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8° Encuentro Interparroquial de Cultura Amaguaña 2000

Ecuador,América del Sur.

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Antecedentes de la Parroquia de Amaguaña

 

La historia de Amaguaña es riquísima. Revela un pueblo en la busca de su destino. No se descarta, en el caso de los antiguos habitantes de Amaguaña, la posibilidad de que fuesen trasladados, algunos de los grupos más levantados y rebeldes, a lejanas tierras del Tahuantinsuyo. Así lo presume el eminente etno-historiador Costales (1960:389). Y Segundo Moreno nos dice en el Tomo N° 2 de la Nueva Historia del Ecuador:

"Los seis cacicazgos ubicados en los valles de Chillo y Tumbaco y que corresponden a los pueblos de Uyumbicho, Anan Chillo (Amaguaña), Urin Chillo (Sangolquí), El Inga, Pingolquí y Puembo, aunque variables en el tamaño, muestran estructuras sociales uniformes. En el interior de cada uno es el cacique un nexo económico centralizador, cuyos ingresos se derivan del trabajo de los "yana", de la labor de las mujeres adscritas al hogar cacical, de las familias indígenas de servicio y del "tributo" de los súbditos. Este último consistía en la entrega de la fuerza laboral con el fin de cultivar los campos de maíz adscritos a los caciques, ayudarles a la construcción y reparación de sus casas, traer leña y otras actividades. Entre los especialistas, los comerciantes (mindalaes) y cazadores ofrecían a los caciques productos acordes con su profesión. Podría afirmarse, por lo tanto, que los curacas recibían de sus súbditos el trabajo necesario para el mantenimiento del centro cacical, los productos naturales no modificados por el trabajo humano y las primicias del maíz, considerado como el producto más importante. Cada uno de los principales enajenaba, además, ciertas familias para el servicio de la casa del régulo, costumbre que correspondería a los turnos de trabajo conocidos en el Incario como "mita". La fuerza laboral permanente al servicio directo de los caciques estaba constituida por la mujeres y por los yanas. Al parecer, los señores eran poliginios y disponían de la energía laboral de varias mujeres, las que llevaban a cabo las labores domésticas, incluido el importante trabajo de hilar y tejer. La clase social más baja estaba formada por individuos cuya libertad personal estaba restringida, los "yanas", cuya posición social podría compararse a la de los siervos europeos, aunque se ignoran los datos de su procedencia y acerca de las posibles causas originarias de este status (Salomon 1980:139-190). Documentos como la "Visita" [Moreno se refiere a este documento: Visita y numeración de los pueblos del valle de los Chillos, 1551-1559 Landázuri N. Cristóbal, compilador. Quito, Ecuador : MARKA : Abya-Yala 300 313 p. ; 24 cm. 440 1480 ; 1 650 INDIOS DEL ECUADOR] aquí mencionada, permiten reconstruir, en gran parte, la ideología del cacicazgo. Además de la idealización del señor como áspero y vehemente, y en épocas preincaicas, aún con jurisdicción sobre la pena capital, aparece la asociación entre los mandatarios étnicos y la abundancia de medios de subsistencia expresada en términos de una generosidad institucionalizada. Según el arquetipo ideal, la casa del gobernante étnico era un centro simbólico, no sólo de actividad política, sino también de un orden cósmico, por lo que la residencia cacical era diseñada, construida y reparada según cánones ceremoniales. Aun en las viviendas humildes era evidente la expresión de una armonía sagrada, pues sus puertas se abrían frecuentemente hacia el oriente para facilitar el ritual solar matutino, expresión que en las residencias de los nobles era más elaborada. Además de los objetos o sitios sagrados (las "huacas"), la propia vivienda cacical parece haber sido generalmente el lugar principal de la actividad ceremonial. La familia cacical fue invariablemente la más grande de la comunidad. Todavía en 1559, la familia de Don Amador Amaguaña, cacique de Anan Chillo, congregaba un total de 42 personas, todas aparentemente parientes suyos, proporción que puede aplicarse a los otros casos. Parecía que en el pensamiento aborigen, la posibilidad de agrupar una gran parentela fuera símbolo de alto prestigio, diametralmente opuesto a la existencia del individuo más o menos desconectado y solo, considerado como "huajcha", es decir como huérfano y pobre (Salomon 1980: 196 y ss.)."

 

El mencionado Don Amador Amaguaña en efecto vivió pues de él sabemos de testimonios en documentos de la época. Concretamente aparece en la Visita y numeración de los pueblos del valle de los Chillos, 1551-1559 (Compilador: Landázuri N. Cristóbal, Abya-Yala, Quito, Ecuador, 1990)

También pudo haber sido traído un grupo de mitimaes de origen Aymara (pues el nombre Amaguaña proviene del idioma Aymara que significa amor. Así nos lo certifica el famoso Diccionario del siglo XVI Vocabulario de la lengua aymara de Ludovico Bertonio (Cochabamba, Bolivia: Ediciones CERES):

 

Palabra definida

Definición

página

PARTE del Vocabulario

Amor

Amahuaña, amahuaui. Huaylluna huaylluni. Tomando los infinitiuos o participios.

46

PRIMERA

Amahuaña

Amor, Voluntad.

15

SEGVNDA

Amahuaña

Amable.

15

SEGVNDA

Amahuañakhtara

Amabilissimo, dignissimo de amor.

15

SEGVNDA

Amahuañana amahuañapa

Amabilissimo

15

SEGVNDA

Un 10 por ciento de topónimos y otro 12 por ciento de antropónimos de la parroquia provienen de esta lengua.

Posiblemente lleva el nombre del cacique Amador Amaguaña, mandatario (¿Mandatario? ¿Señor étnico? Principal? Cacique?) de Anan Chillo.

El maíz es el cultivo más importante, hay pues bases suficientes para reafirmar lo conocido por todos: el Valle de los Chillos ha sido la tierra del maíz desde la época de los aborígenes pre-incásicos. El maíz de Chillo, fue siempre famoso. Y a propósito de este VIII Encuentro Cultural el Dr. Enrique Moreta ha escrito el texto "El maíz: planta sagrada, ayer, hoy y siempre" que lo puedes adquirir aquí.

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