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EL LENGUAJE DE LAS FLORES Y  EL DE LAS FRUTAS. Florencio Jazmín

 

Introducción.

 

A respirar el aire embalsamado
Antes que nazca el alba pura, ven,
El beso de las flores ha cambiado
Nuestras auras en auras del Edén
.  Lamartine.

     Si las flores tienen un lenguaje elocuente que revela la creación, eleva el alma y está al alcance de todo el mundo, ellas tienen también otro lenguaje más misterioso y que no es comprendido sino por los iniciados. Los primeros hombres conocieron que la palabra no era siempre un medio de comunicarse; buscaron el modo de pintar a la vista de sus pensamientos e inventaron jeroglíficos, imágenes de plantas, de animales, etc. Con una espiga de trigo significaban la cosecha, y por consiguiente la riqueza, la abundancia.
     La cizaña, planta que sofoca las mieses, simbolizaba el vicio; la más bella de las flores hasta entonces conocida , significaba belleza; la Escritura Santa está llena de estas alegorías. La civilización, perfeccionándose, creó nuevas necesidades: fue necesario desde entonces aumentar el vocabulario escrito, hacerlo más claro, más preciso: se inventaron los tipos. Los progresos de la civilización produjeron algunos vicios: el hombre abusó de sus fuerzas y sometió a su dominio los seres más débiles; las mujeres del Oriente fueron encerradas en serrallos, y para comunicar sus pensamientos sin que sus carceleros lo supiesen, imaginaron el lenguaje de las flores. Así un lirio blanco significaba ¡no me olvides! Una margarita sencilla expresaba lo pensaré; una corona de rosas, recompensa a la virtud; una rosa marchita era un emblema de la desgracia. También los paladines y las damas de la edad media adoptaron este idioma.
     Si la naturaleza creó las flores, así como las mujeres, para brillar en este mundo, para encantar nuestra vista con su hermosura, nuestros sentidos con su perfume; si a la vista de una flor, como al solo aspecto de una mujer, nuestros ojos se animan, nuestro corazón palpita, y nos parece tomar un nuevo ser; si hay en las palabras mujeres y flores un no sé qué delicado, tierno, armonioso, que halaga y seduce nuestros oídos... ¿por qué extrañar entonces las frecuentes comparaciones que los poetas y los amantes han hecho entre estas dos privilegiadas maravillas?
     La brillantez, la suavidad, el colorido, las sensaciones, los amores de las flores han servido de emblema a la hermosura, a la gracia, al contento, a la virtud y a las pasiones de las mujeres. Las unas han llegado a ser el espejo fiel de las otras.
     Leemos en el seno de las flores todos los misterios que oculta el corazón de las mujeres. Las flores tienen su alfabeto, su lenguaje, su elocuencia, su moral y su filosofía; dulce, filosofía amable, atractiva como la de las mujeres.
     Hay dos maneras de emplear el lenguaje de las flores: se pueden formar ramilletes, ya dibujados o ya de flores naturales; pero en este caso el sentido es algunas veces difícil de comprender, y con mucha frecuencia se comenten equivocaciones leyendo una flor antes que otra cuya lectura debió preceder. Cuando se quiere dibujar un ramillete, es mejor colocar las flores separadamente o seguidas unas de otras, como en el ejemplo siguiente:

Clavel rosado.          Jazmín.               Rosa.          Hiedra.        Mirto.
PREFERENCIA.   AMABILIDAD.      BELLEZA.    AMISTAD.    AMOR.

Preferid la amabilidad a la belleza, la amistad al amor.

     La política se ha servido muchas veces de este lenguaje misterioso: se usaron el cardón en Escocia, la rosa encarnada y la rosa blanca en Inglaterra, en Francia la azucena y después la violeta para designar diversos partidos y principios. El autor del poema de "Los meses", el desgraciado Foucher, encarcelado en tiempo del terrorismo, mitigaba con las flores los fastidios de su prisión. Antes de subir al cadalso, envió a su hija dos azucenas disecadas, emblemas de la inocencia de su alma y de la triste suerte que le esperaba.
     Una flor tomada en su posición natural conserva su significación propia; invertida tiene un sentido contrario. El heliotropo, por ejemplo, quiere decir yo os amo; si se voltea hacia abajo, dirá: yo os odio; una rama de alfalfa significa vida, invertida significará muerte; un botón de rosa encarnada con sus espinas y sus hojas, dice temo, pero espero, vuelto dirá no hay que esperar ni que temer; si le despojamos de sus espinas significará es muy de esperarse, si de sus hojas es muy de temer. Se puede cambiar el significado de casi todas las flores variando su posición. La caléndula, por ejemplo, colocada en la cabeza, indica melancolía; en el corazón, celos; en el seno, fastidio. En fin, el pronombre yo, se expresa tomando la flor con la mano derecha; y el pronombre tú, con la izquierda. Lo que es difícil de retener en la memoria es el sentido simbólico apropiado a cada flor. Se podría componer un diccionario muy extenso, pero no daremos aquí sino una lista de aquellas que son ya conocidas en el país, y cuyo uso es más frecuente entre nuestras amables lectoras.

Es un vergel en cuyo seno crecen
El mirto, el pensamiento y el olivo;
Donde su cáliz oloroso mecen
También la rosa, el iris y el laurel.
Cada flor en sus pétalos oculta
Imágenes que guarda la memoria:
El mirto es el amor... quizá una historia
Nos representa en sus pimpollos él.
Un recuerdo nos muestra el pensamiento;
El olivo la paz que envidia el alma;
La rosa la mujer... La dulce calma
Una tal vez del pecho nos robó.
El iris entreabierto es la esperanza,
Y en el laurel se mece la victoria,
La esperanza nos da sueños de gloria;
Realiza la victoria la ilusión
. Dupaty.

Las mujeres y las flores          Diccionario del lenguaje de las flores, con el origen de sus significados

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