.
No sólo los manes se quedarán sin poder,
sino que los espíritus no perjudicarán ya a los hombres.
No sólo los espíritus no perjudicarán ya a los hombres,
sino que el soberano no perjudicará a los hombres.
Si el soberano y los hombres no se perjudican,
todos se beneficiarán de ello.

LXI

Un país grande es un país de río abajo,
el punto de encuentro de todas las cosas,
la hembra del universo.

La hembra triunfa sobre el macho gracias a su tranquilidad.
Ser tranquilo es rebajarse.

Un país grande que se rebaja ante uno más pequeño
lo atrae hacia él.
De igual forma, un país pequeño que se inclina ante el grande
obtiene su protección.
Así, el uno acoge al rebajarse,
el otro es acogido al inclinarse.

Un país grande no desea sino reunir
a los hombres y alimentarlos.
Un país pequeño no desea sino aliarse con el grande
y servirlo.
En verdad, los dos obtienen lo que desean,
pero es necesario que el país grande se rebaje.

LXII

El Tao es el fondo secreto y común a todos los seres,
el tesoro de los hombres buenos
y el refugio de los que no lo son.

Con bellas palabras se pueden comprar honores;
con una bella conducta se puede uno elevar por encima de los demás;
pero, ¿por qué rechazar a los hombres que no son capaces de esto?

De esta manera, por ejemplo, se corona un emperador,
se instalan los tres duques,
se les presenta jade y una cuadriga;
todo esto no se puede comparar
con el que, sin moverse, ofrece el Tao.

¿Por qué estimaban tanto el Tao los antiguos?
¿Acaso no es por él por lo que
el que busca encuentra
y por lo que cualquier culpable se redime?
Por esto se le tiene en tan alta estima en el mundo.

LXIII

Practica la no-acción,
ejecuta el no-hacer,
prueba lo sin-sabor,
considera grande a lo pequeño
y mucho a lo poco.
Ataca una dificultad en sus elementos fáciles;
lleva a cabo una obra grande a través de los actos menores.
La cosa más difícil del mundo
se reduce finalmente a elementos fáciles.
La obra más grandiosa se lleva a cabo
necesariamente a través de actos menores.

El santo no emprende nada grande
y así puede rematar su propia magnitud.
El que promete a la ligera rara vez cumple su palabra.
El que encuentra todo fácil experimenta necesariamente muchas dificultades.

El santo considera todo difícil
y no encuentra finalmente ninguna dificultad.

LXIV

Lo que está en reposo es fácil de conservar.
Lo que no ha nacido es fácil de prevenir.
Lo que es frágil es fácil de romper.
Lo que es menudo es fácil de dispersar.

Prevé el mal antes de que exista,
pon orden antes de que estalle el desorden.

Este árbol que llena tus brazos ha nacido de un germen ínfimo.
Esta torre con sus nueve pisos proviene del amontonamiento de las tierras.
Un viaje de mil leguas empieza con un paso.

El que actúa fracasa.
El que retiene pierde.
EL santo no actúa y no fracasa.
No retiene nada y, por lo tanto, nada pierde.

Con frecuencia, un hombre que emprende un negocio
fracasa justo cuando está a punto de tener éxito.
Todo el que permanezca tan prudente al final
como al principio no fracasará en su empeño.
De esta manera, el santo desea lo sin-deseo.
No aprecia los tesoros rebuscados.
Aprende a desaprender.
Huye de los excesos comunes de todos los hombres.
Facilita la evolución natural de todos los seres
sin atreverse a actuar sobre ellos.

LXV

Los antiguos que practicaban el Tao
no buscaban ilustrar al pueblo.
Se empeñaban en dejarle en la ignorancia.
Si el pueblo es difícil de gobernar
esto se debe al exceso de su inteligencia.

El que gobierne un Estado haciendo uso de su inteligencia será su malhechor.
El que gobierne un Estado sin ayuda de su inteligencia será su bienhechor.

