Herman Gorter
La revolución mundial
Índice
I
En la formación de la Internacional Obrera Comunista,
es importante explicar claramente la batalla revolucionaria del proletariado,
que es revelada con una luz completamente nueva por las revoluciones
rusa y alemana.
No podemos hacer esto mejor que mediante la comparación de
la fuerza de los oponentes de las contrarrevoluciones con la fuerza
del proletariado a la luz de las revoluciones rusa y alemana. Tal comparación
demostrará claramente la corrección del programa de la
Internacional Obrera Comunista, y la necesidad de su existencia.
Los auténticos países de la revuelta proletaria son
Inglaterra y Alemania, y partes de los EE.UU.. Estos países son
verdaderamente proletarios, pero la historia, como anteriormente en
la Comuna de París, ha provocado que la revolución estalle
en un país menos preparado económicamente para eso que
aquéllos. Como ocurrió anteriormente en Francia, la revolución
rusa es una demostración de cómo la revolución
no debe hacerse en los países proletarios. Justamente
en unos pocos, pero muy importantes rasgos, la revolución rusa,
como la Comuna de París, puede considerarse como un ejemplo para
la revolución proletaria en Inglaterra, Alemania, los EE.UU.
y otros países.
La revolución rusa fue, en la mayor parte de sus rasgos, una
revolución democrático-burguesa, lo que hoy es sólo
una revolución capitalista. Debido a que fue en parte proletaria,
en parte democrático-capitalista, la revolución rusa posee
un doble carácter, y se ha convertido en una enorme nueva fuente
de luz para el proletariado mundial. En tanto fue una revolución
proletaria, muestra al proletariado el camino a la victoria. En tanto
fue democrático-capitalista, la revolución revela al proletariado
los nuevos y poderosos oponentes, porque una parte muy grande del mundo
está en la situación de Rusia. El inmensa área
que está en esa situación es, de hecho, la parte más
grande del mundo. Incluye casi toda Asia, así como América
del Sur, partes de la América Central y del Norte, y Africa.
En esta área hay un proletariado ascendente entre los campesinos,
y en muchos lugares la revolución está amenazando. Obreros
y campesinos tomarán parte en ella. La revolución rusa,
tanto geográfica como económicamente, está entre
la América oriental y la Europa occidental, por una parte, y
Asia por la otra. Arroja su luz a ambos lados.
Para occidente, muestra al proletariado una parte pequeña pero
importante de lo que debe hacer para realizar la revolución socialista.
Para oriente1, muestra a los pueblos agrarios, que se inclinan hacia
el capitalismo, pero que ascienden para liberarse de las condiciones
feudales, cómo pueden hacer esto con la ayuda del proletariado
y cómo pueden llevar a cabo su revolución burguesa o capitalista-campesina
con la ayuda del proletariado y traicionando al proletariado.
A cuenta de esta doble luz que la revolución rusa arroja sobre
la revolución mundial, debemos tomarla como punto de partida
para la exposición clara de las condiciones de la lucha proletaria
mundial. Cuando más sea gradualmente revelado por la revolución
rusa, mejor entenderemos la tarea que está ante nosotros.
Comenzaremos por una exposición del doble carácter de
la revolución rusa --y a tratarlo ahora en detalle--. Ya nos
hemos referido a él de una manera general. De este modo, deduciremos
la fuerza de nuestros oponentes en Rusia, Asia y otros territorios tales,
con objeto de, más adelante, aclarar la conexión entre
el capitalismo ascendente de Rusia, Asia y así sucesivamente,
con el capitalismo en Europa, que está realizando una lucha desesperada
para escapar a la aniquilación. A partir de esto, nosotros demostraremos
el correcto razonamiento de la Internacional Obrera Comunista.
Un factor fundamental debe ser tenido siempre presente por el obrero
en la ponderación de la Revolución rusa. La población
de Rusia consiste en un 8 por ciento de proletarios y en un 80 por ciento
de campesinos. Los proletarios deseaban el comunismo, los campesinos
querían el reparto de la tierra y la propiedad privada. Como
los campesinos sumaban el 80 por ciento de la población, y los
proletarios sólo el 8 por ciento, la revolución fue predominantemente
burguesa.
Los proletarios eran con mucho la clase más radical y determinada,
y de entre los proletarios los bolcheviques, como la organización
más coherente y resuelta, dirigieron la revolución y la
llevaron a la victoria.
Los campesinos sólo se sometieron al proletariado con la condición
que todos iban a ser hechos propietarios privados, y de que la revolución
debía tener un carácter burgués. El proletariado
no podía rehusar a tales condiciones si querían llevar
a cabo una revolución, pues sin el apoyo de los campesinos no
podrían hacer la revolución en absoluto.
