Todos necesitamos un cumplido y una palmada en la espalda que nos ayuden a progresar. La mayoría
de las personas que han conseguido una vida exitosa provienen de familias que les dieron
confianza y escatimaron repetirles, incluso cuando eran adultos, lo estupendos que eran. Si a
los que nos rodean les hacemos un cumplido honesto y sincero, tendrán más simpatía por nosotros
y querrán seguir a nuestro lado.
�
Cuando somos niños, el elogio de nuestros padres nutre nuestra autoestima, pero por algún motivo
dejamos de recibirlo cuando crecemos, generalmente en la preadolescencia.
¿Cómo es que ya no somos tan hermosos e inteligentes? Lo que resultaba tan
simpático a los cinco o seis años, se ignora a los diez u once. ¿Por qu� los cumplidos se acaban
tan repentinamente? ¿Por qu� ya no nos dicen lo guapos/as o lo artistas que somos, igual que
cuando éramos pequeños? Ahora oímos "No te lo creas demasiado" cuando decimos "¿A que estoy
guapo/a?" o "¿No es hermoso este cuadro que acabo de pintar?".
�
Quiz� no sabemos aceptar un cumplido porque estamos programados para no envanecernos de nosotros
mismos, de modo que cuando alguien intenta destacar nuestras virtudes, no podemos permitirlo.
Algunas personas reaccionan ignorando el elogio, como si no les hubieran dicho nada; otras los
minimizan, otras se lo toman en broma y otras se ruborizan, avergonzadas. Todas estas respuestas
muestran que un cumplido produce incomodidad; nuestro modo de recibirlo dice mucho acerca de
nuestra autoestima y de cómo nos sentimos con nosotros mismos.
Cómo decir un cumplido
�
Si alguien no puede o no quiere aceptar un cumplido, debemos insistir en que somos
sinceros. Para que se tome en serio nuestro elogio, a veces basta con expresarlo con emoción y sinceridad;
muchas personas lo dicen de un modo tan insípido y carente de entusiasmo que hacen poner en duda
su franqueza. Debemos poner vida en la expresión del elogio. Si alguien nos conmueve al
pronunciar un discurso, devolvámosle esa emoción diciéndole que su discurso nos hizo llorar, por
ejemplo.
El mejor regalo que podemos hacer es un cumplido honesto y sincero, y es un regalo que debemos
hacer con libertad.
Aitana López
|