Coherencia I

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Coherencia I

Tercera dimensión: coherencia entre la vida y la fe. Y en esto sí que encontramos dificultad y tropiezo si nos analizamos a nosotros mismos y un poco a nuestra realidad nacional.

No podemos afirmar categóricamente que no existe la coherencia, tenemos ejemplos claros de personas que dan testimonio viviente de su fe, pero somos muchos los que fallamos.

Comentando este punto en el círculo de estudio del Comité, se dieron las siguientes opiniones:

Hay fe, pero también mucha ignorancia respecto a esa fe que decimos profesar. Aprendemos superficialmente las principales verdades de nuestra religión que nos enseña la iglesia, pero sólo en la preparación a la Primera Comunión y hay muchos católicos que ni eso. Llegados a la mayoría de edad, en la adultez de nuestra vida no nos interesa conocer a fondo la doctrina que profesamos, por eso estamos tan expuestos a los errores e ideologías extrañas.
En efecto, no podemos hablar de coherencia entre el plan divino de salvación y nuestra vida conforme a ese plan, si desconocemos el mensaje divino, la palabra de Dios, que nos oriente.
Los que en la Misa los domingos recitamos el credo, ¡ qué poco nos adentramos en las verdades y misterios que encierra!
Y no sólo en cuanto al dogma. ¿ Y nuestras costumbres? En México la coherencia terminó. Todos nos decimos católicos, pero más valía que no lo dijéramos. Por ejemplo, nuestras familias están desbocadas con tanto divorcio.
Ciertamente hay actitudes contrarias: la desintegración familiar y la práctica del aborto contra toda moral.
En este sentido la gente sencilla lo hace por ignorancia, pues desconocen que Dios crea el alma de cada hombre desde el momento de su concepción, por lo tanto el abortar no se les hace un crimen.
¿ Y la disolución de costumbres? la falta de dignidad de la mujer. ¿ Por qué tenemos tan alto porcentaje de madres solteras? ¿ Tantas uniones libres?
Hay razón en todo ello. Pero tenemos que convenir en que como piadosos silo somos. ¿ No es cierto?
Pero ¿ hay relación por ejemplo, entre los que asisten a Misa y los que comulgan? ¿ no es esto una incongruencia? ¿o los que llegan a cualquier hora a ella?
Otro aspecto: ¿ No es cierto que también entre los católicos se realizan los negocios ilícitos con la mayor tranquilidad?, los fraudes, los intereses elevados, los engaños en el comercio, etc.
También fallamos en otros muchos aspectos de nuestras relaciones humanas: pleitos, disgustos, discordias, críticas destructivas, rencores.
A nosotros, adultos, la juventud nos achaca precisamente que no tenemos coherencia entre lo que decimos y lo que hacemos.
Y nosotras UFCM (nosotros laicos), cuántas desfallecemos ante el esfuerzo y si permanecimos fieles cuando el apostolado se hacía fácil, cuando los problemas nos lo hacen difícil, ¿ no nos dan deseos de olvidar nuestro compromiso?
Sí, para nosotras, miembros de un Comité, la fidelidad es un compromiso de coherencia mayor. Somos responsables de nuestros actos, y muchas veces nuestras actitudes hacen daño si no van de acuerdo con el ejemplo que se espera debemos dar.
Podríamos seguir comentando tantos y tantos otros aspectos en que efectivamente no hay coherencia entre los actos y actitudes de la vida con lo que creemos.

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