DE
NUEVO EN ARANJUEZ:
EN MEMORIA DEL MAESTRO RODRIGO.
Hoy te escuché de nuevo, y lloré envuelta en una
lágrima, mientras resonaba en mi cuerpo ese fondo de la
guitarra, que es como un latido de vida, como un suspiro
contenido en el pecho, que aprisiona... para liberarse
luego, poner alas a la mente y volver a esos jardines
llenos de belleza y vivencias del ayer. En mi recuerdo
acudes bello lugar, como una paloma que se posa en mi
hombro para acariciar mi mejilla y recordarme aquel día
que tuve el privilegio de respirar tus aromas y sentir
ese halo que te envuelve como un manto transparente
donde las ánimas danzan con esa bella melodía, que un
hombre no pudo retener en su pecho y hoy mima nuestras
almas y embriaga nuestros cuerpos; cadencias que son las
cuerdas de los sentimientos que cual retoño lleno de
emociones y vivencias... en un estallido de vida, legó
al mundo como una joya con alma, llena de ternura y
pasión... como la novia eterna que vivirá por siempre en
esas notas que salieron de su corazón y hoy acarician el
espacio y miman nuestro oídos, besando nuestros
corazones.
Nostalgias del ayer, llenas estáis de misterio,
envueltas en la belleza de las flores, del agua que mana
como la sangre que nutre y alimenta, que en su murmullo
sosegado calma al sol y seduce a la luna en sus noches
de hechizo, para arrullarla entre luces y sombras y
escuchar su llanto.
Maestro Rodrigo que viniste al mundo en la cuna de la
música, para orgullo de España y admiración del mundo.
Tu, capaz de sentir y soñar, de trasmitir sensaciones
infinitas como el mago de los sueños o el viento de los
ecos.
No necesitabas ver, porque tu eras la luz, el latido de
un pueblo que te vio nacer como fulgor en las sombras.
Llegas a lo recóndito de nuestro ser y nos haces,
llorar, reír, suspirar, una y otra vez, como un rosario
interminable de sentimientos que nos envuelve en el
resplandor de lo imposible, en la belleza de lo eterno,
en la hermosura de lo invisible.
Maestro de luces y sonidos que rompes los silencios de
la noche, faro del mar de los sentimientos, que amaneces
cada día con la luz de la esperanza en los latidos de tu
sentir.
GRACIAS POR EXISTIR MAESTRO
Celia García García ©
26 de enero de
2004
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