Conocer las dos cosas
es conocer el principio de cualquier gobierno.
El que conoce este principio posee la virtud suprema.

La virtud suprema es profunda y vasta;
opera en contra de las costumbres de los seres;
permite alcanzar la armonía universal.

LXVI

Lo que hace que el río y el mar
puedan ser lo reyes de los Cien Valles
es que saben ponerse por debajo de ellos.
He aquí por qué pueden ser los reyes de los Cien Valles.

De igual manera, si el santo desea estar por encima del pueblo,
tiene que rebajarse primero en las palabras;
si desea tomar la jefatura del pueblo;
tiene que ponerse primero en el último puesto.

De esta manera, el santo se sitúa por encima del pueblo
y el pueblo no nota su peso;
dirige al pueblo
y el pueblo no se resiente por ello.
Por esto, todo el mundo lo empuja de buena gana hasta la cabeza
y no se cansa de él.
Puesto que no rivaliza con nadie,
nadie puede rivalizar con él.

LXVII

Todo el mundo dice que mi verdad es grande
y no se parece a ninguna otra.
Porque es grande
no se parece a ninguna otra,
porque si intentara parecerse a alguna otra,
hace tiempo que sería pequeña.

Tengo tres tesoros que ostento y a los que estoy apegado:
el primero es el amor,
el segundo es la economía,
el tercero es la humildad.
Si estoy enamorado, puedo ser valeroso,
si soy ahorrativo, puedo ser generoso;
al no atreverme a ser el primero del mundo,
puedo llegar a ser el jefe del gobierno.

Todo el que es valeroso sin amor,
generoso sin ahorro,
y jefe sin humildad
va hacia la muerte.

El que se bate por amor triunfa;
el que se defiende por amor aguanta con firmeza;
el cielo lo socorre y lo protege con amor.

LXVIII

Un auténtico comandante no es belicoso.
Un guerrero auténtico no es colérico.
Un vencedor auténtico no se involucra en una guerra.
Un auténtico conductor de hombres se pone por debajo de ellos.

En esto se encuentra
la virtud de la no-rivalidad
y la capacidad de conducir a los hombres.
Todo esto se encuentra en perfecta armonía con la ley del Cielo.

LXIX

Un estratega de la Antigüedad dijo:
«No me atrevo a tomar la iniciativa;
prefiero esperar.
No me atrevo a avanzar ni una pulgada;
prefiero retroceder un pie.»

Esto es lo que se llama
progresar sin avanzar,
rechazar sin ayuda de los brazos,
responder sin flechas,
oponerse sin armas.

No hay peligro peor
que el subestimar al enemigo.
Subestimar al enemigo
es casi como perder el tesoro.
Cuando dos ejércitos con igual número de fuerzas se enfrentan,
el que sufre por tener que soportar una guerra saldrá victorioso.

LXX

Mis preceptos son muy fáciles de comprender
y muy fáciles de practicar.
Pero nadie puede comprenderlos
ni practicarlos.

Mis preceptos tienen su principio,
mi acción tiene su dirección.
Pero nadie los comprende
y yo permanezco desconocido en el mundo.

Son pocos los que me conocen,
nobles son los que me siguen.
El santo, bajo sus vestidos rústicos,
guarda en su seno un jade.

LXXI

Conocer es no conocer:
he aquí la excelencia.
No conocer es conocer:
he aquí el error.23

El que toma consciencia de su error
no comete más errores.

El santo no comete ningún error
porque toma consciencia de ellos,
he aquí por qué evita cualquier error.

LXXII

Si el pueblo ya no teme tu poder
es que se aproxima un gran poder.

No encierres al pueblo en moradas estrechas.
No lo presiones para no acabar con sus medios de vida.

Si no presionas al pueblo,
el pueblo no se cansará de ti.

El santo se conoce y no se exhibe.
Se ama y no se pondera.
Por esto, rechaza esto y adopta aquello.

