DIRECCIÓN GENERAL DE EDUCACIÓN
TECNOLÓGICA AGROPECUARIA

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OBJETIVOS

Objetivo General

FORMAR JOVENES EMPRENDEDORES CAPACES DE PROPONER LOS METODOS NECESARIOS PARA EL DESARROLLO REGIONAL Y NACIONAL DESDE UNA PERSPECTIVA GLOBAL

Objetivos Particulares

  • PROPORCIONAR LOS SERVICIOS DE CALIDAD EDUCATIVA EN ATENCION A LAS NECESIDADES DE DESARROLLO REGIONALES.
  • DESARROLLAR LA CAPACIDAD DE GESTIÓN DOCENTE Y HUMANA.
  • ACTUALIZAR Y REDISEÑAR PERMANENTEMENTE LOS PLANES Y PROGRAMAS INSTITUCIONALES NECESARIOS PARA EL DESARROLLO.
  • MANTENER LOS VÍNCULOS CON LAS ENTIDADES NECESARIAS PARA GENERAR OBJETIVOS DE EXTENSION Y PROMOCION INSTITUCIONAL.
  • IMPULSAR, PROMOVER Y RECREAR LA INVESTIGACION.
  • OPTIMIZACION DIVERGENTE DE LOS RECURSOS.
  • TRANSFORMAR LA ESCUELA DE UNA ORGANIZACIÓN QUE ENSEÑA; POR OTRA, EN APRENDIZAJE PERMANENTE.

¿Cómo lograrlo? (Alfaro G. E., 2001)

Vielle (1981) considera, que la investigación “no es lo suficientemente flexible como para tomar en cuenta toda la gama de las actividades de investigación educativa”, y que algunas veces, “los proyectos investigativos son incapaces (Vielle, 1981) de provocar cambios en el sistema de educación”.

La presente tesis no pretende comprobar lo contrario; formula simplemente una perspectiva diferenciada con la finalidad de proponer acciones investigativas en dos sentidos fundamentales: Uno de ellos surge del proceso de teorización, cuyo propósito es conciliar estrategias y procedimientos de actuación, centradas en la actividad; y en este proceso determinar cómo a partir de la educación - cuyo objetivo es provocar un cambio en la conducta de las personas y en los modelos de pensamiento - se puede establecer un vínculo dinámico entre éstos, la actuación y los recursos disponibles, de una manera integral; el otro, intenta demostrar que el instrumento que posibilita vincular esas relaciones, es la modelación sistémica que implica un método común.

Lo anterior emerge como un principio en coincidencia ante la idea general prevaleciente, que considera la globalización como un reto inevitable y una valiosa oportunidad; si la globalización es reto y oportunidad y en la educación se encuentra el potencial para nuestro desarrollo; nuestro Subsistema de Educación Tecnológica Agropecuaria deberá continuar sus esfuerzos, con un carácter propositivo y actuante en la consolidación de su visión, misión, valores y objetivos que lo caracterizan; lo menos que se puede hacer es asumirlo, en la acción.

Las declaraciones de los Ministros de Educación, en diferentes Cumbres, Congresos y Conferencias; algunos Organismos Internacionales como, la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura (UNESCO) y la Organización de Estados Iberoamericanos (OEI) para la Educación, la Ciencia y la Cultura; además del Gobierno y la Secretaría de Educación (SEP) en nuestro país (México), se han sumado en la búsqueda de alternativas para garantizar con la educación, la inserción con eficacia, eficiencia y calidad ante el fenómeno de la globalización, y al mismo tiempo intentan propiciar el desarrollo social y humano sostenible, en los ámbitos global, internacional, nacional, regional y local.

Los resultados de la Conferencia de Ministros de Bahía (IV Conferencia, Brasil, 1993) expresan que “La educación debe promover el pleno desarrollo de la personalidad humana”; además de, proveer “las herramientas para aprender a aprender y enseñar a resolver”.

Esto plantea una contradicción fundamental: No solamente es necesario el desarrollo integral de la persona; sino también proporcionar los elementos, para que, con su formación, la persona sea capaz de problematizar y resolver.

La Declaración de Buenos Aires (V Conferencia, 1995) expresa, con relación a la formación docente para el conocimiento, que:

Fortalecer la profesión docente es condición fundamental para poder producir las transformaciones que la educación requiere. Es urgente producir cambios en la formación de los docentes, renovando sus planes de estudio. Asegurar su perfeccionamiento y capacitación a través del conocimiento de necesidades, situaciones y problemas que se producen en el establecimiento y en el aula.

