ALMA
DE LA CALLE
Siempre te miré
con afecto y cariño
hombre desconocido,
de barba negra y ojos
pardos,
de mirada perdida,
voz ronca y sonrisa
tímida.
Hace tiempo que no
estabas,
pero apenas te eché de
menos.
Siempre deprisa,
corriendo.
Tan solo pides unas
monedas
para tu sustento y siempre
en tu sonrisa el
agradecimiento.
Hombre gris, anónimo,
¡alma de la calle!
Hoy nos encontramos
en la plaza de siempre,
una mirada, una sonrisa.
tú te acercas
y tocas mi hombro,
apenas puedes andar,
tus ojos vidriosos,
tu rostro macilento,
y tu aliento turbio.
Pero vi tu sonrisa triste
y en tus ojos...
¿qué vi en tus ojos?
Una mirada de amigo,
una sonrisa del alma
que huérfana llora
en tu cuerpo lacerado,
y en tu cara, la pena.
Me cuentas de tu ausencia
la cicatriz me enseñas,
mientras me miras...
pero ¿estas bien?
Si, voy tirando.
Sentí dolor en mi corazón
y lloré por dentro,
para que no lo notaras...
Mas tarde te acercaste,
y de nuevo viniste a mí
para hablarme,
de nuevo rozaste mi hombro
y quise abrazarte,
no se porque no lo hice.
Mañana te buscare
en la puerta del Templo,
porque quiero estar
contigo
aunque sean breves
momentos
porque te quiero amigo
Hoy has roto un velo
y ahora lloro...
no es solo piedad
es, amor y afecto
Gracias a ti amigo mío...
porque hoy me sentí
tu amiga y eso
me llegó al alma.
GRACIAS
Celia García García ©
30 de abril de 2004
|