Era temprano, habíamos llegado a nuestra residencia veraniega, una humilde casita en la cima de la montaña, yo la denomino la casita del amor, en su puerta forrada de zinc, iniciales con clavos impresas VGL y CGA... Vicente García
López...y Celia García Albuixech. Un día fue el nido de un gran amor que duró mas allá de la muerte.
Llegamos cansados, salimos al amanecer, las caballerías estaban agotadas y las jaulas de las gallinas alborotadas, el aspecto de la casita era deplorable pero en poco tiempo todo cobraría vida y donaire. !Qué belleza hay en lo modesto!, el beber agua del aljibe era un placer que se reflejaba en
nuestros rostros, era "agua sagrada en la montaña". Delante del porche dos nogales, a la izquierda seis higueras,
algún que otro manzano y el corral del ganado, a la derecha la cuadra y adosado un horno
moruno, un poco más allá un olivo, "mi preferido", parecía nacido de una piedra gris alargada que nos servía de asiento. Pronto cerca de los nogales aparecerían lirios y azucenas, allí en aquella tierra seca y pedregosa. Pero es que en aquel lugar había un Hada
"SOFÍA", ella era el alma del lugar, era una poeta, todo en ella era poesía, sabiduría y bondad. Sabed que hablaba a las plantas y las flores y ellas respondían con mil colores llenos de vida.
Mis lirios crecían bellos y esbeltos mirando al sol y la luna vestida de oro y plata depositaba sobre ellos "El ósculo de la noche", los luceros los iluminaban, entonces parecían seres con vida misteriosos y hechizantes, mientras las azucenas inclinadas nos regalaban su
fragancia... !Qué momentos!... Sentada al borde del porche sintiendo mil y una sensaciones, mientras mi mente soñaba y ascendía hasta el lugar de las estrellas, a veces estaba sola como en los
amaneceres. Los lirios al llegar el día adquirían nueva vida y el viento les susurraba quedamente mientras mecía sus tallos
que en un baile maravilloso con las azucenas daban un espectáculo verdaderamente hermoso, y mis dedos temerosos acariciaban sus pétalos de azul y seda mientras aspiraba el perfume de las azucenas, a veces las mariposas se posaban suavemente sobre sus pétalos y los rozaban con mimo y ternura, !qué espectáculo tan bello!.
Hoy guardo en mi memoria aquellas imágenes maravillosas y para mí los lirios y las azucenas son mas que una flor, son
símbolo de vida y amor, son el reflejo de un alma que las amaba intensamente: "LA POETA DE LAS PLANTAS Y LAS FLORES".
Yo conozco un Lirio muy bello que una madrugada surgió de la penumbra en el silencio de la oscuridad, "como todo lo noble desconoce su valor", pero la luna vestida de lujo se asoma a su balcón de estrellas para contemplarlo, mientras los luceros lo bañan dándole reflejos de luz y al salir la Aurora lágrimas cristalinas lo acarician,
es el Rocío del amanecer.
!HOY SOLO PRETENDO DAR UN HOMENAJE A LOS LIRIOS Y LAS AZUCENAS!
Celia García García ©
23 de enero de 2003