La enseñanza-aprendizaje requiere métodos, técnicas e instrumentos para aprender a pensar, para aprender a aprender y hacer. Entre estas herramientas cabe destacar a las nuevas tecnologías de la información, al tiempo que se deben fortalecer los programas educativos a través de los medios de comunicación, ampliando las posibilidades del aula escolar.

Al respecto, no solo se requiere aprender desde el pensamiento y para la actuación; sino también, es necesario conocer la metodología adecuada para el ambiente áulico; formar docentes que conozcan a fondo y apliquen la tecnología de computo a la educación y que cuenten con los instrumentos indispensables y adecuados para la evaluación del proceso.

Por otra parte, en la Declaración de Bariloche (V Cumbre, 1995), se aprecia que: “El conocimiento, en particular el científico-tecnológico, es un capital decisivo para el progreso económico y social de nuestros países”.

Además, la Conferencia sobre “la educación como factor de Desarrollo” (V Conferencia, 1995), utilizado como base para la Declaración de Buenos Aires, determina “a la educación como factor esencial de desarrollo” y “orientado tanto a la satisfacción de las necesidades sociales más apremiantes, como a mejorar la capacidad internacional y regional”.

Por tanto, el conocimiento de la ciencia y la tecnología, no solamente es necesario; sino, indispensable para satisfacer las necesidades sociales “apostando” (V Conferencia, 1995) a la educación, esencia del desarrollo.

Otras conclusiones implican afirmaciones acerca de la ciencia y de las formas de apropiarnos de la misma; ya no se trata de aprender solamente los conocimientos científicos, sino también, de:

Formar básicamente a todas las personas, científicos y no científicos, de modo que la gran mayoría de la población pueda disponer de los conocimientos necesarios para desenvolverse en la vida diaria, ayudar a resolver problemas y necesidades de salud personal y supervivencia global, adoptar actitudes responsables frente al desarrollo y sus consecuencias, así como poder participar activamente en la toma de decisiones (I Congreso Internacional, 1999).

Sin faltar obviamente, aquellos aspectos referidos a la calidad educativa (IX Conferencia, 1999) y la innovación tecnológica (VII Conferencia Científica, 1999); para la “transferencia tecnológica” y el “desarrollo e integración ante el reto de la globalización”

Pero no solo la formación es necesaria; también se requiere de sistemas que permitan desarrollar “actividades científico-tecnológicas dirigidas a resolver los problemas cruciales de la alimentación” y “la conservación del medio ambiente” (VII Conferencia, La Habana, 1999), donde la educación tecnológica en lo general, y la agropecuaria en lo particular, pueden jugar, un papel, extraordinario.

La Declaración de Sintra, Portugal (1998 ); hace patente la idea de que: Es necesario reconocer y afrontar la presencia del fenómeno de la globalización marcada por los valores y acciones solidarias como núcleos éticos esenciales de los procesos de desarrollo e integración del momento histórico que nos ha tocado vivir; requiriéndose que los países iberoamericanos estén en armonía con la necesidad de cambios trascendentes que posibiliten el desarrollo de la calidad, equidad y gestión participativa de la educación; la cual se refrenda en la IX Conferencia Iberoamericana de Educación (La Habana, 1999).

De manera que, la globalización ha generado una lógica de competitividad desbordando el acceso a la información, el conocimiento científico y a las innovaciones tecnológicas; por tanto, la educación, debe cumplir una serie de funciones en los nuevos contextos fuertemente vinculados al desarrollo, que afirme su posición crítica frente a los valores auténticos de su propia cultura e identidad y que permita procesos de apertura, hacia la integración y mundialización inevitables.

Alcanzar las condiciones descritas implica además, que este cambio propiciatorio del desarrollo social y humano “sea concebido como un proceso de cambio sustentado en la educación” en coincidencia con nuestro Plan Nacional de Desarrollo 2001 - 2006 (PND, 2001).

Hoy corresponde a nuestro Subsistema de Educación revalorar la función Educativa en coincidencia con el PND 2001 – 2006; un Plan, es simplemente proyecto o intento; por tanto, podemos proyectar estas acciones como una posibilidad orientadora hacia el conglomerado social de nuestra responsabilidad.

Los docentes como agentes de cambio educativo cuyo ejercicio activo se expresa en la producción del campo Mexicano, ha sido coincidente hasta hoy, con la visión, misión, objetivos y valores originales; sin embargo, la realidad agropecuaria, aún cuando se transforma aceleradamente, es insuficiente ante el crecimiento de la población y la degradación del ambiente; es cada día más difícil, mantener la sustentabilidad.