Como la Internacional Obrera Comunista ha estado siempre
en todos los países, somos los oponentes más marcados
de los mencheviques, Kautsky, los Independientes, los pacifistas burgueses,
etc., con su concepción de que la revolución rusa debía
haberse detenido en la revolución burguesa. Esta concepción
no sólo es un sin sentido pusilánime, puesto que habría
significado la victoria de la reacción y el retorno de la monarquía,
sino, por encima de todo, porque cuando un proletariado ve el camino
a la revolución mundial tiene el derecho y el deber de seguir
ese camino. La posibilidad de la revolución alemana y mundial
existía y existe todavía.
El fallo de los bolcheviques no reside en las medidas democráticas
burguesas que estaban y están obligados a tomar. El fallo reside
en el programa y en la acción que los bolcheviques prescriben
al proletariado europeo y americano, con que intentaron bloquear el
camino a la revolución mundial proletaria y hacer posible la
edificación de un capitalismo mundial.
Por medio de eso, los bolcheviques han mostrado y probado que su objetivo
es la edificación de la república democrática rusa,
no el comunismo ruso.
Por medio de eso, han mostrado y probado que están siguiendo
a los campesinos y que han situado la revolución capitalista
campesina por encima de la revolución proletaria.
Por eso han mostrado y probado que han hecho causa con la democracia
capitalista burguesa y no más con el proletariado.
Para que los obreros puedan entender estas verdades que se les mantienen
en secreto, mostraremos detalladamente qué medidas de los bolcheviques
tienen un carácter proletário y cuales un carácter
democrático-burgués.
Es bien conocido que las medidas de los bolcheviques deben dividirse
en dos partes; aquéllas de octubre de 1917 a febrero de 1921
(cuando los acontecimientos de Krondstadt y Petrogrado tuvieron lugar)
y aquéllas de la llamada nueva tendencia que empezó
en febrero de 1921. Veremos que las medidas de ambos periodos tienen,
en gran medida, un carácter burgués.
Primero permítasenos examinar las medidas del primer periodo.
Las características principales de la política económica
eran, en ese tiempo, la nacionalización de la industria, el comercio
y el transporte, el monopolio del Estado de los comestibles y materias
primas más importantes, el trabajo obligatorio, la regulación
por el Estado de los sindicatos industriales, la manutención
gratuita, incluyendo comida, alojamiento, combustible, vestido, etc.
gratuitos para los obreros, funcionarios y ciudadanos en general, y
el principio de proporcionar servicio gratuito al Estado. Todas estas
medidas eran proletarias y comunistas, como lo era el establecimiento
de los soviets obreros.
El establecimiento de los soviets de campesinos, por otro lado, era
una medida capitalista burguesa, pues era cierto que los campesinos
lucharían por la propiedad pirvada y contra el comunismo.
Una revolución proletaria en Alemania e Inglaterra nunca dará
a los campesinos derechos políticos hasta que hayan mostrado
que son realmente comunistas.
La partición de las grandes propiedades, y de la tierra generalmente,
era burguesa, pues esta distribución hizo a los campesinos, que
son casi la población entera de Rusia, enemigos del comunismo.
No sólo los campesinos más ricos y medios fueron de
este modo vueltos antagonistas, sino también los pequeños
campesinos, incluso los más pobres de ellos, y aquellos que estaban
hasta entonces sin tierra.
A través de su apropiación de la tierra, el campesinado,
ahora enormemente inflado en números, se convirtió en
el enemigo de cualquier clase de sociedad agraria socialista. Una revolución
proletaria genuina nunca admitirá la partición de la tierra.
Al contrario, permitirá que todas las grandes propiedades de
terrenos pasen a la gestión comunista.
Los campesinos, tomando posesión de la tierra, abrieron entre
el proletariado industrial urbano y el resto de la población
una hendidura infranqueable. El boicot a las ciudades por los campesinos
y la retención de comida a los proletarios prueba esto. Al principio,
la hendidura podía ser solamente franqueada por medios capitalistas;
es decir, mediante concesiones a los campesinos con inclinación
capitalista. Los bolcheviques estaban, por la distribución del
suelo, condenados desde el principio a aceptar el capitalismo a menos
que la revolución mundial viniera en su ayuda.
El desarrollo después de Krondstadt ha mostrado esto.
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1 Lenín y sus colegas han jugado un papel extraño.
Por un lado, han mostrado al proletariado mundial el camino al comunismo,
por otro han ayudado a establecer el capitalismo mundial en Rusia y
Asia (sin mencionar a los campesinos). Por nuestra parte, siempre consideraremos
más importante el verdadero comunismo hacia el que se están
esforzando los obreros ingleses, alemanes y norteamericanos.
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