Señor,
déme un cuarto de hora
del tiempo que le sobra;
usted parece tener tanto
y yo ¡tengo tan poco!
¿No le importa?
Aún con cinco minutos
me conformo.
A usted no le sirven de mucho,
entonces
¿Qué más le da
que yo lo aproveche
para recuperar lo que perdí?
Lo que daría yo ahora
por tener el tiempo justo
para vivirlo intensa,
apasionadamente,
como no lo hice antes;
pero entonces era joven
y no sabía...
¡y necesito tanto una noche
para contemplar las estrellas!
Un día, un cuarto de hora
sólo pido
¿tanto es?
Señor, déme su cuarto de hora:
con unos cuantos más
lograré juntar un día;
un día entero para soñar,
para apurarlo hasta el fin,
como usted apura su cigarrillo;
para reunir las experiencias
que no tuve,
para encontrar un amigo,
oler una flor
o ver volar una mariposa
¡son tantas cosas!
¿Cómo explicárselo?
Démelo, señor,
usted tiene mucho
le queda aún toda una vida
en cambio a mí
¿qué me queda?
Almabania