El tercer eje, capacidad e inciativa, pretende fomentar la actitud emprendedora e independiente de los ciudadanos, dotándolos de una educación de vanguardia y una preparación de avanzada, para lo cual se promoverán y crearán proyectos que mejoren la preparación, escolaridad y los conocimientos de la población, conduzcan al desarrollo de sus habilidades y destrezas, fomenten la innovación y el avance tecnológico, induzcan el interés por la ciencia y apoyen la difusión cultural, aseguren el manejo efectivo de la información y propicien la educación continua, el adiestramiento constante y la actualización permanente (PND, 2001.

De tal manera que la formación de emprendedores es un capítulo necesario en el desempeño docente, con la finalidad de promover en la actividad el desarrollo de las habilidades y destrezas necesarias para el cambio, aunado a propósitos que implican la responsabilidad personal de docentes y discentes en la percepción de sus propios y personales procesos de autosuperación.

Y potenciar la posibilidad de realizar comprometidamente este proyecto.

El propósito central y prioritario del Plan Nacional de Desarrollo es hacer de la educación el gran proyecto nacional (PND, 2001).

No podemos evadir nuestro compromiso; recrear la sustentabilidad social es una necesidad irrenunciable de respeto ante las generaciones futuras; revalorar nuestro ambiente requiere revalorarnos a los actores involucrados en el proceso. El deterioro ambiental es una parte fundamental de nuestra misión, por tanto la visión, valores, objetivos y políticas deberán incidir en la intolerancia de su afectación.

La educación, la capacitación y la cultura ambiental, constituyen una de las principales herramientas en el proceso de protección, conservación y aprovechamiento nacional de los recursos naturales.

El deterioro de los suelos provoca la desertización, fenómeno que se asocia a la disminución de la capacidad productiva, a la pobreza rural y a la pérdida de servicios ambientales.

Por su parte, la deforestación y el cambio de usos del suelo forestal a tierras para pastoreo y otras actividades agropecuarias representa hoy en día una amenaza para la subsistencia de especies endémicas y para la interacción bosque–suelo que permita sobre todo, en los ámbitos periurbanos, la recarga de mantos acuíferos, el mantenimiento de la cubierta vegetal y la captura de carbono (PND, 2001).

La revaloración de la educación, en consecuencia, es función indispensable para su impulso; y la educación agropecuaria es importante para agregar valor a nuestro campo mexicano, para el cual educamos, pero también, del cual dependemos.

Las instituciones educativas deben estar comprometidas con la integración de conocimientos y el desarrollo de una visión holística (Fragoso, 1998) en la recreación colaborativa e integral en el conocimiento (relación ciencia-tecnología), en los valores (una cultura en búsqueda de una ética global), en la actuación (como estrategia hacia la sustentabilidad social); y en un sistema de comunicación basado en el diálogo creativo (creática dialógica) entre las ciencias y las humanidades.

En fin, adoptar una visión holista que requiere percibir nuestro ambiente como un sistema abierto, de múltiples incidencias y efectos variables; es decir, son sistemas complejos; si la educación requiere de aprender a resolver problemas en un ámbito de complejidad, la acción educativa deberá priorizar las investigaciones en este sentido; ya no se requiere simplemente investigar en la dureza de las ciencias, sino también, que el producto investigativo se refleje positivamente, en la fragilidad social.

La ciencia y la tecnología se han convertido extraordinariamente en momentos de enseñanza y limitadamente en productos de actuación; esta perspectiva deberá modificarse e integrar en función de la enseñanza de las ciencias, la aplicabilidad - en todo momento - como actividad que transforma por el conocimiento; la actividad es la acción del hombre que transforma el mundo; el aprendizaje de las ciencias en consecuencia, deberá permear desde sus objetos particulares de estudio, la actividad humana; y esta actividad humana debe expresarse en la concresión objetivada como naturaleza social, del hombre.

Nos hemos desconectado de la importancia del hecho social presente en la indagación y la investigación; en la actualidad se omite que la naturaleza cambia naturalmente, el hombre en función de la ciencia transforma deliberadamente. Así como la sociedad inicia y produce la ciencia, la ciencia debe en amplio sentido determinar los componentes en la formación auténtica de la sociedad, una sociedad que al transformar deliberadamente este conciente de su naturaleza humana (Excerpta, 1996).

Percibiendo la necesidad de la recreación de la ciencia, para su propio desarrollo; un desarrollo transdisciplinario, cuya potencial virtud deberá estar dinamizada por la conexión entre la reflexión teórica y la práctica educativa desde una perspectiva social y global; ya no se trata solamente de investigar las variedades, híbridos, transgénicos y aflatoxinas, etc. del maíz; sino, saber, a cuanta gente ha disminuido su hambre y en que medida a mejorado su calidad de vida.

