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P�rtico de la Gloria; Catedral de Santiago de Compostela

Lo religioso domina la vida cotidiana y la cultura medieval. El arte deja de existir como algo bello en s� mismo, su finalidad es evocar el poder de Dios y comunicar el mensaje b�blico. Pr�cticamente hasta el siglo XII, toda la producci�n cultural, cient�fica y art�stica sale de los monasterios y est� destinada a afirmar la supremac�a de la fe sobre la ciencia y sobre toda b�squeda intelectual; bajo este concepto, se detiene la investigaci�n racional (cient�fica) de la naturaleza porque "todo est� explicado en la Biblia"; por otra parte, es gracias a la paciente labor de copia de la producci�n literaria, cient�fica y filos�fica de la antig�edad greco-romana realizada en los monasterios, y su distribuci�n por las bibliotecas monacales de toda Europa, que ese tesoro intelectual de la humanidad sobrevivi�.

Alta Edad Media: predomina un pensamiento m�stico, para el que todo lo relativo a la vida terrenal est� relacionado con la fe y las verdades eternas; la vida intelectual, la ciencia y el arte dependen de la autoridad de la Iglesia; as� todo lo humano esta referido a lo divino y en cada cosa se ve la expresi�n de un sentido y una intenci�n divina. A expresar ese sentido se subordina el arte renunciando a toda intenci�n naturalista en la representaci�n.

Profetas; P�rtico de la Gloria

Baja Edad Media:

Per�odo Rom�nico: a partir de los siglos IX y X la Iglesia promueve la decoraci�n de los templos con im�genes que representen escenas b�blicas y de la vida de los Santos como medio de hacer llegar la doctrina cat�lica al pueblo iletrado; el arte ser� la "Biblia de los pobres". En arquitectura, la catedral representa el orden divino en el mundo; su forma y dise�o est�n en funci�n de los significados simb�licos cristianos que debe representar. El Rom�nico es la culminaci�n en el arte, de todo el sistema pol�tico, social y cultural del feudalismo medieval. Hacia el final del per�odo comienzan a aparecer los signos de un cambio cultural que se reflejar� en las formas art�sticas.

P�rtico norte de la catedral de Chartres (detalle)

Per�odo G�tico: el resurgimiento del comercio y de las ciudades; la formaci�n de una burgues�a urbana y la paulatina transformaci�n de la estructura pol�tica feudal en favor de un poder centralizado que dar� origen a los futuros estados nacionales, genera inevitablemente cambios en el modo de pensar y ver la vida; poco a poco el misticismo va cediendo paso a un renovado inter�s por el mundo que rodea al hombre.

Catedral de Reims

Tanto la b�squeda tecnol�gica que culmina en el sistema constructivo g�tico, como el mayor naturalismo en las formas de representaci�n en la pintura y escultura, ponen de manifiesto este renovado inter�s hacia la naturaleza, y la recuperaci�n de la raz�n como medio de conocerla, sin que eso signifique negar la fe sino, por el contrario, un modo diferente de acercarse a Dios.

El hermano Rufillus trazando la letra R

Contin�a siendo considerado como un artesano, un trabajador manual de poco prestigio. Hasta el per�odo Rom�nico la mayor parte de la producci�n art�stica sale de los talleres monacales donde trabajaban cl�rigos y laicos. A fines de la Edad Media se organiza el trabajo agrupandose los oficios por gremios, fuera ya de la estructura eclesi�stica; dentro de estos gremios se daba el aprendizaje del oficio en los talleres de cada �maestro�, quien era el que recib�a los encargos. El gremio proteg�a a sus miembros haciendo muy dificil el trabajo fuera de esta organizaci�n.

El rey Offa y su arquitecto visitando la construcci�n de una catedral

Trabaja por encargo, siendo el cliente quien elige el motivo, sus caracter�sticas generales y hasta la calidad de los materiales a utilizar. Desde la Alta Edad Media hasta comienzos del G�tico, la Iglesia es, practicamente, el �nico cliente de obras de arte. Pero durante el s.XIV la burgues�a se convierte en el principal cliente de los "maestros", establecidos con sus talleres en las principales ciudades. Estos talleres, —donde cada obra es hecha, en realidad, por muchas manos; adem�s de las del maestro, las de disc�pulos, ayudantes y aprendices trabajando sobre los bocetos y bajo la direcci�n del due�o del taller—, son caracter�sticos del trabajo artesanal y de una producci�n organizada con criterio industrial.

En la construcci�n de iglesias y catedrales no existe aun la figura del arquitecto como responsable del dise�o total; cada gremio ten�a cierta libertad dentro del plan general fijado por el comit� catedralicio y dirigido por un �maestro de obra�, generalmente un cl�rigo (cuyos nombres han quedado registrados en los archivos de la iglesia, raz�n por la que se han llegado a conocer, no as� los de los artistas que realizaron las esculturas y ornamentos); dentro de ese plan director, cada artesano sab�a qu� hacer y c�mo hacerlo.

D�ptico de Wilton

Busto de Marie de France

Santa Sof�a

Figuras en un jard�n de rosas