LXXIII

El comandante temerario se deja matar.
El comandante circunspecto queda con vida.
De estas dos formas de actuar,
la segunda beneficia y la primera perjudica.
En cuanto a la aversión del cielo,
¿quién conoce el por qué?

El camino del cielo
sabe vencer sin batallar,
responder sin hablar,
venir sin que se le llame
y formar sus proyectos con serenidad.

A pesar de sus anchas mallas,
la gran red del cielo no deja escapar nada.

LXXIV

Si el pueblo ya no teme la muerte,
¿de qué manera podría asustarle la pena de muerte?

Si se pudiera hacer que el pueblo temiera
constantemente la muerte
y si se pudiera agarrar y condenar a muerte
a todos los que violan gravemente las leyes,
¿quién se atrevería a hacer el mal?

El maestro verdugo está para matar.
Matar en lugar del maestro verdugo
es como tallar en lugar del maestro carpintero.
Es poco corriente que el que talle en lugar
del maestro carpintero no se hiera la mano.

LXXV

El pueblo está hambriento
porque sus dirigentes lo agobian a impuestos.
Esto es lo que lo mata de hambre.

El pueblo es indócil
porque sus dirigentes son demasiado emprendedores.
Esto lo vuelve indócil.

El pueblo desdeña la muerte
porque su vida es demasiado dura.
Lo cual hace que desdeñe la muerte.

Sólo el que no lleva una vida demasiado dura
puede apreciar la vida.

LXXVI

Al nacer, los hombres son tiernos y endebles,
la muerte los vuelve duros y rígidos;
al nacer, las hierbas y los árboles son
tiernos y frágiles,
la muerte los vuelve secos y enflaquecidos.

Lo duro y lo rígido conducen a la muerte;
lo ágil y lo débil conducen a la vida.

Un ejército fuerte no vence;
un árbol grande se dobla.

La dureza y la rigidez son inferiores;
la agilidad y la debilidad son superiores.

LXXVII

¿acaso el camino del cielo no procede
igual que el que tensa un arco?
Rebaja lo que está arriba
y eleve lo que está abajo;
quita lo que sobra
y reemplaza lo que falta.

El camino del Cielo quita el excedente
para compensar lo que falta.
El camino del hombre es muy distinto:
el hombre quita al indigente
para sumárselo al rico.

¿Quién puede dar al mundo lo que tiene de superfluo
sino el que posee el Tao?

El santo actúa sin esperar nada,
lleva a cabo su obra sin encapricharse con ella
y mantiene escondido su mérito.

LXXVIII

Nada es más ágil ni más débil que el agua,
pero para quitar lo duro y lo fuerte nada la sobrepasa
y nada podría reemplazarla.

La debilidad puede más que la fuerza;
la agilidad puede más que la dureza.
Todo el mundo lo sabe
pero nadie puede ponerlo en práctica.

Así, el santo ha dicho:
aceptar todas las inmundicias del reino
es ser el señor del suelo y de los cereales.24
Aceptar los males del reino
es ser monarca del universo.

La palabras de la Verdad parecen paradójicas.

LXXIX

El que consigue apaciguar un gran resentimiento
siempre deja subsistir algún resentimiento.
¿Puede esto considerarse un bien?

Por esto, el santo guarda la mitad izquierda de la talla
pero no reclama nada a los demás.25
El que tiene virtud no tiene interés más que por la talla,
el que no tiene virtud no tiene interés más que por percibir lo que se le debe.

El camino del cielo ignora el favoritismo,
recompensa siempre al hombre de bien.

LXXX

Una nación pequeña y de pocos habitantes
puede poseer cierto material
que no debe emplear.

Es necesario que el pueblo considere temible la muerte
y que no vaya lejos.
Aunque tenga barcos y coches,
que no los utilice.
Aunque tenga armas y corazas,
que no haga alarde de ellos.
Que vuelva a honrar lo cordeles anudados
y que los utilice.26
Que encuentre sabrosa su propia comida,
que encuentre bellos sus vestidos,
que se contente con su morada,
que se alegre de sus costumbres.

