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La Familia, Formadora de Personas


Mi amiga se quedó sin trabajadora doméstica.

Me platicó por qué:

Un día le dijo la chica

- ¿ Verdad señora, que el señor no tiene derecho a decirme burra?

- No, Ramona - le contestó 'mi amiga- no debe decirte así ¿por qué te lo dijo?

- Porque no hice bien lo que él me mandó. Me dijo tonta y en eso pues sí, soy tonta, pero no soy animal, soy una persona.

Mi amiga le prometió que hablaría con su esposo. A los pocos días le dijo la chica:

- Señora, me voy de su casa.

- ¿ Por qué, Ramona?

- Porque el señor me volvió a decir burra y otras cosas; que me diga lo que hago mal, pero no con malas palabras. Aunque somos humildes y pobres, pero somos hijos de Dios, no animales.

- Tienes razón, Ramona, siento mucho que te vayas. Y al platicármelo, añadió mi amiga: creeme que de verdad lo sentí.

Su relato merecía un comentario.

Ramona le había dicho dos cosas:

lo.- Soy una persona.

2o.- Somos hijos de Dios.

Tenía pues, la conciencia exacta de lo que era, de su valor como persona, de su dignidad por su relación con el Creador. ¿Intuición? ¿ Lo había escuchado y lo aplicaba? Lo cierto es que no admite ser tratada o siquiera ser nombrada como un animal; ella sabe que es persona. Vale la pena reflexionar sobre el caso.

Y este incidente puede ser parte de nuestra serie: "En defensa de la familia mexicana". ¿ No forman parte de nuestras familias aquellas personas que conviven con nosotros la vida diaria en el hogar? Y la iglesia señala a la familia como una de sus funciones ser "formadora de personas"

Pero, ¿ qué es una persona?

La luz sobre el tema la vamos a tomar de Su Santidad Juan Pablo II y de nuestros Pastores.

El hombre es "alguien" y en esto se distingue de los otros seres del mundo, los cuales no son nunca nada más que "algo". Esta distinción simple, elemental, separa a las personas de las cosas. El mundo en que vivimos está compuesto de personas y de cosas.

Tal vez no llamamos "cosa" a un animal o a una planta, pero tampoco les llamamos "persona".

En el hombre hay algo más, una plenitud y una perfección de ser, particulares.

El hombre está dotado de la razón, que no se puede encontrar en ningún otro ser visible. La razón forma parte de la naturaleza del hombre.

La persona se distingue de los animales, aún de los más perfectos, por su vida interior.

Los animales tienen una vida superior a la de las plantas porque pueden sentir; pueden conocer y pueden desear, es decir tienen tendencia.

En el hombre, el conocimiento y el deseo tienen un carácter espiritual, que contribuye a la formación de una verdadera vida interior, que no tienen los animales.

La vida interior es la vida espiritual, que se concentra alrededor de lo verdadero y de lo bueno. Gracias a su vida interior y a su vida espiritual, el hombre no sólo constituye una persona, sino que forma parte del mundo de una manera que le es propia.

Así se comunica no sólo con el mundo visible, sino también con el invisible y sobre todo con Dios.

El hombre puede pensar y tiene libertad para tomar determinaciones por sí mismo, puede elegir lo que quiere hacer. - Esta facultad que le es propia se llama libre albedrío. De este hecho se sigue que es también dueño de sí mismo y no puede pasar a otro el dominio de sí mismo; por eso se dice que es inalienable.

No hay nadie que pueda querer por otro, ni reemplazar el acto voluntario de otro.

Si alguno desea que otro desee lo que é quiere, aparece la frontera, determinada por el libre albedrío.

Cada uno es independiente en sus actos respecto a otro. Sobre este principio descansa toda la coexistencia humana, la educación y la cultura.

El hombre, cuando trata de conseguir un fin se sirve de medios y la misma expresión de servirse de estos medios, indica que la relación con el medio es de subordinación, casi de servidumbre. Así, el hombre se sirve del mundo creado como medio para llegar a fines que él se propone; sólo se le exige que no destruya ni despilfarre las riquezas naturales, sino que use la coexistencia justa y pacífica.

Pero en las relaciones humanas ¿tenemos derecho a tratar a las personas como medio para lograr un fin?

Tal es el problema que se encuentra en muchos terrenos de la vida y de las relaciones humanas, por tanto, también se presenta en la familia, así en la actitud de los padres con respecto a sus hijos, como también con quienes trabajan en y para el hogar.

En el hogar se busca un bien común: el bienestar de la familia y a él deben contribuir todos sus miembros, cada uno en la tarea que le corresponde para lograr ese fin, pero nadie podrá ser considerado como simple medio para lograrlo. Este es el sentido de la educación: buscar fines verdaderos y encontrar e indicar los caminos que conducen a ellos. En la familia es necesario que todos sus miembros reconozcan que se busca un bien; entonces entre esas personas se crea un vinculo que las une; así se constituye el núcleo de todo amor.

La elección de ese bien común, coloca a las personas en igualdad; ninguna sometida a la otra y teniendo consideración con los demás. En el caso de que tratamos en este artículo, si el jefe de la familia y la trabajadora doméstica establecen sus relaciones de modo que sea bien claro el bien común de la familia al que ambos sirven, el peligro de tratar a la persona de una manera incompatible con su naturaleza disminuirá y tenderá a desaparecer. Porque el amor eliminará poco a poco la actitud nada más de "utilizar a la persona".

Para terminar, he aquí lo que nuestros Pastores nos dicen en el Documento de Puebla 79 (317):

"Profesamos pues, que todo hombre y toda mujer por más insignificantes que parezcan, tienen en sí una nobleza inviolable que ellos mismos y los demás debe respetar y hacer respetar sin condiciones; que toda vida humana merece, por sí misma, en cualquier circunstancia, su dignificación; que toda convivencia humana tiene que fundarse en el bien común, consistente en la realización cada vez más fraterna de la común dignidad, lo cual exige no instrumentalizar a unos e favor de otros y estar dispuestos a sacrificar aún bienes particulares".

Puntos de reflexión:

¿ Cuál es nuestra actitud para con quienes trabajan en y para nuestro hogar?

¿ Respetamos en ellos la libertad de los hijos de Dios?

¿ Contribuimos a su promoción integral como personas?

¿ Consideramos a nuestra familia "formadora de personas"?

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