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¿Cuál es Nuestra Justicia?


- Márgara, he oído que tú puedes conseguir el libro para las personas que no saben leer.

- Sí, Elenita, ¿ sabe usted de alguna?

- Figúrate que mi viejita cocinera no sabe y me gustaría enseñarle, pero tendría que ser en una forma sencilla.

- Ahora es muy fácil, Elenita, tanto aprender como enseñar.

- Pero imagínate que ella tiene como 80 años.

- Los años no importan, lo que cuenta es el interés del que quiere aprender y el de quien quiere enseñar; con todo gusto le traeré los libros? ahora hay la gran ventaja de la enseñanza abierta, la podemos inscribir.

Le di los libros y al poco tiempo me dio la noticia de que su alumna ya podía leer algo, no sólo en su libro sino incluso algunos anuncios que veía y nombres de cosas en el supermercado. Qué ejemplo admirable. La alumna de 80 años, la maestra de 90. Por supuesto que sí, que se trata de nuestra Elenita Núñez de Escoto.

El otro día me tocó presenciar la Primera Comunión de un numeroso grupo de niños y niñas: entre los cuales había también varias jovencitas trabajadoras domésticas llevando sus trajes blancos con encantadora sencillez; sus madrinas junto a ellas eran las amas de casa en cuyo hogar trabajaban, las acompañaban con cariño y satisfacción.

En varios de nuestros grupos parroquiales de UFCM, hay centros para atención de las muchachas del servicio doméstico, en donde se les brinda atención en varios aspectos, contribuyendo a su formación religiosa, moral y cultural. Les amas de casa del rumbo no sólo permiten a las muchachas que asistan a dichos centros, sino que las animan.

Tres hechos reales, vividos.. . Pero. .. ¿ es esta la actitud general o común en la relación ama de casa trabajadora doméstica? Nos consta que no. Hay casos en que se cometen verdaderas injusticias, por jornadas de trabajo excesivas, por falta de cumplimiento en el pago puntual del salario, por trato discriminatorio, por falta de interés por la persona humana que vive en nuestra compañía.

Vamos a detenernos en el caso general, pago de sueldo. ¿ No es esto lo justo? Sí, sí lo es. Es el cumplimiento de un contrato: ellas nos ayudan o nos reemplazan en el desempeño de las tareas del hogar', nosotras les pagamos el sueldo ofrecido.

Esto es lo que generalmente entendemos por justicia: yo le pago lo que yo le debo, porque esta persona hizo aquello a lo que se comprometió: guisar, lavar', barrer, y nos quedamos tranquilas porque hacemos lo que es justo, según nosotras que así lo determinamos v cuando hacemos algo más, como darles una pequeña gratificación en alguna ocasión, o regalarles alguna prenda de ropa, tal vez ya usada por nosotras, sentimos haber rebasado lo que estamos obligadas a hacer. Qué buenas somos, nos pasamos.

Actualmente nos parecen sus sueldos excesivos y al pagarlos creemos estar dando mucho más de lo que recibimos por su parte en el trabajo.

Esta es la manera como generalmente concebimos la justicia, sólo en un orden económico. ¿ Y no lo es? Sí, es la justicia conmutativa; tú me das, yo te doy; tú me das un trabajo justo, yo te doy un salario justo. Pero para el cristiano la justicia no puede reducirse a lo económico. Dios espera más, mucho más de nosotras.

En los hechos al principio citados, encontramos que las personas han actuado movidas por su fe, y esa fe las ha llevado a obrar por amor. Han rebasado el límite de lo puramente económico y han dado algo más, han contribuido a la promoción humana de quienes trabajan a su lado, interesándose por su educación religiosa, moral y cultural.

Ellas han encontrado el gran secreto enseñado. Por Jesucristo con su ejemplo, el secreto no sólo de dar sino de darse. A nosotras, mujeres adultas, la mayoría amas de casa, que recibimos en nuestro hogar a quienes necesitamos para que nos ayuden o nos suplan en las tareas necesarias en el mismo. ¿ No nos convendría preguntarnos cuál es nuestra justicia?

¿ Nos limitamos a la observación de lo que por ley nos obliga, esto es, al cumplimiento de un contrato, si no escrito, sí formulado de palabra?

Pero nos dice Jesús en S. Mateo, Cap. IV: "Si vuestra justicia no es mayor que la de los escribas y fariseos, no entraréis en el reino de los cielos". Y los fariseos cumplían la ley al pie de la letra.

Entonces, ¿ cuál es la justicia según el Señor'?

¿ Cómo militantes?

¿ Cómo grupos?

¿ Tú, no quieres reflexionar?

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