La escuela como organización - como colectivo - que enseña a aprender-haciendo, y a enseñar-produciendo; el investigador como poseedor de conocimiento diferenciado; el docente como agente de cambio, que no solamente educa, sino que, también aprende; y la calidad del alumno como proceso y producto de la educación; requieren modificar en la acción las formas de enseñanza y aprendizaje.

Buscar el equilibrio, en función de sus saberes y haceres necesarios para alcanzar un fin social trascendente; ya no se trata solamente de enseñar a comprender el mundo, sino de propiciar la modificación de la personalidad, la sustentabilidad social y el pleno desarrollo de su sistema de pensamiento y actuación.

Por tanto, la escuela como organización inteligente (Senge, 1998), deberá reevaluar su modelo unidimensional y ser capaz de aprender a partir de la revolución del pensamiento de sus unidades de actuación (los docentes); pues ellos son algunos de los elementos que posibilitarán el cambio conceptual y perceptivo de nuestra realidad y pueden cambiarla, objetivando en la acción educativa, la actividad y la comunicación, que son esenciales.

Pero será intrascendente el cambio, si no vinculamos estrechamente la necesaria transformación del “pensamiento sistémico” (Senge, 1998), como marco conceptual que aporta un cuerpo de conocimientos que permiten clarificar los patrones de comportamiento, y en consecuencia, pueden modificarlos; además de, la transformación de los “modelos mentales” (Senge, 1998) y sus efectos sobre nuestra conducta, necesarios en el aprendizaje institucional, con un diferenciado pensamiento sistémico; si la realidad es compleja, la educación debe enseñar a aprender a pensar, complejamente.

Lo anterior necesariamente requiere concebir al maestro no solo como planificador y facilitador del aprendizaje, sino también como diseñador; lo que “implica un planteamiento radical de los procesos de enseñanza aprendizaje y un análisis general de las variables implicadas” (Espíndola, 1998); la escuela como organización inteligente deberá transformarse de una institución que enseña, a ser una institución que aprende, a partir de momentos de reingeniería.

El desarrollo científico y tecnológico ha contribuido, y contribuye de manera importante al mejoramiento cultural y material de la sociedad, al aportar elementos para alcanzar y sostener niveles de vida aceptables y perspectivas de superación; el maestro, como protagonista en el quehacer educativo, requiere del establecimiento de un sistema de actualización, y superación profesional, que asegure las condiciones para garantizar su calidad profesional en el contexto de la globalización, que adquiera una mayor capacidad para participar en el avance científico mundial y que transforme sus conocimientos en aplicaciones útiles, con capacidad de adaptar, innovar y difundir los avances tecnológicos, con el fin de aumentar su competitividad; además de fomentar en el medio académico y de investigación una cultura informática.

Estos fueron algunos de los propósitos fundamentales del sistema educativo del país (México) contenidos en su Plan Nacional de Desarrollo para el período 1995 - 2000, en que sociedad y gobierno intentan asumir la responsabilidad histórica de cimentar las bases educativas para el Siglo XXI.

Sin embargo, el tiempo planeado ha concluido. De lo anterior surgen algunas interrogantes fundamentales: ¿Ha contribuido el desarrollo científico y tecnológico al mejoramiento material de la sociedad?. ¿Se ha mejorado el nivel de vida?. ¿El maestro se ha actualizado y superado profesionalmente para un contexto global?. ¿Los conocimientos que imparte son aplicables y competitivos?. ¿Cuáles son los cambios necesarios para arribar a una cultura informática congruente con las necesidades educativas de nuestro país?. ¿Y qué aspectos de la evolución tecnológica deberán tomarse en cuenta para lograrlo en función de la búsqueda de aplicaciones útiles que permitan innovar, adaptar y difundir los avances tecnológicos, y que a su vez permita reflejar en el proceso docente los logros más trascendentales condicionados al uso de la informática a partir de su enfoque pedagógico con base en el campo de la didáctica?. ¿Se han logrado todos estos propósitos?.

Intentar valorarlos sería una presunción innecesaria; pero sí puede dárseles continuidad apreciando la dinámica de lo propuesto, con los correspondientes al presente Siglo.

  • La educación es un valor necesario para el desarrollo humano.
  • El centro de la educación sigue siendo la personalidad.
  • La ciencia y la tecnología deben expresarse como un permanente cambio.
  • Comprender las ciencias de la educación y el desarrollo humano requiere, de un cambio en el modelo de pensamiento.
  • Todo modelo de pensamiento se expresa en el sistema de actuación.
  • Aprender a pensar se convierte en la esencia de la educación.
  • La enseñanza no es ajena a la necesidad del método.
  • Y el método puede encontrar un soporte inmejorable en la tecnología informática.

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