Los habitantes de dos países contiguos
se contentan con verse recípocramente
y con oír a sus perros y a sus gallos;
morirán de viejos
sin que haya habido visitas recíprocas.

LXXXI

Las palabras verdaderas no son agradables;
las palabras agradables no son verdaderas.
Un hombre de bien no es un parlanchín;
un parlanchín no es un hombre de bien.
La inteligencia no es la erudición;
la erudición no es la inteligencia.

El santo se guarda de amontonar;
al consagrarse a los demás, se enriquece,
después de haber dado todo, todavía posee más.

El camino del cielo nos trae ventajas sin perjudicar;
la virtud del santo actúa sin reclamar nada.


Notas al pie

...1
Símbolos de la eminencia, del conflicto, de las cualidades y de los defectos.
...2
Veamos un fragmento de Chuang-Tse, capítulo XIV: «...Antes de la ofrenda se ponen los perros de paja en unos cofres o cestas, cubiertos con bordados de colores, mientras que el representante del muerto y el prior se purifican a través de la abstinencia para presentarlos. Después de la ofrenda, los transeúntes les pisan la cabeza y el tronco, los recogedores de hierbas los cogen para encender el fuego y se acabó con ellos...»
...3
La explicación de la primera fase china que da Yen Fu en Chu Kien-Tche (Lao-Tse kiao-che, página 17):«Porque está vacío se le llama ``valle''; porque se adapta a infinidad de casos, se le llama ``espíritu''; porque nunca se agota, se dice de él que ``no muere''. ``Vacuidad'', ``imprevisibilidad'' e ``inmortalidad'', he aquí las tres virtudes del Tao.»
...4
El vientre simboliza las exigencias físicas del hombre. El ojo simboliza los deseos artificiales fabricados por la inteligencia del hombre.
...5
Estas dos últimas frases son susceptibles de tres versiones diferentes.

La versión según Duyvendak:

«Por esto, al que gobierna el imperio como aprecia su propio cuerpo, a él se puede confiar el imperio; y al que gobierna el imperio como ama su propio cuerpo, a él se le puede dar la carga del imperio» (El libro del recto camino y de la virtud, página 31).

La versión según la interpretación de Chu Kien-Tche:

«Por esto, al que ama más su propio cuerpo que al mundo entero, a él se puede confiar el gobierno del mundo; al que ama más su propio cuerpo que al mundo entero, a él se puede confiar el gobierno del mundo» (Lao-Tse kiao-che, páginas 31-32)

Proponemos una versión que creemos cuadra mejor con el contexto del capítulo. Pero dejamos al lector la libertad de reflexionar acerca de las tres versiones, igualmente autorizadas por el texto chino, y de juzgar cuál se acerca más al capítulo en su conjunto y al libro entero.

... reposo6
Se trata de la experiencia regresiva por la cual el santo taoísta sube del mundo empírico, siempre borroso, a la luz ontológica.
... movimiento7
Se trata de la experiencia progresiva por la cual el santo taoísta baja de su quietud ontológica para regenerar el universo empírico
...8
El que dirige al pueblo a través del Tao.
...9
El que lo dirige con bondad y justicia.
...10
El que lo dirige con inteligencia y saber.
...11
El que lo dirige con industria y provecho.
... parientes12
El padre y el hijo, el hermano mayor y el hermano menor, el marido y la mujer.
...13
El hombre de bien significa aquí el santo taoísta que modela las consciencias según el Tao generador; el hombre de no-bien designa aquí no al malvado, sino al pueblo susceptible de salvarse gracias al santo taoísta. Por grande que sea su inteligencia, el que no reverencie y no ame al pueblo no puede salvarse ya gracias al Tao generador.
... espiritual14
La expresión «jarrón espiritual» evoca algo muy frágil, imprevisible y terrible.

