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Hambre

En el breve espacio de tiempo que transcurre entre un cambio de luces de semáforo.

Era de noche, había llovido fuerte y aún quedaba un chipi chipi que mojaba, hacía frío; Una pequeña criatura de escasos dos años vacilaba resbalando entre el fango que había ocasionado la lluvia; su llanto me hizo volver la vista hacia ella: se dirigía a la banca que había en medio del camellón, ahí se encontraba una sucia mamila semivacía que trataba de alcanzar, resbalaba, estaba mojada, sola...

Pero no, no estaba sola, de pronto, como una tromba cayó sobre ella una retahila de insultos, injurias y palabras que por respeto no se pueden publicar y entre las que se entretejía este mensaje: ¿ qué quieres?, deja dé llorar, deja trabajar a tu madre, cállate de una vez... seguían los insultos... el semáforo cambió de luz.

¿ Por qué? ¿ Cómo es posible?

¿ Qué deformación ocasiona ese trato a ese pequeño ser que empieza a formarse? Que odio para un lucero, para un pequeño capullo de vida?

Es hambre: la madre tiene que trabajar y no logra vender los chicles, o el periódico, o las cajas de Kleenex; es la lucha por conseguir algo de dinero que no va a alcanzar para matar el hambre del día, es angustia por sobrevivir. Es también hambre de conocimientos, no saben todo el daño que están causando; es hambre de amor, no conocen lo que es.

El Departamento del Distrito Federal rescata a los niños sin hogar, a los niños de la calle, a los hijos de nadie y forma los albergues, y en ellos también hay frialdad, odio, mugre, miseria, abandono.

Cuando salen del albergue, muchos roban para poder vivir y Previsión Social los envía a los Tribunales de Menores, "Casa Hogar".

Realidad: miseria, golpes, abandono, soledad, crueldad que se va refinando, perfeccionando el camino del desastre de la escuela del delito, aumentando el odio a todo y a todos, mientras se llega a la cárcel, a la "grande", a la Penitenciaría.

Esto es realidad, no es una batalla sacada de una imaginación negativa.

¿ No se puede hacer algo? ¿ No tiene remedio? ¿ Es demasiado complejo el problema?

Efectivamente, es muy complejo y son muchísimas las causas que lo originan o que influyen en él, y dan ganas de pensar que no se puede hacer nada, como no sea sentirse derrotado antes de emprender la batalla y tratar de hacer algo.

Duele que sean los niños, esos seres que empiezan a vivir, los que tengan que sufrir y quizás para toda la vida la mayor de las pobrezas: la de aquél que ignora el valor de la vida, pues nadie le habla de esa riqueza que posee.

La pobreza no es solamente carecer de dinero, es ignorar la propia dignidad y por tanto no respetarla en los demás, es no saber que el Creador nos ha hecho a Su Imagen y Semejanza, dotándonos de una inteligencia que debemos cultivar y de un corazón que está hecho para amarlo a EL y amarnos los unos a los otros.

Si el niño está acostumbrado al golpe, a la injuria y al maltrato desde que nace, es natural que responda también con violencia y con odio, cerrando el círculo de que hablamos.

¿ Qué no se puede hacer nada? Hay quienes no piensan así y hacen mucho. Quizá su labor no sea reconocida, pase inadvertida, tal vez se pierda ante la magnitud del problema, pero son granos de arena que aporta quien no se pone a medir o a contar qué tan grande es su aportación, simplemente da su corazón, su tiempo, su vida, su fe, en beneficio de esa niñez desvalida.

Es la religiosa que en la casa de cuna se afana por reemplazar a la madre voluntariamente ausente.

Es la que, en una institución para el niño paralítico abandonado, es su otro yo, porque él no puede valerse por sí mismo.

Es la voluntaria que en la "Casa Hogar" lleva al niño detenido, el rayo luminoso de la fe.

Es el maestro o maestra que a impulso de su vocación convive con los niños pequeños infractores impartiéndoles la más valiosa de las enseñanzas: la de darse, la de entregarse, la lección suprema del amor.

Es la catequista que sale a la barriada propiciando el encuentro de los niños con Jesús.

Es el laico que con constancia visita al prisionero.

Es. . . tantos ejemplos más.

¿ Que son gotas de agua perdidas en el mar de la realidad?, tal vez, pero son testimonios de lo que se puede hacer.

¿ Y nosotras? ¿ podemos hacer algo? Sí, podemos y debemos.

Nuestra tarea es la promoción de la mujer'. ¿ Y qué mejor promoción que hacerla comprender que debe respetar y amar a esas criaturas que están en sus manos para ayudarlas en sus primeros pasos en la vida?, pero no a golpes, no con injurias, sino con amor, con ternura, con heroísmo si son difíciles las circunstancias por las que tienen que pasar para proporcionarles el pan, pero no un pan amargo dado con mano cruel.

No perdamos la ocasión de reflexionar sobre este problema social: hablemos de él en la catequesis para adultos, en la evangelización familiar, en nuestros centros de promoción, en toda ocasión que se nos presente.

En medio de todo ese círculo que hemos trazado al principio, esos seres tienen potencialidad de hombres, pueden ser, pueden vivir. No ser teporochos, no ser delincuentes, no ser muertos en vida, ser hombres en realización, es decir, seres en plenitud.
 

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