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FRANCISCO ÁLVAREZ HIDALGO
SU OBRA 2
.Breverías.
En esta página encontrarás
las siguientes poesías:
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560 Vuelvo los ojos al ayer dormido, ...
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572 Cuanto unidos un día
construimos, ...
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578 Desde tu adiós se me durmió el sentido, ...
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590 ¿Dónde duerme la sombra del olmo junto al río? ...
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591
Debo arrojar mis labios, que no pueden besarte, ...
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594
Soy uno de esos hombres abiertos, sin fronteras, ...
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598 Bajo mi piel una pantera en celo ...
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608
A buril y martillo en el granito ...
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611 Me dio su cuerpo, no su corazón; ...
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625 Cuántas ciudades, mares y paisajes ...
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637 Te miraré en silencio, que el
lenguaje ...
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641 Llegan en la primavera ...
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560
Vuelvo los ojos al ayer dormido,
en sueños de nostalgias añorado;
escudriño el futuro, suspendido
en jirones de niebla, anticipado;
miro en torno de mí, tal vez perdido
entre lo que ya fue, y lo no llegado.
¿Qué importa dónde estuve, a dónde voy?
El mejor día de la vida es hoy.
572
Cuanto unidos un día construimos,
torres, caminos, rápidos veleros,
una mañana turbia descubrimos
que sólo fueron sueños pasajeros;
nada nos queda ya de lo que fuimos,
amantes de sí propios extranjeros,
refugio en ruinas, senda destruida,
y la galera del amor hundida.
578
Desde tu adiós se me durmió el sentido,
y permanece en guardia el sentimiento;
sueña mi piel con tu placer prohibido,
bajo aparente calma. Qué alarido
a tu vuelta hallarás.., qué
atrevimiento!
590
¿Dónde duerme la sombra del olmo junto
al río?
¿En el fondo arenoso? ¿Sobre el agua
rizada?
¿Y dónde aquel recuerdo que pobló tu
vacío?
¿Lo llevó la corriente del tiempo hacia
la nada,
o adquiere nueva vida con cada
escalofrío
cada vez que me piensas reclinado en tu
almohada?
591
Debo arrojar mis labios, que no pueden
besarte,
y estos ojos tan ciegos de no poder ya
verte;
debo arrojar mis manos, que no logran
tocarte;
debo arrancarme el sexo para que no
despierte,
porque si despertara sin conseguir
hallarte
volvería a dormirse en el sueño de la
muerte.
He de arrojar el alma a los lobos del
olvido,
que no piense que existes, ni sepa que
te has ido.
594
Soy uno de esos hombres abiertos, sin
fronteras,
sin abruptas montañas obstruyendo el
paisaje,
hombre de la llanura, por cuyas
carreteras
ni hay urgencia en la marcha, ni se
exige peaje;
soy del desierto, oasis con sombra de
palmeras,
donde no es la llegada objetivo del
viaje.
Estoy siempre de paso, sin intención,
sin prisas,
que en la ruta florecen las mejores
sonrisas.
598
Bajo mi piel una pantera en celo
de callado rugido está encerrada...
Una invasión de bárbaros anhelo
invadiendo mi tierra inexplorada;
en asalto frontal, espalda al suelo,
mi calidad de virgen profanada;
¿quién vendrá a la conquista y al
saqueo?
que no sé amordazar este deseo.
608
A buril y martillo en el granito
el nombre de quien me ama dejo escrito;
y el de aquel que me insulta o me condena,
lo escribirán mis dedos en la
arena.
611
Me dio su cuerpo, no su corazón;
la pregunté por qué; fue
su respuesta:
"No hay espinas en rosas de pasión,
y rosa viva de pasión es ésta."
625
Cuántas ciudades, mares y paisajes
nos convocan con voces silenciosas
a sus luces, mareas y ramajes,
a su bullicio, su fragor, sus rosas.
Quién tuviera una vida de viajes,
tejida de aventuras prodigiosas....
y otra vida después, de ritmo
manso,
para la remembranza y el descanso.
637
Te miraré en silencio, que el
lenguaje
adultera la idea y el afecto;
no hay término apropiado, ni perfecto,
que imprima exactitud a mi mensaje,
por eso mi alma te hablará en
directo.
641
Llegan en la primavera
nuevas aves, nuevas flores;
llega arropado en sudores
el trigo a la sementera;
a través de la vidriera
llega el sol hasta el altar;
llegan las olas del mar
hiriendo el acantilado;
llega el viento al arbolado.
Y tú, ¿cuándo has
de llegar?
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AUTÉNTICA POESÍA - Herrera/Muñoz - 2001
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