La noción de jarrón evoca algo que se puede romper en cualquier momento.

La noción del carácter chen, muy china, indica un movimiento imprevisible. Del mismo modo, chen implica el terror, según el capítulo LX del autor. De esta manera, «espiritual», según el simbolismo chino, evoca algo terrible y absolutamente imprevisible.

... izquierda15
Según la costumbre de la China tradicional, el sitio de honor está a la derecha, pero Lao-Tse, habitante de Chu, no adopta la misma costumbre. Tenemos la prueba en el Tso Chuan, año 8º del príncipe Huan: «Las gentes honran la izquierda» (cf. Chu Kien-Tche: Lao-Tse kiao-che, pag. 80)
... Imagen16
La Gran Imagen indica la intuición fundamental del Tao en el santo taoísta
...17
«El gran cuadrado no tiene ángulos.» Lao-Tse quiere decir que el santo perfecciona a los hombres de tal manera que no puede herir su amor propio. Esta frase es más o menos del mismo orden que la del capítulo XLV: «La rectitud suprema parece sinuosa»
...18
salir del Tao y entrar en el Tao, respectivamente
...19
Los que tienen constitución sólida pueden vivir mucho tiempo.
...20
Los que tienen mala constitución mueren jóvenes.
...21
Los que tienen una constitución sólida mueren jóvenes porque abusan de su salud
...22
De la misma manera que el que sabe freír un pescadito no debe moverlo con frecuencia, el que sabe gobernar su Estado no debe multiplicar las ordenanzas. Porque todo el que mueve la fritura con demasiada frecuencia se arriesga a hacerla migas; todo el que multiplica las leyes del Estado se arriesga a oprimir a su pueblo. Cf. el comentario de Fan Ying-Yuan citado por Chun Kien-Tche: Lao-Tse kiao-che, páginas 156-157.
...23
Para esclarecer el contenido de estas dos frases demasiado breves, resumamos aquí las tres actitudes fundamentales del hombre ante el conocimiento:

El espíritu de la precipitación reina en la mayoría de los hombres; por esto, el conocimiento vulgar se llena de prejuicios humanos y de ilusiones colectivas.

La aportación de Confucio consiste en distinguir entre lo que puede conocer el hombre y lo que no puede conocer:

«El maestro dice: ``Yeu (Tse Lu: discípulo impaciente y símbolo de lo vulgar), ¿quieres que te enseñe el método para conocer? Conocer es conocer; no conocer es no conocer. Tal es el conocimiento''.»

Lao-Tse precogniza una actitud contemplativa: para él, todo conocimiento se hunde siempre en algo que el hombre no puede conocer. Es la intuición ontológica del principio incognoscible lo que debe proporcionar el criterio para el conocimiento humano, más o menos alejada o próxima a la verdad objetiva.

...24
En la Antigüedad el rey estaba obligado a hacer ofrendas al espíritu del suelo y al espíritu de los cereales. Porque el suelo y los cereales hacen vivir al pueblo. El rey, jefe supremo, es el único que tiene el derecho y el deber de ofrecer un sacrificio al espíritu del suelo y al espíritu de los cereales. De esta manera se puede decir que es «el señor del suelo y de los cereales».
...25
«Para concluir una venta se hacían dos tallas idénticas, una de las cuales, la de la izquierda, era guardada por el acreedor. Aunque el que practica la virtud guarda la talla, es decir, la prueba de las obligaciones de la otra parte, no exige por la fuerza que éstas se cumplan» (Duyvendak: El libro del camino y de la virtud, nota al pie, página 179).
...26
La China de la alta antigüedad no conocía la escritura. La gente utilizaba cordeles anudados para señalar los acontecimientos del año. Se hacía un nudo grande o uno pequeño, según fuera o no importante el acontecimiento.


Persona en construcción

Carlos Jiménez Romera
2003-10-05
1