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La Familia, Centro de Comunión y Participación



¿Qué es "persona"?

  • La respuesta la empezamos a plantear en el artículo anterior. Ahora siguiendo el tema, volvemos a insistir:

  • De todos los seres del mundo en que vivirnos, sólo el hombre "es persona".

    Sí, nosotros somos personas. Tenemos mucho en común, unos con otros que nos hace ser parte de la entera familia humana y muchas cosas son particulares de cada uno.

    Todos:

    Hemos sido creados por Dios, a Imagen y Semejanza Suya, lo que da origen a nuestra dignidad.

    Hemos sido dotados de razón, que nos da una vida interior propia, nos da conocimiento y nos relaciona.

    Estamos dotados también de libertad, libertad respetada por el mismo Dios: "Dios no salva al hombre sin su libre participación". Se nos da la facultad maravillosa de poder amar.

    Se nos da a conocer el fin sobrenatural para el que somos creados.

    Mucho tenemos en común; mucho también que es propio de cada persona, y que la hace única, individual irrepetible: la fisonomía, el sexo, la figura, el tem3ramento, el nombre, las circunstancias y las posibilidades; no 'hay dos personas iguales.

    Pero todos los hombres tenemos una tarea común:

    Realizarnos en plenitud según el plan de Dios.

    ¿ Cómo podrá la familia ayudar en esta realización?

    Es ésta precisamente su tarea educadora; que la hace ser formadora de personas.

    No hay recetas hechas; cada miembro de la familia es artífice de su propia formación pero nos podemos ayudar mutuamente para lograrla.

    ¿Cómo?

    Aprendiendo a realizarnos en plenitud: a desarrollar todas las potencialidades recibidas; a relacionarnos adecuadamente; a ser felices.

    Para ello, se necesita una educación integral que responda a las necesidades de cada uno y de todos los miembros de la familia. No sólo de padres a hijos; también los hijos pueden ayudar en la educación de sus padres; los esposos entre sí, con los servidores domésticos y cuantos participen de la vida familiar, teniendo en cuenta que la educación es un proceso nunca terminado, que es permanente y abarca todas las circunstancias de la vida y la persona.

    Lo esencial es encontrar el camino para que cada persona se sienta responsable y promotora de su propio desarrollo y contribuya al de los demás.

    El hombre es un ser que se relaciona: es ésta una de sus características. Por eso su educación o formación tiene que basarse en los diversos aspectos de la relación humana:

      1. Relación con su yo interior.
      2. Con el Cosmos.
      3. Con las personas.
      4. Con Dios.
  • La relación del hombre consigo mismo es la base. Es el famoso "conócete a ti mismo" que resume la posibilidad que la razón nos ofrece de descubrirnos a nosotros mismos.

  • El conocerse a sí mismo es difícil; muchas cosas nos lo impiden: el orgullo, el temor, la falta de sinceridad, que no siempre nos dejan ver lo que en realidad somos.

    Pero en este diálogo podemos encontrar: en primer lugar, el sentido de la vida conciencia de que existimos, de nuestros valores, de nuestras posibilidades; también de nuestras carencias y limitaciones. Podemos comprender en qué consiste la felicidad y cómo alcanzarla.

    Podemos tomar conciencia de nuestros anhelos de verdad, amor, libertad, Belleza, bien, creatividad. Así, nos descubrimos poseedores de la tierra, por voluntad del creador; seres sociables, en relación con los demás hombres y seres relativos, porque nuestra existencia supone la existencia de Dios.

    Descubriéndonos a nosotros mismos podemos planear nuestra realización integral y encontrar lo medios para alcanzarla.

    Nuestra relación con el universo nos hace poseedores de la tierra; descubrimos la mística del trabajo creador y de servicio a los demás; el valor del tiempo; el buen uso del dinero y de los bienes materiales; nos enseña a descubrir y ejercitar el dominio sobre la materia, cumpliendo el precepto del Señor: "someted la tierra

    Relación con las personas.
  • La persona se realiza como tal a través de su relación con los otros. Esta relación es perfecta cuando el yo y el tú forman un nosotros. Nosotros, comunidad, sociedad, humanidad.

  • En la familia, célula base de la sociedad, es en don- de esta unidad entre las personas ha de realizarse sin que cada uno deje de ser lo que es.

    El amor es esencial en la realización de la persona. Como formadora de personas, la familia debe, en primer término, promover la educación de la afectividad

    Amarse es respetarse, aceptarse, complementarse, ayudarse; es saber compartir; es un encontrarse y dialogar en la mutua comprensión.

    Dios es amor y en la familia, amor es buscarle juntos para la comunión (común- unión) con El.

    El amor es apertura, es relación, es comunicación, es participación, es ensanchar la convivencia familiar hacia la búsqueda del bien común, interesándose por los grandes problemas sociales.

    Formación de la persona; en la afectividad vivida y orientada; formar su corazón, para que sea capaz de valorar el verdadero amor: es cumplir el "ama a tu prójimo como a ti mismo".

    Relación con Dios
  • ¿Cómo realizarnos según el plan de Dios sin esta relación? Nuestro Creador y Padre nos comunica su plan de salvación; Por Cristo, en el Espíritu Santo, el hombre llega al Padre y participa de la naturaleza divina.

  • Dios, que es amor, se revela al hombre en Jesucristo, Dios y Hombre vivo y verdadero, Hijo de Dios e Hijo de María, el Señor, el Mediador, el Salvador.

    Dios nos llama a una vida en Cristo. En El se realiza la relación con Dios en plenitud: comunión con la Trinidad y comunión con los hermanos.

    Urge anunciar esta vida a todos los hombres; la Iglesia evangelizadora tiene esta misión.

    Y es aquí donde la iglesia realiza una triple función: promotora de la persona, es a la vez Iglesia doméstica y educadora en la fe. La familia, sujeto y objeto de evangelización se convierte según la esperanza de la Iglesia en CENTRO EVANGRELIZARO DE COMUNION Y PARTICIPACION.

    Puntos de reflexión:
  • En nuestra familia, ¿ Cómo impulsar nuestra realización como personas?

  • ¿ Nos ayudamos a compartir el esfuerzo de realización mutua?

    ¿ Hemos comprendido el compromiso de la fe: la aceptación del mensaje de salvación, haciéndolo vida personal?

    ¿ Vida comunitaria?

     
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