Aunque no está resuelto el problema de la relación evolutiva entre las
distintas especies de homínidos primitivos, e incluso puede
complicarse más el panorama con el descubrimiento de nuevos fósiles,
parece que hay tres ideas básicas que se aceptan ampliamente.
 Primero, parece claro actualmente que la evolución de los homínidos
no ha sido una cadena ascendente sino más bien un arbusto con muchas
ramificaciones, la mayoría de las cuales se extinguieron. Los fósiles
que se han encontrado hasta la fecha desautorizan la idea de que en
cada momento sólo existía una especie de homínido y de que se produjo
una progresión lineal desde el primer simio de marcha erguida a la
especie humana actual.
 Segundo, fue el bipedismo, la capacidad de caminar con los dos pies,
el rasgo más importante que nos condujo en la senda de la humanidad,
y no nuestra capacidad intelectual.
 Tercero, las presiones selectivas hacia el bipedismo no implicaban
"la liberación de las manos" para utilizar herramientas. El bipedismo
y la escisión del grupo en los hominoideos se produjo un millón de
años antes de la aparición de las primeras herramientas de piedra
junto a los restos fósiles.
(Fuente: Invitación a la Biología. Curtis-Barnes.)
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